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21.04.16

Ay de los que al mal llaman bien

Tenía en su diestra siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos, y su aspecto era como el sol cuando resplandece en toda su fuerza.

Post publicado el 13 de octubre del 2014. Republicado el 21 de abril del 2016.

Empecemos con un santo reformador. Orando en el Templo de San Damián, San Francisco de Asís oye una voz que le dice: "reconstruye mi Iglesia, ¿no ves que se derrumba?".

Sigamos con la Escritura:

Al ángel de la Iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada, la espada de dos filos, la aguda: Conozco dónde moras, donde está el trono de Satán, y que mantienes mi nombre, y no negaste mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi fiel, que fue muerto entre vosotros, donde Satán habita.
Pero tengo algo contra ti: que toleras ahí a quienes siguen la doctrina de Balam, el que enseñaba a Balac a poner tropiezos delante de los hijos de Israel, a comer de los sacrificios de los ídolos y fornicar. Así también toleras tú a quienes siguen de igual modo la doctrina de los nicolaítas.
Arrepiéntete, pues; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca.

(Ap 2,12-16)

Y


¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta, los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

Ay de los que al mal llaman bien, y al bien mal; que de la luz hacen tinieblas, y de las tinieblas luz; y dan lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo…

… Por eso, como la lengua de fuego devora el rastrojo y como se consume en la llama la hierba seca, su raíz se tornará podredumbre, y su flor será arrebatada como el polvo. Porque han rechazado la Ley de Yahvé de los ejércitos y han despreciado la palabra del Santo de Israel

Por eso se ha encendido la cólera de Yahvé contra su pueblo, y ha tendido contra él su mano, y le ha herido, y tiemblan los montes, y yacen los cadáveres en medio de los caminos como estiércol. Mas con todo esto no se ha aplacado su cólera, y su mano queda tendida.

(Isaías 5,18-25)

Y

Así dice Yahvé a su ungido, Ciro, a quien tomé de la diestra para derribar ante él las naciones, y yo desceñiré las cinturas de los reyes, para abrir ante él las puertas y para que no se cierren las entradas…

Ay del que contiende con su Hacedor! Es el tiesto de los tiestos de la tierra. ¿Dice acaso el barro al alfarero: Qué es lo que haces? Y su obra: ¿No tienes manos?  ¡Ay del que al padre dice: ¿Por qué engendraste? y a la mujer: ¿Por qué me pariste?
Así dice Yahvé, el Santo de Israel y su hacedor: ¿Me vais a interrogar sobre el futuro, sobre mis hijos? sobre la obra de mis manos, ¿me vais a dar órdenes?
Yo hice la tierra y creé sobre ella al hombre; mis manos desplegaron los cielos y yo mando a todos u ejército. Y yo le suscité para justicia y allané todos sus caminos. El reedificará mi ciudad y libertará a mis desterrados, no por precio ni por dones, dice Yahvé de los ejércitos.

(Isaías 45,1;9-13)

Y

Si, pues, alguno descuidase uno de esos preceptos menores y enseñare así a los hombres, será el menor en el reino de los cielos; pero el que practicare y enseñare, éste será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

(Mat 5,19-20)

Y

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