6.11.06

¿Hay salvación fuera de la Iglesia Católica? ( II )

En el mensaje anterior hemos leído cuál era el pensamiento de lo primeros padres de la Iglesia anteriores a San Agustín de Hipona.
Ahora nos toca ver cuál fue la enseñanza del santo Obispo de Hipona acerca de los que estaban separados de la Iglesia católica. Bien está que recordemos que San Agustín fue el teólogo preferido de Lutero y de Calvino, los cuales pretendieron hacer creer que sus doctrinas sobre la gracia y la predestinación eran iguales a las enseñanzas de aquel gran santo que vivió en el norte de África. Curiosamente no le tuvieron en cuenta cuando él dijo cosas como estas….

Epist 141,5
“Cualquiera, pues, que se haya separado de esra Iglesia Católica, aunque crea que vive virtuosamente, está separado de la unidad de Cristo por ese solo crimen: no alcanzará la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”

De Baptismo III,16.21
“El amor del que el Apóstol dice: `El amor de Dios ha sido derramado sobre nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado´(Rom5,5), es la caridad que no tienen los que se han desgajado de la comunión de la Iglesia Católica; y, por esto, aunque `hablaran las lenguas de los hombres y de los ángeles´(1ºCor 13,1-3)… en nada les aprovecha. Porque no tienen el amor de Dios, los que no aman la unidad de la Iglesia, por lo cual se dice con razón que el Espíritu Santo no se recibe si no es en la Iglesia Católica”

Epist 185,50
“No será partícipe de la divina caridad quien es enemigo de la unidad. Y así, no tienen el Espíritu Santo los que están fuera de la Iglesia.”

En cuanto a los sacramentos recibidos en una secta cismática o herética, San Agustín era menos drástico que San Cipriano de Cartago, el cual los consideraba nulos de pleno derecho, pero con todo, el santo doctor de la Iglesia no era especialmente “optimista” ante los frutos finales de dichos sacramentos si la persona que los recibía permanecía en la secta:

De Baptismo III,10.13
“Quien recibe el bautismo entre los herejes o en algún cisma fuera de la comunión de la Iglesia, se queda sin percibir fruto alguno en cuanto participa de la perversidad de los herejes y cismáticos.”

Y refiriéndose a un obispo donatista (los donatistas eran los protestantes de aquellos tiempos), San Agustín no se anduvo por las ramas al escribir:

Sermo ad Caesariensis ecclesiae plebem 6
“Fuera de la Iglesia él puede tenerlo todo menos la salvación: puede tener el honor del episcopado, puede tener los sacramentos, puede cantar el `aleluya´, puede responder `amén´, puede tener el Evangelio, puede tener y predicar la fe en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; pero nunca podrá encontrar la salvación sino en la Iglesia Católica”

Aún más, San Agustín, al igual que algunos de sus predecesores, mantenía una opinión igualmente muy drástica acerca de las posibilidad de que el martirio les sirviera a los cismáticos de algo:

De Baptismo IV,17.24
“Ni este bautismo aprovecha el hereje, aunque haya perdido la vida fuera de la Iglesia confesando a Cristo. Y es una gran verdad: al morir fuera de la Iglesia manifiesta bien claramente que no tiene la caridad de que habla del Apóstol.”

Como veis, muy “ecuménico” no era el Obispo de Hipona. No obstante, él sabía diferenciar entre los causantes del cisma y aquellos que nacían y se bautizaban en un grupo cismático:

De Baptismo 1,5.6
“Por lo que se refiere a los que por ignorancia se bautizan allí (en un grupo cismático), pensando que aquella es la Iglesia de Cristo, si se les compara con los anteriores (culpables de iniciar el cisma), su pecado es menor, aunque queden malheridos por el pecado del cisma. Y no dejan de pecar gravemente porque los otros pequen todavía más gravemente.”

Podría añadir algún otro texto pero creo que con esos es más que suficiente para que os deis cuenta de que el más grande teólogo latino de la Antiguedad, tenía las cosas muy claras respecto a la salvación de los que no formaban parte de la Iglesia católica. En los debates apologéticos de católicos con protestantes que sí tienen en gran aprecio a los primeros Padres de la Iglesia, incluído el santo de Hipona, los católicos se encuentran con que ellos siempre usan un argumento al que se agarran como lapas: “la Iglesia católica de aquellos tiempos no tiene nada que ver con la del siglo XVI o la del s XXI"…. NECESITAN ese argumento porque si no tendrían que aceptar que los cristianos de los primeros siglos les acusan con el dedo como cismáticos. El problema es que se puede demostrar fácilmente -eso sería motivo para otro post- que la Iglesia Católica del siglo XVI o de nuestros días, aún con todos los pecados de sus miembros, es la misma Iglesia Católica de los primeros siglos. Y desde luego el protestantismo NO PUDO NUNCA haber sido la fe de Agustín, de Cipriano, de Ireneo y de todos los padres de la Iglesia. Es hasta cierto punto lógicao que los ortodoxos quieran mantener que ellos son herederos de la Iglesia de los primeros siglos. El protestantismo no puede hacer tal cosa. Como dijo Henry Cardinal Newman: “Profundizar en la historia es dejar de ser protestante”

En otro post veremos textos de Santo Tomás de Aquino, de teólogos españoles así como los decretos de diversos papas y concilios.

Luis Fernando Pérez Bustamante.

13 comentarios

  
Pacífico
Me parece muy interesante esta serie de artículos, Luis Fernando. Una vez escuché a un teólogo (Pedro Rodríguez) decir que la máxima "extra Ecclesiam nulla salus" debía ser interpretada, más que como una regla excluyente, como una fórmula que expresa la mediación salvífica universal de la Iglesia, querida por Cristo. Esto es, "fuera de la Iglesia no hay salvación" significa que todo el que se salva, se salva por la mediación de la Iglesia: el que se salva pertenecería a la Iglesia, no de una manera nominal, jurídica, sino "invisible", aunque real (y de ahí lo del bautismo de sangre y el bautismo de deseo...)
06/11/06 9:31 PM
  
Luis Fernando
Bueno, yo creo que la clave de todo es la presencia o ausencia de "ignorancia invencible".
Creo que el Concilio Vaticano II fue todo lo lejos que se puede ir para presentar "amablemente" una verdad mantenida de forma unánime por la Iglesia a lo largo de los siglos.

