(365) Desenfoque del concepto de Revelación
—Definición de Revelación divina
La Revelación es «la manifestación que Dios hace a los hombres en forma extraordinaria de algunas verdades religiosas, imponiéndoles la obligación de creerlas»[1].
Se dice en forma extraordinaria para diferenciarla del conocimiento natural, que es la forma ordinaria de conocimiento.
Nos referimos a la Revelación pública, es decir, aquella que Dios realiza para provecho de todos los hombres, porque quiere «que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad»[2]
—Término de la Revelación
La Revelación pública terminó con los apóstoles. Se cerró, no caben más verdades en el Depósito que las contiene, y que custodia la Iglesia. Fue llenado con la muerte del último apóstol.
Cabe aumentar la comprensión y la explicitación (sacar afuera, explicar mejor) pero no cabe añadir supuestas nuevas verdades, tampoco las supuestamente procedentes de otras religiones o fenómenos religiosos. En este sentido no podemos hablar de un depósito vivo, si con vivo queremos decir o insinuar que está abierto.
—Tipos de verdades reveladas y su necesidad
1. Verdades imposibles de conocer con la razón natural, por pertenecer al orden sobrenatural.[3]
2. Verdades posibles de conocer con la razón natural.[4]
Respecto al primer tipo de verdades, la Revelación es absolutamente necesaria: «puesto que nos elevó al orden sobrenatural, era indispensable que nos manifestase ese orden»[5]