24.12.15

Feliz Navidad

San León Magno, Papa, Sermón I en la Natividad del Señor:

Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador; alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad, y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.

Nadie tiene por qué sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a todos es común la razón para el júbilo porque nuestro Señor,, destructor del pecado y de la muerte, corno no ha encontrado a nadie libre de culpa, ha venido para liberarnos a todos. Alégrese el santo, puesto que se acerca a la victoria; regocíjese el pecador, puesto que se le invita al perdón; anímese el gentil, ya que se le llama a la vida.

Pues el Hijo de Dios, al cumplirse la plenitud de los tiempos, establecidos por los inescrutables y supremos designios divinos, asumió la naturaleza del género humano para reconciliarla con su Creador, -de modo que el demonio, autor de la muerte, se viera vencido por la misma naturaleza gracias a la cual había vencido.

Por eso, cuando nace el Señor, los ángeles cantan jubilosos: Gloria a Dios en el cielo, y anuncian: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Pues están viendo cómo la Jerusalén celestial se construye con gentes de todo el mundo; ¿cómo, pues, no habrá de alegrarse la humildad de los hombres con tan sublime acción de la piedad divina, cuando tanto se entusiasma la sublimidad de los ángeles?

Demos, por tanto, queridos hermanos, gracias a Dios Padre por medio de su Hijo, en el Espíritu Santo, puesto que se: apiadó de nosotros a causa de la inmensa misericordia con que nos amó; estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, para que gracias a él fuésemos una nueva creatura, una nueva creación.

Despojémonos, por tanto, del hombre viejo con todas sus obras y, ya que hemos recibido la participación de la generación de Cristo, renunciemos a las obras de la carne.

Reconoce, cristiano, tu dignidad y, puesto que has sido hecho partícipe de la naturaleza divina, no pienses en volver con un comportamiento indigno a las antiguas vilezas. Piensa de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. No olvides que fuiste liberado del poder de las tinieblas y trasladado a la luz y al reino de Dios.

Gracias al sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu Santo; no se te ocurra ahuyentar con tus malas acciones a tan noble huésped, ni volver a someterte a la servidumbre del demonio: porque tu precio es la sangre de Cristo.

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21.12.15

Ya han votado los españoles, ¿y ahora qué?

Ayer se celebraron elecciones generales en España. El resultado es, más o menos, el que se esperaba para los dos partidos, PP y PSOE, que han gobernado este país desde la llegada de la democracia -si equiparamos al PP con UCD, que es mucho equiparar-, mientras que la extrema izquierda de Podemos ha logrado un situarse a menos de dos puntos porcentuales de los socialistas y el centro-izquierda de Ciudadanos ha obtenido menos votos de lo que esperaban pero los suficientes como para ser considerado como uno de los partidos a tener en cuenta para el futuro de este país.

En España ocurre además algo tan curioso como que partidos independentistas que quieren partir el país en pedazos obtengan un número de diputados importante, que tal y como han quedado las cosas pueden ser decisivos.

En mi opinión, y dado el cainismo propio de este país desde hace mucho tiempo, elemento que fue fomentado indecentemente por el señor Zapatero, es casi imposible que se pueda constituir un gobierno estable. Para que el señor Rajoy gobierne, el PSOE tiene que abstenerse. Y ya han dicho que no van a hacer tal cosa. Para que el señor Sánchez gobierne, debe aliarse con un partido leninista-chavista-antisistema y con partidos que quiere romper la unidad de España. Eso sería un suicidio político. Conclusión. O la vieja guarda socialista fuerza las cosas para que el PSOE deje que gobierne el PP en minoría, o volveremos a tener elecciones en primavera.

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19.12.15

Oración por España

Lo saco de un librito de oraciones del Hogar de Nazaret. Me parece oportuna en vista de lo mucho que pueden cambiar las cosas en este país a partir de mañana:

Oh Dios, Padre nuestro, te alabamos y damos gracias, acompaña los pasos de nuestra nación, a veces difíciles pero llenos de esperanza, Haz que veamos los signos de tu presencia y experemintemos la fuerza de tu amor que nunca disminuye.

