La creatividad como excusa para enseñar un evangelio diferente

Parece de sentido común creer que veinte siglos de catolicismo han producido una doctrina moral consistente, firme, verdadera y, por tanto, liberadora. De todas las encíclicas papales publicadas tras el Concilio Vaticano II, “El esplendor de la Verdad” (Veritatis Splendor) de san Juan Pablo II, es clave tanto para entender los fundamentos de esa doctrina como para combatir los errores que la acechan.

Entre esos errores figura la herejía de que la conciencia humana no está sujeta en última instancia a la ley de Dios, sino que tiene libertad para obedecerla o no dependiendo de las circunstancias, siendo estas circunstancias, y no la voluntad divina, las que determinen el juicio moral -y de paso eclesial- que merecen nuestros actos.

La ley, en esa herejía, no pasaría de ser más que un ideal a alcanzar, pero que en realidad sería inaccesible para la mayoría y solo asumible por unos cuantos elegidos, mayormente aquellos que acaban en los altares como santos y beatos.

No negaré que la gracia de Dios actúa de forma más abundante y frucífera en las almas a las que Dios ha querido adornar con la corona de la santidad más excelsa, pero no hay bautizado que no reciba la gracia suficiente como para poder verse libre de la lacra de vivir practicando el pecado de forma pertinaz. Hoy, igual que hace veinte siglos, siguen vigentes las palabras del apóstol:

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.
1ª Cor 10,13

Existe un doble error a la hora de enfrentarse a cómo debe actuar el cristiano de cara a poder ser contado entre los que se salvan:

1- La idea de que depende de él, en primera y última instancia, el poder vivir en santidad. Si acaso, ayudado por la gracia. Es decir, Dios ayuda, ciertamente, pero luego pasa a ser mero espectador de nuestras decisiones finales.

2- La idea de que al hombre la basta con creer, con tener fe, para ser salvo, independientemente de cómo se comporte, ya que la misericordia divina pasará por alto sus pecados tanto si se arrepiente de ellos como si no.

Herejes son los que creen y enseñan lo primero. Herejes son los que creen y enseñan lo segundo.

A unos hay que recordares las palabras de Cristo, “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15,5) y las del apóstol, “Dios es quien obra en vosotros el querer y el actuar conforme a su beneplácito” (Fil 2,13). No somos nosotros la causa primera de nuestra santidad con la ayuda de Dios. Es Dios la causa primera de nuestra santidad haciendo que nosotros queramos obrar y obremos conforme a su voluntad. Y aunque ciertamente obramos, es más bien que Dios obra en nosotros, de forma que queda excluida toda jactancia, pues hasta nuestros méritos son corona de la gracia divina.

A los otros hay que recordarles que “la fe, si no va acompañada de obras, está realmente muerta” (Stg 2,17), que “el hombre queda justificado por las obras y no por la fe solamente” (Stg 2,24) y que de ninguna de las manera vivir en la gracia es un salvoconducto para pecar (Rom 6,15) ya que “la paga del pecado es la muerte, mientras que el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom 6,23).

Sabiendo pues, todo esto, no podemos en ninguna manera prestar oído a quienes buscan atajos que impliquen un quebranto evidente de los mandamientos de Dios. Y da igual lo “creativos” que sean los falsos maestros que buscan conducir al pueblo de Dios por el camino equivocado.

San Juan Pablo II nos exhortó contra ellos.

55. Según la opinión de algunos teólogos, la función de la conciencia se habría reducido, al menos en un cierto pasado, a una simple aplicación de normas morales generales a cada caso de la vida de la persona. Pero semejantes normas —afirman— no son capaces de acoger y respetar toda la irrepetible especificidad de todos los actos concretos de las personas; de alguna manera, pueden ayudar a una justa valoración de la situación, pero no pueden sustituir a las personas en tomar una decisión personal sobre cómo comportarse en determinados casos particulares. Es más, la citada crítica a la interpretación tradicional de la naturaleza humana y de su importancia para la vida moral induce a algunos autores a afirmar que estas normas no son tanto un criterio objetivo vinculante para los juicios de conciencia, sino más bien una perspectiva general que, en un primer momento, ayuda al hombre a dar un planteamiento ordenado a su vida personal y social. Además, revelan la complejidad típica del fenómeno de la conciencia: ésta se relaciona profundamente con toda la esfera psicológica y afectiva, así como con los múltiples influjos del ambiente social y cultural de la persona. Por otra parte, se exalta al máximo el valor de la conciencia, que el Concilio mismo ha definido «el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella». Esta voz —se dice— induce al hombre no tanto a una meticulosa observancia de las normas universales, cuanto a una creativa y responsable aceptación de los cometidos personales que Dios le encomienda.
Veritatis Splendor 55

