Que el injusto siga siendo injusto y el justo siga siendo justo

Casi al final del libro del Apocalipsis hay un pasaje que llama la atención pero, en el fondo, indica una realidad que viene ocurriendo desde la caída del hombre y que al final de los tiempos será aún más evidente:

Que el injusto siga cometiendo injusticias y el manchado siga manchándose; que el justo siga practicando la justicia y el santo siga santificándose. 
Mira, yo vengo pronto y traeré mi recompensa conmigo para dar a cada uno según sus obras.

Ap 22,11-12

La gracia de Dios está al alcance de todo aquel que quiera servirse de ella para andar en santidad. Y también hay quien pretende utilizarla como ocasión para pecar. 

En el Calvario donde Cristo se dejó crucificar para pagar el precio que merecen nuestros pecados, había otras dos cruces ocupadas por sendos ladrones. Uno, conmovido ante la suerte el Inocente que estaba a su lado, reconoció su condición pecadora, imploró al Señor que se acordara de Él y se salvó. El otro, teniendo delante de sus mismas narices al Autor de nuestra salvación, prefirió seguir maldiciendo y largarse al infierno.

La Iglesia tiene como principal misión ser instrumento para que las almas se salven. Y para ello ha recibido de Cristo autoridad para perdonar pecados.Ha recibido todos los sacramentos, que son fuente de gracia. Los sacramentos son algo demasiado serio como para andar jugando con ellos. Por ejemplo, la Eucaristía debe administrarse solo a quienes están en estado de gracia, o se convierte en mayor motivo de condenación. La Confesión debe darse solo a quien manifiesta arrepentimiento y propósito de enmieda, o se convierte en una farsa por la que el pecador no hace nada para dejar su pecado. El Matrimonio es tan importante, tan esencial, tan crucial, que San Pablo lo compara a la unión entre Cristo y su Iglesia. Etc.

Hay quienes, desde dentro de la propia Iglesia, han querido y quieren “jugar” con los sacramentos. Se puede hacer de mil y una maneras y no es plan de que me ponga a dar ejemplos bien concretos. Pero sí conviene recordar lo que dijo San Pablo:

No os engañéis: de Dios nadie se burla. Lo que uno siembre, eso cosechará. El que siembra para la carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

Gal 6,7-8

Marquen ustedes a fuego estas palabras en sus conciencias: “de Dios nadie se burla”. Podemos engañar el confesor, podemos engañar a un tribunal eclesiástico, podemos buscar quien nos ponga un sello “legal” que convierta en bien lo que sabemos que hemos hecho mal. Pero cuando tengamos que comparecer ante el Tribunal de Cristo ya no valdrán mentiras ni medias verdades

Siempre ha sido así, pero si cabe hoy más que nunca toca que quienes andan en santidad se santifiquen más, que hagan más penitencia, que sean testigos, de palabra y de obra, de la gracia operante de Dios en sus almas. Vamos a ver el cumplimiento de esas palabras del apóstol:

Por otra parte, todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Pero los malvados y embaucadores irán de mal en peor, engañando a los demás y engañándose ellos mismos.

2 Tim 3,12-12

Solo Dios sabe cuándo y cómo dirá basta a determinadas situaciones que nos rodean y que, sencilla y llanamente, no podemos controlar. Pero solo se nos ha dado una vida, más bien corta, para determinar cuál será nuestro destino en la eternidad. Los que por gracia son buenos, que por gracia sean mejores. Los impenitentes que rechazan la gracia, que se conviertan mientras haya tiempo o se hundan aún más en su miseria.

Santidad o muerte.

Luis Fernando Pérez Bustamante

23 comentarios

  
JuanM
Bien traida y expuesta está esta reflexión.
08/09/15 7:12 PM
  
Rexjhs
Muchas gracias Luis Fernando, por este breve y pertinente post, en un día como hoy.
08/09/15 7:37 PM
  
Hagamos penitencia siguiendo la petición de María en Fátima
Dios ha de dejar que la Iglesia sufra una purificación máxima según nos enseña la Palabra y el Catecismo...y cuando todo parezca perdido le arrebatará a Satanás el poder y restaurará todas las cosas, poniendo a todos sus enemigos bajo el estrado de sus pies.
08/09/15 7:38 PM
  
P. Bernardo Rodriguez
Algo que nos enseña la parábola de las 99 ovejas seguras y una perdida es que Dios es un mal perdedor. No le gusta perder a ninguno de sus hijos. Yo no sé cómo ni de qué manera, pero sé que el Padre agotará todos los medios para atraer hacía si mismo a todos sus hijos. Lo que nunca hará es romper la libertad humana.
Con ello, quiero expresar que estoy totalmente de acuerdo con lo que Luis Fernando expone, pero creo necesario poner la otra cara de la moneda. Estamos en tiempo de misericordia, oremos para que todos nuestros hermanos abran su corazón al Padre y redoblemos nuestros esfuerzos para llevar a los pies del Señor a cuantos más hermanos podamos.