Y si te digo la verdad, a mí se me pone la piel de gallina cada vez que veo lo clarito que tenían los padres de la Iglesia este asunto, en el cual no admitían apenas excepciones.

En cualquier caso, Dios sabe más.
06/11/06 9:42 PM
  
latigonegro
En la humilde opinión de este siervo de Dios, la pregunta correcta y por tanto la respuesta adecuada ha de serlo a ésta:

¿EXISTE UNA REMOTA POSIBILIDAD REAL DE SALVACIÓN CRÍSTICA DENTRO DE LA IGLESIA CATÓLICA?

Hecha la pregunta coreccta, estaría feo no contestarla correctamente; o todo lo correctamente que este humilde siervo de Dios sabría hacerlo, caso de intentarlo.

Mas su humildad se lo impide, pues

¿Quien sería el necio que le escuchara?
o mejor:
¿Dónde estaría el necio de verdad que se atreviera a no juzgarle por ello?

Creo pues mejor en este momento dejar la pregunta en el aire, pues suficientes necios somos ya en este mundo y que cada conciencia y a conciencia se la responda a sí misma, si es que acaso aún quedan conciencias.
¿Tu qué opinas?

Un saludo
Latigonegro.
06/11/06 10:55 PM
  
Luis Fernando
Yo opino que es más interesante la opinión de los doctores de la Iglesia de los primeros siglos que la de un cristiano particular del siglo XXI, pero sobre gustos colores.
06/11/06 11:24 PM
  
Wilburg
1. Magister dixit.

Esta es la férula de la Edad Oscura, sirve para que nadie piense por sí mismo: no hace falta que pasen por el Purgatorio, quedarán en el Limbo.


2. Jesucristo, sin embargo, tiene otra estrategia, que usa, naturalmente, sin que nadie pueda maniatarlo, ni maniatar a quien lo ha recibido: Yo te daré de mi Espíritu, y éste te enseñará todas las cosas. El nacido del Espíritu es como el viento, nadie sabe de donde viene ni a donde va.

De manera que la Evolución, que es dejar lo obsoleto en el museo, y abrir nuevos horizontes antes no imaginados, también es cosa de Dios.
06/11/06 11:37 PM
  
Anonimo
El amontonamiento de citas, es decir, el argumento de "autoridad" no es garantía de verdad ni de realidad. "Extra ecclessiam nulla salus" fue una frase que hizo fortuna, pero nada más. El resto son comentarios de lo mismo.

Además, salvación ¿de qué? ¿De qué me tengo que salvar yo?
Como no sea de la voracidad de las haciendas municipales...

PABLO.
07/11/06 11:05 AM
  
Luis Fernando
La acumulación de citas sirve para constatar el parecer de la Iglesia en aquellos primeros siglos. Pero claro, si uno no reconoce que la Iglesia tiene autoridad doctrinal, pues da igual que se pongan un millón de citas.


Pregunta usted, ¿de qué tengo que ser salvado?
Pues lea el Nuevo Testamento y lo sabrá. Luego ya depende de usted si acepta o no lo que ahí aparece.
07/11/06 11:44 AM
  
Wilburg
Amigo Pablo, don San Pablo, que era abogado profesional, buscando que usted se viera totalmente condenado,
-para "salvarlo"-, se sirvió de dos fórmulas:

1. Decirle que todo eso que aparece en los yacimientos como huesos de homo sapiens sapiens que vivieron hace 150.000 años es una MENTIRA, que la única verdad es que el PRIMER hombre, Adán, era INMORTAL, (existió hace 5.700 años), y pecó, y por ello recibimos TODOS el pecado original. De manera que está usted en off-side.

2. Y, por si esto fuera poco, le dijo que está usted pecando continuamente, y para probarle en qué, estableció, junto con Mateo, una lista de normas INALTERABLES, y leyes absolutas, por las que cualquiera que se mida va a quedar, efectivamente, anonadado. Esto va contra el Derecho.

Dios, naturalmente no tiene nada que ver con esas dos historias, y además, se le puede conocer personalmente, basta buscarlo -sin miedos-.
07/11/06 4:06 PM
  
Tovical
¿Hablaba el Santo de la Iglesia a la que, como realidad del Reino del Padre,se refería Jesús en su relato del Juicio Final según Mt. XXV.? ¿O estos textos evangélicos se añadieron posteriormente, o no eran proclamados en aquella Iglesia Africana de la que era pastor Agustín? No es correcto tomar una parte por el TODO. ¿Por qué no aclarar y matizar los conceptos empleados en otros tiempos de comprensión diferente, si ahora conducen a inexplicables desviaciones o contradicciones? ¿Dónde queda el fulgor de Ju. XIII,35: "En esto conocerán que SOIS DISCÍPULOS MÍOS, en que os amais unos a otros"?
07/11/06 8:05 PM
  
Luis Fernando
Tovical, la cosa es bien simple. Para los cristianos del primer siglo (San Agustín era uno más diciendo lo mismo) el pecado más horrendo era el cisma, precisamente porque atentaba contra la caridad cristiana. Para ellos la unidad visible de la Iglesia era fundamental, y quien atentara contra la misma no podía ser salvo.

Se podrá o no estar de acuerdo con esa radicalidad, pero estaba fundamentada en el Nuevo Testamento.

