Historia de un clérigo que, metido a revolucionario, hizo mucho daño a la Iglesia
EL OBISPO CHARLES MAURICE DE TALLEYRAND, ELESIÁSTICO AMBICIOSO, POLÍTICO INTRIGANTE Y REVOLUCIONARIO
Príncipe de Benevento, Obispo de Autun, ministro francés y embajador, nació en París el 13 de febrero de 1754 y murió allí, en mayo de 1838. Fue el mayor de una antigua familia francesa, destinado a las Santas Órdenes debido a un accidente que lo dejó cojo. Habiendo completado sus estudios en el Colegio de Harcourt, fue a St.Sulpice y contra su inclinación, se convirtió en Abad. Leyó entonces “la mayoría de los libros revolucionarios", y a la larga dejó su vida sacerdotal y se zambulló en el libertinaje del período. Aún así, habiendo sido ordenado sacerdote (1779) y designado agente general del clero (1780) adquirió rápidamente reputación de hombre de habilidad. La Asamblea del Clero de Francia de 1782 lo designó su promotor, y en 1785 se convirtió en secretario. Debido a su notoria inmoralidad sólo obtuvo una sede episcopal a través de una retorcida promesa del rey a su padre agonizante, el Conde Daniel de Talleyrand.
Consagrado el 16 enero de 1789, y promovido al Obispado de Autun, sólo apareció en su diócesis para ser elegido miembro de los “Etats Généraux". Pronto se volvió uno de los personajes más importantes de Europa, y utilizó cada oportunidad para promover sus intereses privados.
Opuesto en su corazón a una revolución que acusó de tener “desmembrada a Francia", primero le aconsejó a Luis XVI disolver la Asamblea, pero creyéndolo irresistible, se alió al movimiento democrático. Como miembro del Comité Constitucional, tomó parte en “la Declaración de los Derechos de Hombre". Exaltó la expoliación del clero y prestó juramento a la Constitución Civil. Sin embargo su cabildo, lo presentó como merecedor de “la infamia en este mundo y condenación en el próximo", entonces resignó su sede. Habiendo consagrado a varios obispos constitucionales, Gobel recibió el Obispado de París, fue excomulgado por el Informe obispal de 13 abril, 1791. Le enviaron a Londres en una misión diplomática extraoficial para intentar organizar una alianza franco-inglesa en 1792. No pudo, sin embargo, obtener más que una promesa de neutralidad. Finalmente desterrado por la Convención, escapó a los Estados Unidos. Al retornar a París en marzo, 1796, y, debido a la influencia de Barras, fue designado Ministro de Asuntos Extranjeros. Él dio inmediatamente la bienvenida a Bonaparte como el gran auxiliar “quién podría allanar cualquier cosa".