En Defensa de la Dignidad de la Vida Humana

De la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)

Artículo 1

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».

«Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración»

Parece que la Declaración de los Derechos Humanos habla indistintamente de «todos los seres humanos» y de «toda persona» como si fueran sinónimos. Pero luego vienen los problemas de interpretación, porque ahora nos encontramos con seres humanos que no tienen derecho ninguno ni se les reconoce ninguna dignidad.

El concepto moderno de persona, de raíz kantiana, nos está llevando de mal en peor: del aborto al infanticidio, pasando por la eugenesia, la eutanasia y el suicidio asistido. Todo se va “normalizando” paulatinamente.

Resulta vital que tengamos claro qué se entiende por “persona”. Evitaremos muchos equívocos, muchas ambigüedades y muchos conflictos. Hay que empezar siempre por aclarar los términos para que todos hablemos de lo mismo cuando utilizamos un determinado concepto. En las viejas disputas escolásticas se le llamaba aclaratio terminorum.

Concepción cristiana y científica del ser humano

Para los cristianos, el hombre y la mujer hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Dios nos infunde el alma inmortal que convierte nuestra vida en algo sagrado. El alma es la sustancia espiritual e inmortal que informa al cuerpo y constituye la esencia del ser humano. Ya en el siglo II, Tertuliano afirmaba: “Ya es un hombre aquel que está en camino de serlo“. El momento preciso en que el alma es creada en el embrión es asunto de Dios, pero la destrucción intencional y directa de embriones humanos es siempre inmoral, según enseña la Iglesia.

Así lo enseña el Catecismo:

2258 “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae,  intr. 5).

2270 La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 1, 1).

«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado» (Jr 1, 5).

«Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra» (Sal 139, 15).

2271 Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral.

«No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido» (Didajé, 2, 2; cf. Epistula Pseudo Barnabae, 19, 5; Epistula ad Diognetum 5, 5; Tertuliano, Apologeticum, 9, 8).

«Dios […], Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables» (GS 51, 3).

Jerome Lejeune en 1959 descubrió que la trisomía 21, el síndrome de Down, se originaba en el momento de la concepción, cuando se redistribuían los cromosomas maternos y paternos para formar el zigoto de un nuevo ser humano, genéticamente independiente de sus progenitores. Se demostraba así que la individualidad de un ser humano se origina en los primeros momentos de su vida. Es un nuevo ser que, desde el momento de ser concebido, tiene grabado el mensaje completo de su genoma y la potencialidad individual para desarrollarse por su cuenta y comenzar la maravillosa aventura de su vida humana. Basándose en este descubrimiento, Lejeune impulsó en 1973 la Declaración de los Médicos de Francia contra el aborto legal, que defendía el respeto a la vida humana desde el momento de la concepción:

“En todo momento de su desarrollo, el fruto de la concepción es un ser viviente, esencialmente distinto del organismo que lo acoge y lo nutre".

“Desde la fecundación a la senectud, es el mismo ser viviente que se desarrolla, madura y muere. Sus características individuales lo hacen único, por lo tanto, irreemplazable".

Estas ideas de Lejeune contra el aborto fueron asumidas por el Vaticano en su Declaración de 1974 sobre el aborto provocado. Todo ser humano estructura su genoma en el período de la fecundación, cuando se unen los núcleos de los progenitores para formar un embrión con un genoma distinto. El nuevo ser es único en la historia de esta especie. Es en ese momento cuando deben empezar a aplicarse los derechos humanos. Esa vida única y distinta ya tiene una dignidad sagrada e inviolable.

Una vez más, razón y fe no se oponen, sino que se complementan. La ciencia experimental y la fe van de la mano a la hora de defender los derechos del ser humano.

Concepción materialista atea de la persona

Para el pensamiento moderno, la persona es otra cosa: es el sujeto de acción moral, que actúa de un modo autónomo y guiado por la razón. La persona merece un respeto, pues es capaz de comportarse moralmente, y por ello tiene una dignidad que nada ni nadie le puede arrebatar.

Sólo las personas tienen dignidad y para ello:

1.- Tienen que ser sujetos de acción moral: ser libres y responsables de sus actos.

2.- Deben ser autónomos: no depender de nada ni de nadie (ni siquiera de Dios).

3.- Han de ser seres racionales: son dignas los seres humanos que piensan, que razonan, que tienen uso de razón.

La persona es un Yo libre, capaz de querer, de rechazar y de elegir. Por su libre voluntad, la persona es responsable de su futuro, como lo es también de su pasado. La persona se ha ido haciendo a sí­ misma, ha ido construyendo su existencia paso a paso en cada libre elección. De algún modo, se podría decir que la persona es «causa sui»; es decir, una especie de dios, de ser que se da la existencia a sí mismo, que se crea y se posee a sí mismo y cuyo fin es él mismo. El hombre es principio y fin de sí mismo ("seréis como Dios", dijo la Serpiente).

Pero, para el mundo moderno, no todos los seres humanos son personas ni sujetos de dignidad. Los enfermos mentales, los que están en coma; los embriones y fetos humanos; los niños sin uso de razón, los ancianos dementes, los que sufren algún tipo de parálisis, etc., no serían personas con dignidad ni sujetos de derechos. Serían, simplemente, cosas. Y las cosas se pueden comprar y vender.

