InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Cultura de la muerte

30.12.11

Rajoy, te vas a enterar de lo que vale un peine

La izquierda política y mediática lleva unos cuantos días empeñada en que la Iglesia va a imponerle a Rajoy una serie de deberes en relación a la legislación infame que desarrolló el anterior gobierno en las últimas dos legislaturas. Hablamos del matrimonio entre homosexuales, el divorcio express, el derecho de la mujer a matar a su hijo antes de nacer y la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

El caso es que yo no he visto a ningún obispo exhibiendo una bula de excomunión con fecha de aplicación en caso de que don Mariano no derogue inmediatamente esas leyes. Es cierto que los movimientos cívicos que organizaron manifestaciones provida y profamilia en los últimos 8 años andan bastante activos en su labor de presionar al nuevo gobierno, pero con ello solo hacen lo que se esperaba de ellos. Incluso partidos minoritarios como Alternativa Española y Derecha Navarra y Española siguen ese camino y en esta misma semana han llegado a manifestarse ante la sede del PP en la calle Génova. Ayer mismo Rafaél López Diéguez, cuya labor en medio de la nadería mediática con la que es castigado su partido es digna de elogio, declaró que daban “cien días de gracia para que prohíba el aborto en España”. Dudo que Mariano haya dejado de dormir hoy ante ese ultimatum.

Hasta ahora, todo lo que hemos oído del gobierno es lo que afirmó su vicepresidenta. Doña Soraya Sánez de Santamaría dijo en su primera rueda de prensa como portavoz del ejecutivo que se modificará la ley del aborto para preservar el derecho a la vida. Si eso fuera cierto, cabría pensar que en los próximos cuatro años vamos a asistir a un cambio de la ley que penalizará prácticamente cualquier aborto, ya que esa es la única manera de preservar verdaderamente el derecho a vivir. Pero como nos conocemos el paño, lo más probable es que el único cambio consistirá en dejar las cosas como estaban con la anterior legislación. Y con esa ley teníamos en España más de cien mil abortos al año.

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14.12.11

No podemos acostumbrarnos a este holocausto continuo

España tendía hoy en sus hogares y en sus calles 113.031 más de críos de menos de un año si no fuera porque sus madres, voluntariamente o forzadas, decidieron poner fin a sus vidas antes de nacer. Para que nos hagamos idea de lo que supone esa cifra, diré que es más o menos el doble de la población total de la capital de provincia en la que vivo: Huesca.

A falta de saber el número total de embarazos que se dieron en este país en el 2010, creo que podemos aventurar que la tasa de embarazo/aborto se habrá incrementado ligeramente. Una de cada seis gestaciones acaba en el cubo de la basura de las clínicas abortistas, que son el negocio más infame que haya conocido la humanidad en toda la historia. Quienes trabajan y/o se lucran matando seres humanos antes de nacer merecen no solo el mayor de los desprecios sociales -no es el caso-, sino el ticket de entrada a la caldera más caliente y ponzoñosa del infierno -sí es el caso-. Para deshacerse de ese ticket es necesaria la conversión, tal y como le ocurrió a Abby Johnson, que pasó de ser directora de una de esas clínicas a defender el derecho a nacer. No me convence lo que Johnson dice sobre la gente que trabaja en esos centros, pero en todo caso hay que agradecerle su labor en favor de la vida.

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12.12.11

Parece que el PP balear nos toma el pelo

Ya me extrañaba a mí tanta benignidad provida en el PP. Ya me olía que la cosa no era tan bella como nos la pintaban. Efectivamente, si la semana pasada informábamos de que el gobierno popular de Baleares iba a dejar de pagar con dinero público los abortos en clínicas privadas, hoy nos enteramos de que sigue abierta la puerta a la financiación con nuestros impuestos de dichas clínicas. Basta con que los médicos que trabajan en la sanidad pública de las Islas decidan, como los extremeños, que ellos no tienen intención de matar a seres humanos antes de nacer.

La consejera de Salud de ese gobierno autonómico ha asegurado que los hospitales públicos se harán cargo de todos los abortos. Lo mimo es que se conoce el paño y sabe que hay médicos y personal sanitario abortista suficiente como para atender la demanda de mujeres que no están dispuestas -forzadas o encantadas de la vida- a que sus hijos nazcan. Ahora bien, por mucho que diga “…pero esto en el último extremo“, lo cierto es que no descarta que su gobierno pague abortos en las clínicas de la muerte. Lo que cambia es que antes se abortaba siempre en esas clínicas y ahora la sanidad pública tomará el relevo en esa práctica asesina legal.

