La Peste Liberal

¿Qué tienen en común todas estas noticias que hemos leído recientemente?

El arzobispo Vincenzo Paglia ha sido noticia después de que declarara el viernes a un periodista que la ley italiana de 1978 que despenaliza el aborto es un «pilar» de la «vida social» italiana y que «no está en absoluto» en discusión en el país.

El sacerdote jesuita disidente, P. James Martin, ha recurrido a las redes sociales para denunciar a un obispo de Dakota del Sur por publicar una serie de directrices pastorales que defienden la fe contra la agenda radical LGBT. Martin dijo que «la gente debería poder y ser alentada a “celebrar” quiénes son y, más importante, cómo los hizo Dios, incluyendo a las personas LGBTQ».

En una diócesis católica suiza, una mujer concelebra una misa, saltándose a la torera la doctrina y las leyes de la Iglesia: un abuso litúrgico más; uno de tantos: como el que celebró misa encima de una colchoneta dentro del agua en una playa… O los que solo dan la comunión en la mano o los que ponen a seglares – hombres y mujeres – de manera ordinaria a ser ministros extraordinarios de la comunión; o los que se inventan la misa de manera creativa.

El cardenal Roche, por su parte, critica a los enemigos “tradicionalistas”, tratándolos de «histéricos» y protestantes. Los malos, al parecer, somos los que profesamos la fe católica de siempre: la de los santos, la de nuestros padres, la que levantó iglesias y catedrales; la que fundó una civilización durante siglos.

Y por otra parte, tenemos dos políticas que defienden el aborto: una estadounidense y otra castiza.

¿Qué tienen todos estos políticos y eclesiásticos en común? Pues que todos ellos son liberales y actúan con mentalidad y presupuestos liberales.

Sí. El Liberalismo es una peste que lo ha invadido todo y que todo lo mancha. El Liberalismo es la marea negra que todo lo ensucia y amenaza con destruir el mundo, destruirnos a nosotros y a la Iglesia. Está por todas partes: en la política, en la mentalidad y en la conciencia de la mayoría de las gentes y dentro de la mismísima Iglesia, que siempre había condenado el Liberalismo.

Defino Liberalismo tal como lo hace León XIII en Libertas Praestantissimum (1888):

«El principio fundamental de todo el racionalismo es la soberanía de la razón humana, que, negando la obediencia debida a la divina y eterna razón y declarándose a sí misma independiente, se convierte en sumo principio, fuente exclusiva y juez único de la verdad. Esta es la pretensión de los referidos seguidores del liberalismo; según ellos no hay en la vida práctica autoridad divina alguna a la que haya que obedecer; cada ciudadano es ley de sí mismo. De aquí nace esa denominada moral independiente, que, apartando a la voluntad, bajo pretexto de libertad, de la observancia de los mandamientos divinos, concede al hombre una licencia ilimitada».

En román paladino: el Liberalismo consiste en eliminar a Dios de la vida de los hombres, de las familias y de la vida social y política. El Liberalismo desvincula al hombre de Dios: que cada uno haga lo que quiera, sin obedecer la Ley de Dios. Es la llamada «libertad negativa», que se llama así porque se define exclusivamente por la ausencia de impedimento y de constricción a la acción. Ser libre consistiría en que nadie se interponga en mi actividad. La libertad negativa es la afirmación de la voluntad incondicionada. Por lo tanto, la libertad negativa es el fundamento de la amoralidad como punto de partida de la vida humana y de la política.

El hombre es dueño absoluto de sí mismo y de sus acciones. Cada uno es dueño de sí mismo (se autoposee) y puede autodeterminarse según sus propias leyes. Es el hombre quien decide lo que está bien y lo que está mal: «Seréis como Dios». La libertad liberal es independencia respecto al orden dado de las cosas y reivindicación de la soberanía de la voluntad, sea esta la del individuo, la de la sociedad o la del Estado: «yo soy o seré lo que yo quiera ser». Y Dios no tiene nada que decirme:

Yo individuo decido si quiero ser hombre o mujer o ninguna de las dos cosas. Puedo ser lo que me dé la gana ser porque mi voluntad es soberana: no Dios.

Yo sociedad puedo decidir por el consenso de las mayorías autodeterminadas si asesinar a niños inocentes en el seno de sus madres es un derecho de la mujer. Porque la mujer es libre y autónoma y dueña de su cuerpo y de su destino. Y es libre para decidir si su hijo vive o muere. Porque el niño no es persona todavía, pues no es libre ni autónomo y depende en todo de su madre. Y lo mismo ocurre con la eutanasia, con la experimentación con embriones, con la ciencia sin límites morales…

Yo Estado determino lo que está bien o mal, al margen de Dios o contra Dios: es el fundamento del fascismo, del nazismo o del comunismo. La voluntad del Partido, del líder, del caudillo o de la clase proletaria decide lo que está bien y lo que está mal, por encima de Dios o al margen de Dios o, incluso, contra la Ley de Dios: incluida la vida y el destino de los individuos, que siempre deben acatar sin rechistar los designios del amado líder o del partido o del Estado o de la raza.

Por eso, todas las ideologías de la Modernidad son de raigambre liberales. Porque ninguna de ellas acepta subordinarse a Dios ni a sus Mandamientos. Dios no existe. Es un mito del pasado. Los creyentes hablan con amigos imaginarios y viven en el pasado medieval: son fanáticos peligrosos que quieren imponernos de nuevo la inquisición para reprimir la libertad individual y los derechos humanos. Y los derechos humanos los establece el Estado o la sociedad por consenso de las mayorías, al margen de la Ley de Dios. Dios no existe. Y si existe, la fe es una cuestión íntima que el individuo debe vivir en su fuero interno, en su casa o en sus templos. Pero la fe no debe tener relevancia en el ámbito social: hay que separa la religión de la política.

Cuando alguien pone su voluntad por encima de la voluntad de Dios, es un liberal y, en consecuencia, un impío. Cuando James Martin, sj, pretende cambiar la doctrina católica sobre la homosexualidad, lo hace porque considera que los mandamientos son leyes puramente humanas que se pueden cambiar por la voluntad del clero. La Ley de Dios es un invento que yo puedo cambiar para adaptarla a las necesidades del mundo. No llamamos ya a la conversión del mundo, sino que el mundo exige que la Iglesia se convierta a la ideología luciferina, satánica, del Liberalismo imperante. Antes había mártires que morían por defender la Ley de Dios frente al poder político que pretendía modificarla a su gusto: véase el caso de Santo Tomás Moro y Enrique VIII. Ahora ya no. Ahora James Martin quiere bendecir el pecado, que haya bodas de homosexuales bendecidas en las Iglesias y convertir en virtuosa la sodomía. Dios no puede condenar como pecado la fornicación. ¿Solución? Cambiar la Ley de Dios para que sea a mi gusto y a gusto del mundo.

Para los católicos, la libertad debe ir de la mano de la Verdad y mantenerse bajo el imperio de la Caridad. La libertad es la posibilidad de elegir el camino para ir al cielo. Pero tiene una finalidad: la felicidad eterna. La libertad siempre ha de dirigirse al bien. Cuando me equivoco y elijo como algo bueno aquello que no lo es, entonces es cuando peco. La libertad es para el bien y para la caridad. Volvemos a la Libertas:

De modo parecido, la voluntad, por el solo hecho de su dependencia de la razón, cuando apetece un objeto que se aparta de la recta razón, incurre en el defecto radical de corromper y abusar de la libertad. Y ésta es la causa de que Dios, infinitamente perfecto, y que por ser sumamente inteligente y bondad por esencia es sumamente libre, no pueda en modo alguno querer el mal moral; como tampoco pueden quererlo los bienaventurados del cielo, a causa de la contemplación del bien supremo. Esta era la objeción que sabiamente ponían San Agustín y otros autores contra los pelagianos. Si la posibilidad de apartarse del bien perteneciera a la esencia y a la perfección de la libertad, entonces Dios, Jesucristo, los ángeles y los bienaventurados, todos los cuales carecen de ese poder, o no serían libres o, al menos, no lo serían con la misma perfección que el hombre en estado de prueba e imperfección.

El pecado es una corrupción y un abuso de la libertad. No somos libres para pecar, sino para hacer el bien.

En el fondo, hay un error en el concepto de «dignidad humana». Los liberales dicen que el hombre solo es digno cuando es autónomo y tiene capacidad de autodeterminación. Esto convierte en indignas las vidas de niños, ancianos, enfermos, discapacitados… Porque ninguno de ellos es autónomo. Y así, los liberales no les consideran personas porque no son libres ni responsables de sus actos. Y si no son autónomos ni dignos ni personas, no son tampoco sujetos de derechos (de derechos humanos). Por eso se puede matar a los niños no nacidos, a los ancianos y enfermos… Y se llama «muerte digna» al asesinato legal de quienes no llevan una «vida digna». Por eso la mujer puede decidir sobre su embarazo; pero el niño no nacido, no. Ella es persona y el niño no lo es. Por eso se le puede despedazar: no tiene derechos porque no es persona. Así razonan los impíos liberales.

San Pío X condenaba ese concepto falso de dignidad en su Encíclica Notre charge apostolique (1910):

En la base hay una idea falsa de la dignidad humana. El hombre no será verdaderamente hombre, digno de este nombre, más que el día en que haya adquirido una conciencia luminosa, fuerte, independiente, autónoma, pudiendo prescindir de todo maestro, no obedeciendo más que a sí mismo, y capaz de asumir y de cumplir sin falta las más graves responsabilidades. Grandilocuentes palabras, con las que se exalta el sentimiento del orgullo humano; sueño que arrastra al hombre sin luz, sin guía y sin auxilios por el camino de la ilusión, en el que, aguardando el gran día de la plena conciencia, será devorado por el error  y las pasiones. Además, ¿cuándo vendrá este gran día? A menos que cambie la naturaleza humana, ¿vendrá ese día alguna vez? ¿Es que los santos, que han llevado la dignidad humana a su apogeo, tenían esa pretendida dignidad? y los humildes de la tierra, que no pueden subir tan alto y que se contentan con modestamente su surco en el puesto que la Providencia les ha, señalado, cumpliendo enérgicamente sus deberes en la humildad, la obediencia y la paciencia cristiana, ¿no serán dignos de llamarse hombres, ellos a quienes el Señor sacará un día de su condición obscura para colocarlos en el cielo entre los príncipes de su pueblo?

Hay una falsa idea de dignidad y una falsa idea de fraternidad, que también condena San Pío X:

«Lo mismo sucede con la noción de la fraternidad, cuya base colocan en el amor de los intereses comunes, o, por encima de todas las filosofías y de todas las religiones en la simple noción de humanidad, englobando así en un mismo amor y en una igual tolerancia a todos los hombres con todas sus miserias, tanto intelectuales y morales como físicas y temporales. Ahora bien, la doctrina católica nos enseña que el primer deber de la caridad no está en la tolerancia de las opiniones erróneas, por muy sinceras que sean, ni en la indiferencia teórica o práctica ante el error o el vicio en que vemos caídos a nuestros hermanos, sino en el celo por su mejoramiento intelectual y moral no menos que en el celo por su bienestar material. Esta misma doctrina católica nos enseña también que la fuente del amor al prójimo se halla en el amor de Dios, Padre común y fin común de toda la familia humana, y en el amor de Jesucristo, cuyos miembros somos, hasta el punto de que aliviar a un desgraciado es hacer un bien al mismo Jesucristo. Todo otro amor es ilusión o sentimiento estéril y pasajero. 

La caridad cristiana y Jesucristo mismo, la verdadera base de la fraternidad humana.

   Ciertamente, la experiencia humana está ahí, en las sociedades paganas o laicas de todos los tiempos, para probar que, en determinadas ocasiones, la consideración de los intereses comunes o de la semejanza de naturaleza pesa muy poco ante las pasiones y las codicias del corazón. No, Venerables Hermanos, no hay verdadera fraternidad fuera de la caridad cristiana, que por amor a Dios y a su Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, abraza a todos los hombres, para ayudarlos a todos y para llevarlos a todos a la misma fe ya la misma felicidad del cielo. Al separar la fraternidad de la caridad cristiana así entendida, la democracia, lejos de ser un progreso, constituiría un retroceso desastroso para la civilización».

Y en ese retroceso desastroso estamos ahora metidos hasta el cuello. El Papa Santo lo tiene claro:

«No se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la “ciudad” nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la “ciudad” católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo».

León XIII lo deja claro en Libertas:

«Es absolutamente necesario que el hombre quede todo entero bajo la dependencia efectiva y constante de Dios. Por consiguiente, es totalmente inconcebible una libertad humana que no esté sumisa a Dios y sujeta a su voluntad. Negar a Dios este dominio supremo o negarse a aceptarlo no es libertad, sino abuso de la libertad y rebelión contra Dios. Es ésta precisamente la disposición de espíritu que origina y constituye el mal fundamental del liberalismo». El Liberalismo, obviamente, es condenado como pecado de rebelión contra Dios:

«25. La perversión mayor de la libertad, que constituye al mismo tiempo la especie peor de liberalismo, consiste en rechazar por completo la suprema autoridad de Dios y rehusarle toda obediencia, tanto en la vida pública como en la vida privada y doméstica. Todo lo que Nos hemos expuesto hasta aquí se refiere a esta especie de liberalismo».

Pío IX, en el Syllabus (1864), condena con claridad meridiana los errores del liberalismo. Todas las proposiciones recogidas están condenadas por la Iglesia. Selecciono algunas de ellas, que resultan de una actualidad asombrosa:

Indice de los principales errores de nuestro siglo
Syllabus complectens praecipuos nostrae aetatis errores
ya notados en las Alocuciones Consistoriales y otras Letras Apostólicas de Nuestro Santísimo Padre Pío IX

§ I. Panteísmo, Naturalismo y Racionalismo absoluto

I. No existe ningún Ser divino [Numen divinum], supremo, sapientísimo, providentísimo, distinto de este universo, y Dios no es más que la naturaleza misma de las cosas, sujeto por lo tanto a mudanzas, y Dios realmente se hace en el hombre y en el mundo, y todas las cosas son Dios, y tienen la misma idéntica sustancia que Dios; y Dios es una sola y misma cosa con el mundo, y de aquí que sean también una sola y misma cosa el espíritu y la materia, la necesidad y la libertad, lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto.

(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

II. Dios no ejerce ninguna manera de acción sobre los hombres ni sobre el mundo.

(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

III. La razón humana es el único juez de lo verdadero y de lo falso, del bien y del mal, con absoluta independencia de Dios; es la ley de sí misma, y le bastan sus solas fuerzas naturales para procurar el bien de los hombres y de los pueblos.

(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

IV. Todas las verdades religiosas dimanan de la fuerza nativa de la razón humana; por donde la razón es la norma primera por medio de la cual puede y debe el hombre alcanzar todas las verdades, de cualquier especie que estas sean.

(Encíclica Qui pluribus, 9 noviembre 1846)
(Encíclica Singulari quidem, 17 Marzo 1856)
(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

V. La revelación divina es imperfecta, y está por consiguiente sujeta a un progreso continuo e indefinido correspondiente al progreso de la razón humana.

(Encíclica Qui pluribus, 9 noviembre 1846)
(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

VI. La fe de Cristo se opone a la humana razón; y la revelación divina no solamente no aprovecha nada, pero también daña a la perfección del hombre.

(Encíclica Qui pluribus, 9 noviembre 1846)
(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

VII. Las profecías y los milagros expuestos y narrados en la Sagrada Escritura son ficciones poéticas, y los misterios de la fe cristiana resultado de investigaciones filosóficas; y en los libros del antiguo y del nuevo Testamento se encierran mitos; y el mismo Jesucristo es una invención de esta especie.

(Encíclica Qui pluribus, 9 noviembre 1846)
(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

§ II. Racionalismo moderado

VIII. Equiparándose la razón humana a la misma religión, síguese que la ciencias teológicas deben de ser tratadas exactamente lo mismo que las filosóficas.

(Alocución Singulari quadam perfusi, 9 diciembre 1854)

IX. Todos los dogmas de la religión cristiana sin distinción alguna son objeto del saber natural, o sea de la filosofía, y la razón humana históricamente sólo cultivada puede llegar con sus solas fuerzas y principios a la verdadera ciencia de todos los dogmas, aun los más recónditos, con tal que hayan sido propuestos a la misma razón.

(Carta al Arzobispo de Frisinga Gravissimas, 11 diciembre 1863)
(Carta al mismo Tuas libenter, 21 diciembre 1863)

X. Siendo una cosa el filósofo y otra cosa distinta la filosofía, aquel tiene el derecho y la obligación de someterse a la autoridad que él mismo ha probado ser la verdadera; pero la filosofía no puede ni debe someterse a ninguna autoridad.

(Carta al Arzobispo de Frisinga Gravissimas, 11 diciembre 1863)
(Carta al mismo Tuas libenter, 21 diciembre 1863)

XI. La Iglesia no sólo no debe corregir jamás a la filosofía, sino que también debe tolerar sus errores y dejar que ella se corrija a sí misma.

(Carta al Arzobispo de Frisinga Gravissimas, 11 diciembre 1863)

XII. Los decretos de la Sede apostólica y de las Congregaciones romanas impiden el libre progreso de la ciencia.

(Carta al Arzobispo de Frisinga Tuas libenter, 21 diciembre 1863)

XIII. El método y los principios con que los antiguos doctores escolásticos cultivaron la Teología, no están de ningún modo en armonía con las necesidades de nuestros tiempos ni con el progreso de las ciencias.

(Carta al Arzobispo de Frisinga Tuas libenter, 21 diciembre 1863)

XIV. La filosofía debe tratarse sin mirar a la sobrenatural revelación.

(Carta al Arzobispo de Frisinga Tuas libenter, 21 diciembre 1863)

N.B. Con el sistema del racionalismo están unidos en gran parte los errores de Antonio Günter, condenados en la carta al Cardenal Arzobispo de Colonia Eximiam tuam de 15 de junio de 1847, y en la carta al Obispo de Breslau Dolore haud mediocri, 30 de abril de 1860.

§ III. Indiferentismo. Latitudinarismo

XV. Todo hombre es libre para abrazar y profesar la religión que guiado de la luz de la razón juzgare por verdadera.

(Letras Apostólicas Multiplices inter, 10 junio 1851)
(Alocución Maxima quidem, 9 junio 1862)

XVI. En el culto de cualquiera religión pueden los hombres hallar el camino de la salud eterna y conseguir la eterna salvación.

(Encíclica Qui pluribus, 9 noviembre 1846)
(Alocución Ubi primum, 17 diciembre 1847)
Encíclica Singulari quidem, 17 Marzo 1856)

XVII. Es bien por lo menos esperar la eterna salvación de todos aquellos que no están en la verdadera Iglesia de Cristo.

(Alocución Singulari quadam, 9 diciembre 1854)
(Encíclica Quanto conficiamur 17 agosto 1863)

XVIII. El protestantismo no es más que una forma diversa de la misma verdadera Religión cristiana, en la cual, lo mismo que en la Iglesia, es posible agradar a Dios.

(Encíclica Noscitis et Nobiscum 8 diciembre 1849)

§ IV. Socialismo, Comunismo, Sociedades secretas, Sociedades bíblicas, Sociedades clérico-liberales

Tales pestilencias han sido muchas veces y con gravísimas sentencias reprobadas en la Encíclica Qui pluribus, 9 de noviembre de 1846; en la Alocución Quibus quantisque, 20 de abril de 1849; en la Encíclica Noscitis et Nobiscum, 8 de diciembre de 1849; en la Alocución Singulari quadam, 9 de diciembre de 1854; en la Encíclica Quanto conficiamur maerore, 10 de agosto de 1863.

No sigo, aunque les invito a leer toda la colección de errores condenados por Pío IX. Algunos de esos errores – por no decir que todos ellos – tienen una actualidad asombrosa, teniendo en cuenta que el Syllabus se publicó en 1864.

El liberalismo es pecado. Y ese pecado ha tomado el poder político y las conciencias de la mayoría de los ciudadanos de las sociedades que antes eran católicas. Y lo que es peor aún: el liberalismo ha tomado al asalto a la propia iglesia jerárquica. El humo de Satanás huele a liberalismo que apesta. Y así la tristemente famosa iglesia del nuevo paradigma, la nueva iglesia modernista es asquerosamente liberal y quiere doblarle el brazo a Dios y ganarle el pulso para cambiar la moral, la liturgia y la doctrina católica para crear una nueva iglesia que ya no es la Iglesia de Cristo, sino la de Spinoza. Es una Iglesia sin Cristo, sin redención; una iglesia en que todos se salvan, en que cualquier religión sirve para salvarse; una iglesia que no cree en el infierno. La fe debe progresar y evolucionar con los tiempos, dicen. Como si Cristo no fuera el mismo ayer, hoy y siempre y como si la Ley de Dios no fuera eterna y universal.

Sí. Definitivamente, el liberalismo es una peste: es el origen de todos los males que aquejan a este mundo nuestro, que vive momentos realmente trágicos. El Liberalismo es Satanás diciendo con toda su soberbia: «no serviré a Dios, no lo obedeceré». Por paradójico que pueda resultar, cuanto más unido estás a Dios, más libre eres; y cuanto más te separes de Dios siguiendo los cantos de sirena del Liberalismo, más esclavo. Vivir unido a Dios libera y da felicidad. Vivr apartado de Dios, esclaviza, porque el pecado te encadena. 

Y frente a Satanás, pisando la cabeza de la Serpiente, María, ejemplo de humildad y de caridad – la llena de gracia – nos enseña el camino de la santidad: «hágase en mí según tu palabra». «He aquí la esclava del Señor». Nosotros, católicos, somos hijos de María. Y su Inmaculado Corazón triunfará sobre los impíos. Y ante el nombre de Cristo, toda rodilla se doblará en el cielo, en la tierra y en el abismo. Y toda lengua proclamará que Jesús es Señor para gloria de Dios Padre.

El Liberalismo no triunfará porque Lucifer será arrojado al infierno. Cristo vence. Cristo es Rey.

¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Santísima! 

152 comentarios

  
Aeropagita
De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
05/09/22 11:10 AM
  
Nova
Pues hay no pocos seglares católicos por ahí que se definen, al mismo tiempo, como liberales... y no me refiero sólo a los "progres"... Como si hubiera una especie de "liberalismo bueno" o algo así, que intuyo que ellos consideran equivalente a ser demócrata. Hay mucha confusión sobre esto, me temo.
05/09/22 12:35 PM
  
Juan Mariner
"¿Qué tienen todos estos políticos y eclesiásticos en común? Pues que todos ellos son liberales y actúan con mentalidad y presupuestos liberales."

Sí y no. Si todos estos "grupos sociales" de clase alta y clase media alta que están en poder, y que mantienen un ideario más o menos liberaloide, viesen amenazado este poder que detentan, no dude que adoptarían otras formas e ideas diferentes. Tras la II Guerra Mundial, tuvieron que montar un sistema de subsidios y protección sanitaria, así como educativo, porque, si no, lo tenían muy feo con la amenaza marxistoide (otros que tal bailan) en boga en los grupos sociales de clase media baja y clase baja.
05/09/22 1:24 PM
  
JUAN NADIE
Ha elaborado una buena tesis y muy justificada, pero siento discrepar en algunas cosas.
James Martin, no actúa movido por su convencimiento FUNDAMENTALMENTE, sino porque se siente avalado, impelido, protegido y justificado por Bergoglio.
Por mucho convencimento que tuviese si no se supiera protegido por su primo el de zumosol, no diría nada públicamente en contra de un obispo.
En cuanto al liberalismo, ese liberalismo que usted define no es bueno, aunque me da la impresión de que usted esta metiendo en el mismo saco a grupos muy diferentes como liberales liberales y socialdemocratas o socialistas, que tienen mas diferencias que semejanzas.
No puedo polemizar porque sería muy extenso, pero creo que hay espacio para un liberalismo católico basado en la escuela de Salamanca, y por supuesto en la moral católica.
De hecho el catolicismo es libertad. La Verdad os hará libres.
Dios nos ha hecho libres en el que junto con el dolor son probablemente los dos misterios mas grandes de la creación.
De hecho el gran problema actual del hombre y de la Iglesia no son los liberales sino los antiliberales que pretenden coartar nuestra libertad de conciencia, de expresión, de pensamiento, de religión, de propiedad, y hasta de raciocinio lógico mediante la propaganda y la libertad moral.
Los socialistas aunque se vistan de liberales socialistas se quedan y son anticatolicos porque la IGLESIA defiende de siempre la libertad.
Y los de la agenda 2030 tienen de liberales solo el nombre, pues es un enjambre de estatalistas opresores y antiliberales.
Un verdadero liberal, aunque sea de esos que reclama la supremacía del derecho positivo y la razón nunca negaría la libertad de los fieles. El problema es que en realidad hay muy pocos de esos. Si ya se que usted dira que Ayuso es una liberal que niega el derecho de los embriones a nacer. De acuerdo, pero en eso no es liberal es socialista.
Y como tal no puede ser votada por un católico, pero no por liberal, sino por socialista. Un verdadero liberal, verdadero, no podría atacar la libertad de un embrion a vivir. Todos aquellos que lo hacen no son liberales de verdad aunque se postulen poltiticamente como tales.
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Pedro L. Llera
Un liberalismo católico es la cuadratura del círculo. Y defino liberalismo como lo define León XIII. Ser liberal y católico es completamente incompatible. El católico se sabe criatura de Dios y subordinado a Él. Y acepta la voluntad de Dios y entiende la libertad orientada al bien, a la gloria de Dios y a la salvación del alma.
El liberal no obedece a Dios por definición y es autónomo moralmente y se autolegisla.
Las ideologías modernas son todas de raíz liberal. Creo que el artículo está bien claro.
05/09/22 1:24 PM
  
JSP
¿Qué tienen en común todas estas noticias que hemos leído recientemente? Es triste tener que decirlo, pero lo común es que son pecados contra el Espíritu Santo.
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1. El pecado original está presente en el género humano.
2. El pecado personal antepone la libertad negativa a la obediencia debida a Dios.
3. ¿El Liberalismo qué es entonces, si todos somos liberales con nuestros pecados personales? Pues, ponemos nuestra "libertad" en el centro, en primer lugar, antes que a Dios, incumpliendo Su Primer Mandamiento. Reflexionemos esto bien.
4. La gravedad del Liberalismo es porque multiplica con facilidad el pecado personal con apariencia de obrar rectamente en un bien individual y común. ¿Y cómo es esto?
5. ¿Qué es el Liberalismo? El Liberalismo es, pues, desde la Iglesia y/o el Estado el poner al hombre en el centro y no a Dios.
6. ¿Es el Liberalismo un pecado grave? Si, gravísimo porque va contra el Espíritu Santo, porque desde la Iglesia confunde a la ovejas que no entienden a su pastor ante el peligro (Ez 33) y desde el Estado también porque no son un solo pecado personal sino una red de muerte por alejamiento de Dios.
7. Para que se entienda mejor. Un pecado personal puede afectar a un grupo de personas, pero el no tener a Dios en el centro en la autoridad eclesial y/o civil es el mismo pecado de Hitler o Stalin: establece un régimen pernicioso que envilece a la sociedad y perpetúa el que el pecado campe a sus anchas. Y el actor puede arrepentirse, pero su ley positiva humana sigue activa. Esto es, la señora Ayuso puede arrepentirse de su pecado personal, pero los abortos se van a seguir produciendo. Ahora está a tiempo de revertir toda ley anticristiana en la Comunidad de Madrid porque es su responsabilidad servir a Cristo Rey.

