Un millón de españoles va a misa cada día
Lo recuerda el padre Santiago Martín en un artículo en La Razón que hoy reproducimos en Religión en Libertad. Algo más del dos por ciento de los españoles va a misa diaria. Eso supone alrededor de un millón de conciudadanos que tienen la bendita costumbre de dedicar al menos media hora cada día de su vida a encontrase con Cristo. Ese millón de españoles oyen la Escritura cada día, rezan con la Iglesia cada día, y en su mayor parte comulgan con el Señor cada día. Da igual que la mayoría sean personas que ya han cruzado la frontera de la tercera edad. Son lo mejor de la Iglesia y, por tanto, lo mejor de España.
Ahora que no pocos cristianos están vislumbrando la posibilidad de que un castigo divino caiga sobre este país por la infamia del aborto y la degeneración moral de gran parte de la sociedad, ya saben dónde están los justos de nuestra Sodoma y nuestra Gomorra que impedirán que dicho castigo, de producirse, sea totalmente destructor. Aquí hay muchos un Lots que no van a salir de la nación, entre otras razones porque no tiene donde ir y bastante hacen con sobrevivir con unas pensiones miserables que, visto el alza bestial de los precios, apenas les alcanzarán para comer dos veces al día.
He de confesar que yo no soy uno de ellos. Desgraciadamente para mí son pocas las etapas en mi vida en que he asistido a misa todos los días de la semana. Lo cual no deja de ser absurdo porque esas etapas han coincidido con una salud espiritual de mi alma a prueba de bombas. Es bastante necio saber dónde tiene uno la fuente de la vida y no acudir a ella a diario. Ojalá dentro de no mucho tiempo yo pueda estar entre ese millón de privilegiados que han hecho de la asistencia a misa una bendita rutina. ¿Alguien se anima y se une a mí? El amor a Cristo también se demuestra en la adoración y la oración ante el altar de nuestras iglesias. La rutina no es peligro para el que ama de verdad, como bien saben todos los esposos que conservan el fuego del amor que les unió para siempre.
Pax et bonum,
Luis Fernando Pérez