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5.12.11

Caso P. Carlos Novoa: bien está lo que bien acaba

El P. Carlos Novoa ha publicado un artículo en el que intenta explicarnos que, al hablar del aborto, donde dijo “digo", en realidad quiso decir “diego”.

Yo creo que la cosa está claro. El sacerdote jesuita colombiano ha rectificado. Su rectificación la presenta como aclaración. El problema no era que necesitáramos que nos aclarara lo que dijo, ya que todo el mundo le entendió en el mismo sentido. Pro-abortistas y provida, fieles y no fieles, entendieron sus palabras como un apoyo a la despenalización del aborto. Ahora nos dice que no, que en ningún caso él ha querido hacer tal cosa. El caso es que lo hizo, pero digamos que aceptamos “pulpo como animal de compañía". Vamos a quedarnos con su última declaración.

Dicha declaración es bien clarita:

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6.11.11

El escándalo benedictino-abortista Forcades sigue adelante

Sor Teresa Forcades se acaba de dar un baño de multitudes en Galicia. Leemos en El Correo Gallego:

Envuelta en una gran expectación, Teresa Forcades participó ayer en el XXVI Foro Encrucillada que se celebró en el Auditorio de Galicia bajo el título genérico Por unha nova espiritualidade.
La sala estaba completamente desbordada. Fue preciso colocar sillas supletorias y muchas personas se vieron obligadas a seguir la charla de pie. La religiosa benedictina, que firmó algún que otro autógrafo, concluyó que en este nuevo siglo la teología no tiene futuro “si no incluye a definitivamente la mujer".

El caso es que un día antes fue entrevistada por ese mismo periódico y, preguntada por el aborto, volvió a dar su parecer al respecto:

“Mi duda es si puede ser licito según la moral católica violar el derecho de autodeterminación de la madre para tratar de salvar la vida del hijo. El derecho a la autodeterminación es tan sustancial y tan absoluto como el de la vida”

Es decir, para esta monja benedictina, el derecho al aborto -o sea, la autodeterminación de la madre- es tan absoluto como el derecho a la vida.

El Cardenal Rodé ya le advirtió de que no siguiera por ese camino. Pero a ella le da igual. Tiene apoyos mediáticos, pseudo-eclesiales, sociales e incluso políticos más que suficentes como para sentirse poderosa en su tarea de rebelarse contra la enseñanza de la Iglesia. Y en la misma, al menos hasta el día de hoy, no hay un solo obispo o superior religioso de Sor Forcades con el coraje suficiente como para pedir a la Santa Sede que ponga fin a este sinsentido.

Un prelado me dijo hace no mucho tiempo que el problema es que desde determinados medios afines al Magisterio dábamos demasiada importancia a estos personajes. Y que no deberíamos de hacerles publicidad gratuita a sus herejías. Pero no ha sido InfoCatólica ni Religión en Libertad, por no salir de España, los que hemos conseguido que el Auditorio de Galicia estuviera ayer lleno a rebosar para escuchar a esta monja hablando de la Virgen María.

Siempre diré que la ciudadana Teresa Forcades tiene perfecto derecho a opinar lo que le venga en gana sobre el aborto, sobre la teología y sobre la Iglesia. Pero no como religiosa benedictina. Y si la Iglesia le permite seguir defendiendo como benedictina aquello que va en contra de sus enseñanzas, entonces se hace cómplice de sus errores. Y cuando digo la Iglesia, me refiero más bien a la jerarquía que mira para otro lado ante lo que está ocurriendo. Somos unos cuantos -supongo que muchos- los fieles que también pertenecemos a la Iglesia y que no nos conformamos, que nos escandalizamos y que alzamos la voz contra este gran absurdo. No queremos estar en la misma Iglesia que los abortistas, pero no tenemos autoridad alguna para evitarlo. Y no creemos que seamos nosotros los que sobramos.

En otras palabras, la defensa del derecho a la vida que hace la Iglesia se ve ridiculizado y pisoteado por la inacción de los pastores ante el éxito mediático de una simple monja abortera. Si aman a la Iglesia, si quieren defender de verdad a los inocentes que mueren antes de nacer en el ejercicio del “derecho a la autodeterminación” de sus madres, hagan ustedes el favor de expulsar a esa mujer, si no se convierte, de la comunión eclesial. Y si para ello hace falta involucrar al Santo Padre, que para más inri lleva el nombre de Benedicto, les ruego y les imploro que lo hagan. Y pronto, por favor.

Luis Fernando Pérez Bustamante