PD: Recemos por ellos para que rectifiquen a tiempo ante la Sabiduría.
05/09/22 1:29 PM
  
Oscar de Caracas
Sería muy interesante si también desarrollase el tema dentro de la economía y el fascismo.
Dios le bendiga.
05/09/22 1:30 PM
  
JSP
1. Es necesario recordar que Liberalismo no es lo mismo que liberalismo económico (libertad individual, libre mercado, contrato voluntario).
2. Liberalismo es referente a la Iglesia y al Estado, mientras que el económico nos afecta a todos.
3. Para que se entienda, todos tenemos en común el comer, vestirnos, internet, comprar, etc. (contexto liberalismo económico). Pero, no todos somos políticos ni Sacerdotes (contexto Liberalismo).
05/09/22 1:45 PM
  
Oscar Alejandro Campillay Paz
Excelente post!!
No tiene desperdicio. Para leerlo y releerlo varias veces.
Bendiciones!
05/09/22 2:42 PM
  
centurión Cornelio
La aristocracia cortesana ( S XIV) devino en liberal a partir del XVIII... ahí las grandes familias españolas tuvieron gran culpa de lo que pasó después. Corrupto óptimo pésima.
05/09/22 3:10 PM
  
Marta de Jesús
Martin miente. No puede estar CONVENCIDO de lo que predica y ser sacerdote. O se es sacerdote convencido o activista homosexual. Cosas totalmente opuestas. Más bien parece lo segundo. Uno de tantos infiltrados. Como poco abducido por las ideas de los enemigos de Dios y de la Iglesia, y por lo tanto enemigos del hombre también, y de nuestra Salvación, estén infiltrados o fuera.

Las feminazis ídem. No pueden estar CONVENCIDAS de lo que predican al poner mujeres en el altar, sino claramente rebelándose contra Dios y en plan destructor. Hace poco leí que a la Iglesia no se iba con "ideas" en la cabeza, sino de rodillas ante la trascendencia y el misterio. Esas mujeres cuando se comportan así tienen de todo menos intención de obedecer (a Dios). Además no tienen Fe. Fanáticas feminazis y fanáticos "aliades"(castrados modernos)

Como eso todo lo demás.
Muestran la Belleza y el misterio de Dios? No. El camino está claro. Puede que no sea fácil seguirlo. Pero está claro.

Buen día.
05/09/22 4:14 PM
  
Vicente
Nada de liberalismos. Interesa el verdadero Catolicismo.
05/09/22 4:59 PM
  
Marcelo Bs As
Te aplaudo de pie. Esto tendria que decir Bergoglio, pero eso es otra cosa.
05/09/22 6:47 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Gracias, Pedro, por el excelente post!

Quisiera traer a cuento un tema que desde hace ya algún tiempo me viene dando vueltas en la cabeza, y es respecto de la libertad religiosa en el Vaticano II. La proposición XV del Syllabus parece contradecir lo afirmado por el término "libertad religiosa" en el Vaticano II; pero entiendo que la contradicción es solo aparente, ya que en el Syllabus se habla de libertad en sentido moral, mientras que en el Vaticano II se habla de libertad en el sentido de "no coacción" por lo que parece ser que esto salva la tan enredada discusión (o quizás no, no soy experto en el tema, y tengo claro que gente muy capaz y fiel a la Iglesia no se ponen de acuerdo en la cuestión), dejando de lado que no creo que ese cambio del lenguaje sea conveniente, porque puede, y de hecho, ha confundido, y creo yo, sin necesidad; cuando el papel fundamental del Magisterio es hablar con claridad.

Qué creen? Me interesará leer su opinión, hermano Pedro, así como de los comentaristas que gusten aportar sus reflexiones al respecto.
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Pedro L. Llera
Yo creo que el liberalismo entró en la Iglesia, como poco, desde finales del siglo XIX. Creo que Papas como San Pío X frenaron el avance del modernismo en la Iglesia. El modernismo, entre otras herejías, es liberal. Y creo que, desde los años 70 del siglo pasado, el humo de Satanás y la masonería (que es liberal), como el propio Pablo VI reconoció, se infiltro definitivamente en la jerarquía eclesiástica para destruir la Iglesia desde dentro. Y esa labor de demolición de la Iglesia es la que llevamos tiempo contemplando ante nuestros atónitos ojos. Están destruyendo la liturgia (probablemente están esperando el momento oportuno para eliminar el concepto de transubstanciación), la doctrina moral (divorciados vueltos a casar... Ahora el aborto, la homosexualidad y la Humanae Vitae), los dogmas, la disciplina de los sacramentos (ordenación de mujeres, etc.).
Como son liberales, piensan que su voluntad es ley y que pueden cambiar la fe a su gusto. Están en proceso de crear una nueva religión, que será la del Anticristo.
¿Le ha quedado clara mi opinión? Y fíjese que no he nombrado para nada al Concilio.
05/09/22 7:02 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Me queda claro! Muchas gracias!
05/09/22 7:28 PM
  
Masivo
Recuerdo los años de Losantos con Vidal y compañía en la COPE. Por entonces creó Libertad Digital y la revista La Ilustración Liberal.

La Linterna de la COPE se dedica a a propagar el liberalismo en España: que si Friedman, que si Locke y Hayek...en la cadena episcopal cada noche.

Por aquel entonces Infocatólica aún no existía. Nos perdimos grandes artículos de denuncia...
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Pedro L. Llera
Luis Fernando estaba en Religión en Libertad, que nació como suplemento de religión de Libertad Digital. Aunque esa alianza creo que duró poco.
Y más tarde, surgió InfoCatólica con Luis Fernando, el P. Iraburu, Bruno y compañía.
05/09/22 7:54 PM
  
Cristián YáñezDurán
Sr. Ochoa,

Respecto a su duda, es verdad que Dognitatis Humanae se refiere principalmente a la libertad de coacción. Pero indica claramente que la libertad religiosa del hombre se funda en la naturaleza humana, falsedad contraria al Magisterio y la razón. Además, la Iglesia siempre a reclamado el derecho y deber de impedir la difusión y práctica de falsas religiones, mediante coacción, cuando el costo social de tal coacción es menor que tolerarlas (soportarlas civilmente.

"Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural."
(DH, pto.2)
05/09/22 8:30 PM
  
JSP
Señor Masivo,

1. ¿Qué entiende usted por Liberalismo?
2. Y a ver qué opinión tiene usted de esto:

expansion.com/directivos/2020/02/04/5e3907d5e5fdeae6448b45c1.html

institutoacton.org/2020/02/27/robert-sirico-el-libre-mercado-al-permitir-la-prosperidad-hace-mas-por-los-pobres-que-el-estado/#
05/09/22 9:17 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Gracias por el comentario, Cristián. Comienzo por lo último que señala, que la Iglesia ha utilizado la coacción. Creo que habría que distinguir aquí entre una práctica prudencial respecto a la restricción de los cultos falsos públicos, y la coacción en el sentido de obligar a alguien a profesar la fe Católica, cosa que creo que la Iglesia nunca ha hecho, y que de hecho es a lo que se refiere el texto conciliar.

Y ahora voy a lo primero, cuando la Iglesia dice que la libertad religiosa es un derecho natural, a lo que se refiere, tal como lo aclara el propio texto, es al derecho natural de no ser coaccionado para profesar la fe Católica. Creo que de esta manera todo queda bien, o sea, de esta manera se puede salvar la continuidad magisterial, aunque sin dudas creo que no había necesidad de complicarse tanto al usar el término de "libertad religiosa".

Por último, y solo a modo de comentario, decir que admiro mucho a Monseñor Schneider, pero me sorprende que, al menos en su libro Christus Vincit, no haga este tipo de distinciones.
05/09/22 9:48 PM
  
Luis Fernando
Muchos hemos estado contaminados en mayor medida por esa peste durante gran parte de nuestras vidas. Lo ocupa todo.
Cuando Dios te libra de ella, ves las cosas de forma radicalmente distinta. Aprendes que se debe someter todo a la soberanía de Dios. Y todo es todo, porque, ¿acaso hay algo sobre lo que Dios no deba reinar?
05/09/22 10:00 PM
  
centurión Cornelio
Perdón por el latinajo, escribo desde el móvil y el corrector me jugó la mala pasada, pero la infiltración liberal es anterior al XIX, no sé si han tenido oportunidad de leer las Memorias de Ultratumba de Chateaubriand, ahí se ve claro.
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Pedro L. Llera
Se puede rastrear el origen del Liberalismo desde Pico della Mirandola, en el siglo XVI:

«Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: "No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la Tierra, ni del Cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos».

Pero podemos remontarnos aún más al nominalismo de Guillermo de Ockham.

Y la contribución decisiva de la reforma luterana, que introduce el subjetivismo, el libre examen, etc.

El Renacimiento rompe con el teocentrismo de la Cristiandad e impone el llamado "Humanismo", que no es sino antropolatría: adorar al hombre como centro y medida de todas las cosas. Esa ruptura del Renacimiento y el comienzo de la Modernidad es el origen de todos los males que nos aquejan.
05/09/22 10:54 PM
  
Franco
"Muchos hemos estado contaminados en mayor medida por esa peste durante gran parte de nuestras vidas. Lo ocupa todo.
Cuando Dios te libra de ella, ves las cosas de forma radicalmente distinta. Aprendes que se debe someter todo a la soberanía de Dios. Y todo es todo, porque, ¿acaso hay algo sobre lo que Dios no deba reinar?"

Iba a comentar algo similar. Es claro que, hoy por hoy, todos hemos estado expuestos, por no decir que fuimos criados, a la mentalidad liberal. Incluso católicos sinceros hay que, aún aceptando que nada bueno hay en rebelarse contra Dios, comparten inconscientemente presupuestos liberales. Pero peor que eso es el hecho de que muy pocos estarían dispuestos a combatir contra los síntomas internos de la peste liberal.
05/09/22 10:56 PM
  
JSP
Señor Luis Fernando,

1. Así es, Cristo es Rey universal y por supuesto, en el mercado también.
2. Es necesaria la lectura de I Samuel 8 (Palabra de Dios) para entender que es por boca de hombre la solicitud de rey temporal.
3. Que en el plan de Salvación no se contempla la existencia del Estado.
4. Dios lo permite, pero si no está sujeto a Él (Liberalismo) no podemos reclamarLe: a Dios lo que es de Dios y al Estado lo que es del Estado.
5. Y es necesario recordar que nuestra naturaleza es la Caída y que Cristo es que nos hace otro Cristo.
6. La propiedad privada, por ej., es por la naturaleza caída y en esta naturaleza hay dos modelos: el Socialismo (propiedad colectiva, igualdad y justicia social), hijo del Liberalismo, que vemos a la barbarie que siempre desemboca; y el liberalismo económico sujeto a Dios por la justicia general, la justicia conmutativa y distributiva.
7. Economía y moral que fue objeto de estudio por la Escuela de Salamanca de donde salieron muchas leyes de la Economía que son invariables.
05/09/22 11:12 PM
  
Masivo
Pedro Luis, Juvenal y Luis Fernando:

No, no sabía lo de Religión en Libertad que comentan. Por entonces no la leía, aunque si seguía Libertad Digital y la Ilustración Liberal, todo ello a raíz de escuchar La Linterna con FJL y Vidal. Chocante que la radio de la Iglesia fuese uno de los principales difusores del liberalismo hace dos décadas.

05/09/22 11:12 PM
  
Luis Fernando
Por cierto, ¿a qué viene escribir comentarios sobre mí?
Yo no soy el tema del post
Pedro, borra mis respuestas a juvenal. Deja este comentario si quieres para que se vea que te lo he pedido yo.
05/09/22 11:42 PM
  
Gabriel Zanotti
https://gzanotti.blogspot.com/2022/08/el-liberalismo-es-pecado.html
06/09/22 12:44 AM
  
Jorge Cantu
JSP:

A mi parecer, la cuestión clave en estos temas no es de tipo técnico (si el capitalismo como sistema económico es el más eficiente para brindar los satisfactores necesarios a cada miembro de la sociedad), sino moral, por las repercusiones que llega a tener en las personas y sociedades.

Inclusive un 'sano' capitalismo, como el europeo o el americano, con leyes estrictas, con frecuencia se ve enlodado con abusos y embustes de todo tipo, incluyendo la manipulación de las personas a través de un consumismo irracional y perjudicial, la explotación frecuente del empleado con remuneraciones y condiciones de trabajo injustas, sin mencionar la estafa en los mercados bursátiles, los sistemas de precios, la publicidad engañosa y degradante, las estafas en complicidad con gobiernos corruptos, etc.

Las fuerzas ciegas del mercado nunca van a resolver (o autorregular) las debilidades y potenciales fallas y abusos del sistema capitalista. Si lo consideramos en abstracto, como Marx hacía a su vez con el sistema comunista, todo parece perfecto, hasta que intervienen el hombre y Satanás. Por ello es preciso escuchar y atender los múltiples llamados y orientaciones de la Doctrina Social de la Iglesia.
06/09/22 1:25 AM
  
Cristián YáñezDurán
Estimado, Sr. Ochoa.

Lo que usted indica es la doctrina católica de siempre, intolerancia dogmática pero tolerancia civil. El problema es que DH no distingue y dice lo que dice. Pero lo más importante es que todos los Papas posconciliares, en la práctica y en la teoría, han difundido la especie de que el hombre es libre de adorar a Dios como le plazca. Las ceremonias ecuménicas, promovidas con sumo entusiasmo por Papas y obispos, han sido una difusión inmejorable para este error.
06/09/22 2:36 AM
  
JSP
Señor Ochoa de la Rosa,

"Quisiera traer a cuento un tema que desde hace ya algún tiempo me viene dando vueltas en la cabeza, y es respecto de la libertad religiosa en el Vaticano II. La proposición XV del Syllabus parece contradecir lo afirmado por el término "libertad religiosa" en el Vaticano II; pero entiendo que la contradicción es solo aparente, ya que en el Syllabus se habla de libertad en sentido moral, mientras que en el Vaticano II se habla de libertad en el sentido de "no coacción" por lo que parece ser que esto salva la tan enredada discusión..."
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1. La libertad religiosa y de conciencia del CVII, el Estado liberal (masonería) además postula libertad de expresión y de pensamiento, postulado en Lumen gentium, Dignitatis Humanae y Nostra aetate, es Liberalismo = Masonería (en este caso eclesial).
2. La libertad religiosa es de la ideología progresista de la libertad sin límite para atacar al único rito válido: Eucaristía.
3. El Liberalismo postula la abolición del rito, de la ritualidad en la relación con Dios.
4. Entonces, el resultado de la libertad religiosa y de conciencia del CVII mediante el giro antropológico que produce, die antropologische Wende de Karl Rahner, se subraya no el acceso, la subida, del hombre a la comunicación con Dios, sino el "uso de dios" para la felicidad del hombre (antropocéntrico).
5. Felicidad que puede ser experimentada en cualquier religión, incluso la satánica. ¿Se da cuenta de la contradicción y que tiene relación la misma con el sentido moral de la libertad religiosa?
6. La revolución eclesiológica del CVII (rehabilitador de herejes y herejías) para desembocar en la negación de la divinidad de Cristo y quitarlo del Centro de todo: Dignitatis humanae concede el derecho de la libertad religiosa y Nostra aetate es una especie de Contra-Syllabus.
7. ¿Es un derecho la libertad religiosa? Un derecho es una facultad moral que concede Dios mediante Su ley divina y natural. No hay que confundir derecho con tolerancia. La Iglesia Católica siempre defendió la tolerancia a otras religiones como un mal menor por la naturaleza Caída del hombre, no que las reconociera como verdaderas religiones, pues el error y la herejía no puede estar mezclado con la Verdad. No existe el derecho a ser protestante, budista, ... porque solo existe un Dios verdadero y único que ha revelado una sola religión.

PD: Europa = Cristiandad; nada que ver con:

fra.europa.eu/es/eu-charter/article/10-libertad-de-pensamiento-de-conciencia-y-de-religion
06/09/22 7:39 AM
  
JSP
Señor Cantu,

1. El Capitalismo es católico, por lo que no es una cuestión técnica de Socialismo (liberalismo de Estado) o liberalismo económico moral.
2. No es cuestión de capitalismo sano o salvaje, para justificar regulación o intervención estatal recursiva. Esa es consigna marxista o justicia social que no es más que huir de la virtud de la justicia para pedir al Estado que regule, que coaccione, que aplique otra ley para hacernos más santos y consigue todo lo contrario. Es la diferencia de tener a Cristo por Rey o a un rey temporal (1 Samuel 8).
3. Sólo con la justicia general, la conmutativa y la distributiva subordinada a la Ley divina y natural los hombres desarrollan la virtud de la justicia que lleva al bien común.
4. El buen samaritano no puede sacar de la nada ni el dinero, ni la posada, ni el burro, ni las vendas, ni el aceite, ...
5. El libre mercado, al permitir la prosperidad, hace más por los pobres que el Estado. La riqueza no es un juego de suma cero, no es sólo una tarta que hay que dividir, sino que es dinámica y puede crecer.
6. La economía y el compromiso social no son doctrina de fide, son aplicación de la doctrina. De ahí que exista un amplio espacio para su aplicación prudencial. Si no tenemos que cerrar Trento, a la única Escuela de economía católica de Salamanca. El Socialismo o las ideas redistributivas, anteponer la justicia distributiva a la conmutativa para que se de la justicia social, NO es doctrina de fide de la Iglesia.
7. Nadie puede practicar la misericordia corporal, la limosna (odiado por los marxistas), si no tiene recursos y si no hay propiedad privada, porque no puedo serlo con la propiedad ajena. Por tanto, la caridad cristiana choca con la demanda de justicia social cuando la primera opción es el Estado, engordándolo y sin límite de intervención, porque es una violación del principio de subsidiariedad, cuyo escepticismo se proyecta hacia el Estado, no hacia la sociedad libre: Doctrina social de la Iglesia.
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Pedro L. Llera
Ese entusiasmo capitalista que muestra usted es muy liberal.
La caridad perfecciona la justicia y no conoce más límite que el prudencial: no vamos a dar a los demás lo que necesitas para mantener a los tuyos.
Eso de que la caridad choca con la demanda de justicia social es pura falacia. La caridad perfecciona la justicia.
La Caridad es Dios. Y Dios es un Padre bueno que quiere a todos sus hijos y sufre por aquellos que carecen de lo necesario para vivir con dignidad. Y el gobierno del Estado tiene la obligación de garantizar a los ciudadanos lo necesario para que puedan vivir dignamente: salud, educación, asistencia social, trabajo, vivienda, etc. Y además tiene que favorecer con sus leyes la salvación de las almas.
Como estos temas ya lo he tratado en otros artículos, me remito a ellos:
Caridad Social
Felicidad y Bien Común


De todos modos, yo no soy economista. Le recomiendo el canal de YouTube de Javier de Miguel. Él sí es experto en economía y tiene videos muy interesantes sobre el tema. Le dejo el enlace a su canal:
Javier de Miguel Marqués
06/09/22 8:25 AM
  
Masivo
Pedro Luis:

Entre los antecedentes históricos que cita yo añadiria la Paz de Westfalia. Las relaciones entre Estado y religión actuales en buena parte derivan del resultado de la Guerra de los Treinta Años (y, en el mundo anglosajón, de la Revolución inglesa de 1688).
06/09/22 8:29 AM
  
JSP
Señor Llera,

1. "Ese entusiasmo capitalista que muestra usted es muy liberal." Le pediría que me lo justifique. No hablo de Adam Smith y los errores protestantes: intervención estatal o keynesianismo. Una vez que visualice el siguiente enlace, me lo explique lo de liberal:

youtube.com/watch?v=mbsrStx0u6I

El entusiasmo capitalista tiene su origen en el Reino de España, en la de los Reyes Católicos.

2. Tampoco esto es así: "La caridad perfecciona la justicia y no conoce más límite que el prudencial: no vamos a dar a los demás lo que necesitas para mantener a los tuyos." La Caridad perfecciona la virtud de la justicia, pero podemos dar la vida por la Caridad: mártires.
3. Es necesario recordar, como españoles, el pensamiento católico español de los siglos XVI y XVII, tanto en política como en economía. La Universidad de Salamanca no solo habría sido la primera en defender el liberalismo económico, dos siglos antes que Adam Smith, sino también la fuente nutricia del liberalismo político, ochenta años antes de Locke.
4. Es increíble el efecto de la leyenda negra y la ignorancia que hay con respecto a la Escuela de Salamanca ¿Qué aportaron los escolásticos de la Universidad de Salamanca? Nuestro país fue la cuna del resurgir de la filosofía realista, de tradición aristotélica y tomista, gracias al magisterio de los doctores eclesiásticos españoles: dominicos, franciscanos, jesuitas o agustinos que enseñaron principalmente en Salamanca, Alcalá de Henares y Lisboa. La doctrina de estos escritores, que constituyen el núcleo de la escolástica tardía es de singular importancia para establecer las relaciones entre economía y moral en el mundo moderno. La preocupación de todos estos autores era principalmente ética, puesto que se sienten en la necesidad de juzgar la actuación de los negociantes, la nueva clase burguesa que empuja con brío, a la luz de la teología moral. Para hacerlo con fundamento, se dedicaron más que ninguno de sus antecesores a desentrañar el sentido económico de estas actuaciones. Las aportaciones a la ciencia económica de estos autores están hoy plenamente aceptadas. Fueron ellos, especialmente el doctor navarro Martín de Azpilcueta, quienes establecieron la teoría cuantitativa del dinero doce años antes que Jean Bodin. También fueron ellos, especialmente Tomás de Mercado, quienes descubrieron la teoría del tipo de cambio basada en la paridad del poder de compra. Ellos, sin excepción, perfeccionaron la teoría del valor basada en la utilidad, anticipándose trescientos años a Menger, Jevons o Walras. Y ellos enumeraron también los factores determinantes del precio, dejando implícitamente establecidos todos los elementos necesarios para la formulación de la teoría de oferta y demanda. La aportación salmantina al juicio moral de la activad económica con respecto a la propiedad privada, todos estuvieron por el derecho natural a la propiedad privada. Lo vemos en Francisco de Vitoria (De iustitia) o en Luis de Molina (De iustitia et iure). Además, todos estos maestros se pronunciaron por la libertad económica y declararon que el precio moralmente justo es el formado de acuerdo con la oferta y la demanda, con exclusión de violencia, engaño o dolo y siempre que haya suficiente número de compradores y vendedores (es decir, en ausencia de monopolio público, algo que los doctores tenían por un crimen). Los doctores de la Escuela de Salamanca miraban la regulación del precio por parte del Estado con la mayor desaprobación. Martín de Azpilcueta consideraba que era "innecesaria cuando había abundancia e inefectiva y dañina cuando había escasez". Juan de Medina, ferviente defensor de la tesis según la cual los que se meten en negocios han de asumir pérdidas del mismo modo que tienen derecho a beneficios, declaró que el único negociante que debe estar protegido de pérdidas mediante algún subsidio es aquel que se ve forzado a vender a precios fijados por los gobernantes. Los escolásticos españoles del siglo XVI contemplaron el auge del comercio y la nueva estructura capitalista de la sociedad, de modo que pudieron entender el valor del dinero en función del tiempo y acabaron reconociendo tres motivos por los que se podía cobrar un interés, todo un avance teniendo en cuenta el pensamiento dominante en aquellos tiempos. Al respecto, tienen las investigaciones de Alejandro Chafuen, que han permitido rescatar la figura de Felipe de la Cruz, autor del Tratado único de intereses en el que encontramos tal vez la defensa más abierta del interés. Y no faltaba en aquellos trabajos salmantinos una crítica al gasto público improductivo y al excesivo peso de las estructuras estatales: ya en el siglo XVII, Pedro Fernández de Navarrete criticaba el elevado número de gentes que vivían del Estado chupando como harías el patrimonio real, denunciando que gran parte del gasto iba a parar a presupuestos burocráticos que debían ser limpiados y purgados.
5. "Eso de que la caridad choca con la demanda de justicia social es pura falacia. La caridad perfecciona la justicia." Con exactitud escribí: la caridad cristiana choca con la demanda de justicia social cuando la primera opción es el Estado, engordándolo y sin límite de intervención, porque es una violación del principio de subsidiariedad, cuyo escepticismo se proyecta hacia el Estado, no hacia la sociedad libre: Doctrina social de la Iglesia. ¿Por qué puse esto? Pues, porque el que es cristiano no busca al Estado de forma preferente para solucionar un problema de justicia social en el sentido de justica económica, sino que lo resuelve en comunidad en la virtud de la justicia, porque la justicia social no es una virtud moral individual, porque cree en la Providencia, en que Cristo es Rey universal.
6. Lo liberal es: "necesitamos una ley en contra de esto.", lo que se convierte en un instrumento de intimidación ideológica con el objetivo de conseguir el poder de la coerción legal que va en contra de la Providencia, en contra de Cristo Rey.
7. Si la justicia social no es una virtud, ¿como la va a perfeccionar la Caridad?
06/09/22 12:05 PM
  
