Testigos del amor en una tierra dañada por el odio
Hoy es uno de esos días donde me siento especialmente contento por la portada en InfoCatólica. Y es que la entrevista que, para nuestro portal, ha realizado Milenko Bernadic al Cardenal Arzobispo de Sarajevo, S.E.R Vinko Puljic, deja un buen sabor de boca. Ser obispo o cardenal nunca es una tarea “fácil” o “cómoda". Pero serlo en un país donde los católicos son una minoría con dificultades, añade dificultad al ministerio. Por otra parte, la gracia de Dios fortalece al pastor que conduce al rebaño de Cristo allá donde el evangelio no está en el corazón de la mayor parte de los hombres.
Tras las dos grandes guerras del siglo pasado, Europa se creía libre de grandes conflictos militares. Falsa ilusión que no tiene en cuenta que el hombre tiene una querencia hacia el mal que sólo puede ser opacada, y a veces ni eso, por la luz del evangelio. La antigua Yugoslavia saltó hecha pedazos y los Balcanes se convirtieron en el escenario de una pesadilla que parecía olvidada. No es necesario relatar los horrores que tuvieron lugar. Todo el mundo los conoce.
En una tierra tan sacudida por la violencia, y en la que el elemento religioso-nacionalista fue, en cierta manera, fundamental para separar a unos de otros, es necesario que el testimonio de los cristianos ayude a recomponer heridas y a poner la semilla de una convivencia futura en paz y armonía. Sabemos que no es fácil. El odio y el rencor, a veces enterrados en las almas durante décadas, dan sus frutos nefastos en cuanto reciben la lluvia ácida de la irresponsabilidad política y cívico-social. El mal siempre tiene profetas que lo propagan. Por eso es tan necesario que los testigos del amor de Cristo brillen con luz propia y potente. Y ese es el papel que juega el cardenal Puljic.