InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Anti-magisterio

26.09.18

Impunidad, descaro y el 11-S de la Iglesia

Son incontables las noticias que hemos dado en los últimos años sobre declaraciones y actuaciones escandalosas por parte de instituciones e individuos, mayormente sacerdotes, de la Compañía de Jesús. Empezando por el actual Prepósito General, el P. Arturo Sosa, que tuvo el cuajo de asegurar que había que reinterpretar a Jesucristo respecto a la indisolubilidad del matrimonio y «discernir» lo que realmente dijo, ya que en aquella época «nadie tenía una grabadora». Más de un año y medio después de semejante barbaridad, ni se ha desdicho de la misma ni nadie con autoridad sobre él le ha pedido que rectifique.

La última noticia escandalosa protagonizada por jesuitas llega de México. La Universidad de la Compañía de Jesús en Guadalajara acoge un evento proabortista. No va a ser un debate en el que haya dos bandos, uno provida y otro proabortista. Las tres ponentes son favorables al derecho al aborto. (Actualizado: la noticia ha sido aún más escandalosa)

¿Cómo es posible que siquiera se atrevan a organizar algo así, haciendo publicidad de ello, en una universidad que se dice católica? Pues porque saben que gozan de absoluta impunidad. Y cuando los perversos son conscientes de que nada ni nadie pondrá freno a sus perversiones, no solo las cometen, sino que presumen de cometerlas.

Algo parecido ocurre con otro «insigne» jesuita, el P. James Martin. Si alguien podía dudar hace años de la existencia de un lobby gay en la Iglesia, es evidente que ya no cabe dicha duda. Existe y es promocionado abiertamente desde sectores muy destacados de la jerarquía. Y el P. Martin presume de ello. ¿Cómo no habría de hacerlo? Sería absurdo.

La verdadera pregunta es que si alguien que predica claramente contra la doctrina católica es invitado por cardenales, arzobispos y obispos a dar charlas y es invitado, ni más ni menos, que a todo un Encuentro Mundial de las Familias organizado por la Santa Sede, ¿en base a qué se puede afirmar que la propia Iglesia respeta sus enseñanzas?

Esto no es de ahora. Hace justo cuatro años, en pleno sínodo extraordinario sobre la Familia, el cardenal Pell advirtió:

«La comunión para los divorciados vueltos a casar es para algunos padres sinodales -muy pocos, ciertamente no la mayoría- solo la punta del iceberg, el caballo de Troya. Ellos quieren cambios más amplios, el reconocimiento de las uniones civiles, el reconocimiento de las uniones homosexuales»

De hecho, la famosa frase del papa Francisco «si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?», era en el contexto de una pregunta sobre el lobby gay dentro de la propia Iglesia.

Parece evidente que están en el proceso de cambiar la doctrina por la vía de los hechos. Estamos en plena demolición del edificio de la fe católica. Recientemente Mons. Ganswein dijo que la nueva crisis de los abusos sexuales y su encubrimiento -que no tiene nada de nueva, dicho sea de paso- era el 11-S de la Iglesia. Puede que a nivel mediático así sea, pero a nivel doctrinal, el 11-S de la Iglesia fueron los dos sínodos sobre la Familia -primer avión- y la exhortación apostólica Amoris Laetitia -segundo avión-. Tras semejante ataque, las dos torres de la fe católica, doctrina y moral, no pueden hacer otra cosa que colapsar. Podrá tardar más o menos pero, si Dios no interviene por medios ordinarios o extraordinarios, caerá. Y arrastrará consigo no unos pocos miles de almas, sino a millones y millones, de forma que quede en evidencia la razón por la cual nuestro Señor Jesucristo preguntó si habría fe en la tierra cuando Él regresara.

Mucho se ha especulado sobre cuál podría ser el “katejon” que será retirado para que se manifieste el hombre de perdición, tal y como profetiza San Pablo en 2Tes 2,7. Mi sugerencia es que tal papel lo ha ocupado la Iglesia docente, que lleva en plena retirada desde hace décadas, en un proceso que se ha acelerado vertiginósamente en este pontificado. Pero sólo Dios sabe si tal cosa es así.

Cristo, ven pronto. Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos.

Luis Fernando Pérez Bustamante

25.07.18

Usan Amoris Laetitia para destruir las verdades de Humanae Vitae

Javier de la Torre, seglar y director de la Cátedra Bioética de Comillas (*), nos ha “obsequiado” con un artículo sobre la encíclica Humanae Vitae en el 50 aniversario de su publicación. O más bien un artículo CONTRA la Humanae Vitae y su autor.

Empieza diciendo:

Hay que recuperar la grandeza de Pablo VI pero reconociendo que no todo fue por igual de grande en Pablo VI.

Casi podría decir que es en lo único con lo que estoy de acuerdo con don Javier, pero con la particularidad de que lo que él cree que no fue grande en ese pontificado, es aquello en lo que yo creo que Pablo VI fue precisamente grande. Sin que ello, por cierto, tape las no pequeñas carencias del papa Montini.