Luis María Piqué Muñoz
La Palabra de Dios, la Ley Natural son Límites a la adoración a la Diosa Liebertad, la absoluta autonomía de la Conciencia y la Voluntad, la Libertad sin Responsabilidad, la Libertad por la Libertad sin Límites, la Libertad Negativa, el Libertinaje Y esta adoración se une a la de la Diosa Democracia adorada por el Hombre moderno y el Perverso Occidente ¡en definitiva la dura Realidad es una falsa Libertad, Libertinaje que esclaviza la Voluntad al Mal, a Satán y la todopoderosa y satánica Tiranía democrática ¡Sea anatema! ¡Viva la Verdad! ¡Viva la Libertad! ¡Viva Dios!
06/09/22 12:37 PM
  
JSP
"Y el gobierno del Estado tiene la obligación de garantizar a los ciudadanos lo necesario para que puedan vivir dignamente: salud, educación, asistencia social, trabajo, vivienda, etc."
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1. A esto precisamente me refiero: el problema es el tamaño gigantesco del Estado y la intervención sin límite para garantizar la "justicia social", para que puedan vivir dignamente.
2. Un gobierno tiene su legitimidad, pues es permitida por Dios, pero el error de los paises que eran católicos se encuentra en otorgar la primera opción al Estado.
3. Esta violación del principio de subsidiariedad, de poder vivir dignamente, principio que es escéptico y se proyecta hacia el Estado, no viene derivado de la sociedad libre, del libre mercado.
4. Esto es, el protagonismo debe corresponder a los actores no estatales, a las familias, pues son los que han de ejercer de cuerpos intermedios.
5. Las familias se debilitan cuando el actor principal es el Estado, entiéndase aquí el ataque marxista y masónico a la familia para erigirse en actores protagonistas planificadores de las vidas de los ciudadanos.
6. Si el Estado se convierte en la primera opción, en el actor protagonista en el mercado, cuando la gente necesite alimentos, asistencia médica, vivienda o ayuda en la lucha contra las drogas, tenderá a expulsar al resto de actores, como son las familias.
7. Precisamente, Benedicto XVI lo explica en Caritas in Veritate: el Estado que hace todo, regula todo y suministra todo, terminará prescindiendo del hombre.
06/09/22 1:09 PM
  
Cristián Yáñez Durán
Masivo tiene toda la razón.
Westfalia es el antecedente inmediato del totalitarismo.
En la religión está implicado todo el hombre. Una vez absorbida por el estado, todo el hombre queda sometido a éste.
06/09/22 1:56 PM
  
Cristián Yáñez Durán
El Capitalismo es de claro origen burgués, en el peor sentido del término. O sea, surge con la moral burguesa potenciada con las aberraciones protestantes. Que algunos de sus aspectos sean materialmente compatibles con el catolicismo, no lo hace católico.
El punto es que al Marxismo, radicalmente insalvable por ser intrínsecamente perverso, de modo superfluo se le opone el Capitalismo. Pero éste está contenido en el Marxismo, no son contradictorios.
Lo único contradictorio a radice con el Marxismo es el Catolicismo, como la nada se opone al ser. Por eso los marxistas le temen.
06/09/22 2:06 PM
  
Luis Fernando
Sr. Ochoa, hasta el CVII la Iglesia condenaba la libertad religiosa propia de la Ilustración. Tras el CVII, la Iglesia asume como propia dicha libertad. Algunos pretenden convencernos de que hay continuidad. Pero entonces mandamos el principio de no contradicción al carajo.
Así de simple es la cosa.
06/09/22 2:31 PM
  
Masivo
La paz de Westfalia fue declarada nula por el Papa, con nulo éxito. Fue el comienzo el Estado moderno en Europa continental.

Luis Fernando: si la Iglesia Católica siguiera defendiendo abiertamente y con todas las consecuencias el concepto de libertad religiosa pre CVII yo no sé si se le permitiría predicar en según que países, o si en Belfast no seguirían a tiro limpio.
06/09/22 3:41 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Gracias a Cristián, a Luis Fernando y a JSP por sus comentarios.

Mi punto fundamental es que el texto conciliar, aún ambigüo, cosa que reconozco, no rompe NECESARIAMENTE (la mayúscula es solo para resaltar, pues no sé hacerlo de otra forma) con el Magisterio de siempre, y, por tanto, es deber católico interpretarlo en continuidad.

Que ya luego en la práctica se haya aplicado mal, e incluso contrariamente, sería algo contra lo que habría que luchar, contra lo que se debe luchar, pero afirmar categóricamente que se contradice la enseñanza anterior, creo que no es correcto, pues si bien es ambigüo el texto, como ya dije, precisamente por eso mismo existe la posibilidad de interpretarlo en continuidad, y más cuando el mismo texto conciliar deja claro que "la doctrina Tradicional permanece sin cambio".

Resumiendo: Estoy de acuerdo con el hecho de que el texto conciliar es ambigüo, pero aún no logro ver que sea NECESARIAMENTE contradictorio con la enseñanza anterior. Lo que ocurre, es que se utiliza el término "libertad religiosa" en un sentido nunca antes utilizado por el Magisterio, cosa que a mi juicio es criticable; pero con lo cual, no se niega NECESARIAMENTE lo anterior.
06/09/22 4:02 PM
  
Urbel
Señor Ochoa, una distinción clara y fundamental:

- Coacción para profesar la fe católica: siempre rechazada por la doctrina católica. Ese rechazo se encuentra por ejemplo en el Código de Derecho Canónico de 1917: "Que nadie sea costreñido a abrazar la fe católica contra sus deseos" (canon 1351). La declaración Dignitatis humanae (1965) no innova nada a este respecto.

- Coacción para impedir la profesión pública y propagación de religiones falsas: siempre aprobada como principio por la doctrina católica, sin perjuicio de la tolerancia de errores religiosos por razones de prudencia. En cambio la declaración Dignitatis humanae se aparta en este punto de la doctrina católica y proclama un innovador derecho natural a la profesión pública y propagación de errores religiosos dentro de los límites del orden público.
06/09/22 4:19 PM
  
Maria M.
Don Pedro, bien clarito lo ha definido, la PESTE LIBERAL!!!!.

Un buen Padre, además de cuidar y ser cariñoso con sus hijos, también debe mandar, corregir y cuando sea necesario
debe castigar. ...

Un padre de verdad debe poner límites a sus hijos cuando sea necesario, y debe ser obedecido.... Tan sencillo y tan de sentido común como ésto......Y Dios es Padre, además de Dios todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.....Asique aquí le tenemos en primer lugar con sus 10 Mandamientos... Pero claro, obedecer no mola.....Asique a liberarse todo el mundo!!!! A ver quien es el más chulo!!!! y así está la vida.....Así está el mundo....Pasen y vean, señores....Todos muy libres haciendo diciendo y pensando lo que nos da la gana porque yo lo valgo.....y además me consuelo pensando que claro como Dios es Amor, todo lo perdona y seremos todos felices y comeremos perdices y patatín patatán....Que Dios nos Ampare y nos abra los ojos!!! Ven Señor Jesús!!!
06/09/22 5:28 PM
  
Miguel García Cinto
Interesante y profundo artículo, tanto en el artículo como en algunas de tus respuestas a varios comentarios, me ayudan a saber distinguir con mayor claridad, la auténtica libertad del liberalismo.
El Señor te bendiga y te guarde.
06/09/22 7:04 PM
  
Cos
JSP
"Que en el plan de Salvación no se contempla la existencia del Estado".

Históricamente se habla de varias generaciones de liberalismo político o de tercera generación. El estado moderno liberal lo crean los liberales para crear el concepto de igualdad ante la ley. Antes de eso había leyes especiales según distintos grupos de población, como el fuero de la nobleza.

JSP
"La propiedad privada, por ej., es por la naturaleza caída y en esta naturaleza hay dos modelos: el Socialismo (propiedad colectiva, igualdad y justicia social), hijo del Liberalismo, que vemos a la barbarie que siempre desemboca; y el liberalismo económico sujeto a Dios por la justicia general, la justicia conmutativa y distributiva".

Esta es la gran falacia que repiten los liberales: o liberalismo o socialismo. Así nos han tenido engañados durante décadas. Pero es que además el liberalismo económico en su definición no tiene que ver con la justicia bien entendida, sino con la justicia entendida según los principios liberales.

JSP
"No es cuestión de capitalismo sano o salvaje, para justificar regulación o intervención estatal recursiva. Esa es consigna marxista o justicia social que no es más que huir de la virtud de la justicia para pedir al Estado que regule, que coaccione, que aplique otra ley para hacernos más santos y consigue todo lo contrario. Es la diferencia de tener a Cristo por Rey o a un rey temporal (1 Samuel 8)".

El Estado: la palabra mágica. ¿En el siglo XVII había Estado? Supuestamente no. España era una monarquía polisinodial o monarquía compuesta u otras fórmulas que se utilizan comúnmente. Pues en el siglo XVII los distintos órganos regidores territoriales regulaban aspectos económicos.
En toda Europa se dan discusiones de la misma índole ¿protección de la industria autóctona o librecambismo?¿Exportación de materias primas o conservarlas para beneficiarse del valor añadido de los productos manufacturados? A veces se tomaban medidas en un sentido y otras en otro, y en otras medidas intermedias En Sevilla, donde habían visto que incluso el comercio había entrado en crisis, eran mas partidarios del librecambismo; en Toledo, donde vieron derrumbarse su industria -la textil quedó reducida hasta su cuarta parte- eran mas proteccionistas, como era Sancho de Moncada.
Y en la Edad Media, cuando se prohibía la usura según la doctrina de la Iglesia ¿Dónde estaba el Estado? Esa es la estrategia liberal: construir un monstruo al que visibilizar para ocultar que lo que ellos proponen no es que el Estado no intervenga, sino que no intervenga nadie, que nadie ponga restricciones.

JSP
"Sólo con la justicia general, la conmutativa y la distributiva subordinada a la Ley divina y natural los hombres desarrollan la virtud de la justicia que lleva al bien común".

Y eso no es liberalismo económico. Por eso, entre otras cosas, la moral cristiana prohíbe la usura y considera que el derecho a la propiedad no es absoluto.

JSP
"El libre mercado, al permitir la prosperidad, hace más por los pobres que el Estado. La riqueza no es un juego de suma cero, no es sólo una tarta que hay que dividir, sino que es dinámica y puede crecer."

La prosperidad la trae la Doctrina de la Iglesia, no el liberalismo. Además, el catolicismo no es economicista. El sistema chino ha traído mas prosperidad que el de Estados Unidos o Alemania en las últimas décadas, hasta convertir su economía en la principal socia comercial en África, Sudamérica, Asia y hasta España. Y eso no la hace ni mejor ni deseable.
Por otro lado el mercado, que existe desde siempre, no lo inventó ninguna ideología, ha necesitado siempre de cañones que lo defiendan -y hasta lo regulan a menudo :)-, porque la economía no es una entelequia separada del resto de realidades humanas como tienden a creer muchos liberales. Claro, que esa es la contradicción interna del liberalismo: si realmente existiese ningún orden espontaneo la utopía liberal ya se habría implantado en el mundo. O dicho de otra manera, el mundo en el que vivimos hoy en día sería el resultado de ese orden espontáneo.

JSP
"Por tanto, la caridad cristiana choca con la demanda de justicia social cuando la primera opción es el Estado, engordándolo y sin límite de intervención, porque es una violación del principio de subsidiariedad, cuyo escepticismo se proyecta hacia el Estado, no hacia la sociedad libre: Doctrina social de la Iglesia."

O sea, explico la Doctrina Social de la Iglesia y después digo que eso es liberalismo. No, el liberalismo no cree en la justicia social. Aunque habría que aclarar que "el escepticismo se proyecta hacia el estado, no hacia la sociedad libre" es un añadido ajeno a la doctrina de la Iglesia, quien utiliza reiteradamente el término Estado en sus encíclicas, a veces creo que abusando un poco.
06/09/22 7:22 PM
  
Cos
Me animo a recomendar un canal de Youtube que sigo. La propietaria, cuyo nombre desconozco, dedica cada programa a comentar un libro, textos de tipo filosófico, que recientemente ha leído.

Aunque no es creyente -debo de incluirla en mis oraciones para que el Señor toque su corazón-, estando rebotada de todo el separatismo y progresismo que le enseñaron en la ikastola en la que ha estudiado ha ido conduciendo su pensamiento en la dirección de la buena filosofía.
En este video, sobre la escusa del análisis de un libro del economista Rallo logra un compendio histórico y teórico del fundamento del pensamiento cristiano y su conflicto con el mundo: La lucha entre la filosofía realista moderada cristiana y la filosofía idealista, o entre la filosofía del ser y la filosofía no esencialista.
Y atención a algunas reflexiones:
"Durante siglos hubo una institución que consiguió hacerse lo suficientemente fuerte como para combatir a la filosofía no esencialista: la Iglesia. Cuando esta institución se vino abajo también lo hizo esta resistencia"
"La filosofía no esencialista no trae consigo la libertad, sino la nada, el vacío"
.youtube.com/watch?v=bX9njH03HZg

Incluso cita Gambra y su libro "La sociedad tradicional". Ese libro que usted nunca verá promocionado en la COPE y TR3CE TV.
06/09/22 7:48 PM
  
Luis Fernando
Masivo, usted puede decir que está de acuerdo con la libertad religiosa de la Ilustración y en contra de la doctrina católica sobre la libertad tal como se enseñaba antes del concilio. Pues muy bien.
Usted puede decir que hay doctrinas católicas que si se intentaran aplicar hoy en nuestra sociedad, sería imposible sin mediar un conflicto social de primer orden. Por ejemplo, imagínese ilegalizar el divorcio...
Yo sostengo que la doctrina debe enseñarse tal cual es, independientemente de que el mundo la acepte o no.
Y sostengo que si se cambia la doctrina para adecuarse al mundo, se está traicionando a Cristo.
Pero es que yo soy muy raro, lo reconozco.

Sr. Ochoa le vuelvo a repetir. En el CVII la Iglesia católica asume las tesis sobre la libertad religiosa de la Ilustración. No hay ninguna ambigüedad en eso. Fue así y eso, y no otra cosa, es lo que se enseña hoy salvo allá donde se defiende la enseñanza magisterial pontificia desde 1789 hasta 1965.
06/09/22 11:00 PM
  
África Marteache
Profesor Llera: Tengo motivos para pensar que el Liberalismo pudo entrar en la Iglesia antes de la fecha que usted estima.
En realidad todas las ideologías tienen un precedente y hay mucho de liberal en el mismo Erasmo de Roterdam, que es muy anterior.
El Liberalismo, como ideología, tuvo su época de máxima gloria entre 1850 y 1950.
De la misma forma lo que hoy en día hay no es exactamente liberalismo, sino una extraña mezcla entre liberalismo y políticas de izquierda que han encontrado un punto en común desde Mayo del 68 incorporando, además, elementos anárquicos y nihilistas.
De manera que, en este momento, el chapapote formado es difícil de clasificar. La tendencia a la nada, civilización de la muerte, no es propia del liberalismo decimonónico, ni tampoco del comunismo, sino de elementos incorporados en las últimas décadas. Hay mucha desesperación y un histrionismo que también es propio del fin de una civilización. Cuando las civilizaciones agonizan se pintan los ojos con kohol y se colocan pelucas mientras van de un lado a otro dando saltos como zombis y eso es lo que está pasando.
Fuera de Occidente, que es la patria de todas las ideologías, ya nos empiezan a mirar como agonizantes, mientras nosotros en nuestra megalomanía pretendemos salvarlos haciendo que la ONU apruebe derechos humanos como churros.
Fíjese en la unanimidad que hubo cuando Rusia invadió Ucrania y en este momento, cuando vemos venir la debacle, empiezan las manifestaciones en muchos países tratando de que el gas y los carburantes lleguen a cualquier precio. Es una locura.
¿Cómo vamos a defender ninguna posición si no tenemos principios de ninguna clase?

Ve, Señor Jesús.
06/09/22 11:03 PM
  
África Marteache
Veo que lo del origen del liberalismo ha quedado claro y no lo había leído, perdón. Efectivamente, el liberalismo empezó con el Humanismo Renacentista, aunque esos fueron antecedentes.
El Humanismo supuso un giro del centro de la balanza, que era Jesucristo (Cristocentrismo), para colocarlo en la Humanidad desplazando a Dios, lo que se ve muy bien por la desaparición de la representación del Pantocrátor. A partir de ahí la representación de Jesucristo está en el Crucificado o en los Evangelios y, solo en Oriente o en el Este de Europa, los ortodoxos han seguido pintando pantocrátores hasta el día de hoy, ya que ellos no sufrieron las distintas fases históricas que sufrimos nosotros.
Pío XI instituyó la Fiesta de Cristo, Rey del Universo, que en cierta manera fue como volver al Pantocrátor, con el que tiene similitudes, pero fue una fiesta bastante mal acogida por los católicos liberales o progresistas y que es mucho menos popular que el Cristo de la Misericordia, festividad mucho más reciente, y que contenta a todos.
Son dos fiestas en las que se presentan las dos caras de Jesucristo, la de la Misericordia, cercano a nosotros, y la del Dios Rey que representa la Omnipotencia y que parece contemplarnos como Juez Omnipotente.
La idea del Juez Omnipotente, aunque está en el Credo, ya no agrada a muchos que creen que van a ser juzgados por un hermano mayor muy condescendiente ya que los Novísimos también han desaparecido, y, claro, con eso desapareció también el Temor de Dios.
Solo los vandeanos, los carlistas y los cristeros no se asustan ante Cristo Rey por razones comprensibles. Vandeanos y carlistas fueron, en medio del liberalismo, los que volvieron a hablar de Cristo como Rey, y los cristeros mexicanos ya conocieron esa fiesta porque el año en que se instituyó (1925) fue el anterior al estallido de la Guerra Cristera (1926).
Es decir, es la fiesta antiliberal por excelencia.

06/09/22 11:39 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Urbel, gracias por su comentario, me parece muy interesante la distinción que hace, la verdad. Lo voy a tener en cuenta para estudiar al respecto con mayor profundidad. Si logro hacerlo a tiempo, vengo y contesto algo, de lo contrario (si cierran los comentarios), igual me servirá mucho su comentario para profundizar. Gracias!

Luis Fernando: Lo que logro deducir de su comentario, es que entonces usted sostiene que el Vaticano II erró en ese punto, ya que contradijo a la doctrina de siempre (igual reconozco que puedo estar interpretándolo mal). Por ello, le pido que si puede y si no le es problema, me muestre citando textos en qué radica la contradicción exactamente. O al menos que me pruebe su afirmación de que la Iglesia asumió la tesis de la Ilustración en materia de libertad religiosa. Y créame que no se lo pido a modo de "desafío" sino con intención de poder profundizar al respecto, ya que usted, mi hermano, comprenderá que no puedo confiar en afirmaciones meramente (le ruego que entienda mis palabras benignamente, pues me interesa llegar al fondo de esta cuestión). Saludos, Luis Fernando, y aprovecho para agradecerle su buen servicio a la Iglesia Católica, pues le he leído, y también he disfrutado mucho su entrevista con el gran Padre Ravasi.
07/09/22 12:09 AM
  
JSP
Señor Cos ante lo hechos no valen los argumentos: Ud. puede ser político o no, puede ser Sacerdote o no; pero lo que es siempre es actor del mercado, forma parte del mercado, le guste o no, porque tiene que comer, vestirse, peinarse, etc. de acción humana. Ahora bien, si es político es liberal de Liberalismo si se aparta de Dios para gobernar; si es Sacerdote es liberal de Liberalismo si no tiene a Cristo, a Dios en el Centro y es antropocéntrico; pero en el mercado existen unas leyes racionales de la Economía que no dependen de su subjetividad y si fuera liberal de Liberalismo pecaría a diario cada ver que hace un intercambio de un bien o servicio. El problema es que Dios ha puesto unas reglas en la Economía y nos ha dado Su ley divina y natural que se establecen en la justicia general, conmutativa y distributiva. Por tanto, no es liberal de Liberalismo el liberalismo económico: propiedad privada, libre mercado y contrato voluntario.
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1. La visión escolástica de la propiedad "privada" en el orden económico que está subordinado a las exigencias de la moral cristiana y sometido a las reglas de justicia en sus diversas manifestaciones: justicia conmutativa y justicia distributiva.
2. Para Santo Tomás la posesión tiene que ver más con la facultad de gestión y administración más que un derecho al uso exclusivo de un bien como defiende Suárez. Aunque el Aquinate termina por considerar mejor la propiedad privada que la propiedad común como se verá más adelante.
3. Suárez hace una defensa de la propiedad privada frente a la propiedad común que comienza con Santo Tomás de Aquino que derivará en la propiedad colectiva (marxista).
4. El uso común de los bienes está avalado en los textos sagrados. Dios concede los bienes de la tierra, la casa común, para uso común de los hombres. La propiedad privada es considerada por la Patrística como un mal menor al que ha de acostumbrarse el hombre en el estado de naturaleza herida.
5. En los siglos XIII y XIV se produce la controversia sobre la pobreza apostólica por parte de la orden franciscana que impulsa un proceso de rehabilitación de la propiedad privada frente a la común porque decían poder revivir ese pseudo-estado natural mediante la práctica de la pobreza.
6. Santo Tomás retomó las ideas aristotélicas en este aspecto. Los argumentos aristotélicos-tomistas se pueden clasificar en tres tipos: (1) económicos, la propiedad privada frente a la común posibilita un mejor aprovechamiento de los recursos; (2) sociales, la propiedad privada elimina conflictos y contribuye a la paz social; y (3) morales pues la propiedad privada contribuye a que el hombre tome una actitud más virtuosa que si los bienes fueran utilizados en común (aquí se comprende el envilecimiento en las sociedades socialistas/marxistas).
7. Este pensamiento reside en el escolástico y en la Escuela de Salamanca. Domingo de Soto es uno de los autores que desarrolla mejor esta idea al analizar los inconvenientes de la posesión en común o propiedad colectiva (marxismo). Si los terrenos fueran propios y los frutos comunes, dice Soto: "das ocasión a discordias, porque en este caso los trabajos serían desiguales, ya que quien tiene más terreno, tiene más que trabajar, y los frutos en cambio, se repartirían del mismo modo a todos según la necesidad de cada uno, y nadie llevaría con igualdad de ánimo que no recibiera tanto cuanto su trabajo hubiera producido" (Soto, 1968: Libro IV, q.3, a.1, 296-7); "Si los terrenos fuesen comunes y no así los frutos, también surgirían problemas pues, los hombres tomarían de aquí motivo para la desidia y flojedad, porque es indecible el amor ardiente que se tiene por las cosas propias y lo desidioso y flojo que es para las comunes." (Ibíd.); lo mismo sucedería si fueran comunes al mismo tiempo terrenos y frutos, pues «uno arrebataría cuantos frutos le fuera posible, cosa que en esta ocasión intentarían todos en provecho propio, dada la sed de riqueza de los hombres».
8. Pero, es más, con la propiedad privada disminuyen los conflictos pues no puede «por menos de intranquilizar gravemente a la sociedad si el dominio no estuviera dividido» y hace al hombre actuar moralmente ya que "si hubiera comunidad de bienes desaparecería la virtud de la liberalidad; lo cual no es pequeño esplendor para la nación (...). Y de esta manera desaparecería la virtud de la hospitalidad, ni se atendería a los peregrinos, ni se socorrería a los necesitados; y como consecuencia desaparecería la virtud del agradecimiento por los beneficios recibidos" (Ibíd.).
9. Entonces, tenemos la justificación económica de la propiedad privada, la justificación vez social, pues la división y reparto de los bienes proporciona un mayor orden a la sociedad; y una última justificación moral, que facilita el comportamiento virtuoso de los hombres. Suárez continúa con esta tradición y señala: "la división de cosas [en cuanto al dominio de tierras, de frutos, de animales y de otras cosas temporales] es necesaria ahora, bien para evitar las pendencias entre los hombres y conservar la paz, o bien para el sustento de los hombres, porque si los bienes fuesen comunes, los hombres descuidarían el guardarlos y el cultivarlos; pero estas dos razones no habrían tenido vigencia en el estado de inocencia." (Suárez, 1856, De opere sex dierum, V, VIII, 18).
10. En cuanto a la categoría jurídica de la propiedad privada en el pensamiento escolástico está fundamentada en el Decreto Graciano: (a) la comunidad de bienes es de derecho natural, mientras que la división de los mismos es de derecho positivo; (b) el fundamento de la posesión privada es la iniquidad o el pecado, es decir, la malicia humana, correspondiendo, por tanto, al estado de naturaleza caída o corrompida, mientras que la comunidad de bienes pertenece al estado original de naturaleza perfecta.
11. La propiedad común se da en el estadio anterior al pecado original y la propiedad privada en el estado de naturaleza caída.
12. Por ello, la aspiración de los franciscanos de emular la posesión común de los Apostóles en el estado de naturaleza caída hizo necesario no sólo revalorizar los efectos beneficiosos de la propiedad privada frente a la común, sino también elevar la categoría jurídica de esta porque el mero derecho civil era un recurso menor y mutable a voluntad del Estado.
13. Santo Tomás fue uno de los primeros autores en realizar un acercamiento de la jerarquía jurídica de la propiedad hacia posiciones más elevadas que la correspondiente a un simple derecho positivo. Según él, no hay una incompatibilidad total entre la comunidad de bienes y la propiedad porque «la propiedad de las posesiones no es contraria a derecho natural, sino que se la sobreañade por conclusión de la razón humana» (Tomás de Aquino, 1963: vol. III Secunda Secundae, q.66 a.2, 426).
14. La segunda escolástica de los siglos XVI y XVII se iba a caracterizar por seguir la senda abierta por el Aquinate de rehabilitar a la propiedad a un estatus superior. Así es normal adscribir la propiedad al derecho de gentes (un derecho intermedio entre el natural y el positivo común entre todas las naciones). Tal vez fue Domingo de Soto el primer autor que aplicó el derecho de gentes con detalle a la división de los dominios. Para él, es la conveniencia la que hace surgir el derecho de gentes y la propiedad privada y su utilidad se extrae directamente del derecho natural.
15. En consecuencia, para establecer el derecho de gentes «no se precisa la reunión de todos los hombres en un determinado lugar» a diferencia del derecho civil, «pues la misma razón les enseña lo mismo a todos», y es por ello que el «derecho de gentes es común a todos los pueblos» (Soto,1968: Libro III, q.1, a. 3, 197). Francisco Suárez realiza un análisis similar. En su obra De legibus ac Deo legislatore, asimismo la división de los campos y tierras, de los campos, emplazamientos y términos comunales se dice que es de derecho de gentes, división que supone la institución de las sociedades humanas; supuesta ésta, en virtud de sola la razón natural, todas esas cosas son lícitas, aunque no sean sencillamente necesarias (Suárez,1967: L. 2, cap. 18, nº 13, 185). Además, Suárez explícitamente clasifica a ese derecho de gentes como aquel «que se distingue del derecho natural primario a manera de derecho natural secundario» (Ibíd.), todo lo cual subraya el carácter del derecho de gentes como derecho intermedio, cercano al natural.
16. No obstante, Suárez matiza esa conveniencia de la propiedad privada en todos y cada uno de los hombres. Según Suárez en su obra De Virtute et Statu Religionis (L. VIII, C.8, n. 22), la propiedad privada no se introdujo de modo imperativo para todos los hombres en particular y, por ello, es posible el voto de pobreza y la posesión en común de los religiosos. En este aspecto, la jerarquía jurídica de la propiedad compatibilizaba el ideal de pobreza al que aspiraban los franciscanos con la posesión privada de otras órdenes religiosas. En ambos casos, el derecho de gentes daba cabida a ambos escenarios.
07/09/22 1:19 AM
  
