InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Obipos

21.07.10

La ausencia de Dios en la sociedad

Dicen que no hay mal que por bien no venga. Y parece evidente, si hemos de atender a lo que está ocurriendo en Argentina, que ese dicho es certero. La jerarquía católica de la nación hermana sudamericana no tenía precisamente fama de ser especialmente combativa. Y según vemos por los comentarios en este portal de católicos argentinos, entre el clero de allá abundan más de lo deseable personajes de la talla de Nicolás Alessio.

El caso es que el debate y la aprobación final de la ley a favor del matrimonio homosexual ha servido de catalizador para la reacción de los obispos argentinos y, con ellos, de un buen número de fieles. Se han despertado de golpe de esa hibernación en la que estaban sumidos no se sabe muy bien por qué. En las últimas semanas hemos oído al cardenal Bergoglio decir cosas que parecía imposible que salieran de su pluma y de su boca. El arzobispo de Córdoba, Mons. Ñañez, decidió por fin retirar del sacerdocio a un señor que probablemente jamás debió de haber sido ordenado sacerdote, enviando así un mensaje claro al resto del clero “inquieto". Y el arzobispo de Mercedes-Luján, Mons. Radrizzani, acaba de poner el dedo en la llaga al escribir lo siguiente en una carta dirigida a sus fieles:

“Me duele mucho más, como creyente y como sacerdote, la ausencia de Dios en nuestra sociedad que esta ley, que también me duele no tanto en sí misma por lo que define, cuanto que por lo que sanciona hace que nuestra sociedad se aleje cada vez más de Dios”

Efectivamente, las leyes inicuas aprobadas por los parlamentos no dejan ser un síntoma de los males que aquejan a las sociedades que libremente eligen a sus representantes. Eso pasa en Argentina y en cualquier otra nación. Por ejemplo, cuando un país elige como presidente a un tipo que ha dicho que en la escuela quiere “más gimnasia y menos religión", o que asegura que no es cierto que la verdad nos haga libres, sino que es la libertad la que nos hace verdaderos, lo normal es que pase lo que ha pasado en España en los últimos seis años.

Los católicos se han adaptado a un sistema por el cual pueden contribuir a elegir al César de turno, pero con la particularidad de que olvidan que además de “dar al César lo que es del César", en ellos debe primar el “dar a Dios lo que es de Dios". Y el dar a Dios lo que es de Dios en una democracia implica el votar un César que no sea enemigo declarado de Dios. El católico que deposita su voto por candidatos que proponen públicamente una serie de valores claramente anticristianos comente, en mi opinión, un pecado que se asemeja mucho a la idolatría. No creo que sea más grave adorar a Baal que votar a quienes traen matrimonios homosexuales, más aborto, eutanasia, etc.

Dice Mons. Radrizzani que Dios está ausente de nuestra sociedad. Y tiene razón. Pero ¿cuánta culpa de esa desaparición tenemos los propios cristianos? Empezando por los obispos que, todavía no sé bien por qué, decidieron que la confesionalidad era una especie a extinguir y que la Iglesia debía renunciar, allá donde todavía lo fuera, a ser Madre y Maestra no sólo de los fieles de forma individual sino de naciones enteras; continuando por los seglares que, aun siendo católicos, pusieron y ponen por encima de su fe la fidelidad a unas siglas políticas o al ídolo de lo políticamente correcto, traicionando de esa manera su compromiso a obedecer a Dios antes que a los hombres; y finalizando por ese sector de la Iglesia que no sólo no se conforma con no defender en la arena pública los valores éticos y morales del catolicismo sino que se ha convertido en un instrumento más de los enemigos de Cristo y de la cruz, la verdad es que me parece evidente que los responsables de la ausencia de lo divino debemos buscarlos sobre todo entre los que afirmamos creer en el Señor.

