«Ladran, luego cabalgamos, Sancho»…, sí, sí, pero ¿qué Sancho?
Retomamos los Mythbuster. En esta ocasión con una falsa atribución muy extendida. Supongo que ya es sabida, simplemente quiero compartir el material acumulado, y que si algún lector posee más datos, pueda ponerlos en común.
El significado es conocido y preciso. En el María Moliner se dice:
«Expresión con que se da a un entender que, si alrededor de cierta actividad, se promueven protestas o críticas, eso es señal de que esa actividad produce efecto»
Eso sí, sobra el Sancho. Que no aparece en El Quijote, como muchas veces se apunta, es un hecho. Ahora con las ediciones electrónicas es fácil de comprobar, quizá antes era tema para expertos. Es lógico que cuele, por que le pega, pero ni lo dijo el Quijote, ni en ninguna otra obra de Cervantes. Ni tampoco en derivadas tipo Quijote de Avellaneda, o Vida de don Quijote y Sancho de Unamuno, ni siquiera de El regreso de don Quijote de Chesterton.

El mundial de México ‘86 pasó a la historia por la invención de la «ola»: oooolé. El de Sudáfrica ‘10 por el comienzo —y quiera el Cielo que fin— del uso masivo de las vuvuzelas en los estadios.
Los ateos del Reino Unido, agrupados en la BHA (British Humanist Association) están de horas bajas. Ya son religión, con
La idea no es mía, claro. Ya se encargan los lectores del memento mori, y de recordar la degradación alcanzada que hasta yo puedo tener un blog, ¡acabáramos!.
Me impresionó un librito-entrevista de María Simma que leí hace años. María tuvo (murió en 2004) frecuentes revelaciones particulares y la «dolorosa» misión de acompañar y redimir almas del purgatorio, que no pudiendo merecer ya en su estado, acudían a ella para que supliese.






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