Dios escribe derecho con renglones torcidísimos

Sobre la pietas construyeron los romanos la sociedad primitiva, de carácter familiar, y sobre la aéquitas construyeron las leyes de ciudadanía. Es que no ha sido nada fácil construir al hombre. Los demás animales, nacen y así son. A los seres humanos en cambio, no nos basta nacer: además debemos hacernos. Y este hacernos tiene dos dimensiones: la individual familiar (basada en las relaciones de nacimiento) y la colectiva (basada en la voluntad de convivencia de colectivos e individuos distintos).

Pero no han sido sólo las instancias temporales las que se han ocupado de construir al hombre, sino también las instancias religiosas. Y en todas ellas, es Dios el que se apiada de la condición humana y decide intervenir en su restauración. En el judaísmo, Antigua Alianza , Dios hace un pacto con Abrahán para crear a partir de él y del pueblo que de él nacerá, un hombre nuevo. Su característica diferencial respecto a los demás pueblos, es iniciar el largo camino de retorno de la esclavitud. Para ello, Dios se hace Señor único de Israel y de sus hombres, a fin de que nadie más sea su señor.

Pero no fue suficiente. En el cristianismo, la alianza entre Dios y el hombre es mucho más profunda: Dios mismo se hace hombre adoptando la condición de aquel al que venía a redimir: el esclavo. Y con su crucifixión y muerte apura hasta las heces el vaso de la esclavitud. Por erradicar de la especie humana la lacra de la esclavitud.

Y va aún más allá: llega al fondo del drama de la humanidad. Puesto que la causa última de todos los problemas humanos es la grave enfermedad del corazón del hombre que le empuja a devorar al hombre, se ofrece él mismo como alimento del hombre. Instituye la Eucaristía para curar el corazón del hombre de la enfermedad que le inclina contra el hombre.

Y para administrar perpetuamente este maravilloso sacramento de Redención, instituye su santa Iglesia, en la que establece como pastores al sucesor de Pedro, a los obispos y a los sacerdotes. Pero vean qué horrible drama: en el seno de esta iglesia a la que Dios, en su economía de la Salvación, ha encomendado administrar la Redención del hombre, son sorprendidos numerosos pastores devorando a las ovejas que el Supremo Pastor les había encomendado. Y entretanto toda la Iglesia, cada vez más desolada, ignorando esta abominación o silenciándola.

¿Y quiénes son los que levantan su voz airada contra la impiedad y la infidelidad de la Iglesia? ¿Son sus mejores miembros los que la obligan a purgarse profundamente y a arrancar los miembros corrompidos? Pues, o magnum mysterium , no son ellos, sino los peores enemigos de la Iglesia los que emprenden esta misión. Ellos son los instrumentos de que se sirve Dios para purificar su Iglesia. Ellos los renglones retorcidísimos con los que Dios escribe y prescribe suma rectitud. ¡Alabado sea Dios!

Y veremos una vez más cómo la piedra que rechazaron los arquitectos, se ha convertido en la piedra angular: lápidem quem reprobaverunt aedificantes, hic factus est in caput ánguli . Veremos levantarse a la Iglesia renovada tras su nefanda corrupción y la dura purgación que le ha seguido. Veremos una vez más salvada la obra de Dios, que es el hombre, y la Iglesia de Cristo al servicio de este magno designio divino. Amén.

Virtelius Temerarius