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12.05.16

A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar

Sir 15,17-20
Ante los hombres está la vida y la muerte, y a cada uno se le dará lo que prefiera. Porque grande es la sabiduría del Señor, fuerte es su poder y lo ve todo. Sus ojos miran a los que le temen, y conoce todas las obras del hombre. A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar.

Prov 6,32
Quien comete adulterio carece de juicio, arruina su vida quien actúa de ese modo;

Sab 14,22-26
Además, no les bastó con equivocarse en el conocimiento de Dios, sino que, inmersos en la guerra cruel de la ignorancia, dan a esos males tan graves el nombre de paz. Así, con sus ritos infanticidas, sus misteriosos secretos y sus delirantes orgías de rituales extravagantes, ya no conservan puros ni la vida ni el matrimonio, sino que se matan a traición unos a otros o se infaman con adulterios.
Reina por doquier un caos de sangre y crimen, robo y fraude, corrupción, infidelidad, desorden y perjurio; desconcierto entre los buenos, olvido de la gratitud, contaminación de las almas, perversiones sexuales, desórdenes matrimoniales, adulterios y libertinaje.

Mat 15,18-20
… lo que sale de la boca brota del corazón; y esto es lo que hace impuro al hombre, porque del corazón salen pensamientos perversos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, difamaciones, blasfemias. Estas cosas son las que hacen impuro al hombre…

Sab 2,12-15
Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar, nos reprocha las faltas contra la ley y nos reprende contra la educación recibida; presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios. Es un reproche contra nuestros criterios, su sola presencia nos resulta insoportable. Lleva una vida distinta de todos los demás y va por caminos diferentes.

2ª Cor 4,1-4
Por esto, encargados de este ministerio por la misericordia obtenida, no nos acobardamos; al contrario, hemos renunciado a la clandestinidad vergonzante, no actuando con intrigas ni falseando la palabra de Dios; sino que, manifestando la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo el mundo delante de Dios. Y si nuestro Evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.

Efe 5,6-12
Que nadie os engañe con palabras vanas, porque por culpa de esto vino la ira de Dios sobre los hijos de la rebeldía.  Por tanto, no os hagáis cómplices suyos.
En otro tiempo erais tinieblas, ahora en cambio sois luz en el Señor: caminad como hijos de la luz, porque el fruto de la luz se manifiesta en toda bondad, justicia y verdad.  Sabiendo discernir lo que es agradable al Señor, no participéis en las obras estériles de las tinieblas, antes bien combatidlas, pues lo que éstos hacen a escondidas da vergüenza hasta el decirlo.

San Juan Pablo II, 9 de julio del 2003

Tenemos que comprender que nuestro bien más grande es la unión de nuestra voluntad con la voluntad de nuestro Padre celestial, pues sólo así podemos recibir todo su amor, que nos lleva a la salvación y a la plenitud de la vida. Si no es acompañada por un intenso deseo de docilidad a Dios, la confianza en Él no es auténtica.