No queremos saber nada de Dios, solo nos interesan los votos
Los medios de comunicación, y entre ellos este que dirijo, buscamos el titular en entrevistas, artículos, ruedas de prensa, etc. En el caso de los obispos, son protagonistas en los medios seculares ha sido casi siempre por haber dicho o escrito con claridad aquellas verdades que molestan a los poderosos de este mundo -y no me refiero solo a los gobernantes sino sobre todo a los “creadores” de opinión-, a los que viven de espaldas a Dios.
Pero pocas veces acuden los medios a buscar material para sus portadas en homilías dominicales de obispos y sacerdotes. Si, alguna vez se da la circunstancia de que una Misa emitida en una televisión provoca una catarata de reacciones indignadas porque al predicador de turno le da por señalar que la paga del pecado es muerte y eso incluye también los pecados nefandos que hoy nos quieren vender como algo natural, respetable e incluso digno de ser protegido por la ley. Pero no es lo habitual. La mayor parte de las predicaciones apenas llegan más allá de los oídos de los asistentes al culto divino donde el Cordero de Dios se hace carne y sangre para ser ofrecido, en sacrificio incruento, a Dios Padre.
Y sin embargo, de vez en cuando uno se encuentra, o le regalan, perlas como esta:
Eucaristía desde la Santa Iglesia Catedral de Córdoba. XXV semana del Tiempo Ordinario

Han pasado ya unos cuantos meses desde que los obispos españoles cumplieran con la preceptiva visita “ad limina” a Roma. Entre los muchos temas que salieron en los encuentros del papa Francisco con los prelados, la cuestión de los divorciados vueltos a casar salió en al menos tres ocasiones en diferentes grupos de obispos. Hoy sabemos lo que les dijo a uno de esos grupos, en el que estaba Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba. Y desde ya les cuento que es más o menos lo mismo que el Papa dijo en las otras dos ocasiones de las que tengo certeza que habló del tema. Cito a don Demetrio:
Cuando mañana se haga oficial la aceptación de la renuncia del cardenal Rouco y la llegada a Madrid de Mons. Osoro como nuevo arzobispo, ocurrirán una serie de circunstancias que habrá que afrontar en la próxima plenaria de la Conferencia Episcopal Española
Son ya casi tres años los que
Empezaré diciendo que no me ha gustado nada la manera en que se hizo pública la aceptación de la renuncia del cardenal Rouco por parte del Papa ni la forma en que se ha dado a conocer el nombre del sucesor de los apóstoles -que no del purpurado gallego- para la archidiócesis de Madrid. Lo del secreto pontificio puede que tenga mucho de pontificio, pero en estas circunstancias de secreto no ha tenido ni el primer trazo de la letra “s”. Soy parte de este negociado del mundo de la comunicación y se supone que debería estar encantado de que se den este tipo de primicias, pero como antes de nada soy bautizado y miembro de la Iglesia, todo me parece una falta de respeto hacia los pastores y en cierta manera hacia el resto del pueblo de Dios. Es más, me aseguran que al papa Francisco este tipo de cosas le sientan muy mal. Veremos si no hay consecuencias a corto-medio plazo.