De todas formas, pronto vamos a ver cómo ha ido evolucionando esa verdad doctrinal en siglos posteriores.
07/11/06 8:27 PM
  
foulard
A mayor temor...(por ejemplo a perder la silla )menor el amor, que es a fin y cuentas de lo que nos van a examinar ¿no? (Jn.1 nosé qué, más o menos)
08/11/06 12:39 AM
  
Wilburg
foulard, y ¿porqué nos van a examinar?

Dios, cuando formó todo esto que vemos, con sus adversidades, los esfuerzos que uno tiene que hacer para la supervivencia, el amor que usted se tiene que tener a sí mismo, la belleza que es el construir una psique de estudio, de trabajo, y edificar una familia, amor, amigos, etcaétera, lo que buscaba es exactamente igual que dice el cerebro: o placer, o dolor. Debe usted buscar pasarlo bien. Lo cual no quiere decir no hacer nada, sino hacer mucho, así se ama a sí mismo. Si hay miedo a examen, ya no se es libre.

Los musulmanes tienen miedo al Juicio Universal: no lo tengamos nosotros.

Dios ama INCONDICIONALMENTE. Y viene a hacer morada en su interior, si usted le dice -entra en mí. Y lo sentirá. Él no puede acusarle, nunca inventó la Ley Inalterable. Es cosa de los hombres.
08/11/06 6:56 AM
  
sofia
Estoy de acuerdo totalmente con el comentario de Pacífico.
09/11/06 9:31 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.

Jugar con la vida, jugar a ser Dios

Inauguro hoy una nueva sección de este blog. En la misma pienso copiar cada semana la carta pastoral de algún cardenal, arzobipo u obispo, que me parezca interesante. Como no podía ser de otra forma, inaugura la sección mi propio Obispo, Monseñor Sanz Montes, de quien estoy absolutamente convencido que está llamado a ser una columna (Gal 2,9) de la Iglesia Católica en España.

Jugar con la vida, jugar a ser Dios

Queridos Hermanos y amigos: Paz y Bien.

Es una tentación tan vieja como el mundo. No se trata sin más de un instinto de sano y sabio perfeccionamiento, sino de algo que parece que está malditamente escrito en nuestra más torpe pretensión: querer ser como Dios. En la larga trayectoria de la historia de los hombres, se ha intentado con más sutileza o más grosería, rescribir esa arcana tentación de polemizar con Dios, de negociar con Él, de desplazarle, de ignorarle…o de pretender llegar a su misma destrucción.

Tres escenas bíblicas nos ponen delante con su lenguaje literario esta actitud antigua de llegar a ser como Dios: el árbol de la ciencia del bien y del mal al que no quitaban los ojos Adán y Eva, la torre de Babel cuyo proyecto fue tan minuciosa como estúpidamente redactado, y la adoración del becerro de oro de aquellos hebreos liberados de Egipto, mientras el bueno de Moisés subió al Sinaí para hablar con Dios. Cada generación, cada persona han podido describir su particular intento: qué fruta prohibida consumen, qué torre indebida levantan o ante que ídolos de dioses que no son Dios se postran y adoran.

Serían muchas las formas con las que a través de los siglos se ha venido facturando esta pretensión. Pero estamos ante una circunstancia que nunca antes se había dado tan masivamente, tan refinadamente, tan cínicamente, con tantos intereses creados y con tanta subvención. Querer ser Dios hoy, pasa nada menos que por el adueña-miento de la vida, por el control de esa vida en todas sus fases y en todas sus formas. Un control que decide qué hay que eliminar y cuándo, en qué hay que engañar y cómo, a quién hay que aislar y por qué.

Vuelve a aletear entre nosotros la sombra de la muerte no como desenlace natural de quienes llamados a la vida entran en la eternidad al traspasar su último umbral, sino una muerte que es fruto del cálculo político, del interés económico, y de la pretensión cultural. No es la piedad hacia otros seres curables lo que legitima la industria del embrión, no es el avance deseable de la ciencia lo que se quiere tutelar con la legislación en curso: la industria del embrión se dispara para quienes juegan a ser Dios, como una demagogia política, como un rentable negocio y como un paso adelante en su no disimulada "mutación cultural" (como le hacen repetir al repetidor). ¿Por qué no desarrollan los objetivos de curar a otros seres humanos y de avanzar en la ciencia a través de las células madre? Ellos saben por qué no.

Por más que lo envuelvan con palabras confusas, rimbombantes, o de calculada ambigüedad, jugar así con la vida, como pretende el Proyecto de Ley de investigación biomédica del Gobierno español, es un atentado contra la vida anteponiendo los intereses económicos e ideológicos de partido al bien común más básico: la vida, y contra el ser más vulnerable: el embrión humano. El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal lo ha vuelto a denunciar: «Recordamos una vez más, con recientes palabras de Benedicto XVI, que la resistencia de la Iglesia no es en modo alguno contra la ciencia, sino sólo «ante las formas de investigación que incluyen la eliminación programada de seres humanos ya existentes, aunque aún no hayan nacido (…) La historia misma ha condenado en el pasado y condenará en el futuro esa ciencia, no sólo porque está privada de la luz de Dios, sino también porque está privada de humanidad». Animamos a las comunidades católicas a seguir anunciando con vigor el Evangelio de la vida: Dios, el Creador providente, no se olvida de ninguna de sus criaturas, sino que las ama apasionadamente. Es el Evangelio que nos capacita para amar sin condiciones y para juzgar con lucidez».

Recibid mi afecto y bendición.

† Jesús Sanz Montes,

Obispo de Huesca y de Jaca.

