InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obipos

1.12.09

Así deberían de hablar todos los príncipes de la Iglesia

Ahora que en España anda el personal rasgándose las vestiduras porque los obispos españoles han dicho que votar a favor del aborto es incompatible con ir a comulgar, conviene recordar que el tono de nuestros pastores no es, ni de lejos, el más contundente que puede usarse para combatir a la plaga de la cultura de la muerte.

De hecho, llevo tiempo diciendo que al otro lado del charco, en el continente americano, hay obispos y cardenales que se caracterizan por no buscar un lenguaje políticamente correcto a la hora de hablar a los fieles y a la sociedad. Y no me refiero sólo a obispos de diócesis “menores” -perdóneseme la expresión-, no. El cardenal Cipriani, el cardenal Terrazas, cardenales y obispos venezolanos, por poner ejemplos que me vienen inmediatamente a la memoria, han llamado al pan, pan y al vino, vino, en repetidas ocasiones en el último año.

A todos ellos se une ahora el cardenal arzobispo de Santo Domingo, primado de las Américas, S.E.R Jesús de Nicolás López Rodríguez. Lo que dijo el domingo quizás lo podría haber dicho más alto, pero más claro, imposible. Aseguró que Europa se ha convertido en una especie de cloaca moral que cuenta con ONGs y grupos de presión destinados a esparcir sus excrementos espirituales, morales y sociales por los países de Hispanoamérica. Y tiene toda la razón del mundo. En otras ocasiones he dicho que la ingeniería social zapateril se está intentando reproducir, punto por punto, allende los mares. La “madre patria", al menos en cuanto a sus gobernantes, ha pasado a ser una prostituta que ofrece sus servicios a sus hijas hispanoamericanas. El Viejo Continente, convertido en un auténtico viejo verde, ha pasado de exportar civilización cristiana -con todos los excesos que se quieran- a proponer un modelo de sociedad donde el divorcio, el aborto, la eutanasia y la “familia” homosexual sean señas de identidad.

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20.10.09

Los obispos catalanes nos dicen lo que ya sabíamos, ¿y ahora qué?

La Tarraconense ha publicado una nota en la que se afirma que el documento “Consideraciones sobre el embrión humano” del Insituto Instituto Borja de Bioética no es conforme a la doctrina católica. Pero cualquier fiel mínimamente formado sabe que si un documento se muestra favorable, con matices, a la futura ley del aborto, el mismo no puede pasar el filtro de la doctrina (no fe) de la Iglesia.

El problema es que el Instituto Borja de Bioética sigue siendo dirigido hoy por los mismos que publicaron ese documento, a saber, sacerdotes religiosos que viven en sus diócesis. ¿Piensan ustedes hacer algo respecto a ellos, exigiéndoles alguna retractación pública, reclamando a sus superiores, o denunciándolos a la comisión episcopal de los religiosos o a la de la doctrina de la fe? Como pueden figurarse, esto es lo que esperan de ustedes los fieles católicos escandalizados tan gravemente por el documento del Instituto.

Bien saben ustedes que no basta con señalar la verdad. Hay que erradicar el error, porque de lo contrario, muchos fieles débiles en la fe pensarán que esto es una cuestión de opiniones. Que ustedes opinan que el documento está mal, pero que al fin y al cabo no debe ser algo tan importante opinar lo contrario, ya que sus autores siguen tan felices como sacerdotes y religiosos, y continuan adelante en el IBB, a pesar de que lleven años mostrando que están apartados de la doctrina de la Iglesia en todo lo relacionado con la bioética.

También saben ustedes muy bien que en Roma ha causado impacto lo ocurrido con el “escándalo del IBB". Sospecho que desde la Santa Sede se esperaba algo más que una simple nota para señalar lo obvio. Si esos religiosos no estuvieran celebrando misas en sus diócesis, poco más podrían hacer. Pero no es fácil entender que algunos obispos en el mundo nieguen la comunión a los políticos católicos que se muestran favorables a la legislación pro-abortiva y en cambio otros permitan que esos sacerdotes celebran en sus diócesis la Santa Misa, a pesar de enseñar en abierta oposición al magisterio apostólico.

Creo que hablo en nombre de muchos al decir que esa Nota no nos basta. Que mientras los religiosos del IBB no se retracten en forma pública de las barbaridades que públicamente han afirmado y se comprometan a no volver a publicar nada que contradiga el Magisterio de la Iglesia, el escándalo en modo alguno se habrá superado. Y si ustedes no pueden o no estiman conveniente ir más allá, les rogamos que remitan el caso a la Santa Sede. Pero esto no puede quedar así.

Luis Fernando Pérez

13.10.09

Lo del obispo de Marquette es de nota

Convendrá el lector conmigo que no todos los días se produce la noticia de que un obispo ha censurado la presencia en su diócesis de otro prelado. De hecho no recuerdo que tal cosa haya ocurrido nunca en las últimas décadas. Lo más parecido podría ser la petición del cardenal de Viena al auxiliar de Salzburgo para que no acudiera a una manifestación contra el aborto en la capital austriaca, pero no le impidió intervenir en el encuentro previo a la marcha. Por tanto, creo que inaudito lo que ha hecho monseñor Alexander K. Sample, obispo de Marquette, al pedir a monseñor Gumbleton, obispo auxiliar emérito de Detroit, que no ponga sus pies en la diócesis de aquél. Pero inaudito no significa ni indecente ni condenable. Todo lo contrario. Monseñor Sample ha demostrado ser fiel al mandato recibido del Señor y de la Iglesia para pastorear adecuadamente el rebaño que le ha sido encomendado. Y si para proteger al rebaño hay que impedir que se acerque al mismo un mal pastor, aunque éste esté jubilado, se hace.