Luis Fernando
Sr. Ochoa, aquí tiene usted la prueba. Discurso de Benedicto XVI a la Curia romana, navidades del 2006:

"...el mundo musulmán se encuentra hoy con gran urgencia ante una tarea muy semejante a la que se impuso a los cristianos desde los tiempos de la Ilustración y que el concilio Vaticano II, como fruto de una larga y ardua búsqueda, llevó a soluciones concretas para la Iglesia católica...
... Se trata de la actitud que la comunidad de los fieles debe adoptar ante las convicciones y las exigencias que se afirmaron en la Ilustración...
... es necesario aceptar las verdaderas conquistas de la Ilustración, los derechos del hombre, y especialmente la libertad de la fe y de su ejercicio, reconociendo en ellos elementos esenciales también para la autenticidad de la religión".

Es decir, la doctrina que la Iglesia condenaba antes del concilio, es asumida como propia en el mismo y tras el mismo. No lo digo yo, sino BXVI.

Lo que yo sí digo es que el principio de no contradicción salta hecho pedazos.
07/09/22 10:18 AM
  
Urbel
"Se comenzó por negar el imperio de Cristo sobre todas las gentes; se negó a la Iglesia el derecho, fundado en el derecho del mismo Cristo, de enseñar al género humano, esto es, de dar leyes y de dirigir los pueblos para conducirlos a la eterna beatitud. Después, poco a poco, la religión cristiana fue igualada con las demás religiones falsas y rebajada indecorosamente al nivel de éstas" (Pío XI, Quas primas, 1925).

Hoy nuestra santa religión católica, la única verdadera religión revelada por Dios, está igualada ante los poderes civiles con las falsas religiones del mundo, amparadas todas ellas sin distinción, la verdadera y las erróneas, por el mismo derecho a la libertad religiosa.

"Considerada desde el punto de vista social y político, esta libertad de cultos pretende que el Estado no rinda a Dios culto alguno o no autorice culto público alguno, que ningún culto sea preferido a otro, que todos gocen de los mismos derechos" (León XIII, Libertas, 1888).

Esto es lo que, desde el punto de vista social y político, mana de las fuentes del indiferentismo. Esto es lo que hoy se aplica en España como en todas las naciones antiguamente católicas pero ahora, desde el concilio Vaticano II, con plena aprobación de la jerarquía de la Iglesia: el Estado no rinde a Dios culto alguno, ningún culto es preferido a otros, todas las religiones gozan de los mismo derechos.

Y todo ello porque, según la declaración conciliar Dignitatis humanae sobre la libertad religiosa, el pretendido "derecho a la libertad religiosa no se funda en la disposición subjetiva de la persona, sino en la misma naturaleza, por lo cual el derecho a esta inmunidad permanece en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, y su ejercicio no puede ser impedido con tal de que se guarde el justo orden público".
07/09/22 1:24 PM
  
Urbel
El estado de la doctrina católica en 1957 sobre los deberes de los gobernantes católicos con respecto a las religiones falsas, perfectamente resumido por el dominico fray Antonio Royo Marín en su célebre y reputada "Teología moral para seglares" (t. I, BAC, 1957, nº 292, p. 242):

"¿Cuáles son los deberes de los príncipes o gobernantes católicos respecto a los infieles?

No pueden aprobar, ni fomentar, ni favorecer en modo alguno los ritos de los infieles (v.gr., construyéndoles una iglesia, concediéndoles subvenciones económicas, etc.).

Pero, con justas y graves causas (v.gr., para evitar mayores males), pueden tolerar el culto privado en sus sinagogas o iglesias, pero prohibiéndoles el culto o la propaganda pública y, sobre todo, poner obstáculos al culto y propaganda católica.

Dígase lo mismo de los herejes (protestantes) y cismáticos.

Sólo un liberalismo trasnochado y anticatólico puede tener la ridícula pretensión de que el error ha de ser tratado igual que la verdad y tener los mismos derechos que ella".

Pero esa ridícula pretensión de un liberalismo anticatólico fue acogida menos de diez años después (1965) por la declaración conciliar Dignitatis humanae sobre el pretendido derecho a la libertad religiosa.
07/09/22 1:27 PM
  
África Marteache
Esa parte "buena" de la Ilustración está empezando ya a fastidiar fuera de las fronteras de Europa, véase la intervención del embajador nigeriano ante la ONU, porque está resultando invasiva.
Ha fastidiado a Putin en el Este, a los africanos en el Sur y a los países asiáticos en Oriente. Están presionando y presionando con su megalomanía para cargarse la Ley Natural, que va más allá de la religión cristiana porque es universal, por un globalismo teledirigido.
Benedicto XVI creía de corazón en que los europeos éramos otra cosa, pero a estas alturas de la película tenemos que reconocer que tal vez fuimos, pero ya no somos.
Hemos traicionado nuestras raíces, hemos perdido el oremus y, haciendo gala de un presunción diabólica, queremos arrastrar a otros hacia unos DDHH, que en vez de derechos son crímenes, que nos van a destruir.
07/09/22 3:13 PM
  
Masivo
A principios del S XX, uno de los argumentos que se esgrimía en USA para restringir o prohibir la inmigración de católicos era precisamente su posición en materia de libertad religiosa y en la relación Iglesia -Estado.

El partido republicano, por ejemplo, no admitió afiliados católicos durante años en varios Estados.

Y Kennedy tuvo que convencer a los baptistas del Sur con mucho esfuerzo.

En esas condiciones, en USA el antiliberalismo católico sólo podia ser declamatorio ya que el que quería vivir ahí tenia que asumirlo en la práctica.

07/09/22 5:17 PM
  
Urbel
Desde luego que en la práctica, Masivo, los católicos de los Estados Unidos tenían que aceptar la neutralidad religiosa del gobierno y la libertad religiosa.

Ni la jerarquía de la Iglesia ni ningún católico sensato reclamaron nunca el establecimiento inmediato de un Estado católico y el fin de la libertad religiosa en la patria de Washington y Lincoln. Habida cuenta del abigarrado pluralismo religioso que caracterizaba desde sus orígenes a esa sociedad (la tierra incluso del “church hopping” - de iglesia en iglesia), la tradicional doctrina católica daba perfecta cuenta y razón de lo inevitable allí de la libertad religiosa y de un poder político no católico, el cual debería conformarse al menos a los preceptos de la ley natural (no a la ley de Cristo enseñada por la Iglesia).

Pero en el terreno de los principios todavía en los años 50 del pasado siglo autores eclesiásticos de gran peso, como Joseph Fenton en la "American Ecclesiastical Review", siguieron defendiendo la tradicional doctrina católica sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado y la tolerancia (no libertad) religiosa. Contra el jesuita John Courtney Murray, precursor de la libertad religiosa que proclamaría el concilio Vaticano II.

Antes del Vaticano II los católicos podían ser buenos estadounidenses a pesar de la libertad religiosa y de la separación entre la Iglesia y el Estado. Después del Vaticano II los católicos pueden ser buenos estadounidenses adhiriendo a esas ideas americanas.
07/09/22 6:40 PM
  
Urbel
Sobre este asunto es muy recomendable el libro de David Wemhoff "John Courtney Murray, Time / Life, and the American Proposition: How the CIA´s Doctrinal Warfare Program Changed the Catholic Church", Fidelity Press, South Bend, Indiana, 2015.
07/09/22 6:43 PM
  
Oscar Ignacio

Y aquí, por supuesto, profesores y trabajadores de los jesuitas promoviendo el ateísmo materialista
https://www.facebook.com/events/1521304111673673/?ref=newsfeed
07/09/22 7:23 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Urbel y Luis Fernando, un millón de gracias! Guardado lo que me comentan para seguir profundizando.

Ahora bien, me surge la duda: ¿Consideran ustedes que irremediablemente el Concilio Vaticano II falla en ese punto? Y de ser así ¿Podemos sostener dicha opinión, o sea, ya no solo de ambigüedad, sino de error, aún cuando todos los Papas posteriores al Concilio han afirmado que se puede y se debe interpretar en continuidad? Y por último ¿Nuestra razón en este caso estaría por encima de la razón de aquellos que tienen la autoridad docente? ¿Se debe entonces reconocer que al menos en este punto Monseñor Lefebvre y la FSSPX tienen razón?

Perdón por tanta preguntadera, pero realmente me interesa demasiado el tema. Saludos!
07/09/22 8:50 PM
  
Luis Fernando
Ochoa, no necesito a Lefebvre para pensar lo que pienso. Cada cual determine si hay continuidad entre condenar una doctrina y asumirla como propia. Basta usar el sentido común.
Por otra parte, la continuidad que propuso BXVI consiste en que el sujeto, que es la Iglesia, sigue siendo el mismo. No hay por tanto continuidad en la doctrina sino en la Iglesia. Lo que opino de semejante tesis no lo diré aquí pero los que me conocen lo saben bien.
08/09/22 12:08 AM
  
Jorge Cantu
Lo malo es que para esta peste nadie se preocupa siquiera de ponerse mascarillas, no se diga vacunarse con lo que hace falta.

Peor aún, la mayoría creen que la enfermedad es la cura.
08/09/22 4:50 AM
  
Urbel
La fe no quita la razón.

La razón nos dice que no cabe asentir a la vez a dos proposiciones contradictorias.

La alternativa no es pues entre nuestra razón y la razón de la autoridad docente.

Cuando la razón nos muestra que ciertas proposiciones son contradictorias, como las enseñadas por la Iglesia sobre el Estado católico y la tolerancia religiosa hasta el Vaticano II y las enseñadas por la Iglesia sobre el Estado laico y la libertad religiosa desde el Vaticano II, la alternativa es someternos a la autoridad docente de siglos, a lo que la Iglesia enseñó (y además hizo) hasta el Vaticano II, o a la autoridad docente desde el Vaticano II.
____________________________________
Pedro L. Llera
El depósito de la fe es lo que la Iglesia enseñó siempre en todas partes. No caben novedades. Se puede profundizar en los dogmas y en la doctrina; pero nunca contradecir lo que se ha enseñado siempre. No se pueden cambiar la doctrina ni los dogmas.
08/09/22 10:27 AM
  
Urbel
Todo cierto.

El depósito de la fe es lo que la Iglesia enseñó siempre en todas partes. No caben novedades.

Se puede profundizar en los dogmas y en la doctrina, pero nunca contradecir lo que se ha enseñado siempre. No se pueden cambiar la doctrina ni los dogmas.

Por todo ello debemos seguir adhiriendo a lo que la Iglesia enseñó siempre sobre las relaciones entre la religión y el poder católico y sobre la tolerancia religiosa. En particular al siglo y medio de magisterio antiliberal desde Pío VI, recordado en su artículo sobre la Peste Liberal con citas de Pío IX, León XIII y San Pío X.
08/09/22 11:20 AM
  
Luis Fernando
Existe una diferencia esencial entre tolerar el error y concederle derechos.
08/09/22 3:14 PM
  
Masivo
De las relaciones internacionales al final surge una mera tolerancia interreligiosa y al final la concesión de derechos, porque si no, no hay manera ni de comerciar, ni de invertir, ni de viajar o tener relaciones normales con otros países.

Ya en los siglos IX y X había mezquitas en Constantinopla para los comerciantes musulmanes, a pesar de que llevaban casi cuatro siglos en guerra el Imperio y el Califato. Los negocios son los negocios.

Eisenhower en los 50, cuando se negociaban los tratados exigió a Franco otro -mejor - tratamiento a los protestantes en España, etc.

Lo mismo pasa cuando en un país la población está profundamente dividida. No creo que haya muchos católicos alemanes defendiendo volver a la situación anterior a la Paz de Westfalia.

Esto doctrinalmente será una barbaridad, pero en la práctica no queda otra salvo el aislamiento y la autarquía.
08/09/22 4:16 PM
  
sofía
Sr Ochoa de la Rosa,
Sus interlocutores están equivocados, aunque no se comprende la obcecación de ellos al negar los textos del concilio.
Tenía UD razón al decir que la libertad religiosa a la que se refiere el concilio es la libertad civil frente a la coacción de la conciencia a fin de que pueda cumplir con la obligación moral de buscar la Verdad y adherirse a ella. Además afirma q la plenitud de la Verdad pertenece a la Iglesia Católica.
Sin ambigüedades, dice el concilio explícitamente que por tanto sigue vigente toda la doctrina anterior respecto a nuestros deberes con Dios y con la Iglesia.
No defiende el derecho al error, como inventa uno de sus interlocutores, ni el indiferentismo, sino la libertad para poder cumplir la obligación moral de adherirse a la Verdad (que desde luego es acorde con toda la doctrina anterior.
Y si alguien no busca la verdad, no por eso deja de tener la obligación moral de buscarla y por tanto el derecho a no sufrir coacción por parte del poder.
A LOS TEXTOS LES REMITO
Saludos Cordiales.
10/09/22 12:28 PM
  
sofía
Respecto a lo que dice BXVI, está claro que se sigue condenando el indiferentismo y el relativismo en la base de la definición de libertad religiosa de la ilustración. Aunque se recoge el aspecto positivo de no coaccionar la conciencia.
En el catolicismo se defiende la libertad religiosa simplemente como libertad de conciencia frente a la coacción, algo que siempre ha estado en la doctrina católica. Y no es libertad para el error sino libertad para buscar la Verdad sin coacciones. Algo que se pide que se traduzca en un derecho civil, el llamado derecho a la libertad religiosa.
Claro que esto es posible - por ahora- en regimenes democráticos, sean indiferentes y relativistas las razones de los dirigentes o no, pero no lo era en el pasado, desde la Inglaterra de Isabel I y la "teocracia" calvinista de Ginebra a la URSS de Stalin y el Irán de Jomeiny, por poner algunos ejemplos. Pero empieza a no serlo tampoco en las "democracias" en donde se pretende coaccionar nuestras conciencias católicas. Frente a eso, claro que hay que defender la libertad religiosa, como el derecho moral a buscar la verdad, adherirse a ella y manifestarse de acuerdo con ella. Como hay que defenderla en las dictaduras islamistas y frente a las persecuciones en países que dicen no ser dictaduras, pero imponen el pensamiento único, sea el de una religión determinada, hinduismo, islam...o sea el de un lobby determinado.
10/09/22 1:10 PM
  
sofía
Pero centrémonos en lo que realmente dice el concilio Vaticano II en DH:

"...Por su parte, todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla.

Confiesa asimismo el santo Concilio que estos deberes afectan y ligan la conciencia de los hombres, y que la verdad no se impone de otra manera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuertemente en las almas. Ahora bien, puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo"

2. Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos. Declara, además, que el derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural . Este derecho de la persona humana a la libertad religiosa ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad, de tal manera que llegue a convertirse en un derecho civil.
Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y de voluntad libre, y enriquecidos por tanto con una responsabilidad personal, están impulsados por su misma naturaleza y están obligados además moralmente a buscar la verdad, sobre todo la que se refiere a la religión. Están obligados, asimismo, a aceptar la verdad conocida y a disponer toda su vida según sus exigencias. Pero los hombres no pueden satisfacer esta obligación de forma adecuada a su propia naturaleza, si no gozan de libertad psicológica al mismo tiempo que de inmunidad de coacción externa


Y así podríamos seguir copiando textos del concilio para que se vea lo que verdaderamente dice:
Como se ve, de indiferentismo y de relativismo, nada de nada. Obligación moral frente a la Verdad, y por tanto el derecho a no ser coaccionados para poder cumplir esa obligación.

Despedida cordial
__________________________________________________
Pedro L. Llera

«Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y de voluntad libre, y enriquecidos por tanto con una responsabilidad personal, están impulsados por su misma naturaleza y están obligados además moralmente a buscar la verdad, sobre todo la que se refiere a la religión. Están obligados, asimismo, a aceptar la verdad conocida y a disponer toda su vida según sus exigencias. Pero los hombres no pueden satisfacer esta obligación de forma adecuada a su propia naturaleza, si no gozan de libertad psicológica al mismo tiempo que de inmunidad de coacción externa».

Ese concepto de "Persona" es kantiano: dotado de razón y de voluntad libre y responsables de sus actos. Ese concepto de persona no es católico. Si una persona es un individuo libre, responsable y dotado de razón; y si esta condición de ser libre, responsable y dotado de razón es lo que configura su dignidad; Si eso es una persona, como sujeto de derechos, entonces el aborto estaría justificado y la eutanasia, también. Porque un niño no nacido no es autónomo: no es libre, no puede autodeterminarse, carece de responsabilidad de uso de razón. Según esa definición de persona, se podría legalizar perfectamente el infanticidio: ¿a qué años comienza un niño a tener uso de razón, a ser autónomo y responsable de sus actos? ¿Si no son personas, se les podría matar? ¿Y a los ancianos o a los enfermos dependientes?

Hay que repudiar y combatir esa definición kantiana de "Persona", porque según ella, sólo serían personas los seres humanos adultos y sanos. El resto no serían personas y no serían sujetos dignos ni tendrían ningún derecho.

Por otra parte, habría que saber qué es eso de la "libertad psicológica": supongo que será aquella libre de toda coacción por parte de ninguna otra persona o por el estado; pero tampoco por Dios. Y volvemos al problema antropológico: el hombre es barro moldeado por Dios. Somos criaturas creadas por un Creador. Nuestra vida no está en nuestras manos, sino en las de Dios. Nadie puede añadir un solo instante a su vida. La vida no se compra: no es una propiedad, como pretenden los liberales modernos. No nos autoposeemos. No somos dueños de nosotros mismos: somos criaturas de Dios, siervos suyos. La vida nos ha sido dada. Y Dios nos llamará a su presencia cuando Él quiera.

Aquí hay dos bandos: los que vivimos bajo la bandera de Cristo (la Ciudad de Dios) y los que combaten a Dios bajo la bandera de Satanás (la Ciudad del Hombre). Los que pretenden liberarse de Dios y ser como dioses y determinar ellos mismos el bien y el mal son los superhombres nietzscheanos, los hijos de Kant, los siervos de Lucifer: non serviam. No serviremos a Dios. No obedeceremos a Dios. Y estos liberales, revolucionarios; estos modernos apóstatas ateos consideran que la verdad no existe. Cada uno, desde su autonomía moral, determina lo que está bien o mal. Ya no es Dios quien legisla, sino el hombre endiosado que aborrece a Dios: por eso aprueban toda clase de leyes inicuas: aborto, leyes LGTB, eutanasia... Son leyes contra Dios; y por lo tanto, contra el hombre hecho a su imagen y semejanza: por eso todas esas leyes acaban en muerte.

El hombre autónomo moderno que se rebela contra Dios nunca encontrará la Verdad. El individualismo subjetivista reivindica el derecho a establecer lo que es verdad o mentira, según lo que cada uno siente. Ya no existe una verdad para el hombre moderno sin Dios. Porque Dios es el Logos. Y si no se reconoce a Dios, el mundo enloquece. Y en ese mundo enloquecido, en esta Sodoma estamos viviendo.
10/09/22 1:27 PM
  
Urbel
Vaya, he despertado al robot.
10/09/22 2:13 PM
  
Urbel
La Inglaterra de Isabel I de Inglaterra, la Ginebra de Calvino, la URSS de Stalin, el Irán de Jomeini ... dice usted.

La España de Felipe II, la Francia de Luis XIV después de la revocación en 1685 del edicto de Nantes, los Estados pontificios hasta su desaparición en 1870, la España de Franco ... añado yo. Siempre con la aprobación de la Iglesia.
10/09/22 2:22 PM
  
sofía
Su robot interno lefebvriano estaba ya en marcha, como suele. Pero las personas con cerebro lo usamos para pensar y no para embestir ni para asentir a sus calumnias sobre el concilio.
Primer paso: comprobar cómo verdaderamente el concilio no dice lo que ustedes le atribuyen.
Segundo paso, la doctrina de la Iglesia siempre ha defendido la libertad de coacción de la conciencia - si cree usted que en algún momento ha defendido que se coaccione, demuéstrelo (no pido ejemplos de prácticas contradictorias con esa doctrina, que serían malas prácticas en todo caso, sino doctrina defendiendo que la conciencia se puede coaccionar)
Yo he puesto algunos ejemplos claros en los que se coaccionaba esa conciencia. Puede seguir usted añadiendo ejemplos a través de la historia (según su criterio) en donde estaba permitido, según usted, coaccionar la conciencia. No se olvide del imperio romano de Nerón, por ejemplo.
Sin duda, el edicto de libertad religiosa de Constantino fue una ventaja para que se pudiera cumplir la doctrina de la Iglesia de la libertad de coacción de la conciencia frente a las coacciones y persecuciones de los emperadores anteriores.
Naturalmente la relación con los estados variará a lo largo del tiempo, ya que las características y las atribuciones del estado tampoco son las mismas. Pero el derecho de la conciencia a no ser coaccionada es una doctrina que está en continuidad desde los Evangelios a los textos del Vaticano II. Lo pueden comprobar. Que es de lo que se trata.
Los textos son claros. No inventen que dicen lo que no dicen.
10/09/22 2:59 PM
  
Urbel
Qué le parece esta tesis condenada por León X en la bula Exsurge Domine (1520) de excomunión de Lutero:

33. Que los herejes sean quemados es contra la voluntad del Espíritu.

Denzinger 773
10/09/22 8:24 PM
  
Urbel
O esta otra de Pío IX en la encíclica Quanta cura (1864):

Hay no pocos en nuestro tiempo que aplicando a la sociedad civil el impío y absurdo principio del llamado naturalismo, se atreven a enseñar que "la óptima organización del estado y progreso civil exigen absolutamente que la sociedad humana se constituya y gobierne sin tener para nada en cuenta la religión, como si ésta no existiera, o, por lo menos, sin hacer distinción alguna entre la verdadera y las falsas religiones".

Denzinger 1689
10/09/22 8:34 PM
  
Urbel
Y en el mismo lugar citado de Pío IX:

Y contra la doctrina de las Sagradas Letras, de la Iglesia y de los Santos Padres no dudan en afirmar que "la mejor condición de la sociedad es aquella en que no se le reconoce al gobierno el deber de reprimir con penas establecidas a los violadores de la religión católica, sino en cuanto lo exige la paz pública".

Denzinger 1689 in fine
10/09/22 8:39 PM
  
Urbel
Proposición condenada del Syllabus (1864):

La Iglesia ha de separarse del Estado y el Estado de la Iglesia.

