¿Has oído algo? ¡Quede muerto en ti!
Varios son los pecados de la palabra. Sin duda los más graves son la blasfemia y el falso testimonio, que violan mandamientos divinos. No obstante, existe en nuestra sociedad uno más común y extendido, que por su misma cotidianidad corre el riesgo de perder su sentido de pecado en la conciencia social. Me estoy refiriendo a la murmuración, conocida popularmente como “cotilleo”.