Para ser sincero, desconozco totalmente la trayectoria del auxiliar emérito de Detroit. En diversos blogs de católicos norteamericanos fieles a la Iglesia he leído que se caracteriza por defender posturas contrarias a la fe de la Iglesia en temas como la homosexualidad y la ordenación de mujeres. Vamos, es lo que se entiende como un “obispo progre". Y entre los progres, casi casi el que más. Ahora bien, incluso los obispos progres suelen tener el cuidado de no decir burradas. No parece que esa prudencia esté presente en monseñor Gumbleton. Si ya es absurdo que un sacerdote o un religioso vayan en contra de la enseñanza de la Iglesia en doctrinas pertenecientes al depósito de la fe, la situación roza el esperpento si el disidente es un obispo, aunque sea un mero auxiliar. ¿Qué sentido tiene ser obispo y no estar en comunión con la fe de la Iglesia?

Monseñor Sample ha dado además una lección al resto de la Iglesia. Ha dejado a un lado a ese sujeto opresor en que se ha convertido el lenguaje político y eclesialmente “correcto” y ha puesto las cosas en su sitio. Lo grave no es que este obispo le haya dicho a monseñor Gumbleton que no asome su episcopal careto por Marquette, sino que el auxiliar de Detroit, aun manteniéndose en posturas disidentes respecto al magisterio, pudiera seguir siendo auxiliar hasta cumplir los 76 años. Es decir, Roma ha consentido que un obispo como ese, que hoy tiene que sufrir la vergüenza de que le digan que sus posturas hacen daño al pueblo católico de una diócesis hermana, haya sido obispo en ejercicio durante la friolera de 38 años. El hecho de que no pasara de ser auxiliar indica que en la Ciudad Eterna vieron que había sido un error el hacerle obispo. Pues un error no se tapa con otro. Si al primer indicio de que monseñor Gumbleton se apartaba de la fe de la Iglesia se le hubiera advertido de que a la próxima pasaría a ser emérito y, de continuar en esa línea, se le reduciría al estado laical, hoy no tendríamos que asistir al espectáculo de un obispo censurando a otro.

Bien por el buen pastor de Marquette. Ojalá otros pastores con mayor responsabilidad que la suya sigan su ejemplo.

Luis Fernando Pérez Bustamante

25.09.09

Lo que va del cardenal Schönborn al arzobispo Burke

Conozco pocos casos de cardenales, arzobispos u obispos cuya imagen se haya deteriorado tanto en tan poco tiempo como el del cardenal arzobispo de Viena, S.E.R Christoph Schönborn. Hubo quien le incluyó entre los papables en el último cónclave. Y si hace dos años me preguntan quién podría ser el sucesor de Benedicto XVI, salvo que el buen Dios nos haga el favor de conceder al actual Papa muchos más años de vida, sin duda habría incluido al cardenal austriaco entre los candidatos. Hoy pienso que su mejor destino sería como Prefecto de la Lavandería vaticana, dicasterio que yo aconsejaría crear para que el Papa pueda librarse de cardenales y prelados varios que amenazan con arrasar por donde quiera que pasan.

Así que yo recuerde, en los últimos doce meses hemos visto a ese cardenal participar en una misa con globos, confetis, guitarras y batería. Le hemos visto permanecer impasible ante el boicot al nombramiento por el Papa de un obispo auxiliar para una diócesis austriaca. Le acabamos de ver permanecer callado como una tumba ante la acusación, con datos ciertamente importantes, de ser, como poco, filomasónico. Y por si fuera poco, monseñor Andreas Laun, obispo auxilar de Salzsburgo, le ha puesto en evidencia delante de toda la Iglesia al anunciar que le llamó por teléfono para prohibirle participar en una marcha contra el aborto y a favor de la vida ante el ayuntamiento de Viena. Vamos, que sólo le falta seguir los pasos de Rowan Williams, primado anglicano, y hacerse druida.

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18.09.09

Resulta que el Tratado de Lisboa es un bien para la fe y no nos habíamos enterado

Los obispos irlandeses, o al menos parte de ellos, andan preocupados porque a los ciudadanos de su país les dio por no ratificar en referendum la adhesión de Irlanda al Tratado de Lisboa. Efectivamente, un 53,4% de irlandeses dijeron NO a dicho tratado frente al 46,6% que dijeron sí. Pues bien el obispo de Down y Connor, monseñor Noel Treanor, ha asegurado que una nueva negativa pondría en peligro “este logro importante para la fe y la sociedad“. Y al parecer, el cardenal Séan Brady, Primado de Irlanda y presidente de la Conferencia Episcopal de dicho país, opina lo mismo.

En vista de ello, si alguien tiene a mano el texto completo de ese tratado, ruego que me ponga el enlace al mismo o que me lo mande por email. Puedo prometer y prometo que lo leeré con las mismas ganas que leo el sermón de San Agustín a los pastores, que creo que es el que están leyendo los sacerdotes esta semana si es que hacen la liturgia de las horas como Dios manda. Nadie dude que a partir de ahora, el Tratado de Lisboa figurará entre mi colección de escritos patrísticos y magisteriales. Dudo entre ponerlo al lado del Denzinguer o en medio de la Biblia Nacar Colunga y el Catecismo de la Iglesia.

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