Denzinger 1755

Es claro que si la Iglesia y el Estado han de estar unidos, ello no ocurre sin discriminación y coerción para los acatólicos.
10/09/22 8:46 PM
  
Urbel
Proposición condenada 77 del mismo Syllabus:

En nuestra edad no conviene ya que la religión católica sea tenida como la única religión del Estado, con exclusión de cualesquiera otros cultos.

Denzinger 1777

Mismo comentario que a la proposición condenada 55.
10/09/22 8:51 PM
  
Urbel
Y después de la prueba magisterial, la prueba histórica.

En España el artículo 12 de la Constitución de 1812 estableció lo que sigue: “La Religión de la Nación Española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquier otra”.

Se prohibe el ejercicio de cualquier otra religión distinta de la católica. No sólo no se reconoce ningún derecho a la libertad religiosa ¡dentro de justos límites! sino que se niega frontalmente ese derecho ¡sin necesidad de hacer salvedad de justos límites!

¿Protestó el papa Pío VII o protestaron los obispos españoles contra esa negación radical del derecho a la libertad religiosa en sus justos límites? No ¡cómo iban a hacerlo si era perfectamente conforme con lo que la Iglesia había hecho y enseñado siempre!

Cierto que en España muchos obispos, clérigos y fieles católicos rechazaron la Constitución de 1812, pero no fue por esa saludable prohibición de la libertad religiosa, sino por muchos otros puntos en que, partiendo del principio de la soberanía nacional, introdujo en nuestras leyes la revolución liberal.

10/09/22 9:12 PM
  
Urbel
En cambio, al producirse en Francia en 1814 la restauración de la monarquía con Luis XVIII, en el artículo 5 de la Carta otorgada se estableció lo que sigue: "Cada cual profesa su religión con igual libertad, y obtiene para su culto la misma protección." Derecho pues a la libertad religiosa, sin mención siquiera de justos límites.

¿Cuál fue la reacción de Pío VII? Se encuentra en la carta Post tam diuturnas, donde no ahorra palabras para rechazar esa consagración constitucional de la libertad religiosa: aflicción, tormento, angustia extrema.

"Se confunde la verdad con el error" a través de "una libertad de cultos sin distinción" que no da importancia al papel de la verdad revelada en el ámbito político y social.

10/09/22 9:13 PM
  
Joseph González
Sobre la DH del Concilio Vaticano II, el padre Francisco José Delgado tiene unas interesantes reflexiones en la siguiente entrevista de Youtube, a partir del min. 1:06: 00

https://youtu.be/Ta9n0kw4_cw?t=3953

Saludos.
10/09/22 9:13 PM
  
Urbel
Se dirá que han pasado dos siglos desde entonces, pero las verdades católicas no cambian, aunque en el ámbito moral pueda cambiar su aplicación.

El artículo 12 de la Constitución de 1812, donde se prohibe el ejercicio de cualquier religión salvo la católica ¿es compatible con el derecho a la libertad religiosa en sus justos límites, aunque sólo fuese en las circunstancias españolas de 1812? Es evidente que no. Las palabras de ese artículo 12 son insoportables para todos los oídos modernos, inclusive de los papas y obispos vaticanosegundistas.

En cambio el artículo 5 de la Carta otorgada de 1814 es perfectamente compatible con las enseñanzas vaticanosegundistas y perfectamente agradable a los oídos modernos, inclusive de los papas y obispos vaticanosegundistas. Pero fue condenado por Pío VII con palabras llenas de amargura.
10/09/22 9:14 PM
  
Luis Fernando
Gregorio XVI, Mirari vos, 10

De esa cenagosa fuente del Indiferentismo mana aquella absurda y errónea sentencia o, mejor dicho, locura, que afirma y defiende a toda costa y para todos, la libertad de conciencia. Este pestilente error se abre paso, escudado en la inmoderada libertad de opiniones que, para ruina de la sociedad religiosa y de la civil, se extiende cada día más por todas partes, llegando la impudencia de algunos a asegurar que de ella se sigue gran provecho para la causa de la religión. ˇY qué peor muerte para el alma que la libertad del error! decía San Agustín. Y ciertamente que, roto el freno que contiene a los hombres en los caminos de la verdad, e inclinándose precipitadamente al mal por su naturaleza corrompida, consideramos ya abierto aquel abismo[22] del que, según vio San Juan, subía un humo que oscurecía el sol y arrojaba langostas que devastaban la tierra. De aquí la inconstancia en los ánimos, la corrupción de la juventud, el desprecio por parte del pueblo- de las cosas santas y de las leyes e instituciones más respetables; en una palabra, la mayor y más mortífera peste para la sociedad, porque, aun la más antigua experiencia enseńa cómo los Estados, que más florecieron por su riqueza, poder y gloria, sucumbieron por el solo mal de una inmoderada libertad de opiniones, libertad en la oratoria y ansia de novedades.
10/09/22 9:48 PM
  
sofía
Blogger, gracias por su respuesta.
Hace usted una excelente crítica a Kant y a determinados conceptos de persona y dignidad que no están de acuerdo con nuestra fe.

Lo que no comprendo es qué tiene que ver todo eso con el texto de DH, que en ningún momento se manifiesta en ese sentido.

No tenemos por qué suponer que “persona” tenga en el texto de DH un significado distinto del que tiene para todos nosotros en el habla normal.
Según recoge la RAE
Persona:
1. f. Individuo de la especie humana

Sin ningún recorte por tener meses o estar en coma. Todo individuo de la especie humana es una persona.
Pero además en DH se afirma que toda persona, todo individuo de la especie humana, posee una dignidad. Pero ¿de dónde procede esa idea de la dignidad humana, en qué se basa? En palabras del concilio, que ya puse allá arriba:
“la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural
Esas son las fuentes con las que justificamos la dignidad humana, empezando por el relato de la creación del hombre por Dios, a su imagen y semejanza.
Y no se niega esa dignidad humana a ningún individuo de la especie humana.

En cuanto al párrafo que puse después, yo señalé las negritas de forma distinta que usted, porque no veo que se trate de ninguna definición restrictiva de persona (ya justificó la dignidad de toda persona, o individuo de la especie humana, en el párrafo anterior), sino de una explicación de por qué las personas somos responsables.
No dice que seamos personas por tener razón y libertad, sino que las personas tenemos razón y libertad y por tanto somos responsables por ser racionales y libres y es por eso que tenemos la obligación moral de buscar la verdad (naturalmente eso no se le puede exigir a un bebé o a una persona que está en coma o a un enajenado mental total, sin que eso signifique que dejen de ser personas, porque siguen siendo individuos de la especie humana y siguen teniendo dignidad como personas que son, lo que no se puede es hacerles responsables de no cumplir con esa obligación moral que tienen las personas en condiciones normales)

“Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y de voluntad libre, y enriquecidos por tanto con una responsabilidad personal, están impulsados por su misma naturaleza y están obligados además moralmente a buscar la verdad, sobre todo la que se refiere a la religión. Están obligados, asimismo, a aceptar la verdad conocida y a disponer toda su vida según sus exigencias. Pero los hombres no pueden satisfacer esta obligación de forma adecuada a su propia naturaleza, si no gozan de libertad psicológica al mismo tiempo que de inmunidad de coacción externa

En cuanto a la libertad psicológica, difícilmente puede referirse a libertad respecto a Dios, cuando se pide libertad precisamente para poder cumplir las obligaciones para con Dios. Vuelva a leer las citas de DH que puse al respecto al principio del comentario.

Despedida cordial
11/09/22 12:18 AM
  
sofía
Respecto a los comentarios de otros sobre este tema de la libertad y la coacción, yo dije:
"la doctrina de la Iglesia siempre ha defendido la libertad de coacción de la conciencia - si cree usted que en algún momento ha defendido que se coaccione, demuéstrelo (no pido ejemplos de prácticas contradictorias con esa doctrina, que serían malas prácticas en todo caso, sino doctrina defendiendo que la conciencia se puede coaccionar"

No veo que hayan puesto ninguna doctrina eclesial en la que se afirme que la conciencia puede ser coaccionada, veo que en la Mirari se critica el indiferentismo y un concepto de libertad de conciencia indiferentista, mientras que lo que se afirma en el concilio es que no se puede coaccionar la conciencia, precisamente para que pueda cumplir con su obligación moral de buscar la verdad y adherirse a ella (nada de indiferentismo sino todo lo contrario)

En cuanto a las palabras del artículo 12 de la Pepa, a mí no me causan ningún problema, es una solución aceptable a principios del siglo XIX.
Al fin y al cabo en Inglaterra (con ese modelo de unión entre Iglesia y Estado que es el anglicanismo) aún ocurría justo al revés: a los católicos se les ponían toda clase de obstáculos y se les limitaban sus derechos civiles. Eso empezó a cambiar en 1829, afortunadamente para los católicos ingleses.

Tampoco me causan ningún problema esas condenas a que se diga que "en nuestra edad...." vale, en vuestra edad...

Como dije:
Naturalmente la relación con los estados variará a lo largo del tiempo, ya que las características y las atribuciones del estado tampoco son las mismas. Pero el derecho de la conciencia a no ser coaccionada es una doctrina que está en continuidad desde los Evangelios a los textos del Vaticano II.
11/09/22 12:54 AM
  
Cruz
La carga de la prueba, como es claro, está por parte de los rupturistas. Y no han dado prueba alguna consistente.

El argumento llamado "histórico" no prueba nada, pues se está tratando del documento magisterial en sí mismo, de la doctrina que encierra la Declaración Dignitatis Humanae, no de su aplicación. Lo otro sería, en todo caso, historia, no Magisterio, ni siquiera teología.

Afirmar que "Existe una diferencia esencial entre tolerar el error y concederle derechos" es claro, pero si con eso se pretende decir que la DH concede derechos al error, parece que no se entendió la DH. El derecho de que habla la Declaración conciliar no es al error, sino a la inmunidad de coacción. Por eso se trata de una libertad civil en materia religiosa. De allí que tampoco venga a cuento citar aquí a Gregorio XVI.

Lo único que parecería estar contra el Magisterio anterior es, precisamente, la al parecer ilicitud de la coacción de determinadas manifestaciones no o anti católicas en un Estado (entiéndase "sociedad política") católico.

Sin embargo, la DH se dirige a un contexto de Estados en los que conviven diferentes confesiones religiosas, es decir, sociedades políticas pluriconfesionales, y pastoralmente atiende a esta nueva situación social y religiosa. Y defiende, entonces, la libertad de las personas, en tales Estados pluriconfesionales, de inmunidad de coacción externa por parte de la autoridad política. Lo cual, en esas circunstancias, es algo completamente tradicional y positivo.

Además, la DH habla del justo orden público como limitación de la libertad religiosa: allí puede entrar la coacción tradicional, en una sociedad política católica. Y así permanece íntegra la doctrina tradicional (si bien, es cierto, no se dice tan clara ni expresamente: pero sucede que era otra la intención de la Declaración, pues la doctrina tradicional era y es clara al respecto).

De cualquier modo, los rupturistas también aceptan, por lo menos, el primer número de la Declaración: "...deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo". De modo que para ellos se trata de una incoherencia interna de la misma Declaración.

Véase el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre todo el número 2109.

En cuanto al Discurso de Benedicto XVI de diciembre de 2006, dos cosas. 1° Eso, en todo caso, no concierne a la DH sino a dicho Discurso. 2° Se puede entender dicho Discurso, precisamente, en el contexto islámico al que se está refiriendo: respecto del mismo, ciertamente, la libertad civil en materia religiosa, aun desde presupuestos liberales, como libertad externa, es una conquista: de hecho, permitiría a los católicos practicar su fe en dicho contexto, frente a algunos Estados musulmanes en los que eso es inconcebible.
11/09/22 3:36 AM
  
Cruz
Luego, en cuanto a la continuidad, está por ejemplo el conocido estudio del sacerdote argentino Julio Meinvielle: archive.org/details/MeinvielleJulioLaDeclaracinConciliarSobreLaLibertadReligiosaYLaDoctrinaTradicional/mode/2up.
Así que antes de hablar, a refutarlo, si pueden.
11/09/22 3:52 AM
  
Urbel
El estudio de Meinvielle está refutado por cincuenta años de predicación posconciliar de papas y obispos, que han interpretado el pretendido derecho a la libertad religiosa proclamado por DH como igual a la libertad religiosa proclamada por las constituciones y declaraciones de derechos humanos que exaltan sin parar.

Meinvielle, como otros autores eminentes como él (quizá el primero fue el dominico español Victorino Rodríguez en su artículo sobre el asunto en la revista La Ciencia tomista), intentaban salvar no sólo la continuidad de DH con el magisterio precedente sino también lo que ellos mismos habían escrito sobre el asunto antes del Vaticano II.

Pero los hechos son tercos y cincuenta años de posconcilio han dejado en nada esos esfuerzos beneméritos.
11/09/22 9:12 AM
  
Urbel
Claro que la prueba histórica prueba mucho.

Prueba lo que la Iglesia hizo ella misma en los Estados pontificios hasta su desaparición en 1870 (donde, por ejemplo, se toleró a los judíos, pero nunca se reconoció la libertad religiosa), y lo que la Iglesia aprobó en la conducta de los príncipes católicos, durante quince siglos.

¿Negando un pretendido derecho natural a la libertad religiosa y oprimiendo a los acatólicos? No, protegiendo civilmente la verdadera religión e impidiendo la profesión pública y propagación de las religiones falsas, esto segundo salvo la eventual tolerancia de los errores religiosos por razones de prudencia.

Prueba tanto como las citas magisteriales de León X contra Lutero y Pío IX contra el liberalismo. Desde Pío VI hasta DH exclusive, siglo y medio de magisterio antiliberal.

Alancean ustedes a un moro muerto o pelean contra un espantapájaros o molinos de viento.

Quienes rechazamos, como contrario a la tradicional doctrina católica, el pretendido derecho a la libertad religiosa afirmado por DH no desconocemos que ese derecho no es un derecho moral al error.

Sabemos bien que es un derecho a la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para poder profesar públicamente y propagar cualquier religión, sea la verdadera (que hay obligación moral de buscar y adherir a ella) sea cualquiera de las falsas (para quienes incumplen esa obligación).

Pero es que ese pretendido derecho a la libertad religiosa, así entendido como inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana, es contrario a lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre hasta el concilio Vaticano II.

Porque la Iglesia, desde al menos el siglo IV y el emperador Teodosio, no dejó de ordenar a los príncipes católicos que protegieran la verdadera religión e impidieran la profesión pública y propagación de las religiones falsas, esto último salvo la eventual tolerancia por razones de prudencia.
11/09/22 9:31 AM
  
Urbel
"La doctrina de la tolerancia de León XIII y Pío XII, que considera la libertad religiosa como un mal, no coincide materialmente con la doctrina de Juan Pablo II y Benedicto XVI que conciben la libertad religiosa como un bien. Se puede objetar razonablemente que ambas tienen un fundamento distinto. Y es cierto. El problema es que León XIII -como Gregorio XVI, Pío IX o Pío XII- no consideran que la difusión pública del error religioso sea un bien; a lo más, puede ser un mal menor a tolerar según las circunstancias. Para Juan Pablo II y Benedicto XVI, en cambio, lo exige la dignidad humana y la necesidad de que la sociedad se enriquezca con la espiritualidad religiosa."

Julio Alvear, "La libertad moderna de conciencia y de religión", ed. Marcial Pons, 2013, p. 308.

11/09/22 10:10 AM
  
Urbel
Si hubiera que mirar como un error histórico, e incluso teológico, el deber de la intervención protectora del poder secular en favor de la Iglesia, "se trataría de demostrar que la misma Iglesia se equivocó desde hace quince siglos", escribió dom Guéranger en 1860; "pues desde hace quince siglos no ha dejado de recordar a los príncipes la obligación en que están de servir a la realeza de Jesucristo, empleando su autoridad para proteger su religión.

Variar sobre un punto tan capital, abandonar como una antigualla, como impopular y comprometedora, una enseñanza tan universal, sería ni más ni menos que una traición y una cobardía".

¡Quince siglos! Precisamente los quince siglos que el dominico Congar, condenado por Pío XII, perito en el Vaticano II y hecho cardenal por Juan Pablo II, quería "enjamber" (saltar o suprimir) para reiniciar la vida de la Iglesia falseada por los siglos medievales y tridentinos.
11/09/22 10:13 AM
  
Urbel
El mismo Congar, perito conciliar elevado al cardenalato por Juan Pablo II, que en sus "Ensayos ecuménicos" hizo la siguiente confesión:

"La declaración sobre la libertad religiosa dice lo contrario que muchos artículos del Syllabus de 1864."

(Essais oecuméniques, ed. Centurion, París, 1984, p. 85).
11/09/22 10:18 AM
  
sofía
Y sin embargo, el espantapájaros-moro muerto ha repetido muchísimas veces a lo largo de muchos meses en infocatólica que lo que pedía DH era derechos para el error.
Incluso la formulación que usa ahora no está demasiado clara.
Yo diría más bien, de acuerdo con la realidad, que es un derecho a la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para poder cumplir con la obligación moral de buscar la Verdad y adherirse a ella, y poder manifestarse de acuerdo con ello públicamente.
Esto supone que además de cumplir las obligaciones con la religión verdadera (la única que posee la plenitud de la Verdad) hay que tolerar las falsas, dentro de los límites debidos, porque no se puede cortar la cizaña sin cortar el trigo.
Pero además en algunas religiones que no son la única verdadera, hay también elementos de verdad.
No creo que haya que alegrarse de que persigan a la iglesia evangélica en países musulmanes, por ejemplo, impidiendo a los súbditos buscar la verdad en el Evangelio, por mucho que la Iglesia Evangélica no tenga la plenitud de la Verdad que solo tiene la católica.

Y desde luego no pienso que la Iglesia se equivocara hace quince siglos, ni hace veinte ni hace cinco, ni en el siglo pasado.
Pienso, como dije, que si varían las circunstancias y varían las características y las atribuciones de los estados, las relaciones con la Iglesia tampoco pueden ser las mismas, lógicamente.
Lo que diga Congar, me tiene sin cuidado, es un caso más de descontextualización y anacronía que le impide comprender bien las cosas.
11/09/22 1:14 PM
  
Luis Fernando
Es falsa la tesis de que DH se limita a lo de la inmunidad de la coacción y no existe por tanto la libertad y el derecho al error en materia religiosa, etc, etc.

Resulta que Juan Pablo II, en su carta a los Jefes de Estado que firmaron la Declaración de Helsinki sobre la libertad religiosa (año 1980), va y dice:

Esta libertad concreta encuentra su fundamento en la naturaleza misma del hombre de quien es propio el ser libre, y, —según los términos de la Declaración del Concilio Vaticano II— esta libertad permanece "también en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y adherirse a ella; y no puede impedirse su ejercicio con tal de que se respete el justo orden público" (Dignitatis humanae,2).

Ahí asoma la patita el Wotyla personalista (filosofía destructiva), el que tiene un concepto heterodoxo de la libertad, que se da de tortas con la enseñanza católica que tan bien dejó explicada León XIII en su encíclica Libertas praestantissimus.

O como acaba de señalar la Conferencia Episcopal Española en una reciente nota doctrinal sobre la objeción de conciencia:

En virtud del derecho a la libertad religiosa, «no se obligue a nadie a actuar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella, pública o privadamente, solo o asociado con otros, dentro de los debidos límites». Este derecho no debe entenderse en un sentido minimalista reduciéndolo a una tolerancia o libertad de culto. Además de la libertad de culto, exige el reconocimiento positivo del derecho de toda persona a ordenar las propias acciones y las propias decisiones morales según la verdad; del derecho de los padres a educar a los hijos según las propias convicciones religiosas y todo lo que conlleva la vivencia de las mismas, especialmente en la vida social y en el comportamiento moral; de las comunidades religiosas a organizarse para una vivencia de la propia religión en todos los ámbitos; de todos a profesar públicamente la propia fe y a anunciar a otros el propio mensaje religioso.

---
En otras palabras, a otro perro con ese hueso. Lo que la Iglesia condenada de forma rotunda hasta el CVII, el CVII lo asume como doctrina propia. Y la excusa que se nos da para aceptar eso es que el sujeto, que es la Iglesia, no cambia. O sea, algo típico de las sectas.
11/09/22 4:31 PM
  
Urbel
Muy interesantes palabras introductorias de Meinvielle en el artículo recomendado:

"Es fácil exhibir casi un centenar de documentos eclesiásticos que,
unánimemente, desde la condenación de la Enciclopedia en el Decreto Ut Primumde Clemente XIII, 3/9/1759, hasta la memorable alocución Ci riesce de 6/12/1953, de Pío XII, establecen la doctrina tradicional que niega el derecho a la profesión pública de los cultos falsos y que acuerda al Estado la obligación y el derecho de reprimirlos.

Este es precisamente el punto donde se hace más sensible la discrepancia entre esa doctrina tradicional y la ahora enunciada por la Declaración conciliar, que habla explícitamente de un derecho y de un derecho fundado en la dignidad de la persona humana a la profesión de cultos falsos.

Siendo la persona humana un valor permanente e inmutable que subsiste a través de los siglos cristianos, ¿no habrá habido violación del mismo en los siglos pasados por parte de la Iglesia si aceptamos los términos de la Declaración conciliar? Porque si es cierto que la Iglesia jamás aceptó que nadie fuera forzado a abrazar contra su voluntad la religión católica, como enseña León XIII en la Inmortale Dei, también es cierto que negó el derecho a la profesión pública de cultos falsos y errores religiosos y sostuvo la obligación y el derecho de la autoridad pública a reprimirlos siempre que no mediaran razones superiores que prescribieran la tolerancia.

Estamos pues, aparentemente al menos, ante dos enseñanzas que
discrepan. Nada adelantaríamos si dijéramos que la Iglesia sostuvo la doctrina condenatoria de los cultos falsos cuando tuvo poder público y que la niega y rechaza ahora que se ve privada del mismo. Porque ello sería acusarla de oportunismo en materia moral y jurídica, lo cual redundaría en acusación grave contra su magisterio y su santidad."

11/09/22 7:33 PM
  
Urbel
Cierto que vienen después más de treinta páginas dedicadas por Meinvielle a un esfuerzo colosal, pero vano, por sostener que no ha cambiado la doctrina tradicional sino que únicamente se la ha reformulado en atención a las circunstancias modernas. Algo rotundamente desmentido por más de cincuenta años de predicación posconciliar.

Queda en pie, sin embargo, esa explicación perfecta de la doctrina tradicional y de su manifiesta (aparente, a juicio de Meinvielle) contradicción por DH.

Y queda también la profecía terrible de que, si DH se entendiera como aceptación de los valores modernos desde la Ilustración, lo cual ha sido precisamente la norma en la predicación posconciliar de papas y obispos, sus efectos serían catastróficos.

Que es precisamente lo que ha ocurrido.
11/09/22 7:36 PM
  
sofía
:
El párrafo de DH es este que habíamos estado comentando antes:
"Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y de voluntad libre, y enriquecidos por tanto con una responsabilidad personal, están impulsados por su misma naturaleza y están obligados además moralmente a buscar la verdad, sobre todo la que se refiere a la religión. Están obligados, asimismo, a aceptar la verdad conocida y a disponer toda su vida según sus exigencias. Pero los hombres no pueden satisfacer esta obligación de forma adecuada a su propia naturaleza, si no gozan de libertad psicológica al mismo tiempo que de inmunidad de coacción externa. Por consiguiente, el derecho a la libertad religiosa no se funda en la disposición subjetiva de la persona, sino en su misma naturaleza. Por lo cual, el derecho a esta inmunidad permanece también en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, y su ejercicio, con tal de que se guarde el justo orden público, no puede ser impedido.
Lógicamente, pues quien no cumple con su obligación de buscar la verdad y adherirse a ella, no por eso deja de tener esa obligación, y por lo tanto el derecho que la hace posible. De cizaña puede convertirse en trigo, pero sobre todo, no se puede cortar el trigo sin cortar la cizaña.

Lo mismo atañe al párrafo de la conferencia episcopal, subrayo: Además de la libertad de culto, exige el reconocimiento positivo del derecho de toda persona a ordenar las propias acciones y las propias decisiones morales ssegún la verdad

Espero que publique mi comentario anterior, que envié antes que luis fernando el suyo. Y por supuesto también este, porque ambos cumplen con todas las normas sobre comentarios que se indican abajo.
11/09/22 7:42 PM
  
sofía
No se puede cortar la cizaña sin cortar el trigo.
11/09/22 7:46 PM
  
Urbel
Y yo no he afirmado nunca, ni en estas páginas ni en ningún lugar, que DH consagrase un derecho moral al error.

Para muestra un botón, lo que sigue es lo que escribí el pasado 22 de abril en el hilo de comentarios al artículo "Aquí un cismático" de don Jorge:

La libertad cristiana de las conciencias es el derecho de la almas a procurarse el bien y la verdad:

“Se trata del derecho de las almas a procurarse el mayor bien espiritual bajo el magisterio y la obra formativa de la Iglesia, de este magisterio y de esta obra, única mandataria, divinamente constituida en este orden sobrenatural, fundado en la sangre del Dios Redentor, necesario y obligatorio para todos para participar en la divina redención.

Se trata del derecho de las almas así formadas de hacer que participen de los tesoros de la redención otras almas .......

La consideración de este doble derecho de las almas es lo que nos movía a decir, hace poco, que estábamos alegres y orgullosos de combatir la buena batalla por la libertad de las conciencias, no ya (como alguno, tal vez sin advertirlo, nos ha hecho decir) por la libertad de conciencia, frase equívoca y de la que se ha abusado demasiado para significar la absoluta independencia de la conciencia, cosa absurda en el alma creada y redimida por Dios”.

