InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Mártires

23.10.14

No saben bien quién es la Iglesia ni quién es su Señor

Ante la cada vez más enconada guerra en defensa de la verdad, en defensa del poder de la gracia para transformar las vidas, en defensa de la misericordia auténtica de Dios, que nada tiene que ver con esa farsa que aboga por acoger a los pecadores dejándoles esclavos en sus pecados, algunos creen que ya han obtenido una victoria consistente en ningunear, despreciar y abrogar el magisterio bimilenario de la Iglesia de Cristo en materia matrimonial, penitencial y eucarístico.

Todos ellos tienden a ignorar lo siguiente:

1- Que la Iglesia de Cristo es columna y baluarte de la verdad (1 Tim 3,15), no una veleta que gira según marca el Príncipe de la potestad del aire (Efe 2,2), acomodándose a lo que quiere el mundo.

2- Que la Escritura ya nos advirtió sobre ellos y, por tanto, superado el estupor inicial, estamos prevenidos:

… pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se rodearán de maestros conforme a sus pasiones, y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas.

(2ª Tim 4,3-4)

Como hubo en el pueblo profetas falsos, así habrá falsos doctores, que introducirán divisiones perniciosas, llegando hasta negar al Señor que los rescató, y atraerán sobre sí una repentina ruina.  Muchos les seguirán en sus liviandades, y, por causa de ellos, será blasfemado el camino de la verdad.

(2ª Ped 2,1-2)

3- Que los apóstoles nos han dado instrucciones a los fieles sobre lo que debemos hacer:

Vosotros, pues, amados, que de antemano sois avisados, estad alerta, no sea que, dejándoos llevar del error de los libertinos, vengáis a decaer en vuestra firmeza.  Creced más bien en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y salvador Jesucristo. A El la gloria así ahora como en el día de la eternidad. 

(2ª Ped 3,17-18)

Os recomiendo, hermanos, que tengáis los ojos sobre los que producen divisiones y escándalos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos,  porque ésos no sirven a nuestro Señor Cristo, sino a su vientre, y con discursos suaves y engañosos seducen los corazones de los incautos.

(Rom 16,17-18)

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11.09.14

Mártires y confesores, gracia del cielo para la Iglesia en la tierra

El testimonio que acabamos de publicar de Khiria Al-Kas Isaac, cristiana iraquí que prefería ser decapitada antes que traicionar a Cristo, tiene mucho en común con el de los mártires protagonistas del blog de Santiago Mata en InfoCatólica. Tanto Khiria como el resto de cuarenta y seis mujeres que se mantuvieron firmes en su fe, lo cual les valió ser torturadas, entran dentro de la categoría de “confesores". Es decir, no han llegado a sufrir la muerte por su fidelidad, pero se podría decir que son mártires en vida.

Vaya por delante que es humanamente imposible ser mártir o confesor. Solo la gracia de Dios capacita a los elegidos para tal obra de testimonio de la fe. Pero la gracia no anula la voluntad del hombre, sino que la perfecciona y la hacer verdaderamente libre para optar por el bien. Y no hay mayor bien que dar la vida por Cristo.

Mientras la Iglesia está dispuesta a tratar algo tan fundamental como la pastoral familiar, asunto ciertamente complicado dado el acoso que la familia sufre en sociedades paganizadas y apóstatas, el testimonio de fidelidad de estos nuevos mártires y confesores es, sin la menor duda, un derroche de gracia. Si ellos están dispuestos a ser decapitados por no traicionar a Cristo, mucho menos se puede estar dispuesto a negar su Palabra y sus enseñanzas para acomodarlos al mundo. Si la misericordia de Dios llega hasta el extremo de conceder la gracia del martirio a muchos, tanto más llegará para conceder a todo cristiano el vivir en santidad, aun en medio de situaciones familiares y personales complicadísimas.

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14.10.13

Vamos a pedir perdón

Quieren que pidamos perdón porque nuestros hermanos en la fe entregaron su vida por Cristo el siglo pasado. Y creo que tenemos muchas cosas por las que pedir perdón, pero con matices. Pedimos perdón por si alguien se siente molesto por lo de ayer, aunque advertimos que no vamos a dejar de beatificar y canonizar a nuestros mártires por esa razón. Pedimos perdón porque la guerra la perdieron los que se dedicaron a intentar hacer desaparecer la fe católica de España. Pedimos perdón por no habernos dejado matar más y mejor.

Pedimos perdón a Dios porque los hijos ideológicos de aquellos que regaron la tierra de este país con la sangre de nuestros mártires no lo piden. Pedimos perdón porque ellos no saben hacerlo. Y aunque supieran, no lo harían. Así que como quiera que son parte de nuestra nación, conviene que roguemos al Señor que les perdone. De ellos no se puede decir “no saben lo que hacen", pero da igual.

Pedimos perdón a Dios porque hay quien, desde la propia Iglesia de Cristo, se une al coro de los que pisotean la memoria de nuestros mártires culpando a la Iglesia de provocar esa matanza. Sospecho que es necesario que el Señor perdone a su Iglesia en España por tener en su seno a gente así.

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26.04.13

Nadie hace nada para proteger a los cristianos perseguidos en el mundo

No hay semana en que no tengamos que dar una o varias noticias de cristianos siendo masacrados, perseguidos, secuestrados, violados, asesinados y el resto de verbos con significado violento existentes en el diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Allá donde el cristianismo es minoritario y la religión dominante, sea el islam o el hinduísmo, tiene una relación importante con el poder político, policial o judicial, el destino de los cristianos es convertirse confesores y/o mártires. Y el mismo Occidente que, en base a la libertad religiosa y la igualdad de derechos de todos los seres humanos -menos los no nacidos- admite en sus fronteras la inmigración de extranjeros que profesan esas religiones, mira para otro lado ante la falta de libertad de los cristianos en esos países.

Tampoco es mucho mejor la suerte de los fieles a Cristo en las dictaduras comunistas, pero en ellas su destino no es especialmente distinto del de los miembros de otras religiones.

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26.12.11

¿No hay nadie en el islam capaz de parar tanta matanza?

No, no lo hay. Esa es la respuesta a la pregunta con la que encabezo este post. En el islam no hay una autoridad religiosa mundial centralizada. No hay nadie capaz de impedir que un grupo de miserables atente contra cristianos cuyo único delito es existir y querer celebrar la Navidad. Como mucho veremos a unos cuantos líderes musulmanes de medio pelo condenando y lamentando la última matanza en Nigeria.

Por más que desde la Iglesia se quiera repetir el discurso de que esos musulmanes asesinos no representan el verdadero islam, lo cierto es que está por ver que se lance alguna fatwa contra ellos. Es decir, nada impide que los líderes islámicos más importantes del mundo se reúnan y se pongan de acuerdo para lanzar un mensaje claro y rotundo que vaya acompañado de fatwas que afecten tanto a sunitas -wahabitas incluidos- como chiitas.

Africa ya ha asistido a la partición en dos de un país como Sudán, para impedir que los cristianos del sur vivieran bajo el yugo islamista del norte. Ahora es en Nigeria donde un grupo terrorista cuyo nombre traducido al castellano significa “la educación no islámica es pecado” -se ve que matar inocentes tampoco lo es para ellos- está empeñado en que la sharia se imponga en el norte del país.

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