¿Puede una creativa y responsable aceptación del mandato de Cristo sobre el matrimonio y la prohibición del adulterio convertirse en vía libre para vivir en adulterio? 

Sigue advirtiendo el Papa polaco:

Algunos autores, queriendo poner de relieve el carácter creativo de la conciencia, ya no llaman a sus actos con el nombre de juicios, sino con el de decisiones. Sólo tomando autónomamente estas decisiones el hombre podría alcanzar su madurez moral. No falta quien piensa que este proceso de maduración sería obstaculizado por la postura demasiado categórica que, en muchas cuestiones morales, asume el Magisterio de la Iglesia, cuyas intervenciones originarían, entre los fieles, la aparición de inútiles conflictos de conciencia.
Veritatis Splendor 55

¿Qué hay más categórico que las palabras del Señor sobre la necesidad de cumplir los mandamientos, dejarlo todo y seguirle? ¿quién crea los conflictos en la conciencia de quienes no se ajustan a la voluntad de Dios? ¿la Iglesia o Dios mismo, que pone su ley en nuestros corazones y nos capacita para cumplirla? ¿no seremos más bien nosotros, quienes a pesar de saber lo que debemos hacer y de que se nos concede hacerlo, optamos por el pecado?

Finalmente, denuncia San Juan Pablo II

56. Para justificar semejantes posturas, algunos han propuesto una especie de doble estatuto de la verdad moral. Además del nivel doctrinal y abstracto, sería necesario reconocer la originalidad de una cierta consideración existencial más concreta. Ésta, teniendo en cuenta las circunstancias y la situación, podría establecer legítimamente unas excepciones a la regla general y permitir así la realización práctica, con buena conciencia, de lo que está calificado por la ley moral como intrínsecamente malo. De este modo se instaura en algunos casos una separación, o incluso una oposición, entre la doctrina del precepto válido en general y la norma de la conciencia individual, que decidiría de hecho, en última instancia, sobre el bien y el mal. Con esta base se pretende establecer la legitimidad de las llamadas soluciones pastorales contrarias a las enseñanzas del Magisterio, y justificar una hermenéutica creativa, según la cual la conciencia moral no estaría obligada en absoluto, en todos los casos, por un precepto negativo particular.

Con estos planteamientos se pone en discusión la identidad misma de la conciencia moral ante la libertad del hombre y ante la ley de Dios. Sólo la clarificación hecha anteriormente sobre la relación entre libertad y ley basada en la verdad hace posible el discernimiento sobre esta interpretación creativa de la conciencia.

Comparen ese párrafo con este texto que encontramos en Amoris Laetitia, punto 301:

Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma» o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa.

La idea de que aun conociendo bien la ley de Dios se puede actuar en contra de la misma sin culpa, no es sana creatividad. Es vía libre para vivir en pecado. Es un evangelio diferente. 

Santidad o muerte,

Luis Fernando

31 comentarios

  
Andrés
Totalmente de acuerdo
Buenos días
02/10/17 11:04 AM
  
Maricruz Tasies
Bien dicho!
02/10/17 12:48 PM
  
Francisco de México
Para quienes no usurpen el nombre de cristianos y continúan pensando que Jesús es la Segunda persona de la Santísima Trinidad, como en los últimos 2000 años, basta recordar que a Mateo, 12, 32 " Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro."

Así que afirmar, como algunos lo hacen en la actualidad "... la misericordia divina pasará por alto sus pecados tanto si se arrepiente de ellos como si no" es, sin lugar a dudas, una contradicción con la verdad divinamente revelada.