(Pío XI, encíclica Non abbiamo bisogno, 29 de junio de 1931, núms. 49-50)

En cambio, el innovador derecho a la libertad religiosa proclamado por el Vaticano II es la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para que el hombre, al buscar la verdad, pueda procurarse y propagar el bien o el mal, la verdad o en el error, dentro de los límites del justo orden público.

Repito hoy 11 de septiembre:

"El innovador derecho a la libertad religiosa proclamado por el Vaticano II es la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para que el hombre, al buscar la verdad, pueda procurarse y propagar el bien o el mal, la verdad o el error, dentro de los límites del justo orden público."

No un derecho moral al error.
11/09/22 7:46 PM
  
Urbel
En resumen, mala y errónea fue DH, pero todavía peor su interpretación por la predicación posconciliar de papas y obispos.

Que es precisamente su interpretación auténtica: ¿Quién mejor que Ratzinger, perito conciliar, largos años prefecto de Doctrina de la Fe y después Benedicto XVI, para darnos la interpretación auténtica de DH como aceptación por la Iglesia de los valores modernos desde la Ilustración, lo cual temía Meinvielle?

Y la misma interpretación auténtica de Ratzinger en relación con la constitución pastoral Gaudium et spes, a la cual llamó "Contra-Syllabus" en su libro "Principios de teología" (Barcelona, Herder).
11/09/22 8:00 PM
  
Cruz
"Es falsa la tesis de que DH se limita a lo de la inmunidad de la coacción y no existe por tanto la libertad y el derecho al error en materia religiosa, etc, etc.".

Contra el que no ve lo evidente no hay mucho que decir. Y cuando no se argumenta, no viene mal agregar (y hasta con duplicado) un "etcétera", ¿no?

Veamos, con todo, el Catecismo de la Iglesia Católica (que podría ser considerado como el Catecismo del Concilio Vaticano II), en su numeral 2108:

"El derecho a la libertad religiosa no es ni la permisión moral de adherirse al error (cf. León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum), ni un supuesto derecho al error (cf. Pío XII, discurso 6 diciembre 1953), sino un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil (cf. DH 2)".

¡Oh pecado! ¡Se cita la Libertas de León XIII y a Pío XII! ¡A Papas preconciliares! Pues sí, por más que le pese a Congar, que aquí no pinta nada, por cierto. Y no se pierdan el numeral siguiente.

Vuelvo sobre el punto en el que al parecer hay discontinuidad (al parecer, remarco): los justos límites podrían admitir la coacción de lo que se opone a la única religión verdadera, la Católica: así se salva la continuidad. De cualquier modo, como el contexto histórico y la intención del documento son distintos, se insiste en otro punto: la inmunidad de coacción.

Se sigue esperando la refutación (si cabe) de lo de Meinvielle (y no el apelar a la "predicación posconciliar"): ¿llegará...? Lo dudo. No olvidar que se trata de la DH y de si cabe una interpretación de la misma en continuidad. No se ha visto hasta el momento demostración en contrario.
11/09/22 9:12 PM
  
Cruz
"El innovador derecho a la libertad religiosa proclamado por el Vaticano II es la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para que el hombre, al buscar la verdad, pueda procurarse y propagar el bien o el mal, la verdad o el error, dentro de los límites del justo orden público".

Pues incorrecto. Debe repasar la noción de finalidad. La inmunidad de coacción no se ordena a que el hombre pueda procurarse ni el mal ni el error. Claro que si la entiende así es bastante lógico que no pueda ver sino discontinuidad. Pero el problema es su exégesis, que no se fundamenta en lo que dice la DH. Relea el Catecismo, cuya formulación es quizá más clara.
11/09/22 9:37 PM
  
Cruz
En cuanto a la definición de persona en cuestión, no tiene nada de kantiana. De hecho, desde el primer instante de su existencia (y durante toda ella) la persona creada es libre, aun cuando de hecho no ejerza su libertad.

La declaración, por otra parte, dice que la persona está dotada de razón y de voluntad libre, y por tanto es responsable (en la medida, se sobreentiende, que actúa libremente). Lo cual es perfectamente ortodoxo. No se habla del "uso" de razón, sino de estar dotada de razón, que es algo bien distinto. Sólo para quien reduce la razón a su uso, al acto de la misma, sería problemática la frase: pero precisamente eso es lo que no es correcto, a no ser que se sea medio fenomenista y se rechace la noción clásica de "potencia". Precisamente lo kantiano es no reconocer con certeza algo que en sí que esté más allá de lo fenoménico.

Y reconocer la libertad psicológica de la persona humana no tiene nada de malo, excepto para los deterministas. De hecho, es una verdad de fe.

11/09/22 9:40 PM
  
Luis Fernando
Al P. Meinvielle se lo llevó Dios antes de que le diera tiempo a ver como los Papas, uno tras otro, desmentían su intento de salvar lo insalvable.
11/09/22 9:44 PM
  
Cruz
Para lo del "Contra-Syllabus", aquí hay algo:

matt1618.freeyellow.com/syllabus.html.

A ver si cambiamos los tópicos, que esto se pone aburrido.
11/09/22 9:53 PM
  
Urbel
¿Refutar yo en detalle aquí las más de treinta páginas del estudio de Meinvielle, en este formato de comentarios?

Esfuerzo que únicamente conduciría a la melancolía, ya que la interpretación de Meinvielle como la del dominico Victorino Rodríguez, ambas dadas poco después de DH desde el campo ortodoxo, son arqueología teológica sin ninguna virtualidad frente al alud de la predicación posconciliar, que usted parece despreciar.

La interpretación auténtica, que no es la de Meinvielle, ha sido reiterada en el periodo posconciliar, en un sentido de identificación cada vez más abierta con la libertad religiosa de las constituciones y declaraciones de derechos humanas, aplaudidas y exaltadas continuamente por papas y obispos. Los textos de Juan Pablo II y Benedicto XVI que lo prueban son muy abundantes. Sin hablar de Francisco.

En un resumen apretado, Meinvielle expone perfectamente la doctrina católica tradicional, como arriba he transcrito. Reconoce la contradicción aparente entre esa doctrina tradicional y la afirmada por DH.

Considera sin embargo que DH puede interpretarse como una "reformulación" de la doctrina tradicional, en atención a las circunstancias modernas, que lejos de exaltar juzga con gran dureza. Esas circunstancias modernas son, en sustancia, dos: la ceguera del hombre moderno para la verdad y su apego por la libertad, y la incapacidad del Estado moderno para desempeñar la función religiosa que le reconocía la doctrina tradicional.

Pero nada de eso se encuentra ni expresa ni implícitamente en DH que, al contrario, declara la existencia de un derecho natural (siempre pues y en todo lugar, no en las circunstancias actuales) a la libertad religiosa como inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para profesar públicamente y propagar cualquier religión (la única verdadera o cualquier falsa), dentro de justos límites que son (no solamente hoy en atención a las circunstancias modernas, sino siempre) únicamente los del orden público.

Recientemente Pink ha sostenido una tesis semejante a la de Meinvielle: en atención a las circunstancias modernas, la Iglesia no quiere ya que los Estados cumplan con la función religiosa que siempre les había encomendado.

Pero de nuevo, ni DH dice tal cosa de manera expresa ni siquiera implícita, ni esa interpretación encuentra ningún apoyo en la predicación posconciliar de papas y obispos, que usted parece despreciar.
11/09/22 10:21 PM
  
sofía
Es que usted, Urbel, se contradice además de faltar a la verdad por duplicado cuando copia dos veces la misma falsedad:
""El innovador derecho a la libertad religiosa proclamado por el Vaticano II es la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para que el hombre, al buscar la verdad, pueda procurarse y propagar el bien o el mal, la verdad o el error, dentro de los límites del justo orden público."
El derecho a la libertad religiosa es la inmunidad de coacción frente a cualquier potestad humana para poder buscar la Verdad
No es para que pueda procurarse el bien o el mal, la verdad o el error, es para que pueda procurarse el bien y la verdad.
Puesto que tiene la obligación moral de buscar la Verdad, tiene que tener ese derecho de inmunidad que le permita hacerlo. Otra cosa es que entre el trigo crezca cizaña, pero el objetivo es que crezca el trigo, no la cizaña.
Se mantiene la doctrina de siempre, la de que no se puede coaccionar la conciencia y la de que tenemos obligación moral de buscar la verdad.
La cuestión de las relaciones con el estado, naturalmente que puede cambiar, porque los estados cambian y por tanto es inevitable que cambien las relaciones con los estados aunque la Iglesia no cambie, o más bien, precisamente porque la Iglesia no cambia.


11/09/22 10:34 PM
  
Urbel
La tradicional doctrina católica de la tolerancia da cuenta y razón de la conducta de la Iglesia y de los gobernantes cristianos tanto en tiempos de Cristiandad como en los tiempos modernos.

En cambio la nueva doctrina del derecho natural a la libertad religiosa no da cuenta y razón de la conducta de la Iglesia y de los gobernantes cristianos en tiempos de Cristiandad, sino que los condena. Como ponen de manifiesto tantos actos y palabras de arrepentimiento y peticiones de perdón.
11/09/22 10:40 PM
  
Urbel
Escribe Cruz que Congar "aquí no pinta nada".

¿Por qué Meinvielle sí y Congar no?

Habría que saber qué autores doctos que han escrito sobre este debate que dura medio siglo tenemos permiso para citar.

¿Valuet sí pero Gleize no? Entre los autores del Opus Dei con opiniones contrapuestas ¿Ocáriz, partidario de la continuidad, sí, pero Rhonheimer, partidario de la discontinuidad, no?

¿Y Brian Harrison y Bernard Lucien, partidarios de la continuidad como Pink? ¿Y Michael Davies y Leopoldo Eulogio Palacios, partidarios de la discontinuidad?
11/09/22 10:53 PM
  
Luis Fernando
Mañana, Dios mediante, más textos de cómo hablaron JPII y BXVI la libertad religiosa. Ahora va a resultar que se equivocaron tanto como Lefebvre a la hora de interpretar DH.
12/09/22 4:18 AM
  
Urbel
¿Esto se pone aburrido?

“Esta cultura ilustrada queda sustancialmente definida por los derechos de la libertad.

Se basa en la libertad como un valor fundamental que lo mide todo: la libertad de elección religiosa, que incluye la neutralidad religiosa del Estado; la libertad para expresar la propia opinión, a condición de que no ponga en duda precisamente este principio; el ordenamiento democrático del Estado, es decir, el control parlamentario sobre los organismos estatales; la formación libre de partidos; la independencia de la Justicia; y, finalmente, la tutela de los derechos del hombre y la prohibición de las discriminaciones.

[…] Ha sido y es mérito de la Ilustración el haber replanteado estos valores originales del cristianismo y el haber devuelto a la razón su propia voz. El Concilio Vaticano II, en la constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, ha subrayado nuevamente esta profunda correspondencia entre cristianismo e Ilustración, buscando llegar a una verdadera conciliación entre la Iglesia y la modernidad, que es el gran patrimonio que ambas partes deben tutelar.”

Cardenal Ratzinger, "Europa en la crisis de las culturas", conferencia pronunciada en Subiaco con ocasión de la entrega del Premio San Benito por la promoción de la vida y de la familia en Europa, viernes 1º de abril de 2005, víspera de la muerte de Juan Pablo II.

Adviértase en particular la expresa mención favorable de “la neutralidad religiosa del Estado” que, contra todo lo hecho y enseñado por la Iglesia desde al menos el siglo IV hasta el Concilio Vaticano II, se reputa ahora valor original del cristianismo.

Exactamente lo que Meinvielle había temido: "profunda correspondencia entre cristianismo e Ilustración, buscando llegar a una verdadera conciliación entre la Iglesia y la modernidad, que es el gran patrimonio que ambas partes deben tutelar.”
12/09/22 7:56 AM
  
Urbel
Y sí, el catecismo de Juan Pablo II lo deja muy claro: con arreglo a la nueva doctrina vaticanosegundista, existe "un derecho natural de la persona humana a la libertad civil, es decir, a la inmunidad de coacción exterior, en los justos límites, en materia religiosa por parte del poder político. Este derecho natural debe ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de manera que constituya un derecho civil."

Esto es, un derecho natural que, por lo tanto, debe ser reconocido siempre y en todo lugar (como tal derecho natural) por los ordenamientos jurídicos de manera que constituya, siempre y en todo lugar, un derecho civil.

Pero ese pretendido derecho natural nunca antes había sido proclamado por la Iglesia, ni se reconoció durante siglos por la Iglesia en los Estados pontificios ni por los príncipes y las naciones católicas, hasta incluso la España de Franco en pleno siglo XX, y no contra las enseñanzas de la Iglesia sino con su plena aprobación.
12/09/22 7:59 AM
  
sofía
Acaso ha dicho alguna vez la doctrina de la Iglesia lo contrario: que es el estado el que tiene el derecho natural a coaccionar las conciencias de sus súbditos e imponerles la "verdad" (lo que el estado considera y asegura que es la verdad)?
Ese poder estatal es el que reconoció Lutero cuando aconsejó que cada súbdito tuviera la religión de su príncipe para evitar los conflictos bélicos, pero la Iglesia nunca ha reconocido más que el derecho de la Verdad.
En esa línea se pide ahora que los estados reconozcan el derecho natural de los individuos a buscar la Verdad sin que su conciencia sea coaccionada (al tiempo que se afirma, por otro lado, que la plenitud de la Verdad está en la Iglesia Católica)

No es que ese derecho natural no haya existido siempre, y está presente implícitamente en la doctrina de siempre de que la conciencia no debe ser coaccionada y en la doctrina de siempre de que existe la obligación moral de buscar la Verdad y adherirse a ella, aunque no se desarrolle por completo explícitamente hasta que llega el momento histórico de hacerlo.
Tampoco el dogma de la Inmaculada se proclamó antes de 1854, pero fue siempre una realidad aunque no hubiera sido proclamado. Tampoco se proclamó nunca lo contrario, aunque hubiera debate en la Iglesia.
12/09/22 12:26 PM
  
Urbel
Desde luego que la Iglesia negó siempre el derecho a la profesión pública de cultos falsos y errores religiosos y sostuvo la obligación y el derecho de la autoridad pública a reprimirlos siempre que no mediaran razones superiores que prescribieran la tolerancia. ¿Le parece a usted poca coacción?

Vuelvo a transcribir la exposición de la tradicional doctrina católica por Meinvielle:

"Es fácil exhibir casi un centenar de documentos eclesiásticos que,
unánimemente, desde la condenación de la Enciclopedia en el Decreto Ut Primum de Clemente XIII, 3/9/1759, hasta la memorable alocución Ci riesce de 6/12/1953, de Pío XII, establecen la doctrina tradicional que niega el derecho a la profesión pública de los cultos falsos y que acuerda al Estado la obligación y el derecho de reprimirlos.

Este es precisamente el punto donde se hace más sensible la discrepancia entre esa doctrina tradicional y la ahora enunciada por la Declaración conciliar, que habla explícitamente de un derecho y de un derecho fundado en la dignidad de la persona humana a la profesión de cultos falsos."

12/09/22 4:12 PM
  
Urbel
A diferencia del dogma de la Inmaculada Concepción proclamado en 1854, no es que en 1965 la Iglesia definiese como dogma en DH (que no es una definición dogmática, sino una mera declaración) lo que había sido durante siglos la doctrina común (aunque no unánime entre los doctores, es sabido) de la Inmaculada Concepción, amada por el pueblo fiel, defendida por santos, reyes, órdenes religiosas, universidades, corporaciones etc. y exaltada de modo esplendoroso en las bellas artes.

Algo semejante habría ocurrido si el Vaticano II hubiera hecho uso del magisterio solemne para definir dogmáticamente la tradicional doctrina católica sobre la tolerancia, enseñada comúnmente por los papas, obispos y doctores católicos y aplicada por los gobernantes cristianos desde el siglo IV hasta incluso, en pleno siglo XX, por la España de Franco.

Pero en lugar de ello, en lugar de definir dogmáticamente la tradicional doctrina católica, el Vaticano II se apartó de ella y aprobó una mera declaración que la contradice.

El desarrollo homogéneo y accidental del dogma se produce siempre en el sentido de dar mayor claridad y precisión a la doctrina, sin afirmar nunca lo que antes se negó ni negar nunca lo que antes se afirmó, ni tornar oscuro o impreciso lo que ya se aclaró o preciso.

Y mucho antes del Vaticano II, merced a siglo y medio de magisterio antiliberal, la tradicional doctrina católica de la tolerancia había alcanzado un grado eminente de claridad y precisión.
12/09/22 4:20 PM
  
sofía
Es que usted miente cuando dice que la DH defiende el derecho a practicar cultos falsos,
Lo que defiende DH es la obligación moral de buscar la Verdad y adherirse a ella y por tanto el derecho de la conciencia a no ser coaccionada por el poder civil, para que pueda cumplir con esa obligación moral. A ver si esto no es coherente con la doctrina de siempre.
La tolerancia de los que no alcanzan la verdad completa, o incluso de los que no buscan la verdad en absoluto, es un mal menor, en consonancia con la tolerancia y la prudencia que siempre ha
recomendado la Iglesia.
Ya separará Dios el trigo de la cizaña.
Naturalmente esa prudencia y tolerancia se ha manifestado de forma distinta en las relaciones de Iglesia y estado a lo largo de la historia, porque la Iglesia no cambia, pero los estados sí.

No sé si es que usted está de acuerdo con la noción de estado de las dictaduras musulmanas y la imposición del culto musulmán y la prohibición del católico. Quizas está usted conforme si a quien encarcelan por promoción de la biblia en un país musulmán es un miembro de la Iglesia Evangélica, para usted carente de ningún elemento de verdad. Y a los chinos eso de coaccionar conciencias se les da aún mejor.
Lo cierto es que en esos estados se atenta contra el derecho del ser humano a que no se coaccione su conciencia para que pueda cumplir con su obligación moral de buscar y adherirse a la Verdad.

12/09/22 5:56 PM
  
Luis Fernando
Condenar una doctrina (libertad religiosa ilustrada) y asumirla luego como propia (eso ocurre en el CVII según Benedicto XVI) no es desarrollo doctrinal. Es corrupción doctrinal.
12/09/22 6:55 PM
  
Urbel
"Es que usted miente cuando dice que la DH defiende el derecho a practicar cultos falsos."

Si yo mintiese al decir esto, mentiría igual que Meinvielle:

"Es fácil exhibir casi un centenar de documentos eclesiásticos que,
unánimemente, desde la condenación de la Enciclopedia en el Decreto Ut Primum de Clemente XIII, 3/9/1759, hasta la memorable alocución Ci riesce de 6/12/1953, de Pío XII, establecen la doctrina tradicional que niega el derecho a la profesión pública de los cultos falsos y que acuerda al Estado la obligación y el derecho de reprimirlos.

Este es precisamente el punto donde se hace más sensible la discrepancia entre esa doctrina tradicional y la ahora enunciada por la Declaración conciliar, que habla explícitamente de un derecho y de un derecho fundado en la dignidad de la persona humana a la profesión de cultos falsos."

DH "habla explícitamente de un derecho y de un derecho fundado en la dignidad de la persona humana a la profesión de cultos falsos", escribe Meinvielle.

Pero no, ni Meinvielle ni este servidor mentimos.

Primero porque mentir, como nos enseña el catecismo, es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar. Y ni el difunto Meinvielle, hay que suponer, ni yo mismo, se lo aseguro, pensamos otra cosa ni tenemos intención de engañar.

Y segundo, porque ciertamente DH dice que el derecho a profesar públicamente y propagar cualquier religión no se pierde porque quienes incumplen la obligación de buscar y adherir a la verdad. Por lo tanto, no se pierde por quienes profesan religiones falsas.

Así se ha entendido y proclamado, sin lugar a ninguna duda, por la predicación posconciliar, y asimilado por desgracia por casi todos los católicos, salvo los que seguimos adhiriendo a la tradicional doctrina católica y rechazando esta novedad.

Yo no creo que usted mienta. Creo simplemente que está equivocada.
12/09/22 8:42 PM
  
sofía
Pues estará UD equivocado, pero falta a la verdad cuando dice que DH defiende el derecho a practicar cultos falsos. Y no podrá encontrar una sola cita en DH q diga semejante cosa.

Cuando se lee DH se puede constatar que no dice nada de eso, lo que dice es que el ser humano tiene la obligación moral de buscar la Verdad y por tanto tiene derecho a que el poder civil no coaccione su conciencia, para poder cumplir con esa obligación.

Y si no pierde ese derecho a no ser coaccionado ni siquiera quién no está buscando la verdad, es porque aunque no la busque, sigue teniendo la obligación de buscarla y esa inmunidad es la que le permitirá hacerlo. Así que se tolera prudentemente como un mal menor, para que exista esa posibilidad de cumplir con su obligación.

La plenitud de la Verdad, dice el Concilio que solo la tiene la Iglesia Católica. Pero puede haber elementos de verdad en otras religiones, por pocos q sean. Así que habrá que tolerar que haya personas que no lleguen a la plenitud de la Verdad, mientras tengan la posibilidad de llegar a la Verdad gracias a la inmunidad de coacción de su conciencia.
Eso está en la línea de tolerancia prudencial que siempre ha formado parte de la doctrina de la Iglesia, aunque se ha aplicado de forma diferente lógicamente en circunstancias diferentes.
12/09/22 11:02 PM
  
sofía
Así que lo diga quién lo diga, mintiendo o equivocándose, no es cierto que DH hable explícitamente de un derecho fundado en la dignidad humana a profesar cultos falsos.
Lean el texto de DH y comprueben que jamás dice eso de un derecho a profesar cultos falsos

El derecho fundado en la dignidad humana es el derecho a no ser coaccionado para así poder cumplir con la obligación moral de buscar la verdad .
Obligación que sigue teniendo quien no la cumple, y por eso no pierde ese derecho a no ser coaccionado, porque sigue teniendo esa obligación.
Sí se tolera a los que no la cumplen, como un mal menor. Esperando su conversión y sobre todo para no eliminar el trigo al cortar la cizaña.

12/09/22 11:53 PM
  
Manuel Darío Ochoa de la Rosa
Gracias, hermanos por el tan interesante debate. Urbel y Luis Fernando ciertamente han apuntado un detalle que me resulta importante, y es la interpretación del mismo Benedicto XVI acerca de la aceptación por parte de la Iglesia, en el Vaticano II, de los valores de la Ilustración. Qué dices respecto a ello, hermana Sofía?

Por otra parte, comento que en lo personal no me parece buena idea tachar de "rupturistas" en sentido despectivo, a cualquiera que vea contradicción en el documento conciliar, pues de hecho, ver contradicción no implica necesariamente, ser mal católico ni nada por el estilo. A quienes así piensan de los hermanos que ven contradicción, creo que les puede ser útil estudiar temas previos a estos, para poder contar con una base sólida al discutir estas cuestiones; y me refiero al estudio de todo lo relacionado con, qué es Magisterio y qué no lo es, y luego, estudiar en qué consisten los distintos tipos de asentimiento, y más específicamente, el asentimiento religioso que se le debe al Magisterio meramente auténtico (más conocido actualmente como, Magisterio ordinario; aunque prefiero llamarlo, meramente auténtico). Y doy esta recomendación porque en lo personal me ha ayudado mucho a entender cuestiones que en lo personal, antes ignoraba.

Los seguiré leyendo con atención, me han venido muy bien sus comentarios. Gracias!
13/09/22 1:03 AM
  
Javier de Miguel
Como ocurre con las leyes civiles, cabe analizarlas en su proceso de redacción, debate y discusión para llegar, más allá de la literalidad, a descubrir la verdadera intención del legislador.
El caso es que con DH, la historia de su discusión y esquemas previos es la historia del fracasado malabarismo para evitar que, diciendo una cosa distinta a la que ha dicho la Iglesia siempre, parezca que habla en continuidad. Cosa que, lógicamente, no consigue cuando en el texto definitivo se “escapan” los derechos de quien no busca la verdad, y la profesión de cultos falsos con el único límite del orden público (y no su contenido). Los debates se centran, principalmente, en:

- Conforme a la doctrina tradicional, la fuente de la ausencia de coacción en materia de fe es la obligación de buscar la verdad, no la dignidad humana.
- La Iglesia debe evitar, ante el mundo, la “hipocresía” de defender sus derechos cuando está en minoría, y negar los de las otras religiones cuando está en mayoría. Este modo de razonar, obviamente, omite la condición de verdadera de la religión católica. “Hay, pues, concordancia entre la libertad de la Iglesia y aquella libertad religiosa que debe reconocerse como un derecho a todos los hombres y comunidades y sancionarse en el ordenamiento jurídico.” (DH, 13)
- Se evita introducir conceptos procedentes de la doctrina tradicional aplicados a este campo, como la conciencia errónea, o la tolerancia. De modo que se amputan los goznes sobre los que se asienta la doctrina tradicional, y se sustituyen por otros de contenido absolutizante, como la dignidad humana o la sinceridad de conciencia.
- La inmunidad de coacción en materia de fe (no ser forzado a obrar contra su conciencia), que es doctrina tradicional de la Iglesia, no constituía el hilo de HD, sino un argumento para identificarla con la libertad de profesión pública del culto, sin la cual no se da esa inmunidad de coacción. Falso, pues el que profesa falsas religiones puede seguir celebrando su culto en privado.
- La concepción tradicional de la libertad religiosa es incompatible con los modernos regímenes constitucionales (añado yo, a los que la Iglesia tenía la firme voluntad de adherirse sin prácticamente reservas), que no conciben una libertad religiosa diferente de como la entiende DH. De hecho, se la reconoce como un derecho civil, es decir, de contenido jurídico, pero que va mucho más allá de la mera inmunidad de coacción, para configurarse en una libertad positiva para practicar la religión (o irreligión) que se quiera. “Se hace, pues, injuria a la persona humana y al orden que Dios ha establecido para los hombres, si, quedando a salvo el justo orden público, se niega al hombre el libre ejercicio de la religión en la sociedad (DH 3).
-
- El papel del Estado ya no es ser garante de los derechos de la verdadera religión, sino que en general, ha de defender los derechos conciliares de cualquier religión (protestantes, musulmanes, satanistas, etc.). De modo que al poder público se le priva de su competencia en materia religiosa, y se la sustituye por un mero árbitro, garante.

