Glosas a las "Arrels cristianes de Catalunya"
De esos polvos vinieron estos lodos. De un episcopado y de un espíritu como el que engendró ese documento e inspiró la pastoral de la Iglesia en Cataluña durante el último cuarto de siglo, no se podía esperar más que ruina y desolación. Es una suerte que hoy el episcopado catalán en su conjunto esté tan alejado de ese espíritu, que haya guardado silencio en la conmemoración de este manifiesto.
Es, en efecto, una profesión de fe nacionalista hasta unos extremos delirantes. Parecería lo normal que un documento emanado de un colegio de obispos católicos, fuese ante todo y sobre todo una profesión de fe católica y una propuesta pastoral orientada a la cristianización de la sociedad en que estos obispos ejercen su ministerio. Pero qué va, resulta que la gran obsesión que muestran los obispos en este documento colegial, no es la cristianización de Cataluña, sino la catalanización de la Iglesia católica en Cataluña y el esfuerzo de ésta por integrar en su nueva patria a “los que han venido de fuera”.

Sobre la pietas construyeron los romanos la sociedad primitiva, de carácter familiar, y sobre la aéquitas construyeron las leyes de ciudadanía. Es que no ha sido nada fácil construir al hombre. Los demás animales, nacen y así son. A los seres humanos en cambio, no nos basta nacer: además debemos hacernos. Y este hacernos tiene dos dimensiones: la individual familiar (basada en las relaciones de nacimiento) y la colectiva (basada en la voluntad de convivencia de colectivos e individuos distintos).
Se ha explicado hasta la saciedad con múltiples ejemplos el carácter egocéntrico de quien se sienta actualmente de la cátedra de San Paciano y de cómo ha invertido el orden de los términos: es el obispado quién debe servir al obispo y no al revés. Vamos a demostrar estas afirmaciones.
El 29 de diciembre a las siete de la tarde tuvo lugar en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica de Barcelona la apertura del Año Jubilar del Padre Palau que el Papa ha proclamado para conmemorar el Bicentenario de su nacimiento y el 150º aniversario de la fundación de las Carmelitas Misioneras. Un sacerdote de una diócesis muy vinculada a la vida del P. Palau, en visita a Barcelona para tal efemérides y presente en dicha concelebración nos trasmite sus impresiones.
Está visto que el templo de la Sagrada Familia ni es una cosa doméstica, ni se quedará como icono exclusivo de Barcelona-capital-de-Cataluña, sino que tiene una decidida vocación de universalidad católica. Acaba de proclamarlo el presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella. 