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LF:
La otra cara de la moneda es que Cristo no va a perder a ni uno solo de los que Dios le ha dado:

Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Jn 6,39


Tan es así, que incluso al final de los tiempos, se intentará engañar a los elegidos. Pero como dice Cristo, no será posible:
porque surgirán falsos mesías y falsos profetas, y harán signos y portentos para engañar, si fuera posible, incluso a los elegidos.
Mt 24,24


Por eso debemos tomarnos en serio la plegaria eucarística: Cuéntanos señor, entre los elegidos.

Y como quiera que no sabemos quiénes son los elegidos, obraremos con todos como si lo fueran, rezando, intercediendo, dando testimonio, etc.
08/09/15 7:40 PM
  
Horacio Castro
“( ) que hagan más penitencia, que sean testigos, de palabra y de obra, de la gracia operante de Dios en sus almas” Una síntesis perfecta sobre la gracia. Los Mandamientos pueden ser rechazados como la Oración y los Sacramentos instituidos por Nuestro Redentor (también sacrílegamente). Las gracias actuales sin cuya moción nadie se salva, siempre son divinas y acompañan cada alma creada.
08/09/15 7:55 PM
  
Horacio Castro
‘rechazados (también sacrílegamente)…’
08/09/15 8:01 PM
  
Alejandro
LF: Es claro que tu artículo es una crítica al papa (a los motu proprio sobre proceso matrimonial). Hace tiempo que criticas las decisiones y palabras de Francisco sin mencionarlo. No me parece honesto. Prefiero la crítica directa, no la solapada.

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LF:
A lo sumo sería una crítica a TODO el proceso de las nulidades. Personalmente ni me gusta lo que había antes ni me gusta lo que llega ahora, aunque me agrada que ahora se dé autoridad a los obispos por encima de organismos intermedios. Y eso pasa con estos dos motu proprio. En todo caso, acato el criterio que vaya indicando la Iglesia. Pero yo mismo he dicho que la inmensa mayoría de los matrimonios que se celebran entre católicos no practicantes son nulos. El problema no es el proceso de nulidad, sino el acceso indiscriminado a ese sacramento. Y eso lo dije, lo digo y lo diré.

Eso de que critico las decisiones y las palabras del Papa queda muy bien escrito. Falta probarlo.
08/09/15 8:19 PM
  
Juan Andrés
No es necesario que de ahora ejemplos concretos del juego con los sacramentos... en un día como hoy.


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LF:
Se juega mucho más no preparando al sacramento que declarando nulo lo que, sin esa preparación, era seguramente nulo.
08/09/15 8:50 PM
  
P. Bernardo Rodriguez
Col. 1,15-16
15 El es la Imagen del Dios invisible,
el Primogénito de toda la creación,
16 porque en él fueron creadas todas las cosas,
tanto en el cielo como en la tierra
los seres visibles y los invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades:
todo fue creado por medio de él y para él.

Si "todo fue creado por medio de él y para él" ¿podemos decir que la Redención de Jesucristo sólo vale para algunos "elegidos"? Si la Redención de Jesucristo es universal, no dependerá tanto de la "elección" divina sino de: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Jn 3,16)

Si entramos en el tema de predestinación, nos metemos en un lío insoluble por ahora. Por mi parte, no pertenece a mi negociado, sino al de Dios, así que le dejó a El que lo solucione, con la seguridad que lo hará mejor que todos nosotros juntos. Mi cabeza no llega para tanto.

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LF:
La doctrina de la predestinación de los santos es doctrina católica. Como ya digo en mi anterior comentario, no sabemos quiénes son, aunque ciertamente, como explicó Alonso Gracián en su último post, hay señales de predestinación. Y en todo caso, debemos actuar como si todos lo fueran o pudieran serlo. El sacrificio de Cristo es suficiente para salvar a todos, pero solo se salvan los que reciben el don de la perseverancia final.