02/10/17 12:56 PM
  
juanlui
"bien nos exhortó San Pablo, debemos considerarlo anatema."


Y ¿ Cómo considerar al que promulga y apoya herejías ?


02/10/17 1:06 PM
  
Jordi
Es lo que se llama la moral de situación que justifica las "licencias para pecar": dame una excusa absolutoria y te absuelvo de la culpa de los pecados".
02/10/17 1:49 PM
  
Ricardo de Argentina
"La idea de que aun conociendo bien la ley de Dios se puede actuar en contra de la misma sin culpa...Es un evangelio diferente....debemos considerarlo anatema.
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Totalmente de acuerdo.

El Dr. José Galat, que es un mediático católico colombiano, ha avanzado sobre esta idea y ha acusado de falso pastor a quien ha enseñado semejante anatema.
Lo cual a mí me parecería perfectamente lógico.
Pero a la Conferencia Episcopal Colombiana le ha parecido que el Dr. Galat merece la excomunión.
Qué costas.

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LF:
Yo creo que Benedicto XVI estaría de acuerdo en la tesis de que el doctor Galat está en posturas sedevacantistas al negar que Francisco es el Papa.

Dicho eso, no es el tema del post la situación de esa persona.
02/10/17 3:05 PM
  
Raúl de Argentina
Yo no dejo de sorprenderme por la habilidad con la que estos 'profetas de un nuevo evangelio' eluden las consecuencias lógicas de su enseñanza. Porque si es imposible pedirle a una mujer que no tenga relaciones con su conviviente 'por el bien de los hijos', mucho más imposible es pedirle a un hombre salga de una mafia que lo amenaza con matar a él y toda su familia si lo hace. Entonces ¿ absolvemos y le damos la comunión a alguien que piensa seguir asesinando ?
02/10/17 3:06 PM
  
claudio
Con todo respeto recuerdo que el P. Nuñez en Catolicidad dijo: "Un día un joven le preguntó a un hombre muy sabio si es cierto que Dios ha fijado un destino para cada ser humano y que, según esto, no importaría lo que hagamos o dejemos de hacer, pues unos irían al Cielo y otros al Infierno. El sabio se quedó pensando por unos momentos y le dijo al joven: Nadie se condena sin culpa personal. Cada individuo es responsable de su destino eterno. La fe y las buenas obras ganan el Cielo. “Hijo mío, el destino que Dios tiene para ti y para todos, es el Cielo, pero, aunque Jesucristo ya pagó por nuestra salvación, el Cielo depende de ti y depende de mí. Por eso, cuida siempre lo que piensas, porque tus pensamientos se volverán palabras. Cuida tus palabras porque estas se convertirán en tus actitudes. Cuida tus actitudes porque, más tarde o más temprano, serán tus acciones. Cuida tus acciones que terminarán transformándose en costumbres. Cuida tus costumbres, porque ellas forjarán tu carácter. Finalmente, cuida tu carácter porque esto será lo que forje tu destino.”

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LF:
Eso es semipelagianismo de manual.
02/10/17 3:28 PM
  
G
El tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Mientras tanto,pidamos a Dios la gracia de no ser confundidos, y de no sentir rencor por los que promueven la confusión. Oremos por la Iglesia, estemos dispuestos a sufrir estos males por la salvación de muchos.
02/10/17 3:55 PM
  
carmelo
y si esa creatividad le roba la pueraza a los actos, vendiendo impureza por pureza.. ese si que seria falsear el E.S., y en lugar de acoger diriamos que es coger y destrozar, axficiar...
saludos
02/10/17 4:10 PM
  
Come back to the truth
Ojalá me equivoque, pero me parece que hoy abunda el caso 2. Me da pena, porque me parece que eso se lo cuentan a gente buena que se lo cree y engañar con el tema de la salvación no tiene gracia.
No sé si en el pasado el caso común era el núm.1. Si lo fue, mal, pero no es cuestión se irse al otro extremo pendularmente.
No entiendo cómo hay sacerdotes que exponen sus propias ideas en vez de las del Magisterio/Tradición. Me parece increíble, pero si creen que las suyas son más vàlidas y no piensan dejar de hacerlo, lo honesto creo que es colgar los bártulos o decir que lo que expone no es católico y dejar de dar gato por liebre a gente que no tiene culpa
02/10/17 4:11 PM
  
josep
no se trata de creatividades, se trata de fidelidad.
02/10/17 4:29 PM
  
juanlui
"Es lo que se llama la moral de situación que justifica las "licencias para pecar": dame una excusa absolutoria y te absuelvo de la culpa de los pecados"."