6 comentarios

  
Fra Lorenzo
malo que el gobierno juegue a ser dios; peor que lo haga la jerarqui'a, porque esta juega en serio, y si puede, hace trampa
06/11/06 4:51 PM
  
Luis Fernando
Bueno, me parece a mí que alguna legitimidad más tiene la jerarquía en hablar en nombre de Dios en este caso.
06/11/06 5:31 PM
  
Fra Lorenzo
No comparemos Don LFPB, el gobierno no pretende hablar en nombre de Dios; le atribuyen actuar...
06/11/06 6:47 PM
  
Luis Fernando
Bueno, digamos que nunca como hasta ahora el hombre había jugado de forma tan clara a ser Dios, manipulando la vida humana desde su misma concepción.
Y eso, antes o después, tendrá consecuencias.
06/11/06 7:13 PM
  
foulard
Será por eso que el Espíritu Santo nos regatea en esta olla de grillos en la que:
".Nadie sabe de donde viene y a donde va...?".Ahí la aparición de los árbitros del poder...: ¡los medios!.
Son providenciales!!
08/11/06 12:33 AM
  
Sed bueenos
Hacedle caso a este hombre, que la Iglesia sabe muy bien lo que es eso de jugar con la vida humana.
A su historia y al presente me remito.
16/11/06 8:45 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.

5.11.06

¿Hay salvación fuera de la Iglesia Católica? ( I )

Lumen Gentium, 14
El sagrado Concilio pone ante todo su atención en los fieles católicos y enseña, fundado en la Escritura y en la Tradición, que esta Iglesia peregrina es necesaria para la Salvación. Pues solamente Cristo es el Mediador y el camino de la salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y El, inculcando con palabras concretas la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como puerta obligada. Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, rehusaran entrar o no quisieran permanecer en ella.

A pesar del “optimismo” respecto a la salvación de los no católicos, incluso los no cristianos, presente en el concilio Vaticano II, lo cierto es que el Concilio reafirmó lo que ha sido una doctrina unánimemente sostenida por la Iglesia Católica a lo largo de los siglos: la no salvación de los que, culpablemente, no forman parte de la misma. En sucesivos posts mostraré cómo se ha ido desarrollando esta cuestión durante todos esos siglos.

Para este estudio estoy utilizando y citando el libro “¿Hay salvación fuera de la Iglesia?", del padre Francis A. Sullivan S.J (jesuita), editado por Desclée De Brower en el 1999 (ISBN 84-330-1442-0). Si os interesa este tema es altamente recomendable que compréis ese libro si os resulta posible. Empezaré citando los primeros Padres de la Iglesia:

Padres anteriores a San Agustín

San Ignacio de Antioquía (primera década s.II)
Carta a los filadelfios 3,3
“No os engañéis, hermanos míos: si alguno sigue al que se separa `no heredará el Reino de Dios´. El que camina en sentencia ajena, ese tal no se conforma a la Pasión".

Según San Ignacio, no sólo es sólo el provocador del cisma el que se condena, sino también todos los que le siguen.

San Ireneo de Lyon (mediados o finales s.II)
Adversus haereses 3:24,1
“En la Iglesia Dios ha puesto apóstoles, profetas, maestros y todos los demás dones del Espíritu, que no comparten aquellos que no se apresuran a la Iglesia, sino que se autoexcluyen de la vida, por una mente perversa y un modo de actuar peor. Porque donde está la Iglesia, está el Espíritu de Dios, y donde está el Espíritu de Dios está la Iglesia y toda gracia”

San Ireneo escribió esas palabras contra los gnósticos, que eran los cismáticos de aquella época y deja muy claro que los que no están en la Iglesia, se autoexcluyen de la vida. Es muy importante su afirmación de que donde está la Iglesia, está el Espíritu de Dios.

Orígenes (principios y mediados del s.III)
Él, siendo el pionero de la exégesis alegórica de las Escrituras, incluye la advertencia de que no hay salvación fuera de la Iglesia, en una homilía basada en el segundo capítulo de Josué, que relata la historia de los dos espías hebreos en Jericó, que se refugiaron en la casa de la prostituta Rajab. Orígenes vio en esta casa un símbolo de la Iglesia, dado que fue lugar de salvación en la ciudad que estaba a punto de ser destruida. Su aplicación de la historia del AT a la vida de la Iglesia fue la siguiente: Homiliae in Jesu Nave 3,5 “Se da esta orden a la muejr que había sido antes prostituta: `Todo aquellos que se encuentren en tu casa serán salvos. Pero con respecto a aquellos que salgan de tu casa, estaremos libres de este juramento que te hemos hecho´. Por lo tanto, si alguien quiere salvarse, que entre en la casa de esta que fue una vez prostituta. Incluso si alguien de ese pueblo quiere salvarse déjenle entrar en esta casa, para que pueda encontrar la salvación. Déjenle entrar en esta casa en la que la sangre de Cristo es signo de redención… Así, que nadie se engañe: fuera de esta casa, esto es, fuera de la Iglesia, nadie se salva. Si alguien sale, es responsable de su propia muerte”

Pueden resultar útiles aquí algunas indicaciones exegéticas. La “mujer que había sido prostituta” sugiere la imagen de la Iglesia de los gentiles como el pecador arrepentido: ella que había vivido en un vicio pagano es ahora la casta esposa de Cristo. El cordón escarlata que Rajab descolgó por su ventana era el símbolo dirigido a los invasores hebreos para que su casa duera respetada. Para Orígenes significa la sangre de Cristo, signo de redención de la Iglesia. La invitación de Orígenes a los miembros de “ese pueblo” se dirige claramente a los judíos que no habían aceptado el mensaje cristiano de salvación, pero la advertencia más importante de este pasaje se dirige claramente a aquellos que salen de la única casa en que se encuentra la salvación. De la misma forma que pasaba en Jericó, cualquiera quesaliera sería también responsable de su propia muerte. Esto se refiere claramente a los cristianos que, habiendo estado una vez en la Iglesia, la dejaban para unirse a una herejía o secta cismática. No hay salvación fuera de la Iglesia y aquellos que se van son los únicos culpables de su propia perdición.