Me parece absolutamente necesario que cambiemos el chip. O empezamos a ser de verdad luz del mundo y sal de la tierra, lo cual implica nuestra presencia real allá donde se deciden las leyes por las que se gobierna la sociedad de la que formamos parte, o seremos literalmente barridos del mapa, si es que no hemos sido barridos ya. Allá donde vivimos bajo un régimen democrático -incluso partitocrático- es absurdo que nos quejemos de que la legislación apuntala la cultura de la muerte si no somos capaces de hacernos presentes de verdad, y no sometidos al yugo de los partidos políticos, allá donde de verdad podemos impedir que nuestras naciones sigan desbocadas camino del abismo. Si nosotros no llevamos a Dios al ámbito de lo público, no pensemos que le van a llevar aquellos que no creen en Él y mucho menos aquellos que están contra Él.

Precisamente el cardenal Bagnasco acaba de decir que Italia necesita una nueva generación de católicos dedicados a la política. Bien, de acuerdo. Pero si van a hacer lo mismo que sus antecesores, mejor que se queden en casa. El político católico debe ser ante todo fiel a Cristo, al evangelio, al magisterio de la Iglesia. Y si no, que se quite el apellido de católico. Hacen más daño los malos católicos que los ateos y anticlericales de turno.

El día que yo vea a un diputado español defender en el parlamento la absoluta necesidad de que se tenga en cuenta a Dios a la hora de gobernar este país, pensaré que algo habrá cambiado. Mientras tanto, por más cartas pastorales impecables que escriban los obispos -por ejemplo, la de los aragoneses sobre el aborto-, por más lamentos de plañideras que oigamos desde el seno de la comunión eclesial, todo seguirá igual o peor. O devolvemos nosotros a Dios al lugar del que no debió salir o tendremos que asumir las consecuencias que toda nación sufre cuando abandona a Dios y se pone en su contra. Todo lo demás, señores míos, es vanidad de vanidades, que diría el Qohelet.

Luis Fernando Pérez

16.07.10

Hugo Chávez, otro modelo de anticristo

Tiempos complicados y recios para la Iglesia en Venezuela. Como cabía esperar, el personaje que dirige el país sudamericano ha decidido que los obispos católicos venezolanos, y con ellos toda la Iglesia, son las próximas víctimas de su totalitarismo de corte populista-socialista.

Es obvio que estamos ante un sujeto que no acepta la menor crítica y que se arroga sobre sí mismo y su régimen la identidad de toda una nación, cosa bastante típica de todos los dictadores. Por eso, cuando el cardenal Urosa ha advertido del peligro de la deriva totalitaria del chavismo, se le han echado encima cual jauría de perros rabiosos.

A todo esto, lo que el cardenal dice es ni más ni menos que aquello que el propio Hugo Chávez lleva diciendo desde hace años. El presidente venezolano pretende instaurar un socialismo “bolivariano” que en el fondo es un refrito del castrismo que tiene sumida a Cuba en la miseria desde hace medio siglo. La diferencia entre Chávez y Castro es que el primero tiene petróleo y, por tanto, dinero para financiar sus delirios imperialistas. Digo imperialistas porque a pesar de que al bocazas -sigue resonando en mis oídos el ¿Por qué no te callas? de nuestro Rey- le encanta acusar a EEUU de ser una nación imperialista, es él quien está intentando exportar su revolución al resto del continente americano. Ciertamente no le están saliendo bien las cosas, pues países como Honduras, Perú y Colombia no parecen dispuestos a elegir como mandatarios a marionetas del dictadorzuelo caribeño.

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13.07.10

Gracias, Monseñor Ñañez

Mons. Carlos José Ñañez, arzobispo de Córdoba, ha anunciado la apertura del proceso canónico contra el P. José Nicolás Alessio por su actuación escandalosa en relación a la posible aprobación del matrimonio homosexual. Como medida cautelar, la prohíbe ejercer de sacerdote, de manera que no podrá ni celebrar misa ni administrar los sacramentos. Por supuesto, deja de ser párroco. Dado que InfoCatólica ha sido, si no el único, el medio español que más cobertura informativa y “opinativa” hemos dado a este tema, puedo manifestar que nos sentimos muy contentos de que el prelado argentino haya tomado finalmente esa decisión.