Pues sí Jordi, serían neo-bulas absolutorias... pero ¡ vaya ! Aquí la progresía antes católica no ve reminiscencias del pasado.

Como siempre, lo importante no es el foco, sino el relato de los hechos. Y en el relato, quieren aliarse con el mundo y para eso toman sus argumentos.
02/10/17 4:34 PM
  
claudio
Parecido a semi.....cuasi......cómo conciliar la Gracia y el libre albedrío ?, tuvieron enfrente nada menos que a Agustín "El que te creó sin ti no te va a salvar sin tí". Afectuosamente.
02/10/17 5:41 PM
  
Mikel
Es terrible comprobar que tenemos pastores que han dejado solo al Señor en Su Cruz y al rebaño a merced de los lobos. Estamos en días únicos que tenemos que transitar y que sólo la santidad nos ayudará a poder sobrellevar. GRACIAS LF.
02/10/17 6:04 PM
  
Pedro (el original)
Luis Fernando:
Mira lo que un arcipreste de mi diócesis publicó el viernes pasado a las 2:34. Parece que con algunas de tus frases, y en todo el post, le estés contestando y es muy probable que no lo hayas leído:

"En la vida de las personas, todo y nada, siempre y nunca, son afirmaciones demasiado grandes que exceden nuestro tiempo y desbordan nuestras fuerzas. Frágiles y mudables, sometidos a las circunstancias del camino y del paso de los años, aun procurando ser fieles a lo que creemos y perserverantes en nuestros principios, antes o después fallamos, desfallecemos y nos desdecimos. Por eso, las segundas oportunidades que nos ofrece Dios, y todas las demás que vengan después, hay que aprovecharlas para que el realismo con que reconocemos que somos falibles no se convierta en autocomplacencia o pereza. No desesperemos en el camino ininterrumpido de la conversión, tampoco vayamos a dormirnos en los laureles".

Y tú hoy pones de relieve:
1- A unos hay que recordarles las palabras de Cristo, “Sin mí no podéis hacer NADA” (Jn 15,5) y las del apóstol, “Dios es quien obra en vosotros el querer y el actuar conforme a su beneplácito” (Fil 2,13). No somos nosotros la causa primera de nuestra santidad con la ayuda de Dios. Es Dios la causa primera de nuestra santidad haciendo que nosotros queramos obrar y obremos conforme a su voluntad. Y aunque ciertamente obramos, es más bien que Dios obra en nosotros, de forma que queda excluida toda jactancia, pues hasta nuestros méritos son corona de la gracia divina".
2-"¿Qué hay más categórico que las palabras del Señor sobre la necesidad de cumplir los mandamientos, dejarlo TODO y seguirle?"

Con esta "nueva teología" no hay culpa o pecado. Hay falibilidad. Por lo tanto, ni arrepentimiento ni amor a Dios sobre TODAS las cosas. Todo, nada, nunca o siempre dependen de las circunstancias y los años (circuntancias buenas o malas, años buenos o malos) Debe de ser que solo contamos con nuestras fuerzas.


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LF:
El arcipreste debería haber aprovechado la oportunidad para animar a la gente a confesarse. Un buen confesor es herramienta de ayuda inestimable en la conversión.
Y no, desde luego no le he leído.
02/10/17 6:07 PM
  
Octavio
Magnífico artículo
02/10/17 7:25 PM
  
Fulgencio
Don Luis Fernando, haga llegar al autor de Amoris Laetitia el post, que los que le leemos ya estamos convencidos de que tiene usted razón.

