17.04.18

Para ser salvos

El Señor Jesucristo, sobre la salvación:

El que cree en Él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Jn 3,18

Y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado“.
Mc 16,15-16

El apóstol Pedro, sobre Jesucristo:

“…no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos".
Hch 4,12

El Señor Jesucristo, sobre los que creen en Él pero viven como si no creyeran:

¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
Todo el que viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone en práctica se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y enseguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».
Luc 6,46-49

Lo que nos dice la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra:

Dijo su madre a los sirvientes: -Haced lo que Él os diga.
Jn 2,5

El apóstol San Juan, sobre los que dicen que conocen y aman a Dios pero no guardan sus mandamientos:

En esto sabemos que le hemos conocido: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo le conozco», pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y en ése no está la verdad.
1 Jn 2,3-4

En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados.
1 Jn 5,2-3

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16.04.18

¿De dónde van a salir las vocaciones si apenas hay jóvenes católicos?

El cardenal Blázquez acaba de reconocer en su discurso ante la Asamblea Plenaria de la CEE que los obispos españoles están muy preocupados. La Iglesia en este país lleva sufriendo una crisis de vocaciones al sacerdocio desde hace décadas. Y según se van haciendo mayores y muriendo los curas de antes, no hay reemplazo. 

Me llama mucho la atención una parte de su discurso:

Por otra parte, debemos afirmar al mismo tiempo que el trabajo pastoral por las vocaciones sacerdotales es en general más intenso que en otros tiempos en que había un ambiente propicio constituido por las familias, las parroquias y las escuelas en que las vocaciones surgían fácilmente.

Muy bien. ¿Y entonces? A ver si va a resultar que el problema está precisamente en que las parroquias, las escuelas y las familias han dejado de ser instrumentos vocacionales. Pero ya me dirán entonces de dónde van a salir las vocaciones, por muchos esfuerzos que se hagan.

Seamos serios. Si además del desplome de la natalidad, que afecta a toda la sociedad, apenas el 10% de la juventud española es católica practicante, y en algunas regiones no llegan ni al 5%, ¿cómo vamos a tener los seminarios llenos? De hecho, creo que el número de seminaristas es muy elevado dado el nivel de práctica religosa de ese sector de la población católica.

Es decir, en vez de llorar por los pocos seminaristas que tenemos, deberíamos estar dando gracias a Dios de que, a pesar de que somos corresponsables de la apostasía generalizada que se ha instalado en este país, el Señor todavía llama a un número importante de jóvenes al sacerdocio.

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12.04.18

Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor

Palabra de Dios:

Cuando iban de camino entró en cierta aldea, y una mujer que se llamaba Marta le recibió en su casa.
Tenía ésta una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Pero Marta andaba afanada con numerosos quehaceres y poniéndose delante dijo:
-Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en las tareas de servir? Dile entonces que me ayude.
Pero el Señor le respondió:
-Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas. Pero una sola cosa es necesaria: María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada.
Luc 10,38-42

El Señor es bueno para quien espera en Él, para el alma que lo busca. Es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.
Lam 3,26

Santa Teresa de Jesús;

«Dice en la primera regla nuestra que oremos sin cesar. (Para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer Lc 18,1) Con que se haga esto con todo el cuidado que pudiéremos, que es lo más importante, no se dejarán de cumplir los ayunos y disciplinas y silencio que manda la Orden; porque ya sabéis que para ser la oración verdadera se ha de ayudar con esto, que regalo y oración no se compadece.» (Camino de Perfección 4,2)

«el silencio, que no nos ha de hacer mal» (Camino de Perfección 10, 6) 

«En este templo de Dios, en esta morada suya, sólo él y el alma se gozan con grandísimo silencio.» (VII Moradas 3,11)

«También se pueden imitar los santos en procurar soledad y silencio y otras muchas virtudes, que no nos matarán» (Libro Vida 13,7) 

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10.04.18

El reino de los cielos sufre violencia

El que sirve a Dios será escuchado con benevolencia, su plegaria subirá hasta las nubes.  La oración del humilde traspasa las nubes, y hasta que no alcanza su fin no se contenta, ni desiste hasta que el Altísimo la atienda, y haga justicia a los justos dictando sentencia.
En cambio, el Señor no se retrasará, ni, como fuerte guerrero, aguantará más a los impíos, hasta haber despedazado las espaldas de los crueles.  Tomará venganza de las naciones, hasta extinguir a la multitud de los violentos y quebrar el cetro de los injustos;
Sir 35,20-13

Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan.
Mt 11,2

Comparto con los lectores de InfoCatólica algunas reflexiones que he escrito en las redes sociales en las últimas semanas. He modificado alguna cosa para que quede más claro lo que pienso:

La apostasía es generalizada en las naciones que en su día fueron parte de la Cristiandad. Cada vez avanza más en las naciones que forman parte de la Hispanidad, que fue una rama muy importante del árbol de esa civilización.

Gran parte de la jerarquía, por no decir casi toda, apoya un sistema, la democracia liberal, que es incompatible con el Reinado Social de Cristo.

La mayor parte del catolicismo contemporáneo es en realidad un adorno más, con toques de modernismo, de dicho sistema.


Es peculiar que algunos “conservadores” hablen de la necesidad de una democracia que respete principios predemocráticos fundados en la ley natural. Eso NO EXISTE hoy en día, ni siquiera en países como Polonia y Hungría, donde los mismos votos que apoyan a partidos que defienden esa ley natural, pueden mañana apoyar a los que la niegan.

Con lo cual, son conservadores en el sentido de que ayudan a conservar el sistema actual, aunque se quejen de sus consecuencias más nefastas, vía leyes de ingeniería social.

Si sacas a Dios de la ecuación, o lo aparcas como un elemento decorativo más, no cabe otra evolución de las cosas.

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30.03.18

Deja a tu Barrabás encerrado en la cárcel

Post publicado en la Semana Santa del 2015

Ayer, domingo de Ramos, dio comienzo la Semana Santa. Durante estos días celebraremos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor. Y, mucho me temo, seguiremos repitiendo una escena que caraceriza no solo al pueblo judío de aquel tiempo sino al pueblo católico de hoy.

Efectivamente, ayer fuimos todos con nuestras palmas a vitorear al Rey que entra en nuestras vidas subido a un pollino, humilde, sin riqueza externa, sin ejércitos que lo acompañen. En esta semana llenaremos las calles y nos emocionaremos con una saeta que humedece los ojos, con un tronar de tambores que despiertan hasta los muertos si tal cosa fuera posible, con silencios más atronadores que mil cañones. Muchos derramarán lágrimas ante imágenes que despiertan el fervor, que conmueven el alma. No pocos cargarán sobre sus hombros el peso del testimonio visible de la fe de un pueblo… que luego aparca su fe.

Es bueno y necesario que participemos de este derroche de religiosidad popular, siquiera sea paar recordar que alguna vez este país fue verdaderamente católico. Pero no nos engañemos. Los mismos que cantamos o nos emocionanos ante saetas, luego votamos a Pilatos. Esos mismos que golpeamos tambores, elegimos como nuestros representantes a Herodes. Y gran parte de los que llenamos las calles al paso de las procesiones, luego dejamos semivacíos los bancos de las iglesias durante el resto del año.

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