La ropa sucia se tiene que lavar siempre
Aunque por lo general la opinión sobre hechos que se consideran penosos, peligrosos y/o delictivos se hace señalando directamente el mal y pidiendo que se corrija, a veces es más útil el uso de interrogantes cuyas respuestas son obvias. Eso vale también para la Iglesia Pondré ejemplos, algunos concretos y otros generales:
- ¿Se puede ser religiosa de clausura y pasarse gran parte de la vida fuera del claustro dando declaraciones en los medios contrarias al Magisterio de la Iglesia?
- ¿Se puede ordenar a un seminarista que ha realizado afirmaciones escandalosas contra la Iglesia ante varios testigos?
- ¿Se puede ser sacerdote católico y decir que “quieren enjaular a Jesús en una cajita y tenerlo ahí metidito para poder administrarlo, pero Jesús está muy por encima de todo eso"?
- ¿Se puede admitir que un sacerdote predique una homilía arremetiendo de forma clara contra dogmas de la Iglesia?
- ¿Se puede ser religiosa católica y poner a un nivel parejo el derecho a la vida del no nacido y el derecho a la autodeterminación de la madre -o sea, el derecho a abortar-?

De entre la
Federico Jiménez Losantos y César Vidal han escrito un libro titulado “La Libertad tiene un precio. Conversaciones”. Llevan unas semanas presentándolo por acá y por allá, en su medio de comunicación, en centros comerciales, etc. Hoy un buen amigo me llamó por teléfono y me dijo: “¿No sabes lo que dicen Losantos y Vidal de ti en su último libro?“. “Pues no“, respondí. Entonces me resumió lo que ustedes van a leer ahora. Le pedí que me lo transcribiera (C= César Vidal, F= Federico Jiménez Losantos):
El 13 de diciembre del 1912 nació en un pueblecito cántabro -de tan feliz nombre como
Llevo doce años viviendo en tierras oscenses. Seis en Sariñena, capital de Los Monegros, y seis en Huesca capital. Cuando llegué con mi familia a esta tierra, todavía vivía Mons. Javier Osés, aunque el cáncer que provocó su muerte ya estaba avanzado.