San Cipriano de Cartago (mediados s.III)
Epist 4,4
“Que no piensen que el camino de la vida o la salvación existe para ellos, si han rehusado obedecer a los obispos y presbíteros, dado que el Señor dice en el libro de Deuteronomio: ´Si alguno procede insolentemente, no escuchando al sacerdote ni al juez, ese hombre morirá´. Y entonces se les mataba con la espada… pero ahora, los orgullosos e insolentes son muertos con la espada del Espíritu cunado son arrojados fuera de la Iglesia. Porque no pueden vivir fuera, ya que sólo hay una casa de Dios, y no puede haber salvación para nadie si no es en la Iglesia”

En esa epístola estaba hablando de aquellos que estaban en peligro de excomunión. Pero ciertamente para San Cipriano la unidad de la Iglesia era esencialmente una unidad de amor, y por tanto, cualquiera que violara esa unidad mediante herejía o cisma estaba pecando contra la virtud de la caridad. Llega a la conclusión que era de esperar:
Epist 73,21
“Y no puede servir para la salvación al hereje ni el bautismo de la confesión pública ni el de sangre, porque no hay salvación fuera de la Iglesia”

Y antes había escrito sobre los cismáticos:
Epist 52,1
“¿Cómo puede un hombre que no está con la esposa de Cristo y en su Iglesia, estar con Cristo?”

En su obra “Sobre la Unidad de la Iglesia", San Cipriano retoma su idea de que el martirio no puede purgar la pena del cisma:
La unidad de la Iglesia, 14
“Estos, aunque dieran la vida por la confesión del Nombre, no lavarían si mancha siquiera con su propia sangre. Inexpiable y grave es el pecado de la discordia, hasta el punto de que no con el martirio se perdona. No puede ser mártir quien no está en la Iglesia. No podrá llegar al reino quien abandona a la que ha de reinar. Cristo nos dio la paz, nos ordenó vivir concordes y unánimes, nos mandó guardar íntegros e inviolados los vínculos del amor y de la caridad. No puede, por tanto, presentarse como mártir quien no ha mantenido la caridad fraterna. Esto es lo que enseña y atestigua el apóstols Pablo `aunque entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha´”
Un poco antes, en el mismo libro, dice lo siguiente acerca de los cismáticos:
La unidad de la Iglesia 6,77
“La esposa de Cristo no puede ser adúltera, inmaculada y pura como es. Quien separándose de la Iglesia, se une a una adúltera, se separa de las promesas de la Iglesia, y no alcanzará los premios de Cristo quien abandona su Iglesia. Éste se convierte en un extraño, un sacrílego y un enemigo. No puede ya tener a Dios por padre quien no tiene a la Iglesia por madre. Si pudo salvarse alguien fuera del arca de Noé, también se salvará quien estuviera fuera de la Iglesia. Quien destruye la paz de Cristo y la concordia, actúa contra Cristo. Y quien recoge en otra parte, fuera de la Iglesia, desparrama la Iglesia de Cristo. Quien no mantiene esta unidad, tampoco tiene la ley de Dios, ni la fe en el Padre y el Hijo, ni la vida y la salvación.”

Bien, como podéis ver, el juicio de los primeros Padres de la Iglesia contra los que decidían salirse de la Iglesia era durísimo. Recordemos que el Vaticano II afirma que no es lo mismo el que se separa HOY de la Iglesia que el que nace ya en una de esas comunidades cristianas separadas. El primero es culpable -aunque esto hay que matizarlo-, mientras que el segundo no lo es. Ahora bien, como ya veremos más adelante en sucesivos posts, no es lo mismo el que sale de la Iglesia porque no ha recibido una educación o catequesis adecuada que el que lo hace por puro orgullo o maledicencia.

Luis Fernando Pérez Bustamante

4 comentarios

  
Paco C
También el bautismo de deseo. Una devota anglicana o un devoto musulmán, que sin auténtico conocimiento de la verdadera Iglesia, quieran salvarse y cumplan con sinceridad los preceptos de su fe, forman parte de la Iglesia Católica mediante el bautismo de deseo.

Hay que tener presente asimismo la declaración "Dominus Iesu", de la Congregación para la Doctrina de la Fe, publicada en el año 2.000.
06/11/06 1:40 AM
  
Wilburg
En el cielo de los católicos no habrá ni una sola opinión crítica sobre las incoherencias de la biblia, y las de la iglesia, todas se censuran, y se borran sus posts por los monaguillos.
No es posible que Jesucristo desee estar allí por mucho tiempo, Él no es masoquista.

Gracias Torquemada.
06/11/06 4:06 PM
  
foulard
Menos mal que Dios tiene hasta sentido del humor, seguro!
08/11/06 12:24 AM
  
sofia
La opinión de Paco C me parece aceptable y caritativa con los que tienen otras creencias.
09/11/06 9:34 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.

4.11.06

Gracias por María (II)

María, Inmaculada Concepción

El arcángel Gabriel saluda a María como Kejaritomene -llena de gracia o agraciada-. La Iglesia ha llegado a comprender y proclamar que ella fue kejaritomene desde el mismo instante de su concepción. Y para llegar a entender eso ha tenido que meditar mucho sobre las implicaciones que había de tener para un ser creado, como María, el llegar a ser el Arca Santa que habría de contener la Encarnación del Verbo de Dios, el cual es el Creador Eterno. La gracia de Dios debía acompañar a esa criatura humana, María, para que fuera tan santa que la presencia divina en su seno no la consumiera por completo.

Porque, no lo olvidemos, hasta que Cristo no nos abrió definitivamente el camino al Padre, toda relación entre la naturaleza humana y la divina estaba limitada por el muro del pecado. Si la simple contemplación de Dios podía traer la muerte de los hombres o, en el mejor de los casos, causaba un resplandor de gloria (2ª Cor 3,7; Exodo 34,29) en aquel que se aventuraba a contemplar siquiera las "espaldas del Señor" (Ex 33,23), ¿qué no podría ocurrir con una mujer que llevara en su propio seno al Señor Todopoderoso a la vez que estuviera corrupta por el pecado? ¿Cómo no habría el Señor de resguardar en santidad a esa mujer para que su naturaleza humana no se viera arrasada por la santidad del Verbo divino? ¿Cómo no concederla la gracia de verse libre del pecado, y por tanto salvada de él y sus consecuencias, para que de esa forma se convirtiera en el ser humano de quien Jesucristo tomó la naturaleza humana? Si Cristo había de ser sin pecado, ¿cómo habría de tomar su naturaleza humana de una mujer en pecado?