Sigo citando:

III-HV nos pone delante la cuestión importante de la tradición viva de la Iglesia y si, a veces, esa tradición es más una losa, un peso y una carga en algunas cuestiones. La tradición de la Iglesia es la historia del Espíritu en la Iglesia (Congar), un espíritu que no está quieto y que en cada época nos ayuda a discernir en la cultura lo que es más adecuado y más consonante con nuestra fe en Jesucristo.

El Espìritu Santo es el comodín perfecto de los herejes pasados y modernistas presentes. Sirve para justificar cualquier cosa. Cuando algo de la fe católica les parece una losa, un error, una carga, o lo que sea, se sacan al Espíritu de la manga para cambiarlo. 

Ni que decir tiene que eso se acerca mucho a la blasfemia contra el Espíritu Santo, pues le hacen cómplice de sus herejías.

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7.05.18

Sin temor de Dios

Asi dice el Señor:

Todos se extraviaron, a una se han pervertido; no hay nadie que haga el bien; no hay ni siquiera uno.
Una tumba abierta es su garganta, con sus lenguas urden engaños; veneno de áspides bajo sus labios; su lengua rebosa malicia y amargura… no hay temor de Dios ante sus ojos.
Rom 3,12-14;18

Informamos hoy en InfoCatólica que el cardenal primado de Bélgica ha apuntado a un «cambio de paradigma» en la enseñanza oficial de la Iglesia con respecto a los actos homosexuales. También ha asegurado que no tiene «absolutamente nada» en contra de las uniones homosexuales, siempre y cuando se lleven a cabo en un contexto donde «la honestidad, la firmeza y la lealtad son fundamentales». Y por ello propone que la Iglesia celebre para esas uniones una oración de acción de gracias. O sae, que se dé gracias a Dios por la celebración pública de una unión pecaminosa nefanda.

Cada vez es más evidente que en gran parte de la Iglesia actual, Cristo ha dejado de ser respetado. La prueba es que prácticamente nadie de la jerarquía saldrá a decirle nada ni a ese señor ni a otros que dicen lo mismo o parecido que él. Tenemos que ser algunos pocos seglares los que lo hagamos. Y, claro, los malos de la película somos nosotros por decir esto.

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8.02.18

Cuando se retira la anilla a una granada, explota

Revisión de la Humanae Vitae, bendición de uniones homosexuales, comunión de adúlteros y lo que se les ocurra de aquí en adelante. Es todo lo mismo. Y todo nace de la misma fuente. A saber, la idea  que subyace en el punto 301 de Amoris Laetitia. Cito:

Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa.

La “situación irregular” puede ser la del adulterio, la de la práctica de la sodomía o el lesbianismo, la del uso de anticonceptivos, la del no cumplimiento del precepto dominical, la que se quiera. Según ese texto se puede conocer el mandamiento de Dios y, dependiendo de las circunstancias, no cumplirlo sin caer en pecado.

En realidad, todo parte de la falta de fe. Sin fe, es imposible agradar a Dios. Sin fe, no se pueden cumplir sus mandamientos. Sin fe, cualquier barbaridad puede ser justificada. Quienes no creen en el poder de la gracia de Dios para que el cristiano se libere del pecado de verdad, no solo de modo forense, buscan la manera de burlarse de la ley de Dios. 

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15.01.18

El nuevo paradigma ni es nuevo ni es católico

El cardenal Parolin, Secretario de Estado, ha asegurado que Amoris Laetitia supone «un nuevo paradigma que el Papa Francisco está llevando a cabo con sabiduría, prudencia e incluso paciencia». 

En relación a la polémica por ese texto pretendidamente magisterial -en Infocatólica fuimos de los primeros en decir que el capítulo 8 no lo era-, el purpurado dice que «Probablemente las dificultades que han surgido y aún existen en la Iglesia se deben, además de algunos aspectos del contenido, a este cambio de actitud que el Papa nos pide». Y añade otra vez que estamos ante «Un cambio en el paradigma, inherente al texto en sí, que se nos pide: este nuevo espíritu, este nuevo enfoque».

Es bueno que el cardenal reconozca que estamos ante una novedad, tanto en la letra como en el espiritu. Ciertamente Amoris Laetitia pretende implementar un cambio. El uso del término paradigma no parece casual. Según el diccionario de la RAE, significa:

Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento.

Ahora bien, ¿qué es exactamente lo que ha cambiado o se pretende que cambie? Pues ni más ni menos que la moral católica. Yerran quienes creen que el capítulo 8 de Amoris Laetitia sirve solo para abordar la situación de los divorciados vuetlos a casar -adúlteros en palabras de Cristo-. Lo que dicho capítulo altera es la esencia misma de la enseñanza moral de la Iglesia desde tiempos de Cristo hasta este pontificado. Estamos, pues, ante un hecho desconocido en los casi 21 siglos de historia de la Iglesia.

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