¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros?

La idea de que la Iglesia no juzga la situación moral de sus fieles se da de tortas con la Revelación. A menos, claro, que arranquemos de nuestras Biblias todo el siguiente capítulo de 1ª de Corintios:

Se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad; y una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno convive con la mujer de su padre. ¿Y vosotros seguís tan ufanos? Estaría mejor ponerse de luto y expulsar de entre vosotros al que ha hecho eso.

Pues lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús entregar al que ha hecho eso en manos de Satanás; para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor.

Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?
Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.

Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.
En la carta que os escribí os decía que no os juntarais con los inmorales. No me refería a los inmorales de este mundo, ni tampoco a los codiciosos, a los estafadores o idólatras; para eso tendríais que salir de este mundo. Lo que de hecho os dije es que no os juntarais con uno que se llama hermano y es inmoral, codicioso, idólatra, difamador, borracho o estafador: con quien sea así, ni compartir la mesa.

¿Acaso me toca a mí juzgar a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes juzgáis vosotros?

A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad al malvado de entre vosotros.

1ª Cor 5

Por si la cosa no quedara clara, el capítulo siguiente de esa carta empieza así:

¿Cómo se atreve alguno de vosotros, que tiene un pleito con otro, a demandar justicia ante los infieles, y no ante los santos? ¿No sabéis que los santos van a juzgar al mundo? Y si por vosotros va a ser juzgado el mundo, ¿no sois capaces de juzgar causas menores? ¿No sabéis que juzgaremos a los ángeles? Pues cuánto más las cosas ordinarias de la vida.

1ª Cor 6,1-3

Y si alguien piensa que eso era solo cosa de San Pablo, se equivoca. En la epístola de Judas leemos:

Queridísimos: como tengo gran interés en escribiros sobre nuestra común salvación, me siento obligado a dirigiros esta carta, para exhortaros a combatir por la fe que ha sido entregada a los santos de una vez por todas. Porque se han infiltrado ciertos hombres, ya desde hace tiempo señalados en la Escritura para esta condenación, hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y niegan al único Dueño y Señor nuestro, Jesucristo.

Judas 1,3-4

Y:

Éstos son una mancha en vuestros ágapes: comportándose sin recato como si estuvieran en banquetes, se cuidan a sí mismos; son nubes sin agua zarandeadas por los vientos; árboles de otoño sin fruto, dos veces muertos y arrancados de raíz; olas bravías del mar que echan la espuma de sus torpezas; astros errantes a los que está reservado para siempre el infierno tenebroso.

Judas 1,12-13

Recordemos igualmente que Cristo dio autoridad a sus apóstoles para perdonar y retener pecados. Tanto es así, que lo que la Iglesia perdona en la tierra, es perdonado en el cielo. Y lo contrario, también. No es cosa sabia cruzar el umbral de la muerte estando en rebaldía contra la Iglesia de Cristo.

Ni que decir tiene que la Iglesia ha de aceptar a todos los pecadores que vengan a ella estén en el estado en que estén. Dios no espera a que la gente sea santa para acogerla, sino que la acoge y luego la capacita para ser santa. De igual manera, la Iglesia sabe que no puede levantar barreras a los que se acercan a sus atrios con la carga de enormes pecados a sus espaldas. Pero una vez dentro, las palabras del apóstol San Pablo son claras. Y quien diga algo contrario a ellas, no debe ser atendido.

Luis Fernando Pérez Bustamante

21 comentarios

  
Ado
Para enmarcar, este artículo. Si en la Iglesia los pastores hablaran con esta claridad, otro gallo nos cantaría. (Y sospecho que las iglesias no estarían tan vacías)
05/09/15 6:46 PM
  
Francisco
Efectivamente, y es por eso que hay que hablar claro, y dejarse de las "misericordias" que no lo son, y dejan en sus pecados a la gente. Dios nos limpia, nos purifica, y, como el médico que nos cura, experimentaremos momentos de dolor, pero nosotros tenemos, si la pedimos, una Gracia que es mejor que cualquier medicina, y nos ayudará a santificarnos. Lo que no puede ser es no corregir al que vemos que está errado y se empeña en vivir en contra de lo que Dios quiere, ya que eso si que no sería misericordia. Veo un miedo a veces en nuestra Iglesia a "asustar" a los fieles y hacer como si no pasa nada.... y así nos va.
Paz y bien
05/09/15 6:46 PM
  
Inés
Hay otras citas que deben tenerse en cuenta para interpretar el alcance de las señaladas.
Por ejemplo: Corintios 13:1


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LF:
Esa no tiene absolutamente nada que ver con el juicio moral de la Iglesia a sus fieles.
A menos, claro, que pensemos que la caridad está reñida con el juicio.
05/09/15 9:32 PM
  
Juan Mariner
Ado. desde luego, para oír larguísismas y tediosoas conferencias, verdades a medias como discos rayados o recitales poéticos hay otros foros...
05/09/15 9:49 PM
  
Hermenegildo
Luis Fernando: pongamos por caso de los casados canónicamente, luego divorciados vueltos a casar por lo civil, que quieren participar en la parroquia pero no tienen intención de regularizar su situación. ¿Qué se hace con ellos? ¿Se les acoge en la Iglesia y se les permite realizar toda clase de actividades menos, claro está, recibir la comunión? ¿O se les da de lado como pide el Apóstol?