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LF:
Si no atiende a cardenales, menos va a leer lo que un bloguero cualquiera escriba.
02/10/17 9:24 PM
  
Miguel Antonio Barriola
Totalmente de acuerdo con estos valientes, bien fundados e iluminadores aportes de luz, en medio de las espesas brumas, que se van apoderando de
La Iglesia, cuando quienes han de aclarar han confundido hasta tal punto las cosas, que se dan posturas diametralmente opuestas y..... NADIE DICE
NADA...MUTIS POR EL FORO... O, mejor (¿o peor?), aceptación del episcopado bonaerense, presentación del arzobispo de Viena como "teólogo eminente" y "el que mejor explica lo inexplicable"...
Pero, ¿cómo ignorar por completo tantas y tantas otras voces, apoyadas en el Evangelio, la Tradición de la Iglesia y...los inmediatos predecesores del papa actual?



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LF:
Si quieren tirarse de cabeza al abismo de las tinieblas y el error, que lo hagan. Dios siempre se guardará un remanente fiel, siempre habrá rodillas que no se postrarán ante el Baal del modernismo sino ante Él.
02/10/17 9:32 PM
  
Almudena1
Es que es tal cual. Ni un pero.
Claro que cuando el sentido común es el menos común de los sentidos se hacen cosas como AL. Es que ya no se necesitan ni argumentos teológicos, todo es mucho más fácil y sencillo.
02/10/17 11:07 PM
  
carmelo
La humildad es la única piedra que tenemos es la fortaleza. Mientras que el mal propone mediante terror, arbitrariedad y espanto la mentira, la humildad muestra a Jesús la verdad mediante "el hacer", su modo de vivir y de actuar, refuta en primera línea el error. Esto es contundente!
Mientras que el adversario de la verdad impone su ideología del "sin ley, sin mandamientos" y endurece el corazón, pretendiendo ser Dios, ser la quien sustituya la revelación sagrada, el humilde jamás se muestra preocupado por imponer la suya, sino que muestra la de la enseñanza tradicional, la de la Iglesia y sus cimientos. es un anuncio humilde respetuoso pero certero y operante en su deber.
Mientras que el rebelde nubla la culpa de los actos diciendo "no genera nuevas culpas" "no siente eso", el humilde esta en la fila, de los culpables arrepentidos, necesitados pidiendo misericordia deseando alejarse de la impureza del alma, dejándose tocar por el médico. Esto desmonta la idea de brujos que curan con la falsedad ocultando la culpa.
saludos


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LF:
Amén.
02/10/17 11:40 PM
  
Rexjhs
Amén LF. Veritatis Splendor y la Pascendi son proféticas. San Pío X y JPII sabían que llegaría este momento dentro de la Iglesia en que se predicara la demolición de la moral católica desde la cima de la Iglesia.
02/10/17 11:56 PM
  
P. Daniel
Editado...

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El detector de herejes, farsantes y apóstatas modernistas está activado en este blog. Lárguese a otra parte.
03/10/17 12:04 AM
  
Oriol
"...no hay bautizado que no reciba la gracia suficiente Y EFICAZ como para poder verse libre de la lacra de vivir practicando el pecado de forma pertinaz."
Disculpe mi osadía -porque tal vez me equivoque-, pero, ¿esa afirmación no es herética? Parece presuponer que todo bautizado recibe la gracia eficaz y, por lo tanto, se salva inevitablemente.

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LF:
Para salvarse es necesario el don de la perseverancia final. No me refiero a eso.
En todo caso, dejo el texto con gracia suficiente para que no haya confusión.
03/10/17 1:42 AM
  
Gustavo
Luis Fernando: como quedaría en este caso la moral casuística? Por ejemplo cuando los apóstoles arrancaron espigas en día de descanso?

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LF:
Doctores tiene la Iglesia. O tenía. Que respondan ellos.
03/10/17 1:33 PM
  
Francisco Javier Sanuy Moya, cpcr
Me pregunto si la "refundación" del instituto Juan Pablo II no es la respuesta del Papa Francisco a las dudas planteadas por los cardenales. Habrá que estar atentos para ver si los profesores presentes reflejarán las diferentes tendencias en este debate, o si sólo será un instrumento para hacer pasar una de las tendencias.