Y siempre es cosa buena saber que Cristo no va a perder a ninguno de los que el Padre le ha dado.
08/09/15 8:59 PM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
¡¡¡Muchísimas gracias, Luis Fernando. Excelente post y, como siempre, muy oportuno. Que el Espíritu Santo te siga iluminando y la Santísima Virgen María y San José te protejan siempre.

08/09/15 9:23 PM
  
Juan Andrés
Si, conforme la nota, hablamos de matrimonios que "se han vuelto nulos por motivos graves", como así también de causas tales como «la brevedad de la convivencia conyugal», «el aborto para impedir la procreación», «una relación extraconyugal en la época de la boda o inmediatamente sucesiva», de «hijos nacidos de una relación anterior», o sólo «un embarazo imprevisto» o la «falta de uso de razón», "etc" (el etc es sintomático), nada de matrimonios nulos, son ahora anulables, esto es, divorcio.

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LF:
Yo entiendo que la actualidad hoy es la de los motu proprios, pero el tema del post no es ese.
08/09/15 9:44 PM
  
Luis Fernando
Entiendo que la actualidad hoy son los motu proprios, pero el tema del post no es ese.

Este post -como todos los que escribo- será leído por mucha gente dentro de días y semanas, y no entenderán los comentarios.
08/09/15 9:50 PM
  
P. Bernardo Rodriguez
Querido Luis Fernando, le ruego no lo tome como oposición a su planteamiento, sino para evitar la confusión de algunos que nos puedan leer. Me he tomado la libertad del "copy and paste" de un artículo del profesor Rava:

"El Magisterio de la Iglesia ha condenado la doble predestinación a la salvación y a la perdición, en el concilio de Arlés (473) (DS 335) y en el de Orange (529) (DS 397). En el siglo IX, el concilio de Quiercv (853) afirma contra Godescalco de Orbais que los que se salvan son salvados por un don de Dios, mientras que los que se pierden, se pierden por su propia culpa (DS 623). El concilio de Trento afirma contra Huss, Wycliff y sobre todo contra Calvino que no hay una predestinación al mal (DS 1556; 1567). Frente a la doctrina de los reformadores, según la cual cada uno tiene que creer en su predestinación, establece que no hay ninguna certeza infalible de ello, a no ser por una revelación particular de Dios (DS 1540). El motivo de esta incertidumbre reside en la posibilidad que tenemos de rechazar el amor que Dios ofrece a todos los hombres.

La teología contemporánea pone de manifiesto una doble problemática: por una parte, el error de considerar la causalidad divina y la humana como dos fuerzas competitivas, sin tener en cuenta que la gracia no elimina la libertad, sino que la afianza y la desarrolla. Por otra parte, la necesidad de establecer un vínculo más estrecho entre la predestinación de Cristo y la del hombre, en cuanto que el hombre está llamado va desde antes de la creación del mundo a convertirse en hijo de Dios en Jesucristo. En esta perspectiva se subraya además la predestinación de toda la humanidad a la salvación: el resultado de la existencia terrena de cada individuo se verificará solamente en el juicio universal. La predestinación general y la particular se diferencian solamente en el hecho de que esta última incluye la colaboración concreta del hombre con Dios, prevista eternamente por él."

E.C Rava

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LF:
Vale. Ciertamente el doble decreto de predestinación es herético. Y católica la doctrina de la predestinación de los santos y la necesidad del don de la perseverancia final para ser salvos.
08/09/15 11:27 PM
  
Alejandro Galván
Excelente artículo, LF! Muy oportuno: los principios más olvidados y menos mediáticos son los que más se deben de repetir e insistir.
08/09/15 11:46 PM
  
Isabel
Pero yo mismo he dicho que la inmensa mayoría de los matrimonios que se celebran entre católicos no practicantes son nulos. El problema no es el proceso de nulidad, sino el acceso indiscriminado a ese sacramento. Y eso lo dije, lo digo y lo diré.

Opino exactamente igual. El mayor problema es el acceso indiscriminado a ese sacramento, y sigue ocurriendo.

Antes de que España dejara de ser católica, el único matrimonio válido era el eclesiástico, y por eso la pareja que querían casarse no tenían otro modo de poder hacerlo, tanto si eran creyentes cómo si no. Por otra parte la inmensa mayoría de la sociedad era creyente, aunque no todos supieran a la perfección la doctrina cristiana, pero básicamente creían en Dios y temían Su Justicia.Y por otro lado socialmente la separación de un matrimonio era algo impensable (salvo rarísimas excepciones) y rechazado por la sociedad, aunque luego muchos de los maridos tuvieran amante o amantes. Tenemos casos sobrados y conocidos en la Historia de España sin ir más lejos, en muchos de los reyes.

