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4.07.19

(366) Confusión entre el orden natural y el sobrenatural


«No se trata ya del antiguo error que ponía en la naturaleza humana cierto derecho al orden sobrenatural. Se ha ido mucho más adelante, a saber: hasta afirmar que nuestra santísima religión, lo mismo en Cristo que en nosotros, es un fruto propio y espontáneo de la naturaleza. Nada, en verdad, más propio para destruir todo el orden sobrenatural.» (SAN PIO X, Pascendi, n. 8, 8 de septiembre de 1907)

«Otros desvirtúan el concepto del carácter gratuito del orden sobrenatural, pues defienden que Dios no puede crear seres inteligentes sin ordenarlos y llevarlos a la visión beatífica.» (PÍO XII, Humani generis, n. 20, 12 de agosto de 1950)

 

Es bueno tener claro algunos principios fundamentales sobre el orden natural y el sobrenatural, para no confundirlos ni amalgamarlos.

Recordemos que la confusión viene, sobre todo, debido a la filosofía de la acción que Blondel y de Lubac difundieron en el pensamiento católico.

Recordemos algunas nociones básicas al respecto.

* * *

El ser humano fue creado elevado gratuitamente al orden sobrenatural. El hombre es creado en gratuita elevación.

La vida sobrenatural no es efecto necesario exigido por la creación del hombre.

La naturaleza humana plenamente constituida en su propio orden no demanda lo sobrenatural como constitutivo debido.

El ser humano tiene, gratuitamente, un fin sobrenatural, porque ha sido creado gratuitamente elevado al orden sobrenatural.

El ser humano pudo haber sido creado sin haber sido elevado.

Lo natural está caído de lo sobrenatural y necesita justificarse de esa caída. Esta justificación es sacramental.

A lo natural le resulta absolutamente imposible acceder naturalmente a lo sobrenatural.

Lo natural no da lo sobrenatural.

No debe confundirse transcendencia con sobrenaturalidad. Hay un conocimiento natural de Dios y otro sobrenatural. Un fin propio de la naturaleza y un fin efectivo que no deben confundirse.

 
Con el pecado mortal el hombre pierde la gracia santificante y no hay realidad natural que pueda devolvérsela.

El sacramento del matrimonio no proporciona la gracia santificante, si ésta se ha perdido por el pecado mortal.

La gracia santificante se recibe por el bautismo y se recupera por la confesión, que es como un bautismo trabajoso.

Los principios fundamentales de la relación entre lo natural y lo sobrenatural son válidos también en el orden del amor conyugal.

El deseo de lo sobrenatural no expresa el fondo de la naturaleza humana en sí misma. Dios pudo haber creado la naturaleza humana sin haberla elevado, y eso no la haría menos naturaleza ni le quitaría nada propio que le sea debido.

El personalismo identifica lo natural con lo estático y cosificado y lo sobrenatural con lo dinámico y personal. Para remediarlo, postula lo sobrenatural como componente de lo natural. Las realidades  naturales, bajo esta perspectiva, son sobrevaloradas como sobrenaturales para ser valoradas como auténticas. Lo correcto es considerar que lo natural está caído y lo sobrenatural perdido. Y son necesarios los sacramentos para sanar la naturaleza herida y obtener el organismo sobrenatural.
 

De Lubac naturaliza lo sobrenatural al pretender que la naturaleza esté ordenada naturalmente a lo sobrenatural. Si esto es así, entonces lo sobrenatural es en realidad lo natural transcendente. Con lo cual se incurre en naturalismo y en negación de lo sobrenatural.