Que se lo diga mamá

- “Oye, hermano, ¿qué hacemos pues? ¿se lo dices tú o se lo digo yo?”

- “Es que a mí me da `cosa´. Díselo tú”.

- “Claro, qué listo eres. Y si luego me echa la bronca, tú te escabulles y te haces el desentendido”.

- “Mira, se me ha ocurrido una cosa. Hablamos con mamá y que sea ella la que se lo proponga”.

- “Vale, no es mala idea”.

Los dos hermanos se dirigen a su madre y le cuentan sus planes. Ella, que como toda buena madre quiere lo mejor para sus hijos, acepta pero con una condición:

- “Tenéis que venir conmigo”.

- “Pero mamá”, dijeron ambos, “precisamente lo que queremos es que no se nos note mucho”.

- “Nada, nada. O venís conmigo o no voy”.

- “Vayamos los tres”, respondió el mayor.

- “Pero hablas tú, mami”, dijo el pequeño.

Antes de llegar ante Su presencia, Él levantó los ojos y les lanzó una mirada penetrante, como si supiera realmente qué es lo que querían. La mujer sintió como las piernas le temblaban un poco y al menor de sus hijos se le hizo un nudo en la garganta. Sin embargo, no era ella una persona de las que se echaba para atrás una vez que se decidía a hacer algo. Se postró ante los pies del Maestro, quien abrió la boca:

- “¿Qué quieres?”

- “Di que estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu reino”.

- “No sabéis lo que pedís”.

Y mirando a los hermanos, les espetó:

- “¿Podéis beber el cáliz que yo tengo que beber?”

Ambos, un tanto sudorosos ante el mal trago que estaban empezando a pasar, respondieron:

- “Podemos”.

El Rabbí pronunció entonces su sentencia:

- “Beberéis mi cáliz, pero sentarse a mi diestra o a mi siniestra no me toca a mí otorgarlo. Es para aquellos para quienes está dispuesto por mi Padre”.

Madre e hijos agacharon la cabeza y se fueron por donde habían venido, no sin antes oír unos murmullos entre el resto del grupo más cercano al Maestro:

- “Pero bueno, ¿habráse visto tanta desfachatez?”, dijo uno.

- “Pues si nos ponen a esos por jefes, yo dimito y me vuelvo al negocio de la pesca”, dijo el otro.

- “A mí, mientras me dejen seguir llevando la contabilidad, me da lo mismo”, dijo el de más allá.

Entonces el Maestro les hizo una señal para que se acercaran. Los dos hermanos se aproximaron, pero a cierta distancia de los otros diez. El Señor abrió de nuevo sus labios:

- “Vosotros sabéis que los príncipes de las naciones las subyugan y que los grandes imperan sobre ellas”.

Guardó unos segundos de silencio. Se mascaba la tensión en el ambiente. El Rabbí continuó:

- “No ha de ser así entre vosotros. Al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor, y el que entre vosotros quiera ser el primero, sea vuestro esclavo, así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos”.

Todos, menos uno, agacharon la cabeza. Una vez más habían demostrado que estaban lejos de entender la razón de su presencia al lado del Maestro. El mayor de los dos hermanos se sentó en el suelo y puso sus manos entre la cabeza. El menor fue a contar a su madre lo que había dicho el Rabbí. La lección había sido magistral. Y debía pasar desde entonces de generación en generación.

¿La hemos aprendido hoy? ¿Buscamos servir o ser servidos? ¿queremos los primeros puestos para lucir palmito o nos conformamos con el lugar que Dios nos ha preparado?

Hoy, como siempre, es tiempo de que nosotros mengüemos y Él crezca. Y si no somos capaces de reflejarle en nuestras vidas, éstas serán un fracaso. El éxito para el cristiano no está en alcanzar lo que desea, sino en cumplir lo que Dios le pide y le concede. Y no hay mayor éxito que ser siervo y esclavo de aquellos a quienes Dios ama.

Luis Fernando Pérez

11 comentarios

  
Maricruz
Por eso -principalmente- acepté la invitación a InfoCatólica, porque es una comunidad que conoce su lugar ante el Señor, porque en su unidad en el servicio, le refleja.
25/07/10 2:58 PM
  
Norberto
LF

¿Con que reconstruyendo escenas bíblicas, eh?, no me digas que no me has copiado...¡hum!


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LF:
¡hum!, ¿de dónde habría de copiarte?
25/07/10 5:27 PM
  
Norberto
Pues de los relatos que publiqué en LPD, ¡ah, claro! es que no los has leído, ¿será eso?

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LF:
Sinceramente, no sé de qué me hablas. Ni siquiera sé qué es LPD.
En todo caso, este relato lo he escrito hoy. Y no me he fijado en lo que hayan podido escribir otros. Se me ocurrió que sería "entretenido" hacer algo así y lo he hecho. Nada más.
25/07/10 6:58 PM
  
Luis Fernando
Por cierto, Norberto, no es la primera vez que "reconstruyo" escenas bíblicas:
http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/maria_y_el_angel
25/07/10 7:42 PM
  
angel
Norberto parece que ha creado escuela.

De todas formas muy buena la recreación, gracias.


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LF:
Va a ser plan de que pongáis algún enlace a los textos de Norberto, ¿no os parece?
Así los disfrutaremos todos.
25/07/10 7:47 PM
  
Odet
Norberto se refiere a La Puerta de Damasco,(habia estado II,escrito por Norberto,es una novela historica.

---

LF:
Ah, vale... es que no había caído en el significado de las siglas, je je. Yo llamaría CaC a este blog, pero es que esa son las siglas de un organismo censor de la libertad de expresión de la Generalidad de Cataluña. Y claro, no es plan
25/07/10 8:58 PM
  
Norberto
LF

Sin acritud, LPD es La Puerta de Damasco, blog de D. Guillermo Juan Morado.



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LF:
Oído cocina. La verdad es que no me puedo leer todos los posts de todos los blogs de InfoCatólica.
25/07/10 9:09 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Norberto,

Me he tomado la molestia de leer todos tus comentarios escritos en el enlace:

http://infocatolica.com/blog/puertadedamasco.php/1005280929-title#more8127

pero la verdad no se en que te basas para decir que Luis Fernando te a copiado.
25/07/10 9:45 PM
  
Norberto
Daniel, hablo con animus jocandi de copia de la idea de hacer recreaciones de escenas bíblicas, nada más.

Además me alegra, que sin ponernos de acuerdo, se fomente ese estilo. Es todo amigo.
25/07/10 10:00 PM
  
Daniel Lagos de Perú
Bueno Norberto y de pasó haz hecho que te leyéramos, la verdad ni enterado de tu publicación, esta bien es edificante.
26/07/10 1:17 AM

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