Siendo la mayoría de la sociedad creyente y siendo el matrimonio eclesiástico el único válido, me explico que la Iglesia no fuera exquisita a la hora de otorgar el sacramento del matrimonio. Ahora después de varias décadas de paganismo, divorcio y matrimonio civíl, es cuando no comprendo porque no hay un filtro mucho más exigente que el anterior a la hora de casar canónicamente a las parejas que así lo deseen. Creo que el matrimonio cristiano debería de ser solamente para cristianos católicos practicantes, y antes de bendecir una unión las catequesis prematrimoniales deberían de ser fundamentales; explicando bien a los futuros contrayentes, no sólo lo que es el Catecismo de la Iglesia, sino cuales son los derechos y los deberes de un matrimonio cristiano. Si esa catequesis tuviera que durar un año durante todos los días: Un año durante todos los días. Cómo si tuvieran que ser tres años, cómo actualmente tengo entendido que duran las catequesis de Primera Comunión y así de paso les daría tiempo a saber si su pareja era la adecuada para unirse a ella el resto de su vida. Además sería bueno, hacer firmar a los novios un documento en el que expresaran quedar enterados de lo que van a ser sus derechos y obligaciones con su futura esposa e hijos y de lo que significa el matrimonio cristiano en toda su dimensión. De ésta forma, en caso de incumplimiento por parte de uno o los dos cónyuges, sabrían a lo que se exponían en caso de incumplimiento.

La gran mayoría de los matrimonios celebrados actualmente por la Iglesia, tienen una fecha de caducidad de aproximadamente cinco años. Ese porcentaje viene porque los contrayentes son paganos y se han casado en la Iglesia por presiones familiares o porque "es más bonito". Con tales inicios no hay nada de qué extrañarse.

Que el Señor nos ampare y nos guíe.
09/09/15 9:25 AM
  
Quico
Sobre el tema de quien debería o no ser admitido al sacramento del matrimonio es, en mi opinión, indudable que lo deseable es que quien acceda al sacramento del matrimonio esté perfectamente instruido, preparado y, aún mejor, sea un ferviente católico. Pero dejando aparte el caso de los que simplemente se casan por la iglesia porque "hace bonito" -lo cual es probablemente un matrimonio nulo sin más- existe también una zona gris de personas con fe deficiente pero real a los que negar el sacramento sería apartar probablemente de la práctica religiosa. No digo que haya que darles el sacramento y punto; evidentemente hay que hacer todos los esfuerzos posibles por ayudarles a comprender y asumir lo que aceptan al aceptar el sacramento, pero también hay que evitar "partir la caña quebrada y apagar el pábilo humeante"; si solo admitimos a los de fe acendrada (¿y quién juzgaría eso?) corremos el riesgo de alejar a familias que de otro modo podrían haber permanecido en la iglesia. Lo que digo es que hay que buscar un difícil equilibrio entre unas exigencias mínimas para contraer el matrimonio sacramental y una permisividad laxa que desnaturaliza el sacramento mismo. Las posiciones extremas casi nunca son la solución, salvo que se trate de casos indudables de fidelidad necesaria a Cristo y a su Iglesia.

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LF:
Ciertamente no todo es negro o blanco. Hay muchos grises. Pero entre lo que vemos hoy y una rigurosidad extrema por la que se exija que los novios hayan acudido a todas las misas dominicales y fiestas de precepto del último año, hay un margen de actuación muy grande.

No se trata de poner muros a quienes se acercan con buena intención, sino de impedir que se profane el sacramento.

Quizás más que hablar de católicos praticantes al 100%, podría hablarse de católicos creyentes. Aunque su fe no sea perfecta, que al menos haya evidencia de fe católica -no basta un teísmo etéreo-. Y eso sí, la preparación pre-sacramental ha de ser inifinitamente mejor que lo que hay ahora.