En realidad, no nos alegramos de que haya que retirar del sacerdocio a un presbítero. Lo ideal es que el P. Alessio, y de paso todos los que firmaron con él un documento de apoyo al matrimonio homosexual, se hubiera arrepentido de su proceder y hubiera acatado lo que su arzobispo le pidió. No sólo no hizo ni caso sino que además, como decimos en España, se puso chulo y llegó a ser el gran protagonista de una manifestación de gays y lesbianas en favor del gaymonio.

Escribí entonces un post en el que aseguraba que el problema ya no se llamaba Nicolás Alessio sino Carlos José Ñañez. Hoy puedo decir que ese artículo mío ha dejado de tener sentido. El arzobispo ha hecho lo que tenía que hacer y ya no existe problema eclesial alguno. Ahora asistiremos a las repercusiones mediáticas de su decisión, que preveo importantes, pero el pastor cordobés ha hecho exactamente aquello que el Papa pidió recientemente que se hiciera:

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7.07.10

Yo me apunto a la "Declaración espiritual de Dependencia de Dios"

Confieso que tengo “debilidad” por Monseñor Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y, más pronto que tarde, futuro cardenal de la Iglesia. No sólo me gusta lo que predica, que suelo leer en la web de su archidiócesis, sino que además, cuando le veo en algunos vídeos me transmite la imagen viva de aquello que San Pablo afirmaba ser el Reino de Dios: “…justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom 14,7).

Lo que acaba de proponer el arzobispo de Nueva York es una prueba más de que estamos ante un hombre de Dios llamado a causar un profundo impacto en la comunidad católica, y no sólo católica, de su país. Una nación fundada bajo el lema “In God we trust” no puede perder a Dios como referencia máxima, a menos que quiera cortar sus raíces y echarse a perder.

Ahora bien, tan peligroso es desentenderse de Dios como usar su nombre en vano. Y usan su nombre en vano los que, como Obama, afirman creer en Él pero luego llevan a cabo políticas que profundizan en la cultura de la muerte. También se usa en vano el nombre de Dios cuando se toma como tapadera para meterse en guerras que no encajan en los parámetros de la “guerra justa".

Dice Mons. Dolan que en la sociedad norteamericana “los 10 mandamientos se han convertido en una lista de sugerencias, las 8 Bienaventuranzas un conjunto de ideas bonitas, la Biblia mera literatura, la Iglesia innecesaria, la religión unas muletas para no iluminados, la verdad objetiva una opresión anticuada". Y yo añado que eso mismo ocurre en la sociedad española.

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30.06.10

El Cardenal Ouellet, mano derecha del Papa para elegir obispos

Aunque tiempo habrá de que escriba sobre el resto de nombramiento del Papa para la Curia vaticana, hoy me quiero centrar en la persona que Benedicto XVI ha elegido como Prefecto de la Congregación para los Obispos. Se trata del Cardenal Marc Ouellet, hasta hoy arzobispo de Quebec y primado de Canadá.

No creo que sean muchos los católicos españoles e hispanoamericanos que conozcan algo de este cardenal canadiense, así que voy a usar el material informativo que tenemos en InfoCatólica para que podamos hacernos una idea de cuál es su orientación eclesial. Por ejemplo, en agosto del año pasado intervino en la Convención Suprema Anual de los Caballeros de Colón, organización católica de tendencia claramente conservadora, para quejarse del poco apoyo que el Papa estaba recibiendo de los obispos de todo el mundo, tras la avalancha de críticas que el Santo Padre arrostró por atreverse a intentar arreglar la situación con los lefebvristas y por decir que el condón no es la solución ideal para acabar con el Sida. El prelado fue clarito: “A todos los niveles del liderazgo en la Iglesia, no se ha conseguido en el último año la unidad y solidaridad con Pedro“.

También es destacable el apoyo público que el Cardenal Ouellet dio al primer ministro de su país, Stephen Harper, cuando éste se negó a que el apoyo al aborto figurara en la agencia de los presidentes de gobierno y/o jefes de estado del G-8. De él dijo el purpurado que había demostrado “mucha valentía al hacer algo más en Canadá por la defensa de los no nacidos". Pero además, animó a Harper a hacer algo más “para seguir adelante y volver a abrir la discusión acerca de la situación legal de los niños no nacidos, quienes no tienen protección alguna“.

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