La virtud de callar cuando se tiene que callar
Una de las cosas más interesantes que me han ocurrido desde que he empezado esta odisea de Religión en Libertad, ha sido comprobar lo complicado que resulta el saber mucho sobre determinados temas y, a su vez, el poder decir poco. No porque no pueda, que poder siempre se puede, sino porque no debo. La inmediatez de un medio digital no es muy compatible con esa dinámica, pero creo que es preferible aguardar a que se levante la barrera de la vía del tren a arriesgarse cruzándola indebidamente y que te aplaste la locomotora. Eso sólo te hace quedar mal a ti e incluso puede hacer descarrilar al tren informativo, que de esa manera no llegará a su destino final.
Además, existe un peligro latente en quienes nos dedicamos a estos menesteres. Me refiero a confundir los deseos con la información. Por ejemplo, yo puedo desear que se produzca tal o cual nombramiento o que se publique “cual o tal” nota o documento. Pero no puedo convertir mi voluntad en noticia. Y menos aún puedo deformar la realidad para que coincida con mis deseos. Eso no es decente, no es cristiano, no es periodismo.
Además, la prudencia y la fidelidad a la verdad acaban dando el fruto de la credibilidad y la fiabilidad. Y desde luego si algo hace falta en este mundillo son ambas cosas. Si no las tienes, antes o después te acaban poniendo en tu sitio. Al fin y al cabo la verdad siempre nos hace libres y la mentira o las medias verdades, aunque puedan darnos momentos de satisfacción o gloria pasajera, acaban por convertirnos en esclavos de nuestros propios defectos y de los defectos de los demás.
Mientras siga siendo responsable de Religión en Libertad procuraré tener siempre presente esas dos virtudes. Sin duda cometeré errores. Sin duda podré precipitarme en alguna ocasión. Y sin duda se me colará alguna inexactitud. Pero espero que dentro de un tiempo este portal sea reconocido como fiable, prudente y, sin necesidad de ser “oficialista", eclesial.
Luis Fernando Pérez Bustamante
11 comentarios
Aprocechando que ha abierto esa puerta, para mí a este portal le falta buena gente informada como los 2 grandes monstruos que tiene el portal rival.
Tampoco le ayuda el estar dentro de LD, un medio demasiado sectario.
De todas formas, yo soy novato en estas lides. No es igual llevar un blog que un portal de información.
Lo complicado de la "sinceridad prudente" es que la "virtud de callar" se complementa necesariamente con "la virtud de hablar cuando se tiene que hablar". Y, si del ejercicio de una virtud se trata, se entiende que muchas veces no nos conviene personalmente decir ni pío sobre algo. Puede que rompa nuestros esquemas dejándonos en evidencia y obligándonos a rectificar públicamente, pero hay que decirlo. El silencio también puede ser imprudente. Callar sobre determinados asuntos puede terminar haciéndonos cómplices de ellos por omisión. Decir la verdad con prudencia es decirla cuando hay que decirla.
Me gusta mucho este post, LF. Gracias.
Ánimo, y que Dios le bendiga
No es lo mismo "callar" que "no decir nada"; lo primero supone reservarse información y conocimientos; lo segundo es la mudez del ignorante.
Mejor ser uno dueño de su silencio que esclavo de sus palabras.
Además, la fuerza se va por la boca y se puede perjudicar a terceros. Ya sabes que es mejor el "mate" que muchos jaques. Es la diferencia entre el buen jugador de ajedrez y el principiante. No gastemos la pólvora en salvas.
Tantas sentencias y máximas de experiencia coincidentes, entre muchísimas más, contienen una gran verdad.
¡Suerte, vista y al toro!
Sin ellas, nada llega a buen puerto. Todas las demás virtudes son estériles si no intervienen aquellas dos.
Dejar un comentario