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LF:
¿Qué hacían en los primeros siglos?
05/09/15 10:10 PM
  
Rexjhs
¡Con qué claridad expresaba San Pablo la sana doctrina! Mucho me temo que si viviera hoy y dijera esas cosas en sus homilías o predicaciones (que no es otra cosa que la Palabra inspirada por Dios) sería amonestado por falta de misericordia. Hasta este punto ha entrado la confusión en la Iglesia que decir la Palabra de Dios así de clarita es indeseable a los ojos de muchos.

Todo el montaje de la facción kasperita en el Sínodo, LF, es un gran embuste para romper tres sacramentos, y, nada menos que el centro de la Iglesia: eucaristía, matrimonio y confesión. Y digo embuste porque el mundo y la inmensa mayoría de adúlteros y homosexuales de nuestros días son impenitentes. No quieren volver a la Iglesia, como decías, LF, a realizar un camino de conversión que les lleve a vivir como hermanos con sus parejas o a abandonarlas por el bien de su alma, sino que pretenden que la Iglesia les bendiga sus pecados. Y esa ola, esa presión de Satanás, del mundo y de la carne sobre la Iglesia es tan fuerte que parece un tsunami, y nosotros estamos construyendo un pequeño muro de arena en la playa para pararlo. Sólo la intervención divina puede parar esta gran apostasía en marcha y purificar el mundo y la Iglesia. Así fue en el Antiguo Testamento (el pueblo judío sufría continuos castigos de Dios por su infidelidad) y así será también ahora.

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LF:
Fuentes que me merecen mucha credibilidad, pero no me valen hasta el punto de convertirlo en noticia, me aseguran que el Papa no tiene la menor intención de adoptar las tesis de Kasper.
05/09/15 11:06 PM
  
Hermenegildo
Supongo que en los primeros siglos se les daba de lado a los adúlteros. Pero esto no es lo que nos pide últimamente la Iglesia ni los últimos Papas...

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LF:
En realidad no se les daba de lado. Se les hacía ver la gravedad de su pecado. Solo así podían salvarse.
Y no creo que fueran menos misericordiosos.
05/09/15 11:11 PM
  
Inés
Catecismo p. 1792 El desconocimiento de Cristo y de su Evangelio, los malos ejemplos recibidos de otros, la servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su enseñanza, la falta de conversión y de caridad pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral.

Un juicio moral sobre el obrar de los demás sin la virtud teologal de la caridad puede conducir al pecado de difamación ya sea por obra, palabra, pensamiento u omisión. Por esa razón quienes deciden la separación de la comunidad de uno de sus miembros son quienes tienen por oficio divino esa responsabilidad, por ejemplo San Pablo.

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LF:
El caso es que San Pablo les dijo a los corintios que a cuento de qué tenían que esperar a que él tomara esa medida. Cosas que pasan.

Conste que no estoy hablando del juicio particular de un fiel a otro. Hablo del de la Iglesia a sus miembros.
05/09/15 11:14 PM
  
Juan Argento
Luis Fernando, como yo entiendo los pasajes que citas, el de 1ª Cor 6,1-3 describe una situación distinta a los demás, lo cual es evidente por el tiempo futuro que usa ("los santos van a juzgar al mundo"). Ese pasaje se refiere al juicio final, en el cual Dios permitirá a los fieles ver no solamente las obras "externas" de los hombres, sino también la disposición interior con la que las realizaron.

Que esta participación en el juicio divino es en el juicio final queda aún más claro en otro pasaje que describe la misma situación, ahora con respecto a los Apóstoles:

Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.» (Mt 19,28, reiterado en Lc 22,28-30).


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LF:
Pues el juicio de las tribus de Israel no es precisamente el juicio del mundo.
05/09/15 11:40 PM
  
Rexjhs
Rezo por ello cada día LF. Dios te escuche.
05/09/15 11:51 PM
  
Inés
El caso es que las citas seleccionadas tienen efectos en la mente de los que las leen en el contexto de este sitio en las actuales circunstancias de la Iglesia.

La expulsión de la Iglesia de Corintios y la entrega a satanás del pervertido que compartía la mujer de su padre escandalizando hasta los paganos ¿es aplicable hoy a los casados sacramentalmente divorciados vueltos a casar?

