Siendo un hombre, te haces Dios

Evangelio del viernes de la quinta Semana de Cuaresma

Los judíos agarraron de nuevo piedras para apedrearlo. Jesús les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?».
Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios».
Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: «Yo os digo: Sois dioses»? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: «¡Blasfemas!» Porque he dicho: «Soy Hijo de Dios»?
Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad». Y muchos creyeron en él allí.
Jn 10,31-42

Parece evidente que los judíos en tiempos de Jesús tenían bastante claro que el Señor estaba declarando su divinidad. Que era hombre resultaba evidente. Pero pocos entendían que sus ojos estaban contemplando el cumplimiento de la profecía de Ezequiel:

Porque esto dice el Señor Dios. “Yo mismo buscaré mi rebaño y lo apacentaré“… “Voy a salvar a mi rebaño“.
Eze 34,11.22a

Pero por si no bastaban las palabras de Cristo, sus obras hablaban de Él. Por lo cual, los incrédulos no tenían excusa.

De igual manera, de poco vale que digamos a voz en alto -si es que verdad muchos hacen eso- que somos cristianos. Si nuestras obras no hablan de nuestro cristianismo, nadie nos creerá. O peor aún, creerán que ser cristiano es como ser incrédulo o pagano. Como enseña San Juan:

Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras.
1 Jn 3,18

Recordando siempre que toda buena obra que hagamos es fruto de la gracia de Dios operante en nosotros, dispongámonos a ser cristianos de verdad, no de boquilla.

Concédenos, Señor, obrar conforme a la caridad que derramas en nuestros corazones por tu Espíritu Santo para que nuestras buenas obras den gloria al Padre.

Luis Fernando

 

3 comentarios

  
Ricardo de Argentina
Se ve que los judíos contemporáneos a NSJC entendían sólo una fe "razonable", a pesar de que de una recta interpretación de las mismas Escrituras que ellos enseñaban se deducía la posibilidad fáctica de lo que les tocó presenciar.
Ese racionalismo rebrotó en el seno mismo del cristianismo con mucha fuerza siglos después, siendo Arrio el más destacado de sus exponentes. Esta herejía tardó en desaparecer, a pesar de los ímprobos esfuerzos de San Atanasio y de San Agustín.
07/04/17 7:24 PM
  
María de las Nieves
Los judios sabían perfectamente de que estaba hablando Jesús ,eran doctores de Israel se consideraban los sabios, los herederos de Moisés y no podían soportar que se presentará como el Mesias que ellos esperaban, pero no a la manera que lo hizo Jesús, que siempre se atribuyó a si mismo el Hijo del Hombre el personaje celeste de Daniel 7 .

Los judios no eran ignorantes conocían muy bien la Torá pero Jesús no se sometía a todos sus preceptos y por eso buscaban matarle, le tenían envidia ,no le reconocen a ÉL como el Hijo del Eterno y la conciencia que Él tiene de su mesianismo . Israel tiene que reconocerle y entonces vendrá la paz Jesús es el Mesias de Israel, haber si lo reconocen pronto pero se necesitan judios auténticos.
08/04/17 12:44 AM
  
Adrián Ferreira
Lindo lindo todo me encanta
08/04/17 10:24 AM

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