Y también es obvio que no es conveniente ir con el "NO" por delante. Más bien sería un "vamos a ver..."
09/09/15 11:04 AM
  
Luis Fernando
Amparo, he leído el comentario que no quieres que se publique. Te digo que en esas preguntas andamos algunos.
09/09/15 11:35 AM
  
hidaspes
En realidad, basta un análisis de la problemática de fondo para concluir que más vale prevenir que curar, y que en vez del parcheo a posteriori, una cuidada y esmerada formación pre-matrimonial es la verdadera solución definitiva: si junto a eso se apuesta por pulir aspectos procedimentales de la nulidad matrimonial en sede canónica pues tanto mejor.
09/09/15 11:56 AM
  
keparoff
Llevo tiempo diciendo que en el Sinodo iban a abrir la mano con las nulidades, ampliando el número de causales. Como es algo no doctrinal, sino simple criterio de juicio, nadie iba a poder decir nada.

Claro, imagine cualquiera cual es la situación si a un obispo como Kasper le das la potestad de declarar la nulidad por falta de fe en alguno de los contrayentes, o por convivencias matrimoniales muy breves, o por...

Eso es un divorcio a la católica, lo queremos o no, y ni siquiera podemos decir nada, porque resulta que todos los matrimonios entre católicos no practicantes de los últimos años son realmente nulos.

Ahora la pregunta es ¿y de qué van a debatir en el Sinodo? porque Kasper con estos motu propio puede convertir Alemania en un erial, no necesita nada más.
09/09/15 11:22 PM
  
Feri del Carpio Marek
Como dices, LF en la respuesta a un comentairo, pienso que en la Iglesia nos estamos burlando mucho más del sacramento del matrimonio por la realización inválida de éste, que por las posibles falsas declaraciones de su nulidad. En ese sentido, es de elogiar el último motu proprio del Papa al respecto, que pienso que será el inicio de hacer una limpieza, y por otro lado quedará evidente la necesidad de una preparación adecuada, y otra consecuencia natural debería ser el rechazo a celebraciones inválidas. Finalmente, deja las cosas en una condición mucho más favorable para ir al corazón del problema y de las soluciones en el próximo sínodo. Estamos comenzando a ver medidas concretas que van a salvar el sacramento del matrimonio, y con ello a las familias. Que van a haber quienes quieran abusar del proceso de nulidad, van a haber ¿Y? ¿Acaso eso tendría algo de novedoso?
09/09/15 11:35 PM
  
JCA
keparoff:

Cerrado este frente, ahora los kasperitas podrán concentrar sus esfuerzos en el mariconio y los «itinerarios pastorales» para los divorciados.
10/09/15 2:34 PM
  
