InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cultura de la muerte

30.10.09

Pepe Bono, apóstol del socialismo

Don José Bono es un político ciertamente interesante. Presidente de Castilla La Mancha durante seis legislatura consecutivas, estuvo en un tris de convertirse en el secretario general del PSOE pero, no sé si para bien o para desgracia de España, le ganó José Luis Rodríguez Zapatero. Como bien sabrá el lector español, luego fue ministro de defensa para, tras una breve ausencia de la política nacional, ocupar el tercer cargo de mayor relevancia institucional en este país: presidente del Congreso de los Diputados.

Si Bono fuera un político socialista más, ateo, agnóstico o católico no practicante, sus declaraciones no dejarían de ser unas más entre tantas. Pero muy al contrario, el manchego se presenta a sí mismo como cristiano y católico. De hecho, es conocida su amistad personal con altos jerarcas de la Iglesia Católica, alguno de los cuales ha declarado que es un gran político.

La trayectoria católica de Bono es, cuanto menos, peculiar. Cuando el zapaterismo se dedicó a poner en marcha su fábrica de ingeniería social, Bono se dedicó a administrar el nihil obstat católico-progre. Por ejemplo, apoyó el matrimonio gay aludiendo a que a Dios no le importaba gran cosa lo que los hombres hacían de cintura para abajo, argumento teológico de altura como todo el mundo puede comprobar. Y fue él quien contribuyó no poco a la escandalera mediática que provocó que el cardenal arzobispo de Madrid decidiera que podían seguir siendo sacerdotes de su archidiócesis los curas de Entrevías, cuyos abusos litúrgicos y sus desviaciones doctrinales tuvieron como “castigo” el pasar de regir una parroquia a dirigir un centro pastoral, con los mismos fieles, el mismo lugar de culto, etc.

De entre todos los obispos españoles habidos y por haber, el único que le ha plantado cara públicamente a don José Bono fue el por entonces obispo de Mondoñedo-Ferrol, hoy emérito, monseñor Gea Escolano. Fuera de él, ni cardenales, ni arzobispos, ni obispos, titulares o auxiliares, han sido capaces de decirle en la cara o públicamente que sus opiniones chocan radicalmente contra la fe de la Iglesia.

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18.10.09

17-O, un éxito rotundo

Ha sido un éxito. La manifestación de ayer en Madrid ha superado las expectativas de muchos, incluidas las mías, que no teníamos claro que los organizadores consiguieran reunir a centenares de miles de personas. Comparada con cualquiera de las grandes manifestaciones de la derecha social de la legislatura pasada, la de ayer no tenía nada que envidiar a la más concurrida de ellas. Así que, si hubiéramos de calificar la manifa tan sólo por su nivel de asistencia, la nota rozaría el sobresaliente. Respecto al número total de asistentes, estamos en lo de siempre. Unos tiran por lo alto y otros hacen el ridículo diciendo que allí había menos gente que en el Bernabeu en un Madrid-Barça. Pero nadie puede negar lo que nuestros ojos han visto. La calle llena de gente desde Sol hasta la Puerta de Alcalá, con muchísima gente a izquierda y derecha de Cibeles, ya sea en dirección Atocha o a Plaza de Castilla. Si ahí estaban solo unas cuantas decenas de miles de personas, entonces en este país no ha habido una sola manifestación que haya superado las 200.000.

Pero por encima incluso del número de asistentes, creo que se puede hablar de un gran éxito por el ambiente festivo y de alegría de la marcha. Defender la vida merece la pena. Y que lo hagan familias repletas de niños pequeños y no tan pequeños, así como grupos de adolescentes y de jóvenes -fueron muchísimos-, da cierta esperanza sobre el futuro de este país. Son ellos los padres de la España del futuro. Los adalides de la cultura de la muerte son estériles. No tienen hijos y cuando los tienen, los suelen considerar más como un estorbo que como una bendición de Dios. Ellos representan la España negra, la que traiciona su verdadera esencia, la que ha entrado en una ruta suicida a toda velocidad. Ayer vimos a una gran representación de la buena España, de la España viva, de la España que quiere mirar al futuro sin la sombra de la complicidad con el mayor Holocausto que ha contemplado la Historia de la Humanidad y que se llama aborto.

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14.10.09

¡Basta ya de impunidad en la Iglesia de Cristo!

Desde que empecé como coordinador, posteriormente director, de Religión en Libertad en abril del 2008, he publicado multitud de noticias buenas, regulares, malas y nefastas. Hasta ayer, la palma de las últimas se la llevaba el caso Pousa, el sacerdote de la archidiócesis de Barcelona que aseguró en El Periódico que había pagado abortos. La noticia, desgraciadamente, no se puede encontrar ya en la base de datos de ReL, porque cuando en septiembre se mudaron a un nuevo servidor tiraron a la basura todo el trabajo del año anterior. Pero doy fe de que fue lo más leído mientras estuve en ese portal. El mero hecho de que un sacerdote pague un aborto es un escándalo de dimensiones considerables y todavía somos muchos los que nos preguntamos cómo es posible que su arzobispo no tomara medidas canónicas contra él.

También ha sido una tarea poco gratificante el informar sobre las actividades de religiosos que se separan públicamente del magisterio de la Iglesia. Los Masiá, Forcades y cía nos han proporcionado momentos “inolvidables". Y en otro orden de cosas, el anuncio público de la “vida secreta” de Maciel ha sido fuente de desazón, pues cuando se ama a la Iglesia, duele mucho el ver a personalidades destacadas de la misma dar un ejemplo de podredumbre moral y de traición a Cristo y al resto de los fieles.