Ante todas estas cuestiones, Pablo VI tuvo que introducir a última hora el famoso párrafo del preámbulo, que no hace sino contradecir lo que se cita en el texto, y que salta a la vista según lo anterior.


13/09/22 7:06 AM
  
Gregorio Alpaca Pechuán
Madre del amor hermoso. No sé cuál es el afán de negar la letra del CVII y leerla de forma contraria a como la Iglesia nos enseña en el mismo texto conciliar que hay que leerla. El texto es clarísimo. Hay que ir a la letra y leer el texto conciliar como en el mismo texto conciliar nos indican que quería ser leído, no de forma revisionista, insisto. Y bien, resulta que de entre todos los documentos del CVII solo en uno, en la Gaudium et Spes, en una ocasión se expone la clave de lectura de todo el CVII:

«El Concilio se propone, ante todo, juzgar bajo esta luz (de la fe) los valores que hoy disfrutan la máxima consideración y enlazarlos de nuevo con su fuente divina. Estos valores, por proceder de la inteligencia que Dios ha dado al hombre, poseen una bondad extraordinaria; pero, a causa de la corrupción del corazón humano, sufren con frecuencia desviaciones contrarias a su debida ordenación. Por ello necesitan purificación» (GeS 11).

¿Está claro? El CVII se propone, ante todo, tratar los conceptos modernos, juzgarlos a la luz de la fe y purificarlos. Entonces, podremos discutir si el CVII consigue purificarlos o no, pero negar que parte de los conceptos modernos es negar lo que la misma letra del CVII afirma que es su principal intención («ante todo»).

Entonces, discutamos sobre si el CVII consiguió en la DH purificar el concepto modernista de libertad religiosa, pero no neguemos que se trata de ese concepto, que no es honesto.

Y que un concilio tenga la intención de hacer algo y no lo consiga no es cosa imposible. Cuál era sino la principal intención de la Contrarreforma de Trento, sino la de frenar el avance de la Reforma de Lutero. Y no lo consiguió porque ahí vemos todos al protestantismo, tan campante. No como otras herejías que sí fueron vencidas y erradicadas.

Entonces, de verdad, dejémonos de la eterna y absurda discusión sobre si la DH asume o no el concepto modernista de la libertad de religión. Es claro que lo asume, en el sentido de que parte de él, con la intención de purificarlo. Y yo creo que no lo consigue, y que por tanto deja entender que el error es sencillamente asumido, en el sentido de admitido como bueno. Otro creerá que sí consigue purificarlo, aunque me parece una tesis de difícil sustentación que sería interesante debatir. Pero esa sería una discusión sensata. Lo otro es demencial y, sobre todo, de una desobediencia total a la letra del mismo CVII con interés revisionista y deshonesto. Si se quiere defender el texto conciliar, hay que hacerlo de acuerdo al texto conciliar. No tiene sentido negarlo para afirmarlo.
13/09/22 8:05 AM
  
Urbel
Conforta la lectura de comentarios agudos y ponderados, como los firmados con sus propios nombres por los señores Ochoa, De Miguel y Alpaca que, desde diversos puntos de vista y con diferente contenido, coinciden en reconocer la discontinuidad entre DH, y sobre todo su interpretación auténtica posconciliar, y la tradicional doctrina católica de la tolerancia.

Pero es que, en sus últimos comentarios, incluso Sofía ha pasado a utilizar reiteradamente el término clásico "tolerancia" de la doctrina tradicional.

Que es precisamente el término clásico que, con plena conciencia y determinación, no se quiso utilizar en DH, para dar en cambio el paso funesto a la aceptación de la libertad religiosa de los modernos.

Y que, por el contrario, era el término clásico utilizado, también con plena conciencia y determinación, por el esquema que se había preparado en la fase de preparación del concilio, bajo la autoridad del cardenal Ottaviani, y que resumía la tradicional doctrina católica sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado y la tolerancia religiosa.

Esquema ortodoxo que fue rechazado por el concilio y remplazado por el innovador del cardenal Bea, el cual dio origen a DH.
13/09/22 8:44 AM
  
sofía
Sr Ochoa de la Rosa,

No sé a qué se refiere concretamente con la interpretación de BXVI, si se refiere al discurso, ya lo explicó Cruz, empezando porque no concierne a DH, sino a ese discurso:

“En cuanto al Discurso de Benedicto XVI de diciembre de 2006, dos cosas. 1° Eso, en todo caso, no concierne a la DH sino a dicho Discurso. 2° Se puede entender dicho Discurso, precisamente, en el contexto islámico al que se está refiriendo: respecto del mismo, ciertamente, la libertad civil en materia religiosa, aun desde presupuestos liberales, como libertad externa, es una conquista: de hecho, permitiría a los católicos practicar su fe en dicho contexto, frente a algunos Estados musulmanes en los que eso es inconcebible.”

Si se refiere a otros discursos de Ratzinger, no BXVI, lo mismo digo, no habla de DH sino de la ilustración. Se puede estar de acuerdo o no, pero no decir que es la interpretación de un papa de DH, sino la opinión de un cardenal sobre la ilustración. No veo que esté reivindicando el indiferentismo y el relativismo de la noción de libertad religiosa ilustrada, sino la primacía de la conciencia del individuo frente al estado, que no debe coaccionarla. Desde luego que eso de no coaccionar la conciencia es un valor cristiano en el que ha insistido la Iglesia siempre, que forma parte de su doctrina. Pero incluso quien no esté de acuerdo con Ratzinger no sé por qué se rasgan las vestiduras porque él reconozca que hay algún valor positivo en la ilustración (a pesar de los negativos), y en cambio esas mismas personas pretenden casi canonizar a Constantino (pese a ser arriano) por proclamar la libertad religiosa en el imperio romano, con los consiguientes efectos positivos para los cristianos que dejaron de ser perseguidos y coaccionados.

Pero para saber lo que dice la DH habrá que centrarse en sus textos y no en las supuestas interpretaciones de unos y otros que se les atribuyen cuando ni siquiera están hablando de DH.
13/09/22 12:08 PM
  
sofía
Qué más dará el término que se use, mientras responda a la realidad. En el DH se habla del trigo y la cizaña que no se pueden cortar antes de tiempo. Está claro que eso significa que hay que tolerar la cizaña para no cortar el trigo.

La cuestión es que no indican ustedes el lugar en donde supuestamente dice el concilio que la libertad es para el error, cuando insiste por activa y por pasiva en que la libertad es para cumplir con la obligación moral de buscar la verdad y el consiguiente derecho de la conciencia a no ser coaccionada. Los textos no les dan la razón.

En cuanto a otros puntos que se han discutido más arriba.
- Si existe la obligación moral de buscar la verdad es porque gozamos de razón y libertad y por tanto somos responsables. Por tanto la fuente de la ausencia de coacción en materia de fe es la obligación de buscar la verdad, como corresponde a la dignidad humana, entendida según la revelación de Dios y la ley natural.
Eso es doctrina de siempre y de DH.
- La Iglesia debe defender siempre sus derechos, esté en minoría o en mayoría. El concilio dice que la plenitud de la Verdad está en la Iglesia Católica, aunque haya elementos de verdad en otras religiones. De modo que si todos pueden buscar la verdad libre de coacciones y adherirse a ella y manifestarse de acuerdo con ella, el derecho de la Iglesia a manifestarse como plenitud de la Verdad está a salvo. Crecerá el trigo aunque no se pueda cortar la cizaña, para no perjudicar al trigo.
- El Estado, en general, nunca (o casi) ha sido garante de los derechos de la verdadera religión. De hecho, desde la persecución de Nerón en el 64 hasta el día de hoy, pocas veces se han dado estados que fueran garantes de los derechos de la verdadera religión, ha habido estados que la han perseguido, estados que han intentado manejar a la Iglesia a su gusto, etc Así q a lo mejor va a resultar que es bueno que al poder público se le prive de una competencia en materia religiosa que no suele ejercer bien. La Iglesia es la que tiene que formar las conciencias y el papel del estado es ser garante de la libertad civil de inmunidad de coacción de los ciudadanos que nos permite cumplir con la obligación moral de buscar la Verdad, adherirnos a ella y manifestarnos de acuerdo con ella.
13/09/22 12:57 PM
  
Urbel
¿Discursos de Ratzinger pero sin la autoridad pontificia de Benedictos XVI?

El discurso de Ratzinger en Subiaco el 1º de abril de 2005 no dice en sustancia nada distinto a los discursos de Benedicto XVI a la Curia en diciembre de 2005 y de 2006. Nada extraño, pues sólo mediaron unos meses entre el primero de ellos y el segundo. No hay diferencia entre el pensamiento de Ratzinger y el de Benedicto XVI.

En los tres discursos de Ratzinger / Benedicto XVI se profesa la reconciliación entre la Iglesia y los valores de la Ilustración.

Luego la Iglesia se habría equivocado, en general, en siglo y medio de magisterio antiliberal.

Luego la Iglesia se habría equivocado, en particular, al condenar Pío IX la proposición 80ª y última del Syllabus (1864):

"El Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el progreso, con el liberalismo y con la civilización moderna."

El principio de no contradicción impide someterse a esta condena y abrazar a la vez la "verdadera conciliación entre la Iglesia y la modernidad" querida por Ratzinger / Benedicto XVI.
13/09/22 2:02 PM
  
Luis Fernando
Hay que tener muy poca vergüenza y una falta absoluta de honestidad intelectual para decir que el discurso de BXVI de las Navidades del 2006 no tiene que ver con DH. Muy, pero que muy poca vergüenza.

Debatir con gente que es deshonesta ante algo tan evidente, algo típico de sectarios, es perder el tiempo.
13/09/22 2:20 PM
  
Urbel
"Qué más dará el término que se use ...", tolerancia o derecho natural a la libertad religiosa, da usted a entender.

Importa mucho, importa en grado sumo.

Porque la eventual tolerancia de los errores religiosos por el poder político, por razones de prudencia o caridad, enseñada por la tradicional doctrina católica, no equivale en modo alguno al innovador derecho natural a la libertad religiosa, invocable siempre y en todo lugar.

Bien lo sabían los promotores y redactores de DH, que erradicaron el término "tolerancia" de esa declaración. Bien lo saben los papas y obispos poconciliares, de cuya boca y pluma no se cae la libertad religiosa y está en cambio ausente la antigua tolerancia de la tradicional doctrina católica.

La "tolerancia" exaltada hoy no es la que recae únicamente sobre el error o el mal, sino la actitud indiferente con que se permiten todas las opiniones o conductas ¡salvo las merecedoras de "tolerancia cero"!

La que sigue es la tradicional doctrina católica de la tolerancia, resumida en el esquema Ottaviani que el Vaticano II rechazó:

En la salvaguardia de la verdadera fe por el Estado, "hay que proceder según las exigencias de la caridad cristiana y de la prudencia, a fin de que los disidentes no sean alejados de la Iglesia por temor, sino más bien atraídos a Ella, y que ni la Ciudad ni la Iglesia sufran ningún perjuicio.

Es necesario entonces considerar siempre el bien común de la Iglesia y el bien común del Estado, en virtud de los cuales una justa tolerancia, incluso sancionada por las leyes, puede, según las circunstancias, imponerse al poder civil; eso por una parte, para evitar más grandes males como el escándalo o la guerra civil, el obstáculo a la conversión a la verdadera fe y otros similares; por otra parte, para procurar un mayor bien, como la cooperación civil y la coexistencia pacífica de los ciudadanos de religiones diferentes, una mayor libertad para la Iglesia y un cumplimiento más eficaz de su misión sobrenatural y otros bienes semejantes. En esta cuestión hay que tener en cuenta no sólo el bien de orden nacional, sino además el bien de la Iglesia universal (y el bien civil internacional).

Por esta tolerancia, el poder civil católico imita el ejemplo de la Divina Providencia, que permite males de los que saca mayores bienes. Esta tolerancia debe observarse, sobre todo, en los países donde, después de siglos, existen comunidades no católicas” .

Tolerancia según las circunstancias, por razones de prudencia y caridad, sobre todo en los países donde, después de siglos, existen comunidades no católicas.

No un derecho natural a la libertad religiosa, invocable siempre y en todo lugar.
________________________________________
Pedro L. Llera
La "tolerancia" exaltada hoy no es la que recae únicamente sobre el error o el mal, sino la actitud indiferente con que se permiten todas las opiniones o conductas ¡salvo las merecedoras de "tolerancia cero"!

Veremos qué pasa en Kazajistán..
13/09/22 2:20 PM
  
Urbel
Insiste usted en negar que, como afirmado por Meinvielle, DH "habla explícitamente de un derecho y de un derecho fundado en la dignidad de la persona humana a la profesión de cultos falsos."

Aunque se me indica que es perder el tiempo, volveré a demostrarlo.

Premisa mayor:

"Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella, en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos."

Premisa menor:

"Este derecho a la libertad religiosa no se funda en la disposición subjetiva de la persona, sino en su misma naturaleza, por lo cual el derecho a esta inmunidad permanece en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, y su ejercicio no puede ser impedido con tal de que se guarde el justo orden público."

Conclusión:

"Todos los hombres, incluso aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana.

Y esto de tal manera que, en materia religiosa ni se obligue a nadie, tampoco a aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella, en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos."


________________________________________
Pedro L. Llera
Como dije en mi primera contestación a Sofía, el problema está en el concepto de "persona" que utiliza el documento. Ese concepto es kantiano. Y para Kant, la persona tiene dignidad si es autónoma y tiene capacidad de autoposeerse y autodeterminarse. Si un ser humano no es autónomo ni se puede autodeterminar, ni es responsable de sus actos, no es una persona y, por lo tanto, carece de dignidad.
Por supuesto que, si eres una persona autónoma, tienes derecho a la libertad religiosa, a la libertad de conciencia, a la libertad de expresión, etc. Y ahí entran en juego los derechos humanos, como leyes positivas aprobadas por personas autónomas. Y todas esa libertades son libertades negativas; es decir, se trata de una libertad o unas libertades ejercidas sin ningún criterio moral. La libertad liberal es reivindicación de independencia respecto del orden dado de las cosas y de la soberanía de la propia voluntad.
Por los tanto, entendida así la persona, yo puedo elegir libremente la religión que mejor me parezca; y mi conciencia puede establecer de manera independiente lo que está bien y lo que está mal; y puedo escribir lo que me dé la gana, sin ninguna restricción.
La libertad liberal es libertinaje, es hacer lo que te dé la gana sin ninguna cortapisa moral. Es libertad para pecar, si quieres. Y por tanto, ya no es libertad, sino abuso de la libertad. Porque la verdadera libertad va siempre encaminada al bien y va de la mano de la verdad. Y esa verdad son los mandamientos de la Ley de Dios. No somos libres para salarnos los mandamientos, porque eso es pecado y nos lleva al infierno.
Somos libres para buscar a Dios, que es la Verdad. Dice Santo Tomás que la fe es el asentimiento que el entendimiento otorga a la verdad sin que sea consecuencia de la evidencia; y para ello, la voluntad ha de ser movida por la gracia de Dios. Por eso, nosotros recibimos la fe por el bautismo, que es el sacramento que nos da la gracia santificante. Y las verdades de la fe se reciben por el oído: por la predicación.
El Verbo encarnado, Pan Verdadero,
lo convierte con su palabra en su Carne,
y el vino puro se convierte en la Sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.

Veneremos, pues,
Postrados a tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
¡La fe reemplace la incapacidad de los sentidos!
Conclusión
Nadie es libre para el mal. El mal y el error son pecados. Las falsas religiones son pecados que ofenden a Dios. No hay más Dios que Jesucristo. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo. Solo Cristo nos da la salvación. No hay salvación fuera de la Iglesia católica. Por eso hemos de cumplir el mandato del Señor de ir por el mundo entero bautizando y anunciando el Evangelio. Y quien crea y se bautice, se salvará. Y los que no crean se condenarán. Y esto no lo digo yo. Es Palabra de Dios, escrita en los Santos Evangelios. ¿Vamos a discutir la Verdad revelada en las Sagradas Escrituras?
13/09/22 5:21 PM
  
Urbel
Y como sugerido por Luis Fernando pongo fin, en cuanto a mí toca, a este interesante debate.

Otra vez más, ya que es debate recurrente en estas páginas.

Nada extraño pues los autores doctos, partidarios de la tesis de la continuidad o de las tesis de la discontinuidad (estas segundas, de la discontinuidad aplaudida o rechazada según los casos), llevan discutiendo sobre DH más de cincuenta años.

Lo cual prueba de suyo que DH es, cuando menos, un mal documento, que no define ni condena con precisión sino que requiere a su vez de interpretación, y de una interpretación difícil y controvertida.

Con mis deseos de paz y bien para todos. Queden con Dios.

Y, como también señalado, veremos qué pasa en Kazajistán con el "Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales".

Nada que ver con la antigua tolerancia de la tradicional doctrina católica.

Todo que ver con los congresos interreligiosos condenados por Pío XI en la encíclica "Mortalium animos" (1928).

Todo que ver también con la nueva tolerancia y fraternidad universales de los actos de Asís (1992) y la declaración de Abu Dabi (2019).

13/09/22 5:28 PM
  
sofía
Bueno, pues no pierda el tiempo, pero también hace falta poca vergüenza (uso sus términos), para decir que se está hablando de DH cuando no se está hablando de DH, por mucho que el tema tenga algo que ver, no se está hablando del concepto de libertad religiosa de DH en ese discurso. De lo que está hablando es de la ilustración, no de DH.
Y por otra parte, la libertad religiosa de la ilustración tiene aspectos equivocados y condenados, que condenados siguen, como el indiferentismo y el relativismo, pero tiene también el aspecto positivo de no coaccionar la conciencia de los ciudadanos.
La inmunidad de la coacción de los ciudadanos es algo positivo, incluso si se otorga por razones equivocadas.
El indiferentismo y el relativismo siguen condenados, puesto que el concilio insiste en que la inmunidad de coacción de la conciencia se requiere para poder cumplir con la obligación moral de buscar la verdad.
Si la obligación moral la sigue teniendo quien no la cumple, es normal que siga teniendo el derecho a que no se coaccione su conciencia para poder llegar a cumplirla. Esa es la tolerancia implícita en DH. Se refiere a ella más adelante como no cortar la cizaña para no cortar el trigo.
Es decir, es la tolerancia de siempre de la Iglesia, desde los evangelios hasta el día de hoy.

Nada que ver con "la "tolerancia" exaltada hoy" por quien sea que sí se base en el indiferentismo y el relativismo.

Con la tolerancia de la que habla Ottaviani, tiene bastante que ver, solo que su discurso es anacrónico, Los estados no son católicos, e incluso aunque los gobernantes lo fueran, no tendrían derecho a coaccionar la conciencia de sus súbditos, según ha dicho siempre la doctrina de la Iglesia. Pero es que no lo son, ni tampoco en el pasado lo eran, la inmensa mayoría.

En todo caso, la Iglesia siempre ha dicho que tenemos obligación de seguir la voz de la conciencia, no la de la supuesta conciencia de nuestros gobernantes, incluso si son supuestamente católicos.
Desde luego el concilio sigue insistiendo en que hay que formar la conciencia según la doctrina de la Iglesia, pero es que esa formación corresponde a la Iglesia, no a los gobernantes.

Así que no comprendo ese empeño de ustedes en dar a los estados un poder sobre las conciencias de los ciudadanos. Deberíamos estar libres de obstáculos, en cualquier estado, sea católico, anglicano, luterano, laico, hindú o islamista etc, para educar a nuestros hijos en el catolicismo, para crear escuelas católicas, para exponer libremente nuestra fe, etc.
13/09/22 5:38 PM
  
Gregorio Alpaca Pechuán
Estimada Sofía:

Agradezco el cambio de postura por el que pasa usted de decir que el CVII no asume el concepto modernista de libertad religiosa a reconocerlo y defenderlo. En este sentido se puede discutir más honestamente. Sigue usted en el error, pero en un error con el que creo que se puede conversar pues no hay disparidad de juicios sobre un texto sino disparidad de opinión respecto de si lo que dice el texto es bueno o no.

En un comentario anterior, usted concluye diciendo que «El Estado, en general, nunca (o casi) ha sido garante de los derechos de la verdadera religión. De hecho, desde la persecución de Nerón en el 64 hasta el día de hoy, pocas veces se han dado estados que fueran garantes de los derechos de la verdadera religión, ha habido estados que la han perseguido, estados que han intentado manejar a la Iglesia a su gusto, etc Así q a lo mejor va a resultar que es bueno que al poder público se le prive de una competencia en materia religiosa que no suele ejercer bien. La Iglesia es la que tiene que formar las conciencias y el papel del estado es ser garante de la libertad civil de inmunidad de coacción de los ciudadanos que nos permite cumplir con la obligación moral de buscar la Verdad, adherirnos a ella y manifestarnos de acuerdo con ella».

Y en su último comentario, concluye diciendo «Así que no comprendo ese empeño de ustedes en dar a los estados un poder sobre las conciencias de los ciudadanos. Deberíamos estar libres de obstáculos, en cualquier estado, sea católico, anglicano, luterano, laico, hindú o islamista etc, para educar a nuestros hijos en el catolicismo, para crear escuelas católicas, para exponer libremente nuestra fe, etc.»

Respecto de la primera conclusión, parece usted seguir un método inductivo para una materia filosófica, que a diferencia de las ciencias modernas no ha de seguir el proceso inductivo sino el deductivo, ya que trata de esencias y no de fenómenos, y por tanto puede inferir verdades universales, que son más perfectas que las verdades contingentes y falseables que puede alcanzar la ciencia inductiva, pues los fenómenos podrían cambiar y de aquí a cinco mil años su estadística podría darse la vuelta, mientras que la ciencia deductiva es universal. Así que hay que partir de las esencias de las cosas, no de los casos (más que para refrendar la conclusión deductiva por medio de ejemplos concretos). Entonces, su lógica deductiva le lleva a pensar que, como la mayoría de gobiernos de la historia han abusado de su papel formador de las conciencias, sería mejor retirarles este papel. A esto responde el adagio clásico de que «el abuso no quita el uso». Ciertamente la mayoría de hombres también ejerce mal su libertad y hasta su inteligencia, por medio del pecado y del error. Pues no por eso se va a negar que el hombre pueda conocer la verdad y practicar el bien, ya que negárselo sería de suma impiedad y de imposibilidad real pues el hombre siempre poseerá esas potencias que les son connaturales e imposibles de reatraer de su naturaleza. Y de igual modo sucede con el papel moralizador del príncipe y las leyes, como comentaré en referencia a su última conclusión.

En esta última conclusión, parece usted afirmar que aquellos que reconocemos la naturaleza moralizadora de los gobiernos le 'damos' un poder a estos sobre los ciudadanos, como si no lo tuvieran ya de por sí, cosa que usted niega por clara influencia liberal y racionalista. Aquí nadie le da un poder a los príncipes. El papel moralizador del príncipe y de sus leyes es imposible de eliminar, incluso cuando se pretende hacerlo, como hace el liberalismo de los Estados modernos que comprenden la sociedad desde el pacto racionalista y desde una antropología que niega a la par la naturaleza caída y la sociabilidad natural del hombre. A esto responde San Pablo: «Porque los magistrados no son de temer para las obras buenas, sino para las malas. ¿Quieres no tener que temer a la autoridad? Obra lo que es bueno, y tendrás de ella alabanza; pues ella es contigo ministro de Dios para el bien. Mas si obrares lo que es malo, teme; que no en vano lleva la espada; porque es ministro de Dios, vengador, para -ejecutar- ira contra aquel que obra el mal» (Rm 13,3-4). El príncipe y las leyes son causa ejemplar del comportamiento ciudadano. No es que se arroguen el serlo. Es que lo son. Un Estado que legisla algo, le dice a la población que eso es bueno. Y un Estado que prohíbe algo, le dice a su población que eso es malo. Y eso no se lo reconocemos nosotros, lo hace el mismo San Pablo y es que es así. Por eso todos los países que legalizan el aborto, en vez de reducir los casos o mantenerlos, los aumentan, porque son causa ejemplar y hacen que las conciencias de los ciudadanos pasen de creer que es algo malo a creer que es algo bueno. Y exactamente lo mismo sucede con la libertad de proselitismo para las religiones falsas.

