LXXXV. La ascensión de Cristo al cielo
La Ascensión de Cristo en cuanto hombre y en cuanto Dios[1]
Afirmada la conveniencia de que Cristo subiera al cielo en el artículo primero de la cuestión de la Ascensión[2] de la Suma teológica, se pregunta Santo Tomás a continuación a cuál de sus naturalezas le convenía la ascensión. En este segundo artículo, examina, por tanto, si Cristo ascendió al cielos según su naturaleza humana o según su naturaleza divina.
En el Compedio de Teología, sostiene Santo Tomás que: «Del mismo modo que se dice del Hijo de Dios que nació, sufrió, fue sepultado y resucitó, no según la naturaleza divina, sino según la naturaleza humana, así también se dice que el Hijo de Dios subió a los cielos, no según la naturaleza divina, sino según la naturaleza humana».


La última cuestión de las cuatro dedicadas por Santo Tomás a la resurrección de Cristo está dedicada a estudiar su causalidad en nosotros. En el primer artículo se analiza el benefició de nuestra futura resurrección corporal, que causó su triunfante resurrección.