Si piensa que No debería decirlo claramente cuando esa idea surge en sus lectores y le preguntan. Y explicarnos en que casos se aplica actualmente dicha pena de excomunión y entrega a satanás.

Si dice Si, entonces,el magisterio de los papas recientes contradice su aplicación al caso ya que este dice:

"Esto no significa que la Iglesia no sienta una especial preocupación por la situación de estos fieles ( casados divorciados vueltos a casar) que, por lo demás, de ningún modo se encuentran excluidos de la comunión eclesial. Se preocupa por acompañarlos pastoralmente y por invitarlos a participar en la vida eclesial en la medida en que sea compatible con las disposiciones del derecho divino, sobre las cuales la Iglesia no posee poder alguno para dispensar(12). Por otra parte, es necesario iluminar a los fieles interesados a fin de que no crean que su participación en la vida de la Iglesia se reduce exclusivamente a la cuestión de la recepción de la Eucaristía. Se debe ayudar a los fieles a profundizar su comprensión del valor de la participación al sacrificio de Cristo en la Misa, de la comunión espiritual(13), de la oración, de la meditación de la palabra de Dios, de las obras de caridad y de justicia (CDF 14 de septiembre de 1994)



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LF:
Si, como usted dice, el magisterio de los papas contradijera la Escritura, tendríamos un problema grave. Porque ese capítulo no admite otra interpretación que la literal, por la sencilla razón de que describe un HECHO, y da unas ÓRDENES muy concretas. en todo caso, yo no le doy ninguna aplicación. No me atribuya algo que no he hecho. Me limito a copiar lo que el apóstol hizo. A partir de ahí, el que se crea más listo, más misercordioso, etc, que el apóstol y que el Espíritu Santo que le inspiró a escribir eso, pues que lo sea.

Por supuesto, tampoco se hace ni caso a los apóstoles en lo que dijeron sobre lo que había que hacer con los herejes. Y así nos va.

Pero nada, nada, dejemos que la Iglesia siga transitando por estos caminos de laxitud moral, doctrinal y disciplinaria, que nos va a ir de fábula. De momento, tenemos ya un continente casi perdido en manos de la indiferencia y/o el ateísmo/agnosticismo, y otro camino de perderse en manos de los evangélicos. Gran éxito pastoral el de los últimos 50 años, sí señor.
06/09/15 2:00 AM
  
Gabriela de Argentina
LF: "Fuentes que me merecen mucha credibilidad, pero no me valen hasta el punto de convertirlo en noticia, me aseguran que el Papa no tiene la menor intención de adoptar las tesis de Kasper."

Pues claaaaaro, LF!!! A quien puede ocurrirsele semejante cosa?
SS Francisco I, otrora cardenal Jorge Bergoglio, no es hombre de andar sacando los pies del plato, y mucho menos de pasar a la historia como el causante de un cisma. Mucho mas facil seria apelar a la sacrosanta colegialidad sacralizada por el CVII y dejar la decision "pastoral" sobre estas personas en manos del obispo del lugar. Todos harian mas o menos lo que les veniera en gana, como ahora vamos, pero legal y colegiadamente. Y santas Pascuas para todos!
06/09/15 3:13 AM
  
JOSÉ IGNACIO LESACA ESEVERRI
Excelente comentario o artículo, Luis Fernando.
06/09/15 1:56 PM
  
Inés
Claro, pero es que el Magisterio no contradice la Escritura sino que la interpreta a la Luz del Espíritu Santo y la Tradición. Por eso es muy propio de las sectas rigoristas echar a los borrachos de la comunidad pero no es la praxis de la Iglesia el excomulgar y entregar a satanás a los alcohólicos aun a los que no logran superar su enfermedad con ningún tratamiento conocido. Y tampoco lo hace con los difamadores, los estafadores y los codiciosos. ¿Luego por qué lo tendría que hacer con los adúlteros?


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LF:
El alcoholismo puede convertirse en una enfermedad. A los enfermos no se los echa. Se les ayuda... si se dejan. Si no se dejan y pretenden que no son lo que son -eso señala el apóstol-, tenemos un problema. Y de la misma manera que hay drogadictos a los que hay que expulsar literalmente de casa para que no dañen a padres y hermanos, puede pasar igual con los alcohólicos.

El adulterio no es una enfermedad. La idolatría, tampoco. La avaricia, tampoco. Son pecados.

