Suspensión: ¿Sólo para el Padre Molina?

El Padre Juan Antonio Molina, más conocido como el "Cura motero", actual concursante de "Gran Hermano 12+1" ha sido suspendido "a divinis" por su Congregación religiosa, los Misioneros del Sagrado Corazón. Que nadie se piense que participar en un concurso, por poco edificante que sea, está penado con semejante castigo, el motivo real de la suspensión es la desobediencia del Padre Molina a sus superiores, que claramente le habían prohibido tal participación y que le habían avisado que en caso de hacerlo sufriría ese mismo castigo. El atípico religioso lo sabía y aún así acudió al programa televisivo aceptando el riesgo seguro de suspensión, por tanto no tiene motivos para estar enfadado o decepcionado porque sabía lo que se jugaba.

Sirva esta aclaración para contrarestar la opinión que corre estos días por Barcelona en muchos sectores, de que la Iglesia es injusta y que ha castigado demasiado duro al sacerdote. El Padre Molina sabía las consecuencias de su decisión, como el que aparca su vehiculo en un lugar con señal de prohibición y con castigo más que seguro de multa. Por otra parte la "Iglesia institución" que es la que se suele llevar todos los palos en estos casos, no ha intervenido para nada en este caso, ni los obispos, ni cardenales, ni el Vaticano, tienen nada que ver con esta suspensión, es una cuestión interna de una Congregación religiosa, a la que pertenece el Padre Molina, y de su legitimo Superior General, que no lleva ni mitra ni báculo.

Aún así sorprende un poco esta decisión teniendo en cuenta el clima de gran tolerancia que se observa en algunas órdenes religiosas, y porqué no decirlo en muchas diócesis, donde algunos sacerdotes hacen lo que les da la gana sin que nadie les diga nada, porque los obispos y también muchos Superiores Generales prefieren ahorrarse problemas y hacerse los "suecos" o mirar para otro lado como si no se hubieran enterado. En este caso, ciertamente que era difícil hacerse el despistado, porque el eco mediático de la decisión del Padre Molina era evidente, pero en otros casos mucho menos populares, nos encontramos con sacerdotes y religiosos bastante heterodoxos que pasan inadvertidos. Menos mal que cada vez más la denuncia internáutica con páginas como la nuestra, hace mover a más de un jerarca eclesiástico de su sillón, teniéndose que mojar aunque inicialmente ésta no fuera su intención.

En nuestra diócesis de Barcelona no sólo tenemos al Padre Molina, que por otra parte nunca ha defendido públicamente ideas heterodoxas o ha tenido actuaciones contrarias a la doctrina de la Iglesia, aquí tenemos de todo. ¿Quin no conoce al Padre Manuel Pousa que públicamente ha declarado pagar abortos y no sólo no ha sido excomulgado sino que ni siquiera ha sido suspendido "a divinis"?. ¿No es escandaloso que el Padre Pousa siga ejerciendo el sacerdocio en nuestra diócesis mientras el Padre Molina no puede hacerlo?

Pero no sólo tenemos que fijarnos en el Padre Pousa, ¿cuántos sacerdotes barceloneses desobedecen a diario las normas eclesiásticas y nadie les dice nada?. Pongamos sólo un ejemplo de desobediencia, las absoluciones colectivas en el sacramento de la Penitencia, muy extendidas en nuestra diócesis, el cardenal Carles lo dijo por activa y por pasiva que no podían hacerse, incluso nuestro actual arzobispo el cardenal Sistach lo ha dicho en diversas ocasiones, aunque sea con la boca pequeña y sin demasiada insistencia. ¿Cómo puede ser que tantísimos sacerdotes sigan haciéndolas en sus parroquias sin que les pase nada?

Si en la Iglesia barcelonesa se tomaran algunas medidas disciplinarias de vez en cuando, como las que se han aplicado al Padre Molina, otro gallo nos cantaría, muchas cosas empezarían a cambiar para bien, pero de momento sólo se aplica una doble vara de medir. Se castiga sólo en algunos casos muy concretos, pero en otros, la tolerancia es absoluta, y así nos va, con una diócesis descontrolada y con unos fieles completamente desconcertados.

El Directorio de Mayo Floreal
de Germinans Germinabit