Es dura esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?

Evangelio del sábado de la tercera semana de Pascua:

Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: -Es dura esta enseñanza, ¿quién puede escucharla?
Jesús, conociendo en su interior que sus discípulos estaban murmurando de esto, les dijo: -¿Esto os escandaliza? Pues, ¿si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida, la carne no sirve de nada: las palabras que os he hablado son espíritu y son vida. Sin embargo, hay algunos de vosotros que no creen.
En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que le iba a entregar. Y añadía: -Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si no se lo ha concedido el Padre.
Desde ese momento muchos discípulos se echaron atrás y ya no andaban con él.
Entonces Jesús les dijo a los doce: -¿También vosotros queréis marcharos?
Le respondió Simón Pedro: -Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios.
Jn 6, 60-69

Cuando Cristo dijo que debíamos comer su carne y beber su sangre, muchos de sus discípulos le abandonaron. Él no intentó convencerles retirando la enseñanza que les acababa de dar. Cuando dice “las palabras que os he hablado son espíritu y son vida” no está negando, como neciamente enseñan casi todos los protestantes, que no hay que comer su carne y beber su sangre. Está diciendo que SUS palabras, es decir, TODAS las que había pronunciado antes, eran absolutamente verdaderas.

Permanecen a su lado los doce. Y de los doce, como bien sabemos, uno acabo traicionándole. Pedro hace la pregunta que debemos hacernos todos: Señor, ¿a quién iremos? Y se responde: Tú tienes palabras de vida eterna.

Para desgracia de muchas almas, hoy vemos que determinados personajes, que harían mejor en abandonar la iglesia como hicieron los que abandonaron a Cristo por no creerle, dudan incluso de que lo que leemos en los evangelios sean verdaderamente las palabras de Cristo. Y no solo dudan ellos, sino que conducen a muchos por el camino de su incredulidad. 

Que escuchen bien las palabras del apóstol que confesó por el resto la intención de permanecer junto a Cristo a pesar de la crudeza de algunas de sus enseñanzas:

Así como surgieron falsos profetas en el pueblo de Israel, también habrá entre vosotros falsos maestros. Éstos introducirán fraudulentamente herejías perniciosas: negando al Dueño que los rescató, atraerán sobre ellos mismos una pronta ruina. Muchos seguirán sus costumbres licenciosas, y por su causa el camino de la verdad quedará infamado;  movidos por la codicia, traficarán con vosotros mediante palabras engañosas. Pero su condenación -anunciada ya desde antiguo- permanece en vigor, y su ruina está al acecho.
2ª Pe 2,1-3

Que no piensen esos traficantes de almas que van a salir indemnes de su vil negocio. Que no piensen que profanar la fe católica sobre la Eucaristía les va a salir gratis. Que ni se les pase por la cabeza que el inducir a muchos a profanar el cuerpo y la sangre de Cristo es cosa que Dios vaya a pasar por alto.

Señor, no permitas que nos alejemos de ti. Renueva constantemente en nosotros la fe que diste a Pedro para que confesemos nuestra obediencia a tu palabra y a tus mandamientos.

Luis Fernando