¿Cómo me planteo yo todo esta problemática? Como el Catecismo de la Iglesia Católica, la Veritatis Splendor, etc, no han sido derrogados, por defecto presupongo que interpretar Amoris Letitia desde esa perspectiva es perfectamente legítimo (y el ideal a seguir).

Pero me parece que no podemos pretender que Amoris Letitia tenga el mismo rigor conceptual que le podríamos pedir a un documento escrito por S. Juan Pablo II o por Benedicto XVI (para dejar claros los conceptos de base ya los tenemos a ellos). Amoris Letitia me parece que es más bien una versión más larga del "ser misericordiosos", de "la Iglesia en salida", del no ir con la actitud condenatoria por delante, es decir, un poco en la linea del Concilio Vaticano II, que sin negar la ortodoxia pretendió insistir más en la pastoral.

¿Qué decir de la ambigüedad de AL en algunas de sus partes? Se me ocurren varias respuestas:

1º) El documento no tiene grandes pretensiones conceptuales y sólo pretende promover la búsqueda de soluciones pastorales (aunque quizá no se haya valorado suficientemente el peligro implicado en una cierta ambigüedad teológica).
2º) Hay gente que ha intervenido en la composición del texto de AL y que intencionalmente ha introducido párrafos que pueden favorecer posturas heterodoxas (sin intencionalidad por parte del Papa Francisco).
3º) Los mismo que en el 2º punto pero con intencionalidad de parte del Papa Francisco.

Hasta prueba clara de lo contrario, como "todo buen cristiano ha de ser más prompto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla" (Ej. Esp. nº 22), me inclino más hacia las explicaciones primera y segunda.
03/10/17 2:03 PM
  
Oriol
Gracias, Luis Fernando. Es probable que sea yo quien no tenga las cosas claras y no distinga claramente entre gracia eficaz y perseverancia final, pero estaba convencido de que la segunda quedaba incluida en la primera.
De hecho, me has descubierto un nuevo tema sobre el que merece la pena leer.

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LF:
Disculpa la tardanza en responder. La gracia eficaz actúa en muchos ámbitos, no solo en el de la perserverancia final, donde ciertamente es imprescindible. Pero no solo obra en ese momento de la vida del fiel.
04/10/17 12:54 AM
  
Pedro (el original)
Luis Fernando:
Me comentas que el arcipreste (de quien he transcrito un post de su blog) "debería haber aprovechado la oportunidad para animar a la gente a confesarse. Un buen confesor es herramienta de ayuda inestimable en la conversión".

Pero el problema está en que este señor no habla del pecado. El Pecado es toda acción u omisión voluntaria contra la ley de Dios, que consiste en decir, hacer, pensar o desear algo contra los mandamientos de la Ley de Dios o de la Iglesia, o faltar al cumplimiento del propio deber y a las obligaciones particulares.
El arcipreste dice que "somos frágiles y mudables, que fallamos, desfallecemos y nos desdecimos", que somos "falibles". Pero los que son "falibles" se equivocan, cometen un error, fallan. El que peca ofende a Dios: No solo se equivoca, falla o comete un error. Ofende a Dios consciente y voluntariamente. Y para resistir a la tentación está la gracia de Dios. Somos débiles pero contamos con la fortaleza de Dios.

Un clérigo que elude las palabras "pecado", "gracia de Dios", "fortaleza del Espíritu Santo" da grima.

No se puede ser "perseverante", no se puede "no desfallecer" sin el sacramento de la conversión y sin el sacramento de la eucaristía. Recurriremos a las excusas de las "circunstancias" y del "paso de los años" para intentar "no desesperarnos", pero nos "desesperaremos" porque el evangelio modernista no salva, angustia a sus víctimas.
04/10/17 1:07 AM
  
Alberto el retrogrado rigido y reaccionario
El problema de fondo es que no nos creemos los evangelios. La iglesia desde el mismo Jesucristo ha ido repitiendo una vez y otra vez cual es el enemigo, el Diablo y cuales son los hijos, cuyo nombre ahora es pecado el mencionarlo(señal clara de su poder). Son esos "hermanos mayores" que, como dice Antonio Capponetto deben llamarse así, porque reeditan el pecado de Caín. Son esos mismos que crearon gran parte de la herejías, apoyaron todos los cismas, crearon la masonería y el comunismo así como el nuevo orden mundial. del que el "hermano mayor" Soros es solo un empleado. Y son esos mismos que Francisco frecuenta con reverencia incluida antes de y durante su mandato. Lo siento, pero eso último es así.

