A Sistach no le hace falta el Photoshop

Se ha explicado hasta la saciedad con múltiples ejemplos el carácter egocéntrico de quien se sienta actualmente de la cátedra de San Paciano y de cómo ha invertido el orden de los términos: es el obispado quién debe servir al obispo y no al revés. Vamos a demostrar estas afirmaciones.

Este domingo hará un año, la ciudad de Mataró celebraba la ceremonia de beatificación del Dr. Josep Samsó i Elias. Se expuso en esta web todo el background sobre el que se construyó toda la escenografía que se puso en marcha por parte de la curia de Barcelona. Fue la enésima ocasión de ese travestismo tan habitual a que nos tienen acostumbrados la “Església-Catalana”, que no “Católica en Cataluña”. Como un hecho, en un primer momento recibido con recelo, la beatificación de un sacerdote mártir en 1936 puesto como modelo en el marco del año sacerdotal, va provocando un cambio de actitud. Pero no un cambio de actitud nacido del convencimiento, sino táctico, al saber que Madrid y Roma van a observar como reaccionan “los” de Barcelona

Alguien podría objetar ¿Cómo valorar la autenticidad de ese cambio de actitud? ¿Cómo mantener que fue pura escenografía, puro tacticismo, pura hipocresía? ¿Qué pruebas aportar delante de la presunción de inocencia?

La beatificación del Dr. Samsó, cómo sagazmente comentó en su momento Don Francisco José Fernández de la Cigoña, no fue sino un ejemplo precursor de lo que sucedería mas tarde en la consagración de la Sagrada Familia.

Diferenciados sólo por el objeto y por la geografía, por todo lo demás, se puede observar, en los dos actos –beatificación y consagración-, la misma praxis, el mismo modus operandi : todo un aparato escenográfico para ocultar un gran fracaso, la realidad del día a día. Es igual secuestrar la ceremonia al pueblo como sucedió en Mataró. Es igual usar y abusar de la fotografía del Papa con Sistach en el balcón del Palacio Episcopal la víspera del día de la consagración o de la del Santo Padre con los seminaristas de Barcelona a las puertas de la Sagrada Familia.

En un primer momento Sistach se negó a que hubiera un acto de recepción popular en la Plaza de la Catedral a la llegada del Papa desde el aeropuerto, aquella tarde-noche del día 6 de noviembre pasado. Por eso se vio abrumado e incomodado, como se puede observar si se visualiza la grabación de TV3, cuando el Santo Padre lo invita a salir al balcón para saludar a los congregantes que llenaban los espacios no acordonados de la Plaza de la Catedral. Fallaron los micros porque precisamente se utilizaron los que están puestos de manera permanente, porque nada se preparó, porque oficialmente la gente no tenía que estar allí. Eran los cálculos y deseos de un Sistach que quería agasajar y acaparar la recepción para su sola persona. Pero fallaron sus previsiones, pues no se pueden poner puertas al campo.

La avalancha de jóvenes y creyentes de todas las edades sorprendió incluso a los asistentes a aquella espontánea congregación. Le salió el tiro por la culata. Más obediencia tuvo en la operación de secuestro y encierro de la ceremonia de beatificación del Dr. Samsó el 23 de enero de 2010. Le falló el detalle que a la Plaza de la Catedral no se le pueden poner puertas.

Y ahora utiliza aquella foto, ¡oh gran cinismo!, como portada del opúsculo sobre el viaje a España del Santo Padre.

La obsesión de Sistach por la escenografía también alcanza a la famosa fotografía de los seminaristas de Barcelona con el Papa a las puertas de la Sagrada Familia. Una fotografía que hay que “explotar” y sobrereproducir. Así lo han pasado como consigna, y lo ponen en práctica, el círculo más allegado al prelado barcinonense, los Sistach macoutes.

Las dos fotografías, la del Santo Padre con Sistach en el balcón del Palacio Episcopal del día 6 (Foto 1) y la de los dos (Benedicto XVI y Sistach) con los seminaristas de Barcelona en la Sagrada Familia (Foto 2) tienen trampa. Sistach argumentará, como Jordi Hereu, que hacemos daño con la bajo estima, pero la realidad es la que es.

No se puede poner la primera foto (Foto 1), la del balcón, para ilustrar la portada del opúsculo que ha editado el obispado donde se recogen los discursos del Santo Padre en su visita a Barcelona. Es puro cinismo. Sistach fue forzado por el Papa a salir al balcón en un acto espontáneo que no deseaba el ordinario del lugar.

No se puede reproducir la foto de los seminaristas, con la consigna con la que se hace, porque presenta una imagen falsa y equívoca de la Diócesis y del Seminario, pues si uno cuenta bien, verá que aproximadamente la mitad de los que aparecen no pueden computarse como seminaristas (formadores, sacerdotes ya ordenados, diáconos…). Usarla como se hace conduce a equívoco al lector no iniciado, que acaba creyendo que en el Seminario hay más vocaciones de las reales.

Sistach mantiene en Mataró a un párroco que ha sido la puntilla de la parroquia de Santa María. Un párroco que tiene antipatía por Samsó, que nunca, nunca se lo pone en la boca, ni divulga su figura o simplemente se acuerda de él. ¿Tienen algún sentido mantener como párroco a este personaje, legajo del fatídico gobierno del obispo Carrera en la zona, justamente en la Basílica donde yace el cuerpo del Dr. Samsó? Un personaje, Joan Barat, que ha sido incapaz de abrir el sepulcro en el suelo y depositar los restos de su antecesor mártir en una urna para una mejor y digna veneración. ¿Saben ustedes a quien ha llamado Mn. Colomer, consiliario de la Asociación de amigos del Dr. Samsó, para el acto académico conmemorativo del primer aniversio de la beatificación? A alguien que siempre fue detractor de esa beatificación: el Dr. Gaspar Mora. ¿Se puede usar de mayor cinismo?

Otras son las prioridades de Mn. Barat, entre las cuales la de reducir la media de las colectas dominicales de los 600 euros a su entrada en 1997 a aproximadamente la mitad, en una parroquia donde todas, todas, las Misas dominicales se celebran ya en la capilla del Sagrario.

¿Tiene sentido que el Papa haya venido a Barcelona consagrar la Sagrada Familia, para que ésta no tenga culto?

¿Tiene sentido la beatificación del Dr. Samsó si no se impulsa el culto y la veneración? ¡Ni en los calendarios litúrgicos, sean estos en catalán o en castellano, nadie se ha molestado en incorporar para el día 1 de septiembre la memoria del beato Samsó! Nadie desde Barcelona lo ha notificado a ninguno de los editores que los publican.

A Sistach no le hace falta aprender a utilizar el photoshop, las tijeras y el tipp-ex, ya se las apaña solito.

Bernat Desclot Montaner