(151) Del antropocentrismo humanista, gran locura y desierto espiritual
Pareceme que el mundo se volvió loco de atar, como si hubiera sido expuesto a largas horas de sol en el desierto, sin agua ni alimento verdadero, y hubiera enloquecido.
Y esto no es ilusión, que desde que Dios fue clavado en la cruz para redimirlo, el mundo miró a otro lado para evitar Su Sangre. Y así volviose falazmente humanista, con la insidiosa respetabilidad de los diablos.
Y digo loco no de la buena pasión, no de la buena locura, que es propia de los santos, sino de la mala, que es propia del diablo y sus secuaces, que odian la razón, pero anhelan gobernarla.
—El antropocentrismo es un desierto donde no florece nada, sino malas hierbas, y no radica en nada el frescor de Cristo. Un desierto donde la insubordinación del hombre a su Señor produce una enorme y profunda infecundidad espiritual.
Y ya se sabe, no es extraño que habiten los demonios donde no hay botánicas.