InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Apologética católica (blog antiguo)

25.05.08

Ave Verum Corpus

1ª Cor 10,16
La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?

Cualquiera que lee la Escritura con los ojos de la Iglesia de Cristo puede entender el precioso tesoro que Cristo nos ha legado en la celebración eucarística. Ese tesoro es ni más ni menos que su presencia como pan de vida que nutre nuestras almas y nos salva. Dijo San Agustín en uno de sus sermones:

Este cáliz, mejor, lo que contiene el cáliz, santificado por la palabra de Dios, es la sangre de Cristo. Por medio de estas cosas quiso el Señor dejarnos su cuerpo y su sangre, que derramó para la remisión de nuestros pecados.
(S. Agustín Sermón, 227; SC 116,234; BAC 447,285)

La Eucaristía es doblemente comunión. Es comunión con Cristo y, a través de Él, con la Iglesia. Y a su vez, es en la Iglesia donde podemos tener verdadera comunión con Él. Por eso mismo, el propio San Agustín advertía de que sólo aquellos que se mantenían en comunión con la Iglesia podían comulgar verdaderamente con el Señor:

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23.05.08

San Juan Crisóstomo y la Eucaristía

Sobre el sacerdocio
L6 c.4 (Colombo,257-261; MG46,680s; Real, 113 ss)

Si tocamos el punto de que el sacerdote es el que invoca al Espíritu Santo, el que celebra aquel sacrificio tan tremendo, el que continuamente toca a Dios con sus manos y el que tiene las llaves del cielo, ¿dime, por tu vida, dónde podremos colocar a este hombre? Reflexiona tú ahora un poco cómo deben ser aquellas manos que tocan cosas tan santas; cómo debe ser aquella lengua que pronuncia tales palabras y qué alma puede haber ni más pura ni más santa que aquella que he recibir a tal Espíritu: los ángeles en este acto asisten al sacerdote; las potestades celestiales llena el santuario, cercan el altar sagrado y contemplan extasiadas la sublimidad y grandeza del Señor; tal es el asombro que a todos nos deben causar también las cosas que allí se celebran.

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20.05.08

¿A qué se parece un culto cristiano del siglo II?

A los hermanos separados que no aceptan la doctrina católica y ortodoxa sobre la Eucaristía, les pido que lean detenidamente la descripción que San Justino Mártir hace de un culto cristiano en el siglo II.

Apología I

Terminadas las oraciones, nos damos mutuamente el ósculo de paz. Luego, al que preside a los hermanos, se le ofrece pan y un vaso de agua y vino, y tomándolos él tributa alabanzas y gloria al Padre del universo por el nombre de su Hijo y por el Espíritu Santo, y pronuncia una larga acción de gracias, por habernos concedido esos dones que de Él nos vienen. Y cuando el presidente ha terminado las oraciones y la acción de gracias, todo el pueblo presente aclama diciendo: Amén.
“Amén”, en hebreo, quiere decir “así sea.”

Y una vez que el presidente ha dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman “ministros” o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del agua sobre que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes.

Y este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie le es lícito participar, sino al que cree verdaderamente nuestras enseñanzas y se ha lavado en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme a lo que Cristo nos enseñó.

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16.05.08

Sola Scriptura y libre examen: caos

Como ya he adelantado en los comentarios de mis anteriores posts, voy a tratar algunas de las diferencias doctrinales entre el catolicismo y el protestantismo. Como quiera que llevo varios años abordando este asunto, lo que haré básicamente es recuperar material que ya he publicado con anterioridad, retocando aquello que considere oportuno. Algunos temas requerirán más de un post. Lo que sí rogaría es que, a la hora de poner comentarios, se tenga en cuenta la norma de no salirse del tema planteado en cada artículo. Es decir, es posible que a un protestante o a un católico le apetezca mezclar el asunto del “sola fide” con el de la “comunión de los santos” y de paso tratar la doctrina sobre el “bautismo", pero como hay más días que longanizas, ruego paciencia para ir abordando todas las diferencias, que son muchas, según la vaya tratando.

Empiezo con una de las bases fundamentales de la Reforma protestante. El Sola Scriptura y el libre examen. Ni falta hace que diga que están todos invitados a participar y a debatir, siempre que se mantenga el respeto por las posturas ajenas.

Sola Scriptura y libre examen: caos

Y creed que la paciencia del Señor es para nuestra salud, según que nuestro amado hermano Pablo os escribió conforme a la sabiduría que a él le fue concedida. Es lo mismo que hablando de esto enseña en todas sus epístolas, en las cuales hay algunos puntos de difícil inteligencia, que hombres indoctos e inconstantes pervierten, no menos que las demás Escrituras, para su propia perdición.
2ª Pedro 3,15-16

Pero El, conociendo su pensamiento, les dijo: Todo reino dividido contra si mismo será devastado, y caerá casa sobre casa.
Lucas 11,17

El lema “Sola Scriptura” es, junto con el “Sola Fide”, la base principal sobre la que pretende fundarse la Reforma protestante tanto en el siglo XVI, cuando nació, como a principios de este siglo XXI. La definición de dicho lema sería la siguiente: solamente la Palabra de Dios escrita es la autoridad final en materia de fe, doctrina y moral. Únase a eso la aceptación del libre examen, por la cual, se cree que cualquier creyente puede y debe interpretar la Biblia por sí mismo, sin más ayuda que la del Espíritu Santo. De semejante combinación, según el ideal protestante, debería de nacer el fruto de la vuelta a los orígenes del cristianismo. La realidad, sin embargo, ha demostrado ser muy diferente. Veamos el porqué.

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