Señor Jesús, Hijo de Dios y Salvador del mundo, hecho hombre en el seno de la Virgen María, te confesamos nuestra Fe. Tu Evangelio sea luz y vigor para nuestra reflexiones personales y sociales. Tu ley de amor conduzca nuestra comunidad civil con justicia y solidaridad, con reconciliación y paz, con unidad y en libertad.

Espíritur Santo, amor del Padre y del Hijo, te invocamos con confianza. Tú que eres maestro interior, desvélanos los pensamientos y los caminos de Dios. Concédenos mirar los acontecimientos humanos con ojos limpios y penetrantes, conservar la herencia de santidad y civilización propia de nuestro pueblo y convertirnos en la mente y el corazón para renovar nuestra sociedad.

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, reina de misericordia, mira a este pueblo tuyo, a esta tierra denominada “de María", ayúdanos, muéstranos a Jesús y que contigo los pueblos y gentes de España hagamos lo que Dios quiere de nosotros, que siempre será lo mejor.

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17.12.15

¿Eres parte del remanente fiel?

Como bien sabrá el lector que tiene la sana costumbre de leer toda la Biblia, en tiempos del profeta Elías el pueblo de Israel andaba mayormente adulterando con falsos dioses paganos. Nada distinto de lo que vemos hoy en algunos sectores de la Iglesia -el actual Israel de Dios (Gal 6,16)-, que tienen como dioses paganos el modernismo, el buenismo, la secularización, etc.

Pues bien, leemos en el primer libro de Reyes lo que Dios dice a su profeta:

Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.
1ª Rey 19,18

Ustedes se darán cuenta de que:

1- Es Dios quien hace que un número concreto de israelitas permanezcan fieles.

2- Ciertamente, los elegidos permanecieron fieles, porque ya habían sido fieles antes.

San Pablo lo explica así, en relación a los judíos que permanecen fieles al Señor aceptando a Cristo como Mesías:

Entonces digo yo: ¿es que Dios rechazó a su pueblo? ¡De ninguna manera! Porque también yo soy israelita, del linaje de Abrahán, de la tribu de Benjamín.
“No ha rechazado Dios a su pueblo", al cual eligió de antemano. ¿Es que no sabéis lo que dice la Escritura en el episodio de Elías, cómo dirige a Dios sus quejas contra Israel: Señor, “mataron a tus profetas, derribaron tus altares, y quedo yo solo, y buscan mi vida"?
Pero, ¿qué le dice la respuesta divina? “Me he reservado siete mil varones, que no doblaron la rodilla ante Baal".
Así pues, también en el tiempo presente ha quedado un resto según elección gratuita. Ahora bien, si es por gracia, no es por las obras, porque entonces la gracia ya no sería gracia.
¿Entonces, qué? Lo que Israel busca no lo consiguió, mientras que los elegidos lo consiguieron; los demás, en cambio, se endurecieron, conforme está escrito: “Les dio Dios espíritu de necedad, ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy".
Rom 11,1-8

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16.12.15

La casa de la Misericordia se construye desde la llamada a la conversión

Seamos agentes de la misericordia del Señor. Pero de la verdadera misericordia. Por ejemplo, nos encontramos con alguien alejado de la Iglesia y de Dios, o que está en la Iglesia pero vive en pecado de forma clara y notoria. Le decimos:

- Querido amigo, tengo algo que decirte que puede cambiar tu vida.

- Dime, dime.

- Dios te perdona.

- Ah, qué bien, ¿y de qué me tiene que perdonar?

- De tus pecados.

- ¿Mis pecadooos? Oye, no me seas fundamentalista. Eso de hablar del pecado está pasado de moda. 

Hablar de misericordia a quien ni siquiera reconoce su situación de pecado puede ser contraproducente. Primero habrá que mostrar la realidad del pecado y sus consecuencias. Es más, esa es precisamente la primera tarea del Espíritu Santo:

Y cuando venga Él, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
Jn 16,8

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