El dogma de la Inmaculada Concepción es un canto a la gracia de Dios en María. Pues es esa GRACIA, y no la propia naturaleza humana de la Virgen, quien la limpia de pecado, por los méritos de quien habría ser su Hijo, desde el mismo instante de su concepción.

La Iglesia da testimonio ya en el siglo II, a través de San Justino y San Ireneo, de que había recibido la enseñanza de que María era la Segunda Eva y era la madre de la nueva humanidad en Cristo Jesús. De esa enseñanza la Iglesia, con el paso de los siglos y tras no poca discusión, llegó al convencimiento de que María, por el significadísimo lugar que había de tener en el plan de salvación dispuesto por Dios, fue llena de gracia desde el primer instante de su creación. Dicha pureza, fruto de la gracia de Dios en ella, debió mantenerse intacta para la que su seno se convirtiera, cual nueva Arca de la Alianza, en receptáculo santo de la encarnación del Verbo de Dios. La unión tan íntima entre cualquier madre y el hijo que lleva en su seno es algo que sólo quien ha experimentado la maternidad puede contar. Pero en el caso de María y su hijo Jesús, esa unión no era una unión cualquiera. Era la unión entre una mujer, ser creado, y el Dios Eterno Creador de los cielos y la tierra. Y por ello, el Altísimo derramó de su gracia desde un primer momento sobre aquella bendita mujer, para que cuando llegara el momento de encarnarse en su seno, ella pudiera ofrecerle la santidad fruto de la gracia de Dios como receptáculo para su divinidad. Como la primera Eva, madre de todos los hombres, fue concebida sin pecado, así la Segunda Eva, madre de la nueva humanidad en Cristo, fue Igualmente concebida sin pecado. Así lo ha declarado la Iglesia de Cristo y así ha de ser aceptado por todos.

Amar, honrar, venerar y dar culto a María es la mejor forma de dar gracias a Dios por las maravillas que hizo en ella. Si Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó que la visita de la Madre del Señor era un don para ella, ¿qué no exclamaremos nosotros? San Juan el Bautista, como en su día hizo el rey David, danzó ante el Arca de la Alianza. Pero esta vez, el Arca contenía en su seno la Real Presencia Divina. Por voluntad del Padre, María nos dio a luz a la Luz del Mundo. Si hubiera habido tinieblas en ella, no podría haber dado a luz a la Luz. Cristo no podía tener comunión con las tinieblas en el seno de su madre. Por se se proveyó para Él un seno materno santo.

Para algunos esas verdades son motivo de escándalo. Para nosotros los católicos son motivo de alegría y regocijo.

Bendita tú fuiste, eres y serás, Madre, entre todas las mujeres y bendito fue, es y será, Aquél quien es fruto de tu santo seno.
Que soy era Inmaculada Conceptiu.

Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. Alégrate, ha dicho; a ti, en efecto, te corresponde la verdadera alegría, a ti que has merecido escuchar que eres la llena de gracia, puesto que contigo está el íntegro tesoro de la alegría, del gozo perfecto y de la gracia. El Rey está con la esclava; el más bello de los hijos de los hombres está con la más hermosa de las mujeres; el que santifica todas las cosas está con la doncella inmaculada. Contigo está el Creador del Universo; contigo está a fin de poder nacer de ti; contigo está en la concepción para ser por ti dado a luz; contigo está como Dios, para poder nacer de ti como Dios y hombre …. Alégrate, pues, por siempre; alégrate, oh llena de gracia. Alégrate porque has recibido de la naturaleza un seno más amplio que los mismos cielos, desde el momento en que en tu seno has albergado a aquel que los cielos no pueden abarcar. Alégrate, oh fuente de luz, que iluminas a todo hombre. Alégrate, oh aurora del sol que no conoce ocaso. Alégrate, depósito de la vida. Alégrate, jardín del Padre. Alégrate, prado del que emana toda la fragancia del Espíritu. Alégrate, raíz de todos los bienes, perla que supera todo valor. Alégrate, oh vid cargada de bellos racimos. Alégrate, oh nube de aquella lluvia que proporciona bebida a todas las almas de los santo. Alégrate, pozo del agua siempre viva. Alégrate, oh arbusto ardiente de fuego espiritual y que, sin embargo, no se consume. Alégrate, oh puerta sellada que se abre sólo para el Rey. Alégrate, oh monte del que, sin obra de manos, se desprende la piedra angular. Allá arriba está él con aquella naturaleza divina que se halla por encima de los querubines y que tiene su morada en el seno del Padre; aquí abajo permanece él, gracias a la naturaleza humana que yace en el pesebre y que es estrechada entre los brazos maternales. Éstos son un trono verdaderamente real, un trono glorioso, santo, único, digno de sostener en este mundo al Santo de los santos.(Crísipo de Jerusalén, custodio de la Basílica del Santo Sepulcro, siglo V)

Luis Fernando Pérez Bustamante, Cide

12 comentarios

  
Wilburg
Lo sorprendente es que, siendo María persona tan sencilla, llegara a decir de Jesucristo que estaba fuera de sí. Ocurrió cuando el Señor estaba en una casa que se agolpaba con la gente, y cuando lo oyeron los suyos, dice el relato,.. vinieron para prenderle, para llevarselo, porque decían "está fuera sí". Mar. 3-21

Y en cuanto a Jesucristo, que es quien verdaderamente trae el Espíritu, es decir, su Alma dentro del alma de quien quiere que venga a Él en la intimidad, esto es lo que dice de MARÍA: decid a mi madre, que mis hermanos y mi madre son aquellos que me siguen a mí. Lucas 8:21.

