Señor, si quieres, puedes limpiarme
Evangelio del viernes de la duodécima semana del Tiempo Ordinario:
Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero, queda limpio». Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Mt 8,1-4
¿Cómo no pedir a Dios que nos dé la fe de ese leproso que se acercó a Cristo en la absoluta confianza de que podía sanar su enfermedad?