Las vacaciones y la fe
Aunque cada vez son menos los españoles que se toman el mes entero de vacaciones en la temporada de verano, siguen siendo mayoría muy absoluta los que al menos dedican quince días de la estación estival a desconectarse de la rutina diaria.
Para el creyente esos días pueden ser una oportunidad de dedicar algo más de tiempo a su vida espiritual. En mi experiencia personal, pocas cosas me han producido tanto beneficio con la lectura de las Escrituras y otros libros de temática devocional, de vidas de santos y, ¿qué le voy a hacer?, de teología. La lectura de la Biblia, en especial de los evangelios, nos transporta, si dejamos que nuestra imaginación vuele libremente, al tiempo en que nuestra Redención tuvo lugar. Tenemos el privilegio de leer lo que los oídos oyeron, de meditar en las palabras que fueron pronunciadas para nuestra edificación y salvación. Por tanto, es muy recomendable que dediquemos a la lectura de la palabra escrita de Dios una buena parte del tiempo libre, ya que ahora lo tenemos en mayor medida que el resto del año.