Un imán falsificó las pruebas para acusar a la niña paquistaní con síndrome de Down
Hace cuatro días el Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Cardenal Tauran dijo que
antes de afirmarse que un texto sagrado era el objeto de burla, deben comprobarse los hechos
Rimsha Masih, una niña cristiana de 11 años que padece síndrome de Down, había sido acusada de quemar 10 páginas del Corán. Un testigo de lo hechos relataba que «la turba quería quemar a la niña para darle una lección», el imán Jadoon les habría dicho que este sería el único modo «de expulsar a los cristianos del área».
Pero los hechos han dado un giro tremendo. Para algunos, giro insospechado, para otros, entre los que me incluyo, bastante previsible. Es la línea de actuación propia de los perseguidores: destrucción de patrimonio religioso, acusaciones falsas sobre los católicos: adoradores de un borrico como en Roma, envenenadores del agua de Madrid o quemadores del Corán.
El imán (Hafiz Mohammed Khalid Chishti) –principal acusador de Rimsah–, fue detenido anoche después de que su asistente, Zubair, y otras dos personas más aseguraran que él añadió las páginas del Corán al libro que la niña quemó.
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