InfoCatólica / Schola Veritatis / Archivos para: Febrero 2016, 23

23.02.16

Tener misericordia de la Iglesia en este año de la misericordia

Desde la época de la Cristiandad medieval o quizá antes , el día en que se lee el Evangelio del Anuncio del Arcángel Gabriel a María Santísima, durante el Adviento, es tradición que el Padre Abad da a sus monjes un Sermón Capitular llamado “Super Missus est". El que ahora presentamos es de un Padre Abad benedictino de un Monasterio europeo de clara orientación contemplativa. Él nos ha permitido de buen grado reproducirlo en nuestro blog, pero que ha querido mantener el anonimato.

En este post publicamos la segunda parte de este sermón, del cual la primera parte ya fue publicada dos post atrás bajo el nombre: “La misericordia de Dios en la donación del acto de ser en la creación”.

La traducción, los destacados en negrita y cursiva son nuestros.


Pero nosotros, con esta alusión a la humildad, vamos más allá de la obra de la creación como solo manifestación de la misericordia divina . Y los dos personajes que miramos a través de la página del Evangelio de la Anunciación –María y el ángel- tienen clara consciencia de estar comprometidos en una obra más grande aún de la Divina Misericordia: la obra de la salvación del mundo. Es una superabundancia de la misericordia en relación a su derramamiento en la creación. Se está en el mirabilius reformasti, se está en el sexto mes después de la concepción milagrosa del Precursor, y en la continuación del sexto día, la creación del hombre. Es el Hombre Nuevo que pide ser recibido sobre la tierra; es Dios mismo que solicita el consentimiento de la humanidad, que se somete a su aceptación para volver a la tierra de donde había sido expulsado por la insumisión del hombre. ¡Abismo de misericordia! Ante este espectáculo cantan nuestros corazones las más bellas fórmulas del Exsultet: “O mira circa nos tuae pietatis dignatio! O inaestimabilis dilectio caritatis!”. ¡Oh, maravillosa condescendencia de vuestra bondad para nosotros; oh, inestimable dilección de amor! Y se desea adjuntar en este año jubilar, para recalcar el carácter misericordioso de esta divina condescendencia : O interminabilis altitudo misericordiae Trinitatis! ¡Oh, profundidad sin límites de la misericordia de la Trinidad!… Si nosotros nos diéramos el tiempo de permanecer algunos instantes delante de esta escena de la Anunciación, pensando seriamente en lo que está en trance de suceder: el cielo, representado por un ángel, esperando el consentimiento de la humanidad para arrancarla de la condenación, ¡qué divina locura! nosotros no podríamos sino extasiarnos delante de esta obra de la misericordia divina. Cuando un niño se está ahogando, no se le pide su consejo: se le arranca de la corriente que le lleva. Pero justamente la obra de la misericordia es más grande aún, más admirable, más respetuosa de la dignidad de los náufragos, de los salvados, si ella les deja una parte en la realización de su salvación. O altitudo divitiarum sapientiae et scientiae Dei! La petición a la Virgen y su consentimiento, son, en el interior mismo de la obra inenarrable de misericordia, que es la Encarnación redentora, un suplemento de manifestación de la divina misericordia.

Leer más... »