Sistach acude a Roma en medio de la polémica

Vittorio Messori
Andrea Tornielli

Hoy martes 7 de junio, el cardenal Martínez Sistach acude a Roma para asistir a la reunión de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina para los Sacramentos, cuyo prefecto es monseñor Antonio Cañizares. Es sorprendente la presencia del arzobispo barcelonés en la reunión, habida cuenta que no es miembro de dicho dicasterio, aunque se ha notificado que concurrirá a la misma como Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española. Bien está. Es razonable, aunque no muy usual, que los primeros responsables litúrgicos de un determinado episcopado asistan a las reuniones del organismo vaticano que tiene por misión fomentar y tutelar la disciplina de los sacramentos, especialmente en lo referente a su celebración válida y lícita así como vigilar atentamente para que se observen con exactitud las disposiciones litúrgicas y se prevengan sus abusos. No se distingue España, ni particularmente Barcelona, por el celo litúrgico, aunque, en esta web, este terreno corresponde a la jurisdicción exclusiva de Dom Gregori María y no voy a ser yo quien se lo va a invadir. Más bien creo que, detrás de esta visita vaticana, hay gato encerrado. Podría ser una próxima designación de Sistach como miembro de la Congregación, a la que si pertenece el anterior presidente de la comisión de liturgia, el obispo de León, Julián López Martín. Podría ser también un eslabón más en la comandita que forma nuestro cardenal con monseñor Cañizares. Podría ser también que recogiese disposiciones expresas de la Santa Sede respecto a la observancia del ars celebrandi. Es indudable que caben muchos "podrías", pero lo que no va a impedir monseñor Martínez Sistach es que su llegada a la Santa Sede coincida con la polémica sobre los hospitales abortistas, bajo el patronazgo de la Iglesia Católica, de la que acaba de hacerse eco un medio tan poderoso como el digital La Bussola quotidiana que dirigen dos vaticanistas del prestigio de Vittorio Messori y Andrea Tornielli.

Efectivamente, en el día de ayer se recogía en dicho portal un reportaje titulado Barcellona, «aborti negli ospedali cattolici». Ya no se trata de este site o de Infocatólica. Ya no se trata de las declaraciones particulares de mosén Custodio Ballester. Ahora la polémica ha trascendido fronteras y se ha instalado en pleno corazón romano. Y no se trata de un blog dirigido por unos simples amateurs. Vittorio Messori es el escritor de temas católicos más traducido del mundo, siendo el primer periodista que entrevistó a Juan Pablo II, en el recordado libro "Cruzando el umbral de la esperanza" En cuanto a Tornielli es hoy en día uno de los vaticanistas mejor informados, resultando indispensable la lectura de su blog Sacri Palazzi, que se alberga en el diario turinés La Stampa. Que un medio del prestigio y la influencia de éste haya recogido la noticia, permite que imaginemos la dimensión internacional del escándalo: existen hospitales católicos en los que se llevan a cabo abortos. Los hospitales que se conocen -por el momento- son el de San Pablo (diócesis de Barcelona), Granollers y Sant Celoni (diócesis de Terrassa) y San Juan de Dios (diócesis de Sant Feliu de Llobregat). Los tres pertenecen a la provincia eclesiástica barcinonense, cuyo metropolitano es el cardenal Martínez Sistach.

Pero el escándalo no se detiene ahí. Cual señala expresamente La Bussola quotidiana , el sacerdote barcelonés Custodio Ballester, al manifestarle los obispos que estaban pendiente de las directrices vaticanas, requirió a Roma (concretamente a la Congregación para los Obispos) para que hiciese llegar sus instrucciones a los prelados catalanes y ésta, por boca de su secretario monseñor Monteiro, le contestó : "cómo que no hemos respondido, les hemos dicho que se vayan de los hospitales".

A día de hoy nadie ha desautorizado a monseñor Monteiro ni a mosén Custodio Ballester. Tampoco el prelado portugués ha desmentido al sacerdote catalán. Quienes no han dicho absolutamente nada han sido los obispos de Barcelona, Terrassa y Sant Feliu de Llobregat, debiendo recordarse que, en su día, el arzobispado de Barcelona sacó una nota desmintiendo que se practicaran abortos en el hospital de San Pablo y emplazando a su representante en la Fundación del centro quirúrgico para que extremase todas las precauciones. El representante del Cabildo catedralicio (pues es el cabildo el miembro de la Fundación ) no es otro que el canónigo Josep María Turull.

La práctica de abortos en hospitales católicos ha provocado el escándalo en gran número de fieles, llegando al extremo (cual informaba ayer la carta de Cesáreo Marítimo) que la concentración del día 25 de cada mes se haya trasladado del centro abortista de Calle Viladomat al propio Hospital de San Pablo. Pero aparte de que se lleven a cabo estos crímenes en centros con participación eclesial, la confusión ha venido desencadenada por el propio silencio de los obispos barceloneses. Silencio ante las primeras informaciones. Desmentido de la práctica abortista. Nuevo silencio ante las declaraciones (jamás desvirtuadas) de Custodio Ballester. Silencio, ahora, ante la aparición de la noticia en medios internacionales.

Urge una nota de nuestros obispos. Una nota aclaratoria, indubitable, tajante. Incluso les podemos admitir un "nos equivocamos y nos vamos de estos hospitales, como nos han dicho en la Santa Sede ". Pero urge escuchar o leer la posición de nuestros pastores. Sus diocesanos estamos escandalizados. No solo sus diocesanos, Sistach lo podrá comprobar este martes en Roma.

Oriolt