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9.06.16

3.06.16

El protestante auténtico rechaza la Conmemoración conjunta de la Reforma

Durante ocho años y medio de mi vida fui protestante evangélico. Por tanto conozco bastante bien cómo piensan buena parte de ellos. 

Dentro del protestantismo evangélico existen diversas actitudes hacia el catolicismo. Un sector muy amplio considera que es casi imposible ser católico sincero y a la vez cristiano. Otro sector, quizás el mayoritario, cree que aunque el catolicismo se alejó del cristianismo bíblico, hay católicos verdaderamente cristianos, que si fueran iluminados por la verdad -la de los principios protestantes, obviamente-, abandonarían la Iglesia Católica. Esos dos sectores tienen algo en común: piensan que el ecumenismo entre protestantes y católicos es una gran farsa, una herejía, incluso un signo de apostasía. Y luego hay otro sector, minoritario, que cree que hay un espacio de comunión entre protestantes y católicos. 

Aparte del protestantismo evangélico, existe un protestantismo liberal, que niega la inerrancia de la Escritura, que acepta prácticamente todos los valores de la sociedad occidental de principios de tercer milenio. A saber, aborto, eutanasia, “matrimonio” homosexual, adulterio masivo, etc. En mi opinión el protestantismo liberal no merece el nombre de protestantismo y ni siquiera el nombre de cristiano. No albergo la menor duda de que Lutero, Calvino, Zwinglio, Wesley, etc, echarían a patadas -sí, a patadas- de sus congregaciones a los protestantes liberales.

Y no soy yo el único que piensa así. El presidente de la Comisión de Teología de la Alianza Evangélica Española, José Hutler, habla por boca de la gran mayoría de los protestantes españoles cuando asegura que las iglesias luteranas de Europa se han alegado totalmente de Martín Lutero

D. José también dice algo que es mero sentido común. Dado que los protestantes auténticos no han abandonado los principios de la “Reforma” y la Iglesia Católica sigue manteniendo oficialmente todas y cada una de las doctrinas que los protestantes rechazan, no parece que tenga el menor sentido una conmemoración conjunta como la que tiene previsto celebrase en Suecia con la asistencia del papa Francisco.

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Perdonad, pero no puedo atender a todos

Publicado el 15 de febrero del 2016. Republicado el 3 de junio de este mismo año.

Cada vez son más los emails y mensajes abiertos o privados en redes sociales que recibo, con todo tipo de peticiones, comentarios, ideas, quejas, alabanzas, peticiones de oración, de consejo espiritual, etc.

Sencilla y llanamente, no puedo atender a todos. Por tanto, si no obtenéis respuesta o la que os llega parece un tanto fría o distante, os ruego me disculpéis, pero a día de hoy no doy más de sí.

Esto no significa que os pida que no me escribáis en caso de que realmente sea por una razón importante, pero sabed que aunque lo leo todo, y siempre procuro atender las peticiones de oración, de ahora en adelante apenas responderé a menos que lo crea absolutamente necesario.

Gracias por vuestra comprensión.

Luis Fernando Pérez Bustamante

Director de InfoCatólica

18.05.16

Lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios

Prov 23-19-21
Escucha, hijo mío, sé sabio; pórtate siempre con rectitud. No andes mezclado con bebedores ni con gente que se harta de carne; pues borrachos y comilones empobrecen, los holgazanes se visten de harapos.

Luc 16,13
Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.

Luc 16,15
Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios.

Jn 17,14
… y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

2 Co 6,15-16
No os unzáis en yugo desigual con los infieles: ¿qué tienen en común la justicia y la maldad?, ¿qué relación hay entre la luz y las tinieblas?, ¿qué concordia puede haber entre Cristo y Belial?, ¿qué pueden compartir el fiel y el infiel?

Gal 1,10
¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.

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13.05.16

No tardes en convertirte al Señor

Sir 5,7
No tardes en convertirte al Señor, ni lo dejes de un día para otro, porque de repente la ira del Señor se enciende, y el día del castigo perecerás.

Lam 3,39
¿Por qué se queja el viviente, el hombre, de su castigo? Examinemos y revisemos nuestra conducta y volvamos al Señor.

Prov 11,19-21
Quien obra rectamente va derecho a la vida, quien va tras la maldad camina hacia la muerte. El Señor detesta el corazón perverso, se muestra complacido en la conducta limpia. El malvado no escapará al castigo, el linaje del honrado se salvará.

Isa 53,4-7
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado; pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron.
Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Rom 5,8-9
Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros.
¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo!

1ª Tes 5,9

Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

Heb 10, 28-29
Al que viola la ley de Moisés lo ejecutan sin compasión, basándose en dos o tres testigos. ¿Cuánto peor castigo pensáis que merecerá quien pisotee al Hijo de Dios, profane la sangre de la alianza que lo consagra, y ultraje al Espíritu de la gracia?

Luca 12,42-49
Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas? Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos. Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá. He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo!

Ap 3,19
Yo, a cuantos amo, los reprendo y castigo. Por tanto, ten celo y arrepiéntete.

Rom 2,3-11
¿Y tú, hombre que juzgas a los que hacen las mismas cosas que tú, piensas que escaparás al juicio de Dios?  ¿O es que desprecias las riquezas de su bondad, paciencia y longanimidad, y no sabes que la bondad de Dios te lleva a la penitencia?
Tú, sin embargo, con tu dureza y con tu corazón que no se quiere arrepentir, atesoras contra ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual retribuirá a cada uno según sus obras: la vida eterna para quienes, mediante la perseverancia en el buen obrar, buscan gloria, honor e incorrupción; la ira y la indignación, en cambio, para quienes, con contumacia, no sólo se rebelan contra la verdad, sino que obedecen a la injusticia.
Tribulación y angustia para todo hombre que obra el mal, primero para el judío y luego para el griego. Gloria, en cambio, honor y paz a todo el que obra el bien, primero para el judío, luego para el griego; porque delante de Dios no hay acepción de personas.

Benedicto XVI, Luz del mundo, Herder, 2010, pag 16-17
Hoy tenemos que aprender de nuevo que el amor al pecador y al damnificado está en su recto equilibrio mediante un castigo al pecador aplicado de forma posible y adecuada. En tal sentido ha habido en el pasado una transformación de la conciencia a través de la cual se ha producido un oscurecimiento del derecho y de la necesidad de castigo, en última instancia también un estrechamiento del concepto de amor, que no es, precisamente, sólo simpatía y amabilidad, sino que se encuentra en la verdad, y de la verdad forma parte también el tener que castigar a aquel que ha pecado contra el verdadero amor. 

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