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4.07.21

(479) La Gran Sombra

DRAMATIS PERSONAE

EL MUNDO MODERNO, monstruo de tres ojos y dos cabezas.

LUCIUS

GEORG WILHELM FRIEDRICH, neoteólogo famoso docente en Tubinga.

CONSTANTIN-FRANÇOIS, filósofo de la escuela personalista.

LA GRAN SOMBRA

* * *

(Constantin-françois, en su escritorio, escribe un libro. A su lado, sentado en el sofá, su admirado amigo Georg Wilhelm Friedrich le hace algunos comentarios patrísticos muy interesantes, a los que el personalista asiente entusiasmado. Por la ventana, se observa la Gran Sombra, colándose poco a poco en el despacho del profesor personalista a través de una rendija. Acaba de llegar Lucius, que se sienta enfrente del neoteólogo).

CONSTANTIN-FRANÇOIS.— Creo que en breve podré terminar esta obra. Será sin duda mi mejor título.

GEORG WILHELM FRIEDRICH.—  ¿Cómo la llamarás, finalmente?

CONSTANTIN-FRANÇOIS. — “Hasta dónde debe llegar la autodeterminación. Manual de antropología personalista para fenomenólogos tomistas”.

LUCIUS (con ironía).—  Es un título prometedor.

LA GRAN SOMBRA (Que sigue saliendo de una grietecilla de la ventana).— Es una contribución importante al pensamiento católico poder discernir hasta dónde se puede comer del Árbol del bien y del mal, o cuántos pequeños bocados (no me refiero a un mordisco, eso no) se le pueden dar a la manzana original sin que sea talmente pecado.

(Llaman a la puerta. El profesor de Tubinga se levanta a abrir. Es el Mundo Moderno, que entra dando zapatazos y riendo a carcajadas. Lanza una mirada cómplice a la Gran Sombra, da un manotazo en la espalda al filosofo personalista, y mira de reojo a Lucius, con desconfianza).

MUNDO MODERNO (A los eruditos).— Gracias, amigos filósofo y teólogo, por invitarme a esta velada. Demostráis con ello una gran amplitud de miras y una admirable actitud evangelizadora no proselitista.

GEORG WILHELM FRIEDRICH.— Nuestro amigo personalista va a terminar en breves momentos su mejor libro, y quería compartir con nosotros este magno acontecimiento del espíritu.

EL MUNDO MODERNO.— ¿El de la autodeterminación? ¡Lo celebro! Qué gran alegría.

LA GRAN SOMBRA.— Es una gran noticia, desde luego, que los seres humanos sepan ya, por fin, la diferencia entre un bocadito inocente y un mordisco a la manzana.

LUCIUS (incisivo).— ¿El Mundo Moderno celebra que se le pongan límites a la autodeterminacion?

EL MUNDO MODERNO (Con su cara más atrevida, mirando a Lucius con el primer y segundo ojo, no sin desagrado).— El Mundo Moderno celebra cualquier fundamento filosófico que pueda dársele a la autodeterminación. Que se pongan aquí o allá los límites es secundario, no importa dónde se ponga la marca. Lo necesario es comenzar, abrir la puerta, prender la llama, encender el mechero. Es el hecho en sí lo que me interesa. (Mirando a Lucius con su segunda cara, más comedida y amable) Toda defensa de la libertad nos complace.

GEORG WILHELM FRIEDRICH.— La libertad es lo principal en el cristianismo. Primero, la libertad soberana de Dios, que puede hacer el bien o el mal como le venga en gana. Segundo, la libertad humana, que, a imagen de la divina, consiste en poder hacer el bien o el mal sin coacción alguna, por elección propia. Lo explico en mi libro “Ontoepisteme de la metarealidad no programática“.

LUCIUS.— ¿Es Ud. nominalista?

GEORG WILHELM FRIEDRICH.— Je, claro, los nominalistas en esto tenían razón. La libertad es potencia absoluta.

LA GRAN SOMBRA.— La libertad es poder decir non serviam.

EL MUNDO MODERNO.— Exactamente, en eso consiste la libertad que tan exitosa y eficazmente reivindiqué en 1789, frente a los carcamales del Antiguo Régimen.

CONSTANTIN-FRANÇOIS. — Bueno, bueno, no tan rápido, a esa idea hay que hacerle algunos ajustes, para que no se nos vaya de las manos. Hay que corregir los parámetros en torno a la biología, y entonces no hay problema.

LUCIUS (Al personalista).— Veo que ha leído Ud. a Pico de la Mirandola.

CONSTANTIN-FRANÇOIS.— Ah gran autor. Como Ud. sabe, mi querido amigo aquí presente (señalando al profesor de Tubinga) ha escrito un libro interesantísimo sobre tan eximia figura.

LA GRAN SOMBRA (Terminando de colarse por la ventana).— El hombre puede llegar a ser lo que quiera.