Entonces, a los Estados no se les puede retirar su papel moralizador porque es parte de su naturaleza. Pretender que no lo tienen, como hace el liberalismo, es dejar a rienda suelta ese papel para el ejercicio del mal. ¿Que normalmente, ya de por sí, en la historia se ha ejercido mal? Pero al menos no se ha negado, pues siempre es peor una injusticia que se ignora que una injusticia que se señala, por lo que es menos grave un Estado que promueve el vicio de forma manifiesta que aquel que lo hace a la par que engaña a su población haciéndole creer que esos vicios parten de los individuos y no de la perversa constitución de sus gobernantes. Y esto último es lo que quiere el maligno para la condenación imperceptible de las almas. Y por eso ha de ser rechazado, porque es irreal, extremadamente dañino y directamente enemigo de un orden moralizador santo, que a diferencia de un orden liberal santo, sí se ha dado en la historia, aunque sea de forma minoritaria, pero se ha dado y eso demuestra que es posible y por lo tanto que ha de ser defendido.
13/09/22 6:41 PM
  
sofía
Estoy de acuerdo con todo lo que dice el blogger sobre la libertad y el libertinaje en su respuesta a urbel, lo que me asombra infinitamente es que le quiera endosar esas ideas a DH y que siga diciendo que el concepto de persona en DH es kantiano.
Como le dije anteriormente:
No tenemos por qué suponer que “persona” tenga en el texto de DH un significado distinto del que tiene para todos nosotros en el habla normal.
Según recoge la RAE
Persona:
1. f. Individuo de la especie humana

Sin ningún recorte por tener meses o estar en coma. Todo individuo de la especie humana es una persona.
Pero además en DH se afirma que toda persona, todo individuo de la especie humana, posee una dignidad. Pero ¿de dónde procede esa idea de la dignidad humana, en qué se basa? En palabras del concilio, que ya puse allá arriba:
“la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural ”
Esas son las fuentes con las que justificamos la dignidad humana, empezando por el relato de la creación del hombre por Dios, a su imagen y semejanza.
Y no se niega esa dignidad humana a ningún individuo de la especie humana.
DH deja además claro que, puesto que tenemos razón y libertad, somos responsables y tenemos la obligación moral de buscar la Verdad y que por tanto tenemos también derecho a la inmunidad de coacción para poder buscarla.
Ya me dirá qué tiene esto que ver con el libertinaje o el supuesto derecho del error o la libertad para el mal.
En DH se recuerda que no se puede cortar la cizaña para que crezca el trigo, es la forma de hablar de la prudencia de la tolerancia necesaria, para sacar bien del mal.
Por supuesto estoy de acuerdo con sus referencias a la libertad según Santo Tomás y también en que es necesaria la predicación.
Pero precisamente por eso, no se puede predicar el evangelio libremente en esa parte del mundo que sostiene que los estados son los que tienen que imponerse coactivamente sobre las conciencias de los individuos, en vez de los individuos los que tienen derecho a buscar la Verdad (que como dice el concilio solo existe en plenitud en la Iglesia Católica)
DH:
"...Cristo, que es Maestro y Señor nuestro , manso y humilde de corazón , atrajo pacientemente e invitó a los discípulos . Es verdad que apoyó y confirmó su predicación con milagros, para excitar y robustecer la fe de los oyentes, pero no para ejercer coacción sobre ellos . Reprobó ciertamente la incredulidad de los que le oían, pero dejando a Dios el castigo para el día del juicio . Al enviar a los Apóstoles al mundo les dijo: "El que creyere y fuere bautizado se salvará; mas el que no creyere se condenará" (Mc., 16, 16). Pero El, sabiendo que se había sembrado cizaña juntamente con el trigo, mandó que los dejaran crecer a ambos hasta el tiempo de la siega, que se efectuará al fin del mundo"

13/09/22 7:04 PM
  
Luis Fernando
De lo que ha dicho el Papa hoy en Kazajistán, mejor no hablamos, ¿verdad?

Otro que no ha entendido de qué va DH. Como Juan Pablo II. Como Benedicto XVI. Qué mala suerte hemos tenido con unos papas que no han sabido entender la verdad del CVII. Me cachis en la mar salada....
13/09/22 7:18 PM
  
sofía
Estimado Gregorio, Yo no he cambiado de postura en absoluto en ningún momento. Yo siempre he negado que los textos de DH expresen un concepto modernista de libertad religiosa y lo sigo negando. No hay ni modernismo ni indiferentismo ni relativismo en el concepto de libertad religiosa que se expresa literalmente en los textos. Aunque le agradezco mucho sus inteligentes comentarios sobre un par de observaciones que he hecho yo sobre los estados. No tengo nada que objetar a lo que dice San Pablo, no soy anarquista, creo en la necesidad de gobierno y de leyes en la sociedad, Pero también creo que deberíamos procurar tener leyes justas y que tenemos la obligación de desobedecer a las leyes injustas e intentar transformarlas en otras justas, porque "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres", como también nos recuerdan las escrituras. No creo que nos tenga que formar la conciencia el Cesar de turno, sino la Iglesia que nos transmite la doctrina de Cristo. Y ya los ciudadanos procuraremos que se elaboren leyes justas - tarea difícil hoy día. Pero resulta un poco anacrónico hablar de príncipes, porque en todo caso, ya no quedan apenas príncipes y los que quedan es como si no lo fueran, para bien y para mal, porque "el príncipe" de Maquiavelo tampoco molaba, en mi opinión personal. Creo que entiendo lo que quiere decir, solo que me parece fuera de la realidad. Despedida cordial
13/09/22 7:35 PM
  
Cruz
"…un derecho natural (siempre pues y en todo lugar, no en las circunstancias actuales)".

Pues no parece entonces que tenga en cuenta el estudio de Meinvielle, pues es, dice él, precisamente debido a las circunstancias actuales que "entra en juego" un derecho derivado (simplificando).


"…justos límites que son (no solamente hoy en atención a las circunstancias modernas, sino siempre) únicamente los del orden público".

Claro, pues un Estado solo puede de hecho coaccionar manifestaciones contrarias a la fe católica en la medida en que el bien común y el orden público lo permiten, lo admiten.
13/09/22 8:13 PM
  
Cruz
"En cambio la nueva doctrina del derecho natural a la libertad religiosa no da cuenta y razón de la conducta de la Iglesia y de los gobernantes cristianos en tiempos de Cristiandad, sino que los condena".

No necesariamente, pues dentro de las exigencias del justo orden público, en orden al bien común (admitido por DH y por el Catecismo) puede (y ha de) entenderse legítimamente la coacción de las manifestaciones de religiones falsas o herejías, siempre que lo admita el orden público.

13/09/22 8:14 PM
  
Cruz
"¿Por qué Meinvielle sí y Congar no?".

Se supone que se ha de partir, por presunción, de la continuidad doctrinal y de teólogos plenamente ortodoxos. No tendría sentido, por ejemplo, partir de la interpretación que hacen K. Rahner o L. Boff del Concilio, a no ser que a priori se buscara “probar” su (supuesta) ruptura respecto de la doctrina anteriormente formulada.
13/09/22 8:15 PM
  
Cruz
"…la libertad de elección religiosa, que incluye la neutralidad religiosa del Estado" (BXVI).

Benedicto XVI habla de la "neutralidad religiosa del Estado" en cuanto incluida en la libertad de elección religiosa. De modo que se da a entender que dicha neutralidad religiosa del Estado se refiere a que el poder político deja en libertad a la persona para la elección religiosa (dentro de los debidos límites): y eso es positivo, respecto de la libertad psicológica (en lo que se refiere a otras religiones). Pues en la propia elección religiosa el Estado no se debe meter; lo cual es distinto a coaccionar, cuando corresponda, manifestaciones contrarias a la religión verdadera (tesis tradicional). Lo cual corresponde cuando se atenta contra el orden público en cuanto informado por la fe católica, y no corresponde cuando dicho orden público no está de hecho informado por la religión verdadera, como sucede, en general, en los Estados modernos pluriconfesionales. En todo caso, la obligación de las personas y sociedades respecto de la única religión verdadera está expresamente formulada por la DH, con lo cual se excluye la neutralidad religiosa del Estado, en sentido liberal, como algo positivo (el Catecismo dice, en este sentido, que el orden público no ha de ser concebido de manera positivista ni naturalista, en su numeral 2109).

13/09/22 8:17 PM
  
Cruz
Sobre lo que dice Gregorio sobre la intención del CVII, citando GS 11, tenemos otro ejemplo de mala interpretación. Eso se refiere a esa misma Constitución.

Porque si el CVII hubiera partido en todo de los conceptos modernos (incluso dice "el concepto modernista..."), no se explicarían las otras tres Constituciones: sobre la sagrada liturgia, sobre la Iglesia, sobre la divina Revelación.

"El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz".

"Después de esto, ya está claro lo que se espera del Concilio, en todo cuanto a la doctrina se refiere. Es decir, el Concilio Ecuménico XXI —que se beneficiará de la eficaz e importante suma de experiencias jurídicas, litúrgicas, apostólicas y administrativas— quiere transmitir pura e íntegra, sin atenuaciones ni deformaciones, la doctrina que durante veinte siglos, a pesar de dificultades y de luchas, se ha convertido en patrimonio común de los hombres; patrimonio que, si no ha sido recibido de buen grado por todos, constituye una riqueza abierta a todos los hombres de buena voluntad".

"Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del "depositum fidei", y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta —con paciencia, si necesario fuese— ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter predominantemente pastoral".

San Juan XXIII, Discurso de apertura del CVII.

13/09/22 8:41 PM
  
Cruz
En cuanto a atribuir a la DH la noción kantiana de persona, lo justo sería que se intentara probar con los textos (cosa imposible).

Dice DH, n. 2: "Todos los hombres, conforme a su dignidad, por ser personas, es decir, dotados de razón y de voluntad libre, y enriquecidos por tanto con una responsabilidad personal, están impulsados por su misma naturaleza y están obligados además moralmente a buscar la verdad, sobre todo la que se refiere a la religión. Están obligados, asimismo, a aceptar la verdad conocida y a disponer toda su vida según sus exigencias. Pero los hombres no pueden satisfacer esta obligación de forma adecuada a su propia naturaleza, si no gozan de libertad psicológica al mismo tiempo que de inmunidad de coacción externa".

Así, lo que dice la Declaración no tiene nada que ver con lo siguiente: "...yo puedo elegir libremente la religión que mejor me parezca; y mi conciencia puede establecer de manera independiente lo que está bien y lo que está mal".

13/09/22 8:57 PM
  
Cruz
Cuando digo "Eso se refiere a esa misma Constitución" me refiero, claro está, al pasaje citado, no a la infundada glosa gregoriana.
13/09/22 9:00 PM
  
sofía
"De lo que ha dicho el Papa hoy en Kazajistán, mejor no hablamos, ¿verdad?"
Ud es el que cierra ese tipo de noticias a comentarios, supongo que será porque infocatólica no considera prudente que hablemos de lo que dice o deja de decir este papa, que no se caracteriza por su prudencia, precisamente - de lo que no tienen la culpa otros papas con los que se permite compararle usted sin tener por qué.

No tengo nada que objetar a esa decisión de infocatólica de que no comentemos ese tema, y puesto que no puedo comentarlo, ni siquiera me he molestado en leer la noticia.

Lo que no tendría ninguna lógica es que cerrara usted allí los comentarios y luego viniera a comentarlo aquí. Digo yo.

Despedida cordial.


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LF
No, maja, no. Yo no cierro nada. Yo no dirijo esto. Yo no soy jefe de nada aunque aparezca como redactor jefe. Yo soy solo el que prepara y sube las noticias siguiendo las pautas de mis jefes de trabajo. La política de comentarios la marca el editor y el consejo editorial, de tal forma que yo hago solo la primera revisión de comentarios y luego se le suele hacer otra. Y son ellos los que han decidido que TODAS las noticias en las que aparezca el Papa estén con los comentarios cerrados. La razón es evidente. La gente está tan harta de este pontífice que se tira a degüello en cuanto puede.
14/09/22 1:11 AM
  
Luis Fernando
Hay que tener valor para citar el discurso de apertura del CVII, que es una de esas cosas que cualquier defensor de la ortodoxia del concilio debería esconder, tapar y enterrar en una sima bien profunda. En el mismo encontramos la siguiente HEREJÍA:

No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado exclusivamente sobre las comodidades de la vida. Cada día se convencen más de que la dignidad de la persona humana, así como su perfección y las consiguientes obligaciones, es asunto de suma importancia. Lo que mayor importancia tiene es la experiencia, que les ha enseñado cómo la violencia causada a otros, el poder de las armas y el predominio político de nada sirven para una feliz solución de los graves problemas que les afligen.


Así que los hombres por sí solos pueden condenar aquello que se opone a la ley de Dios, ¿verdad? Eso, señores míos, se llama herejía pelagiana. Es una declaración herética como la copa de un pino.

Y de su pronóstico sobre el convencimiento del hombre de la dignidad humana, lo que son las guerras, etc, ¿qué decir? Si fuera profeta, sería falso profeta. No acertó ni una.

Así que, estimados, mejor volver a esconder ese discurso porque fue el preludio heterodoxo de lo que iba a venir, algo contrario a la fe transmitida de una vez para siempre a los santos. Esa por la que hay que combatir ardientemente (Jud 3). La fe auténtica. No la basura modernista que nos han colado.
14/09/22 3:18 AM
  
sofía
Gracias por la aclaración, redactor jefe.

Respecto a Juan XXIII,
Ese discurso es muy ingenuo y optimista, pero no es pelagiano.
"Por sí solos" no significa "sin Dios". Dios se da por supuesto. En este caso simplemente dice que el mal se ha hecho evidente para todos sin necesidad de que la Iglesia vuelva a señalarlo.
Pueden darse cuenta por sí mismos, en ese sentido, sin necesidad de intervenciones especiales. Dios está presente en las conciencias de todas las personas, que deberían diferenciar por tanto el bien del mal, más aún cuando los nefastos resultados son evidentes.
Deberían darse cuenta de a donde conduce pretender prescindir de Dios. Sería lo lógico cuando se han visto los resultados.
Otra cosa es que sea extremadamente optimista pensar que vayan a escuchar su conciencia y vuelvan a Dios, porque está visto que se pueden negar a ver lo evidente, contra toda lógica.
14/09/22 10:49 AM
  
Luis Fernando
Por sí solos es por sí solos. Solos es solos. A ver si nos atenemos a lo que dijo el Papa y no a lo que nos habría gustado que hubiera dicho. Sin honestidad no se puede dialogar. La frase es pelagiana 100%.

Por cierto, que alguien vaya a decirle a Francisco que interpreta mal Dignitatis Humanae. Léase su discurso de hoy en Kazajistán.

14/09/22 11:40 AM
  
sofía
"aún por sí solos", en ese contexto está claro que significa que se pueden dar cuenta de lo que está mal incluso aunque la Iglesia no se lo diga, porque ya se ha hecho evidente.

Para que significara "sin Dios" tendría que estar asumiendo y afirmando que Dios no tiene nada que ver con su conciencia. Está claro que no significa "sin Dios" porque precisamente se está refiriendo explícitamente a condenar "singularmente aquellas costumbres de vida QUE DESPRECIAN A DIOS Y SU LEY..."
Luego lo que se critica evidentemente es que se prescinda de Dios - no está prescindiendo él.

Quien quiera entender otra cosa es quien, no voy a decir que no sea honesto, pero sí que carece de comprensión lectora porque prescinde del contexto y quiere darle al texto un significado que evidentemente no puede tener, si nos fijamos en lo que viene antes y lo que viene después del "aún por sí solos"
Un significado que a nadie se le ocurriría POR SÍ SOLO si UD no lo propusiera y que descartamos del tirón con la certeza de que cuando yo digo "por sí solo" me refiero a sin su "ayuda", no quiero decir "sin Dios".
Respecto a Kazajistán, UD mismo.
Yo respeto las normas de comentarios de infocatolica.
14/09/22 1:09 PM
  
sofía
Sin su ayuda de UD, naturalmente. Lo aclaro no sea que lo malinterprete sacando de contexto el "su".
14/09/22 1:14 PM
  
Luis Fernando
Por sí solo ya no es por sí solo sino con la ayuda de alguien. Y el que no se lo crea, es que no comprende lo que lee. Ea, ahí queda eso.
Por cierto, intentando salvar la frase de la acusación de pelagianismo, incurre en semipelagianismo. Maravilloso. Pero en serio, no merece la pena. Paso de perder el tiempo con alguien así.

Para conocimiento de todos, aclaro que los blogs no están sujetos al cierre de comentarios de noticias que tengan que ver con el Papa. La moderación de los comentarios en los blogs la determinan y la hacen los blogueros, no el consejo editorial de Infocatólica
14/09/22 2:15 PM
  
sofía
No "con", he dicho SIN. A lo mejor es cuestión de gafas.
Sin ayuda de alguien (que determina el contexto) no significa que se prescinda de Dios.
Cuando usted diga por ejemplo que "su nieto come ya por sí solo" no creo que nadie interprete que UD es pelagiano, o sí?
Y por favor, explique usted ese paso de supuesto pelagianismo de Juan XXIII a ese también supuesto semipelagianismo que me atribuye sin ninguna razón que se pueda apreciar.
No le pediría una explicación si fuera algo evidente que cualquiera pudiera entender por sí solo, pero no le veo ni pies ni cabeza a su acusación ni siquiera con la rebaja, así que le agradecería una aclaración.

14/09/22 5:13 PM
  
sofía
Yo no sé qué pelagianismo hay en decir que los hechos demuestran la evidencia de que no se puede prescindir de Dios y que cualquiera puede ver los evidentes terribles resultados de ese alejamiento de Dios.
14/09/22 5:32 PM
  
sofía
No sé si también considera semipelagiano decir que la existencia de Dios es demostrable racionalmente.

La cuestión es que nadie está negando la necesidad de la gracia ni la iniciativa de la gracia cuando dice que es evidente el desastre al que conduce prescindir de Dios, como no niega la necesidad de la gracia y la iniciativa de la gracia cuando afirma que la existencia de Dios es demostrable racionalmente.

De modo que no debería acusar de pelagianismo a los demás tan alegremente y sin dar explicaciones.
Espero que me publiquen los comentarios para que así tenga UD ocasión de explicarlo.
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Pedro L. Llera
A ver... Nosotros solos no podemos hacer nada. Quien diga o crea que uno se puede salvar por sí solo, sin el auxilio de la gracia, cae en el pelagianismo.
Los semipelagianos son los que afirman que para salvarnos, Dios pone el cincuenta por ciento y nosotros tenemos que poner el otro cincuenta. Eso también es herético.
Si nos salvamos, Dios pone el cien por cien ("sin mí no podéis hacer nada") y nosotros, por nosotros mismos (no solos) ponemos igualmente el cien por cien.
"Todo lo puedo en Aquel que me conforta". Pero sin Dios, nada podemos. El deseo de ser santo ya es una gracia de Dios. Cualquier obra buena que hagamos estando en gracia de Dios es meritoria de cara a nuestra salvación: el mérito es totalmente de Dios y totalmente nuestro. Ahora bien, ninguna obra buena contribuye a nuestra justificación, si vivimos en pecado mortal.
Espero haberlo explicado con claridad, concisión y precisión. Y si no, maestros tiene la Santa Madre Iglesia que os lo sabrán explicar. Por ejemplo, el P. Iraburu tiene más de un artículo explicando estas cosas y lo hace mucho mejor que yo.
14/09/22 8:51 PM
  
sofía
Gracias por la explicación. Compruebo que coincide con lo que yo pensaba que era el pelagianismo.
Y desde luego si estuvieran hablando de la salvación y hubiera dicho que los hombres se salvan por sí solos, sería pelagiano. La salvación es 100% obra de Dios.
Pero es que Juan XXIII no ha dicho para nada que los hombres se puedan salvar por sí solos.
Como tampoco nadie está diciendo que su nieto se puede salvar por sí solo al decir que ya come por sí solo.

Respecto a Dios, lo que ha dicho es q el desastre surgido en el siglo XX por alejarse de Dios, es tan evidente que cualquiera lo puede ver por sí solo (lo que lógicamente no se puede entender como sin Dios, sino como incluso si otros no se lo dijéramos, es obvio, lo puede comprobar cualquiera, los resultados a la vista están)
Pero decir que cualquiera puede ver ese desastre evidente que procede de haberse alejado de Dios no quiere decir más que eso, no dice que nadie se salve solo.
Despedida cordial

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Pedro L. Llera
Los resultados, efectivamente, están a la vista. El alejamiento del mundo respecto a Dios en el siglo XX ha provocado holocaustos, guerras mundiales y crisis espantosas.
El Concilio Vaticano II iba a significar una nueva primavera de la Iglesia. Y el aggiornamento se convirtió en florecimiento de la herejía y en apostasía clamorosa. Y para congraciarse con un mundo apóstata que desprecia a Cristo, gran parte de la jerarquía y buena parte de los fieles guiados por los falsos pastores se han alejado de Cristo, han corrompido y están corrompiendo la doctrina, la moral y la liturgia. Y el desastre está a la vista. La primavera de la Iglesia... Winter is coming.
Estamos viviendo la mayor crisis de la Iglesia en sus más de dos mil años de historia. Y eso es algo tan evidente que negarlo es necedad.
14/09/22 11:05 PM
  
Nacho
Don Pedro, felicidades por este excelente e iluminador artículo. ¡Muchas gracias!
15/09/22 1:37 PM
  
hornero (Argentina)
He leído con detenimiento los numeroso y fundados comentarios que muestran opiniones diversas respecto de la crisis que conmueve a la Iglesia.
Creo entender que la misma se origina unos cinco siglos atrás, cuando Copérnico (1450) expone la Teoría Heliocéntrica que reemplaza la supuesta inmovilidad de la Tierra como centro del universo, por el movimiento en su órbita alrededor del Sol.

Tal cambio de perspectiva conllevó una conmoción teológica, pues la Fe cristiana vinculaba la condición espiritual eminente de la Tierra en tanto lugar físico de la cristiandad, con su condición de supuesto centro del cosmos.

La desarticulación de esta cosmovisión cristiana, alcanza su demostración científica final con Galileo, no podía sino estremecer algunas verdades de orden sobrenatural que se juzgaban vinculadas al orden astronómico hasta entonces vigente.

En efecto, desplazar la Tierra de su centralidad, pareció comprometer la Fe en el Reino que Cristo había sembrado aquí.

Un auténtico “terremoto” en las ideas inicia una brecha entre la Iglesia y la ciencia. Quizás podemos ubicar aquí el inicio del camino de apostasía seguido luego por la ciencia hasta el presente. La Fe y la razón bifurcan de hecho sus caminos, no obstante la doctrina de la Iglesia que sostiene su unidad.

Hoy la apostasía de la ciencia está alentada por el racionalismo-empirista-mecanicista-nihilista-ateo y anti-humano, que ha desplazado al hombre, imagen y semejanza del Creador, a mero objeto corpuscular que deambula por los espacios siderales en su mundo insiginificante llamado Tierra. Tal el odio demoníaco a la más elevada realidad del cosmos, el hombre espiritual, que ha hecho posible la Encarnación del Verbo Creador.

Sin embargo, parece que la Providencia haya reservado para nuestros tiempos de extravío máximo, el camino de conciliación de las ciencias con la Verdad Revelada por la Escritura y proclamada por Cristo.

Fundados en los conocimientos actuales de la Astronomía, Física, Matemática y Biología, podemos afirmar de modo categórico, indubitable, racional y empírico, que la verdad de la teoría heliocéntrica, así como las leyes de la mecánica celeste, prueban con certeza científica evidente que el universo todo es movido y conformado desde su mismo inicio existencial por un PRINCIPIO GEOCÉNTRICO, hoy desconocido, que lo ha conducido a generar el planeta Tierra como término del complejo proceso seguido a través de miles de millones de años. Y que el término alcanzado constituye a la Tierra como CENTRO CÓSMICO DEL UNIVERSO.

Fundo mi afirmación en las siguientes razones:

I – La Tierra constituye el término más acabado de un proceso cósmico ordenado que ha producido en ella las condiciones fundamentales para la existencia de la vida.

II – La vida es el término eminente que hace del cosmos un sistema único de auto-alimentación, generación y propagación.

III – Este sistema biológico reconoce los órdenes vegertal, animal y humano. Este último representa la mayor operación que pueda realizar el cosmos: la de la inteligencia, voluntad y moral, fundamentos de la culminación del proceso seguido desde su inicio en la existencia: la CIVILIZACIÓN HUMANA.

IV – Que existan otros mundos semejantes al terrestre es algo que la ciencia no ha determinado hasta hoy. Pero, si los hubiera, constituirían junto con la Tierra un sistema biológico inteligente y responsable, del que la Tierra es hoy el ÚNICO CENTRO conocido.

V – El sistema planetario solar ha sido determinado por el PRINCIPIO GEOCÉNTRICO según lo establecen razones y hechos evidentes.

Señalo brevemente cinco hechos:
a – La masa del Sol determina la órbita terrestre adecuada para la vida: 1-por la radiación emitida; 2-por el período de su traslación anual que establece las estaciones; 3-por el período de rotación sobre su eje, causa de la sucesión día-noche.
b – La masa de la Tierra es la adecuada para permitir la vida de los organismos. Una masa mayor o menor determinaría pesos mayores o menores que afectarían a los organismos vivos.
c – La distribución entre continentes y océanos permite la variedad de organismos vegetales y animales.
d – La diversidad de climas acoge la multitud de especies vegetales y de fauna.
e - Estas y otras tantas condiciones permiten el desarrollo de la vida humana inteligente, libre y responsable, fundamento de la estructura superior de la CIVILIZACIÓN.

Sostengo que tal complejísima coordinación de procesos generadores del planeta Tierra y sus condiciones aptas para la vida, evidencia la presencia necesaria en el cosmos de un PRINCIPIO GEOCÉNTRICO, hasta hoy desconocido, operante desde su inicio existencial.

Este Principio Geocéntrico REORIENTA el universo hoy disperso, sin que la ciencia conozca la Ley de su morfología, hacia su Centro de convergencia, biológico, de inteligencia y de decisión, la Tierra.

Por la obligada brevedad cierro esta exposición que restablece la sustancial relación entre el cosmos y la Verdad de la Revelación.

Reservo para un próximo comentario la exposición de los eminentes fundamentos teológicos del PRINCIPIO GEOCÉNTRICO.

Leonardo Martínez (Córdoba – Argentina).







15/09/22 3:14 PM

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