San Pablo es muy claro. Que se le haga caso o no, ya es otra cosa.
06/09/15 1:57 PM
  
Luis Fernando
Hay algunos que se empeñan en poner comentarios a pesar de que saben que no se los voy a publicar. Piensan que al menos les voy a leer. Pues no, tampoco. En cuanto me llega al email el aviso de la llegada de un nuevo comentario, aparece el nombre de quien lo manda. Y puedo eliminarlo sin tener que leerlo.
06/09/15 4:57 PM
  
Inés
Aquí tiene otra cita de San Pablo:
Gálatas 5:19-21

19 Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Fíjese que pone en el mismo grado de gravedad las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las contiendas, las divisiones y las envidias que el adulterio, la fornicación y las herejías.

El grado de pecado es igual en todos ya que nos aparta de la gracia que es necesaria para heredar el Reino de Dios.
06/09/15 5:28 PM
  
Juan Argento
"Pues el juicio de las tribus de Israel no es precisamente el juicio del mundo."

Obviamente. Cuando dije "la misma situación" me refería a "fieles de Cristo que serán hechos partícipes del juicio divino en el Juicio Final." Los Apóstoles, de las tribus de Israel (Mt 19,28); los fieles en general, del mundo (1ª Cor 6,1-3). Lo que tienen en común ambos pasajes es el tiempo futuro que se refiere al Juicio Final, más claro aún en las palabras de Jesús: "en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria,".

El punto es que en esa situación futura en que los fieles/Apóstoles ya han sido glorificados, podrán participar del juicio divino porque Dios les permitirá ver las disposiciones internas que tuvieron los que están siendo juzgados.
06/09/15 7:55 PM
  
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Inés:
El problema radica en el permanecer en el estado de pecado mortal.
Si yo he tenido la desgracia de perder la gracia santificante por un pecado mortal pero después reconozco que he ofendido gravemente a Dios, me arrepiento profundamente de ello, abandono el estado de pecado con el firme propósito de no volverlo a cometer y le pido a Dios sinceramente perdón en el sacramento de la Confesión, Él, en su infinita misericordia, me perdona y me restituye al estado de gracia en el que me encontraba con anterioridad al pecado mortal cometido. Pero para todo ello es necesario la renuncia al pecado, abandonar el estado de pecado mortal en el que me encuentro.
Que el Espíritu Santo te ilumine.
06/09/15 9:47 PM
  
Alejandro Galván
Sr. Juan Argento:

Me parece que ud. se está centrando en la dimensión escatólogica del juicio, sin detenerse en que es la justificación del juicio "actual" (no de hoy, sino del acto), como puso LF:

¿Cómo se atreve alguno de vosotros, que tiene un pleito con otro, a demandar justicia ante los infieles, y no ante los santos? ¿No sabéis que los santos van a juzgar al mundo? Y si por vosotros va a ser juzgado el mundo, ¿no sois capaces de juzgar causas menores? ¿No sabéis que juzgaremos a los ángeles? Pues cuánto más las cosas ordinarias de la vida.

"a demandar justicia"... ""capaces de juzgar causas menores"... "cosas ordinarias de la vida".

06/09/15 10:48 PM
  
Juan Argento
Sr. Alejandro Galván:

los pasajes citados por LF aluden en total a tres juicios distintos.

El primer pasaje (1 Cor cap. 5) y el tercer y cuarto pasajes (Judas 3-4 y Judas 12-13, que tienen eco en 2 Pedro cap. 2) se refieren a conductas manifiesta y gravemente pecaminosas entre gente que pretende ser cristianos. Sobre esas conductas el fiel puede y debe emitir un juicio objetivo aquí y ahora, y actuar en consecuencia con respecto a quien las sigue ("con quien sea así, ni compartir la mesa"). De paso, noto que S. Juan hace una exhortación idéntica en su segunda carta respecto a los que abandonan la recta doctrina (2 Juan 9-11).

El segundo pasaje (1 Cor 6,1-3) se refiere a dos juicios: el Juicio Final, en el que Dios hará participar a los fieles en general del jucio al mundo (y a los Apóstoles en particular del juicio a las tribus de Israel según Mt 19,28), y el juicio de cuestiones puramente temporales, respecto al cual el Apóstol dice a los cristianos de Corinto que es un escándalo que acudan por esas cuestiones a los tribunales de los paganos en vez de resolverlas entre ellos. Esto queda aún mas claro en los versículos siguientes al pasaje citado por LF, que cito de la Biblia de la Univ. de Navarra:

"Por tanto, si tenéis pleitos sobre estas cosas ordinarias, tomad como jueces a los menospreciados en la Iglesia. Para vergüenza vuestra lo digo: ¿es que no hay entre vosotros ni un solo sabio que pueda mediar como juez entre sus hermanos, sino que vais a pleitear hermano contra hermano, y eso ante infieles?" (1 Cor 6,4-6)
07/09/15 10:12 PM
  
Alejandro Galván
Sr. Juan Argento:

Agradezco su aclaración, que contribuye a la cuestión de la autoridad de la Iglesia al juicio actual.
08/09/15 12:17 AM

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