Rafael de Higuera
"Pero yo mismo he dicho que la inmensa mayoría de los matrimonios que se celebran entre católicos no practicantes son nulos. El problema no es el proceso de nulidad, sino el acceso indiscriminado a ese sacramento. Y eso lo dije, lo digo y lo diré".
Lo sucedido en las últimas décadas es que la Iglesia española, acostumbrada a la fácil situación de hallarse ante una población mayoritariamente creyente, y que el matrimonio canónico fuera el único posible, se ha dejado llevar por la inercia de esa comodidad a partir del final de los años 80 del pasado siglo, o primeros 90´. Es en esas décadas cuando el laicismo, el agnosticismo, o un simple y neblinoso teísmo empezaron a avanzar en la sociedad española, y lo hizo a notable velocidad, situándonos en parangón en la apostasía con los demás países europeos rápidamente.
El Derecho canónico exige (aún está en vigor), la confirmación para contraer matrimonio, "salvo caso de grave dificultad". Esta excepción de la grave dificultad se ha convertido en la regla, de tal manera que desde esas décadas se ha permitido acceder al sacramento del matrimonio a muchos novios sin confirmar, y no se les decía que era necesario y conveniente recibir antes del matrimonio dicho sacramento. O bien, si el párroco de turno lo decía, era considerado por esos novios no confirmados como un "talibán", y se iban a la parroquia "progre" de al lado donde los casaban. Es importante la confirmación no sólo por los dones que confiere el sacramento, sino por la catequesis que se recibe, que dura un año, o al menos así era cuando los de mi quinta la recibimos (mediados de los años 80¨del siglo pasado) y era muy completa.
Tener la intención de "hacer lo que hace la Iglesia". Ése es el mínimo necesario, según tengo entendido, para la validez del consentimiento matrimonial. No soy canonista (me he quedado en abogado todoterreno), pero si sé que en "hacer lo que hace la Iglesia" está incluido el espinoso tema de la paternidad responsable, según fue explicitada doctrinalmente en la "Humanae vitae" de Pablo VI. Tema que a muchos novios no se les habrá explicado, y muchos católicos ignoran porque sencillamente no se habla de ello (y casi nadie sustituye la lectura del "marca" o el visionado del "sálvame" por una encíclica, de manera que no cabe presumir la existencia de una legión de autodidactas). No sabrán al casarse en muchos casos, ni se les habrá dicho, que la paternidad responsable es abrirse a la voluntad de Dios en la procreación, y si se ha de limitar el número de hijos ha de ser de acuerdo los dos y por "justa causa", en palabras de Pablo VI, y evitando en todo caso los medios artificiales. La realidad es que el número de hijos por matrimonio católico se ha reducido a uno solo o dos a lo máximo en muchos casos, los que tienen tres o cuatro son bichos raros. Y las "justas causas" han sido y son más bien motivos relacionados con la propia comodidad, la "autorealización", el tiempo libre, el tener menos cargas, etc. Hay quien ha hablado de "paternidad confortable", retratada en matrimonios que tiene más coches que hijos, por poner un ejemplo. Son muchos los hijos únicos de matrimonios casados por la Iglesia, hijos que crecen sin un solo hermano por decisión predeterminada y egoísta de sus padres, o a veces también, por imposición de uno de los cónyuges al otro. Hay sentencias de nulidad dictadas en los años 90¨de las que se desprende que si al casarse uno lo hace con la intención de imponer al otro, por razones egoístas, el tener sólo un hijo, puede no estar conforme con la doctrina de la paternidad responsable y ser causa de nulidad.
Otro tema es que al casarse se expresa solemnemente el compromiso de educar a los hijos en la fe católica. Y luego la conducta posterior de muchos matrimonios es que pasan por completo de llevar a los hijos (o al único hijo en muchos casos) a misa los domingos, porque ellos mismos no van, ni iban tampoco antes siendo novios. Eso sí, equitación, esgrima, tenis, encaje de bolillos y toda una batería de actividades extraescolares, que no le falte a la apretada agenda del único hijo ("hacemos cultivos intensivos en vez de extensivos", bromeaba un amigo un día), pero catequesis, y vida religiosa, que brille por su ausencia. No sé si hay alguna sentencia canónica que se haya pronunciado sobre este particular, pero a mi limitado entender, expresar de labios para afuera un compromiso y abrigar la intención de no cumplirlo, aplicando una lógica elemental, es una simulación del consentimiento. Repito que es una opinión meramente personal siguiendo una regla de lógica, pero si me hallo equivocado y hay alguna doctrina que contradiga esto, estoy dispuesto a rectificarlo.
En fin, se ha sido muy laxo durante décadas (también yo tengo culpas que purgar en este tema), admitiendo al matrimonio canónico a bautizados no creyentes que no evidencian intención alguna de convertirse. Sólo con exigir rigurosamente el sacramento de la confirmación y su catequesis de un año como requisito previo a contraer matrimonio, y explicando bien los compromisos que se adquieren sería suficiente para atajar el problema que expresa la frase citada al comienzo. Para ello no hace falta reformar nada, basta con tomarse en serio y aplicar el vigente canon 1065.

Perdón por la extensión del comentario.


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LF:
Merece la pena la extensión. Gracias.
11/09/15 12:54 PM
  
Manuel C
Estoy completamente de acuerdo con todos los comentarios que afirman la necesidad de una mayor formación para todos los que acceden al matrimonio canónico. Si bien quisiera incidir en un aspecto más. Una vez escuche afirmar a un jurista que el noventa por ciento de los matrimonios celebrados en España -no sólo los canónicos- eran nulos de pleno derecho; pues requisito esencial para la validez del matrimonio -civil o canónico- es que que exista en el momento de la celebración un válido consentimiento libre, voluntario e informado. Y lamentablemente ese consentimiento lo hay antes de la celebración, lo puede haber después de la celebración... pero ¿y en el momento de la celebración?
Con ello lo que quiero destacar es que el matrimonio -me refiero ahora al canónico- actualmente se ha convertido en algo meramente mundano, donde las mayores preocupaciones no están centradas en la recepción del Sacramento sino en otros aspectos: que el Templo sea bonito, que la música quede bien, que esté todo perfectamente decorado, que los vestidos sean estupendos, que el banquete sea fenomenal.
¿Y dónde queda el Sacramento? ¿Donde la unión del hombre y la mujer antes Dios?
14/09/15 2:20 PM

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