Si nos creyéramos de verdad los evangelios y los escritos de los padres de la iglesia entonces el pasado reciento lo que pasa ahora mismo no tendría ningún misterio y daríamos gracias a Dios por avisarnos y por su exactitud profética, al mismo tiempo que tendríamos esperanza segura de vencer las dificultades. Pero como no creemos, como despreciamos lo que han escrito prácticamente todos y cada uno de los padres de la iglesia, así como innumerables pontífices acerca del tema, pues nos encontramos confundidos, intentando entender para poder obrar rectamente. No hay mucho que entender. está bastante claro.

Hay un libro "complot contra la Iglesia" de un grupo de clérigos bajo el pseudónimo de Maurice Pinay que recorre la historia de los ataques contra la iglesia y sus protagonistas, de los años 60, que se puede encontrar en Internet, con profusas referencias y biografía que no dejará lugar a dudas.
09/10/17 9:28 AM
  
Feri del Carpio Marek
El problema está en que no se hace la distinción entre preceptos positivos y negativos de la Ley Natural. Los negativos se los cumple cueste lo que cueste. A los positivos se les aplica discernimiento y su grado de aplicación depende en cada caso.

Con respecto a una cita que hace Claudio del P. Núñez, pienso que es perfectamente católica, aunque si uno quiere, también la puede interpretar semipelagianamente, pero lo cierto es que admite una interpretación perfectamente católica, como la cita que el mismo Claudio trae después de San Agustín: Dios que te creo sin ti, no te salvará sin ti.
10/10/17 4:20 PM
  
Victor
Creo que no hay que buscar tres pies al gato. Los Evangelios y Libros Sagrados son claros y contundentes. "Dios no se muda". Hayan pasado miles de años o no, la verdad existente es que Dios no es un capricho de nadie, ni está para que hablen o hagan de su Palabra revelada lo que les de la gana a quien quiera. Desde el Génesis ya se anuncia la venida de un Salvador, el Mesías esperado de las naciones. "Vino a los suyos y los suyos no le recibieron". Cuando empezó su vida pública, nos hablo de una Buena Nueva, de un reino preparado para nosotros antes de que el mundo existiese, de un: "ven, deja todo y sigueme", y así incontables parábolas que era una delicia para entusiasmarse con El y no le hicimos caso. Murió por librarnos del pecado de origen, pero esa liberación llevaba consigo para nuestra salvación el de: "sed santos como mi Padre que está en los cielos es santo". Lo tenemos de maravilla, si queremos salvarnos, pero si intentamos que nuestra palabra valga más que la Palabra, estamos perdidos. Conocimientos tenemos para salvarnos, porque Él no dejó nada sin atar. Sabemos quién es Nuestro Señor, sabemos de sus vicisitudes, de la pobreza con la que vivió El y su Santísima Madre, fue tildado de todo lo peor, murió por nuestra redención, nos compró al precio altísimo de su Sangre Preciosísima, se hizo todo por todos; entonces que deambular de un lado para otro. Fidelidad al papa felizmente reinante y cuando se presente algo que trasciende o nos sobrepasa, limitarnos a cumplir la Palabra de Dios, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie, sea el Papa que sea, tiene la potestad de enmendar la Palabra del Señor. Dios me dio la posibilidad de salvarme y si acaso me perdiera; no soy quien para echar la culpa a nadie de mi condenación. Yo, que no he seguido los caminos del Señor, sabiendo lo enseñado, le he desafiado o he creído que Dios me salvaría así por las buenas. No, no señores.
24/10/17 12:09 AM

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