Pues bien, todos esos escándalos no me han causado tanto daño personal como el que sufrí ayer al leer que un instituto de bioética plagado de sacerdotes y religiosos católicos ha emitido un informe en el que se muestra conforme con la futura ley del aborto. No estamos hablando de un fraile o una monja más o menos “mediáticos". No, hablamos del provincial de los jesuitas en Cataluña, de otros jesuitas, uno de ellos presidiendo el patronato del instituto, de un escolapio, de miembros de la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios. Por eso, los medios de comunicación pueden decir sin faltar a la verdad que un instituto de bioética cristiano apoya la nueva ley. El hecho de que el Instituto funcione como entidad privada y, que yo sepa, no dependa institucionalmente de la propia Iglesia Católica, no quita ni un ápice de gravedad al tema. Los jesuitas, el escolapio y los hospitalarios no dejan de serlo cuando toman decisiones sobre el funcionamiento del IBB. Y ellos son responsables al 100% de lo que allá se publica, incluido este alucinante informe titulado “Consideraciones sobre el embrión humano”. No hay prácticamente ninguna aberración contraria a la doctrina de la Iglesia sobre la vida humana desde su concepción que no aparezca en dicho estudio.

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12.10.09

Sorpresa en el "caso Forcades"

Sinceramente no me esperaba que Roma interviniera de forma tan directa y tan inmediata para intentar atajar el escándalo creado por una declaraciones de sor Teresa Forcades en TV3, en las que la benedictina se apartaba de forma radical del magisterio de la Iglesia en un asunto tan importante como el del aborto. Por cierto, que no fue el único punto en el que la hermana Forcades se situó fuera de la comunión doctrinal con la Iglesia. También lo hizo en el asunto de la ordenación sacerdotal de mujeres, algo que no es novedoso en ella. Pero todo parece indicar que ha sido su postura sobre el aborto lo que ha provocado la intervención del cardenal Rodé.

No sabemos el texto completo de la carta que el prefecto del dicasterio encargado de las órdenes religiosas dirigió a la superiora del monasterio benedictino de San Benet de Montserrat, en la que al parecer le pedía que se encargara de que sor Teresa se adhiera a la fe de la Iglesia y deje de manifestarse en contra de la misma de manera pública. Creo saber quién se encargó de hacer llegar a Roma el vídeo de la religiosa catalana, pero como no tengo la certeza absoluta, no puedo decirlo. Lo que sí puedo afirmar es que una vez que la Santa Sede ha tomado cartas en el asunto, el “caso Forcades” entra en una nueva dimensión que sólo puede acabar de dos maneras: o la religiosa se retracta públicamente de sus opiniones y se compromete a no volver a difundirlas de forma pública o acabará siendo sancionada e incluso apartada de la vida religiosa.

Dudo muchísimo de que la respuesta que Teresa Forcades ha dado al cardenal Rodé sirva para contentar a Roma. Decir que la función magisterial de la Iglesia “tiene que ser respetada por todos los bautizados católicos y de manera particular por todos los teólogos católicos, pero este respeto no excluye la manifestación pública de hipótesis razonables que puedan hacer avanzar el magisterio eclesial", para a continuación volver a reafirmarse en sus posturas sobre el aborto contrarias radicalmente a dicho magisterio, es pretender tomar el pelo al cardenal que le ha pedido que se deje de zarandajas y se retracte. Y ya hemos visto lo ocurrido con otros religiosos que han pretendido jugar al tira y afloja con Roma. Al final ceden y obedecen en todo o acaban fuera de la vida consagrada.

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2.10.09

Montes, el sedador sedado

El doctor Montes es un médico peculiar. Partidario de la eutanasia, tenía como costumbre el practicar sedaciones propias de los enfermos terminales a los ancianos incautos que caían en sus manos en el servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés. Algunos de ellos murieron aunque, por lo que tengo entendido, la falta de una autopsia a tiempo impidió que se pudiera demostrar la relación directa entre la sedación y las muertes. Juzgado por ello salió indemne, a pesar de que los peritos médicos reconocieron que en no pocos de esos casos su praxis médica había sido inadecuada. Pero la misma justicia que le libró del lugar que en mi opinión merece, la cárcel, le ha impedido aprovecharse económicamente de su repugnante proceder médico. Este tipo quería que los periodistas que describieron su actuación fueran condenados por ello. La indemnización que habría recibido de haber ganado la querella contra César Vidal, Federico Jiménez Losantos, Cristina López Schlichting, Pedro J. Ramírez e Isabel San Sebastián se la habría gastado probablemente en un fiestorro pro-muerte con sus amigotes políticos.

De hecho, la figura del doctor Montes es el paradigma de lo que nos espera cuando el zapaterismo dé el siguiente paso en su “solución final” para lanzar a España por el abismo de la cultura de la muerte. Una vez que aprueben el aborto, es cuestión de tiempo que se metan con la eutanasia. Y aunque nos venderán que la misma será sólo legal por petición de los pacientes o sus familiares -cuando aquellos no puedan expresarse-, se abrirá la puerta para que los médicos sin escrúpulos decidan cuándo, cómo y a quién aplicar sedaciones “montesinas".

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