La carne es solamente carne, y quien ha nacido del Espíritu, porque Jesucristo le ha abierto tal puerta del Dios vivo, ése ya no es carne´.
De manera que por muy bueno, o maternal, que se haga el hombre, lo que ha de buscar de Dios es la Presencia, el Espíritu.
05/11/06 9:31 AM
  
sofia
Wilburg,
Si citas, cita bien: Lc 8,21: EL respondió(a los que le dijeron que su familia estaba allí): "mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la cumplen." Sólo pretende establecer prioridades, y las comparte con su madre: Lc 1,38 María dijo:"Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra." (Si es madre según la sangre, es porque lo es según su espíritu de cumplir la palabra de Dios)
En Mc 3,21 no nombra a María. Dice que los suyos, sus parientes no le comprendían, "decían que estaba fuera de sí."
Por lo demás, estamos de acuerdo en que es Jesús el que transmite el Espíritu y en que lo importante es la presencia de Dios en nosotros.
05/11/06 10:25 AM
  
Luis Fernando
Vaya, ahora nos sale con gnosticismo puro y duro.
Una cosa es no ser carnal y otra el que no sigamos siendo carne.

Respecto al respeto y amor que Cristo tenía por su madre, baste ver lo que ocurrió en la Cruz.
05/11/06 12:49 PM
  
Wilburg
Doña Sofía, le he dicho antes, que es mejor no tomarse la libertad de tutear. Le tengo afecto, y el respeto es necesario.

Es necesario que recapacite, si María es el Espíritu, entonces, ya estaba el Espíritu en la tierra antes de Jesucristo, y que lo que él dice, no tiene sentido, "lo que es nacido de carne, carne es". Y María nace de acto sexual de su padre y de su madre. Nace de la carne. No viene de la Eternidad.

Y en cuanto a su actitud, María nunca comprendió a Jesucristo:

1. Él hablaba de Dios: ella se sorprendió; le espetó:
-¿porqué nos has hecho esto?
y Él, la separó: -¿porqué me buscabas tú? Mis negocios: los de mi padre.
Lc 2-48

2. Cuando predicaba, y cuando no compartía ella la predicación de Él. Decid a esa mujer que mi madre es...Lc8-21

3. Cuando acudió "LOS SUYOS", en plural, es decir los hijos que había parido a José, y ella. Por cierto no es virgen después de haber parido a varios hijos,...
05/11/06 2:17 PM
  
Wilburg
3. Cuando acudió "LOS SUYOS", en plural, es decir los hijos que había parido a José, y ella. Por cierto no es virgen después de haber parido a varios hijos, incluido Jesucristo.
"Para prenderle", (en griego, arrestarle), porque decía que estaba fuera de sí, (griego: loco). Mr 3-21.

El mensaje de Jesucristo es sencillo, y no necesitamos a María para encontrar a Dios.

Todo hombre, al igual que ella, nace de la unión sexual de dos seres humanos: somos simple carne humana. Algunas personas buscarán recibir el Espíritu, que es recibir a Dios dentro de sí. Esto es lo que esperaba Juan en el desierto. No lo tenía, y como la Samaritana lo recibíó de él, no de María.

Nacido de nuevo ya no se necesita buscar más: se tiene a Dios dentro.
05/11/06 2:21 PM
  
Wilburg
Don Luis Fernando, debido a su intolerancia, a su censura, y a su afición a calificar de hereje al prójimo, le ruego no comentar sobre mí sin dirigirse a mi directamente, y sobre todo, no calificar. No soy gnostico.
Yo prefiero no calificarlo a usted.
Las cosas que se hablen han de pertenecer a la coherencia, no al Limbo fundamentalista.

Los términos puro y duro, se usan coloquialmente, y no pertenecen al ámbito de los que hablan en serio de Dios.

Le ruego no busque la disputa, porque como sabe acarrea usted numerosas contradicciones, tales como la incoherencia de los contenidos sanguinarios de la Biblia practicados por su iglesia, y la coherencia de Dios.
05/11/06 2:37 PM
  
sofia
Don Wilburg,
El respeto es necesario. Respeto es escuchar, entre otras cosas. Usted en lo único que se fija de mis comentarios es en si le tuteo o no. Por lo demás nada de lo que me dice tiene nada que ver con lo que le he dicho yo. Ej: ¿Cuándo he dicho que María sea el espíritu?
Tb vuelve a repetir Lc 8,21, demostrando que no se ha enterado de nada de lo que dije. Continúa citando mal, tergivesando con sus propias palabras lo que se dice. Habla de cosas que no tienen nada que ver con este asunto.
Por salvar algo, diré que estoy de acuerdo en que el mensaje de Jesucristo es sencillo (aunque evidentemente usted no lo ha entendido) También es cierto que estrictamente no necesitamos a María para llegar a Dios, aunque es un camino muy conveniente.
Lamento no poder seguir con esta conversación. Que tenga una buena semana.
05/11/06 2:51 PM
  
Paco C
Wilburg: María no tuvo más hijos. La prueba es que Jesús, cuando estaba en la cruz a punto de morir, no la encomendó a un supuesto hermano suyo, como era tradición entre los judíos, sino a un extraño a su familia de sangre, el apóstol Juan.
Como todo el mundo sabe, en hebreo, la palabra "hermanos" incluía también a los primos y demás parientes. A estos primos de Cristo se refiere el Evangelio cuando habla de los "hermanos" de Jesús.
05/11/06 6:31 PM
  
Luis Fernando
Wilburg:
Don Luis Fernando, debido a su intolerancia, a su censura, y a su afición a calificar de hereje al prójimo, le ruego no comentar sobre mí sin dirigirse a mi directamente, y sobre todo, no calificar. No soy gnostico.


Soy tan intolerante que a partir de ahora no volveré a dirigirle la palabra. Dos no pelean si uno no quiere. Y yo no quiero.

Que le vaya bonito.
05/11/06 6:58 PM
  
Wilburg
Paco, se ha percatado usted de que el Evangelio habla: ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? no estan también aquí con nosotros sus hermanas? Mr. 6-3.

Si dice usted que son todos los demás, ¿porqué dice "y de Simón", ¿porqué no nombra la lista entera de los demás primos?

Aparte de ello, el hecho de tener un hijo ya hace que María no sea virgen.

Aparte de ello, el asunto es que Jesucristo, y no María, es el que presenta el Espíritu a los hombres.

05/11/06 8:50 PM
  
Paco C
Wilburg: no sabemos si Cristo tenía sólo esos primos cita el Evangelio de Marco o si tenía más. Lo mismo el evangelista sólo citó a los primos que se le vinieron a la mente, o realmente Cristo no tenía más hermanos. Todo esto resulta completamente intrascendente, y el argumento de que Cristo encomendó a su madre al apóstol Juan es definitivo.
05/11/06 11:01 PM
  
Luis Fernando
La semana que viene hablaré de la perpetua virginidad de María, doctrina que fue defendida incluso por Lutero, Zwinglio y Calvino. Cosa que hoy, dicho sea de paso, suelen ignorar los protestantes.
05/11/06 11:13 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.

3.11.06

Compasión, perdón y generosidad

Lc 6:36-38:
"Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá."

¿Cual debe ser la característica básica de un cristiano? Reflejar el carácter de su Padre que está en los cielos. Dice la Palabra de Dios: "Sed perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mt 5,48). Todos sabemos que es prácticamente imposible que en nuestras propias fuerzas podamos alcanzar la perfección. Pero la gracia de Dios nos capacita para que al menos podamos ir acercándonos a esa perfección divina.

Nosotros sabemos que Dios es compasivo. Él lo ha sido con nosotros en multitud de ocasiones. Él nos pide que mostremos esa actitud compasiva con nuestros semejantes. También sabemos que Él no vino a juzgarnos y condenarnos sino a salvarnos. Y nos pide que nuestra justicia no sea implacable sino miresicordiosa. Además, el juicio se lo debemos dejar a Él. Muchas veces emitimos opiniones descalificando a otras personas y somos profundamente injustos porque no tenemos todos los datos que nos permitan el saber porqué esa persona actúa como actúa.

Y el perdón…¡ay, el perdón! Qué difícil nos es el perdonar a aquellos que realmente nos han hecho mucho daño. Pero el perdón no es una opción. Es nuestra obligación. Sabemos que Cristo puso mucho énfasis en que perdonáramos a nuestro prójimo. El Padrenuestro dice "perdónanos nuestras ofensas ASÍ COMO nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Cuando Pedro preguntó a Cristo cuantas veces hemos de perdonar al hermano que peca contra nosotros, el Maestro respondió que siempre (eso quiere decir setenta veces siete). No es fácil el perdón. Y Dios lo sabe porque a Él le costó mucho perdonarnos con el sacrificio del Hijo en la cruz. Pero si Él pudo perdonarnos a pesar de que nosotros no lo merecíamos, Él tiene la autoridad para pedirnos que nosotros perdonemos a los que nos hacen mal.

El perdón es el camino del amor. No podemos amar al prójimo como a nosotros mismos si primeramente no le perdonamos. Y si no amamos al prójimo como a nosotros mismos, estamos fallando en el segundo mandamiento más importante de la Ley de Dios. Seamos pues comedidos en nuestros juicios y estemos siempre prestos a perdonar.

También nos pide el Señor que seamos generosos. Él nos ha dado todo, nos ha dado la vida eterna. Ahora nos pide que nosotros también demos de lo que es nuestro. A veces entendemos el dar como algo exclusivamente económico. Hay quienes piensan que dando una cantidad de dinero para determinada obra benéfica ya es suficiente. Pero Dios quiere que demos algo más que dinero. Nos pide que nos demos a nostros mismos. Que entreguemos nuestras vidas en el servicio suyo y a los demás. Eso no tiene siempre porqué ser que nos vayamos de misioneros a un país lejano. Podemos entregarnos completamente en nuestras familias, en nuestras comunidades parroquiales. Nos entregamos cuando visitamos a los que sufren y a los que han sufrido pérdidas familiares. Nos entregamos cuando dedicamos nuestro tiempo a enseñar a la gente que Dios es alguien que no está en un lugar lejano e inaccesible sino que vive en el corazón de quienes creen en Él.

Hay muchas formas de entrega. Pedid a Dios que os enseñe la mejor forma en que podáis dar a los que necesitan de vuestros servicios. La mies es mucha y faltan obreros. Y os aseguro que aquel que da, recibe mucho más. No es una fórmula matemática en la que si yo doy "x", recibo "y". No, el que sirve lleva el premio en su propia obra. Hay pocas cosas que puedan compararse al gozo de haber realizado el servicio al que Dios nos ha llamado. El premio de saber que Dios está contento porque le hemos sido fieles es mucho mayor que todo el bien que hayamos podido realizar.

Cristo acaba diciéndonos que con la medida que midamos, seremos medidos. Si eres un juez implacable no esperes otro juicio diferente al que tú emites sobre otros. Si amas poco, no esperes recibir mucho amor. Os dejo con otros versículos que nos confirman lo que Dios quiere de nosotros: Lucas 7,47; Mateo 18,23-35.

Dios nos guarde de todo mal,

Luis Fernando Pérez Bustamante

2 comentarios

  
sofia
Nunca deberíamos irnos a dormir sin habernos reconciliado antes con los demás, con nosotros mismos, y con la vida en general. Así podemos acoger el amor que nos ofrece Dios y descansar en Él.
03/11/06 11:08 PM
  
Luis Fernando
Precisamente eso es lo que dice San Pablo:
Ef 4,26
Airaos, pero no pequéis. No se ponga el sol sobre vuestro enojo
04/11/06 4:48 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.