De hecho, hoy en día, la vida es un objeto de consumo: se trafica con niños, con órganos, con mujeres… Los niños se pueden comprar y gestar en vientres de alquiler. Los ricos ya lo hacen. Lo llaman “gestación subrogada” y evita las incomodidades del embarazo y los dolores del parto. Todo eso es terriblemente engorroso y deforma el cuerpo de la mujer. Así que, tú pagas, te fabrican un embrión viable en un laboratorio, se le implanta en el vientre a la mujer que lo va a gestar y a los nueve meses, cuando el niño haya nacido, se le separa de su madre gestante y se les entrega a sus padres biológicos. Los niños se podrán pedir por Amazon dentro de poco y te los llevarán a casa en un dron, con transporte gratuito incluido. Así no tienes ni que conocer a la gestante alquilada.

En nuestras sociedades occidentales, el derecho al aborto no puede ser discutido, porque negarlo significaría violar la autonomí­a de las mujeres que lo desean. El feto que puede ser eliminado con el aborto no es un ser humano. El derecho al aborto se basa en una comprensión de la realidad del embrión o el feto como no humano, o mejor, como un ser que pertenece a la especie humana, pero no es persona. En la mentalidad actual, hay una cesura entre el antes y el después del parto. Antes del parto, hay una cosa. Después del parto, hay un niño que, aunque no sea libre ni autónomo ni racional, al menos se parece a una persona. Pero no descarten que en el futuro se pueda llegar a legalizar el infanticidio en los primeros días o semanas de vida; o, llegado el caso, hasta que el niño tenga realmente uso de razón.

De hecho, el infanticidio ya está en proceso de legalización:

Del aborto al infanticidio. La OMS se convierte en el verdugo del ser humano: ensalza el aborto hasta el mismo nacimiento

En Maryland (EEUU) van más allá: se podrá dejar morir de sed y hambre al recién nacido sin ser castigados por ello. Sí, han leído bien.

Lo que viene a decir es que la OMS, precisamente el organismo de Naciones Unidas para la salud, se ha convertido en el verdugo del ser humano: pide aborto libre hasta el mismísimo nacimiento, lo que significa que si el aborto ha constituido siempre un infanticidio -porque ahí había un niño-, el siguiente paso será convertirlo en infanticidio en sentido prístino: matar antes de nacer y matar después de nacer. Y el argumento para justificar la nueva barbarie será, déjenme adivinarlo, que el bebé no piensa, no es un ser racional y, por tanto, no es sujeto de derechos. […]

Pero hay un trecho desde el aborto al infanticidio puro y duro. 

En Maryland (EEUU) van más allá: se podrá dejar morir de sed y hambre al recién nacido sin ser castigado por ello. Sí, han leído bien. ¿Puede darse mayor crueldad? Pues al parecer, sí. Es el camino lógico del aborto.

Claro que la implantación del aborto obligatorio, nada menos que como un derecho, es absolutamente necesario para los muy filantrópicos Objetivos de Desarrollo Sostenible del Gran Reseteo mundial: el Nuevo Orden Mundial es una humanidad reducida y solo para los elegidos. Somos demasiados y encima los pobres no hacen más que parir: hay que reducir la población mediante el aborto, a ser posible químico, que se nota menos y no es reconocido como tal aborto.

Del aborto al infanticidio. Un paso más en el proceso de barbarie y de salvajismo del mundo contemporáneo. Y ya empieza a asomar el satanismo que, miren ustedes por donde, siempre ha sentido obsesión por ese sacrificio de niños. Eso de aniquilar la inocencia siempre le ha molado mucho al Maligno. Ahora estamos en el paso del aborto al infanticidio. 

En California, se acaba de presentar un proyecto de ley que es todavía pero que el de Maryland:

Un proyecto de ley en California legalizaría el infanticidio hasta los primeros 28 días después del nacimiento


La vida solo es digna, en términos modernos, si eres autónomo y te vales por ti mismo; si eres libre y responsable de tus actos y si tienes uso de razón o tienes tus facultades mentales sanas. Si puedes «disfrutar de la vida», tienes una vida digna. Si eres dependiente, si no te vales por ti mismo o si estás trastornado mentalmente, tu vida no es digna: no eres persona. No tienes derechos. Y, por lo tanto, puedes (o incluso debes) ser eliminado para no ser una carga para tu familia y para la sociedad. A esto se le llama darwinismo social: solo sobreviven los más dotados y los débiles deben perecer. En unos casos, a esos seres humanos inocentes, se les condena a muerte en el seno de sus madres. En otros, como en el caso de los enfermos en coma, los parapléjicos o los ancianos dependientes, se les concede graciosamente (aunque maldita la gracia que tiene) el «derecho a una muerte digna» porque se considera que su vida no es digna y que es mejor animarlos a quitarse de en medio que seguir viviendo y dando la lata y generando gasto. El amor y la compasión no aparecen por ninguna parte.

La filosofía se ha vuelto ideología y la ideología, opinión pública. Y vivimos en un régimen de opinión pública: una partidocracia, una oligarquía disfrazada de democracia, que se ha endiosado y se ha convertido en fuente de la moralidad. Está bien lo que la mayoría estima bueno y es malo, lo que las mayorías consideran mal. El nuevo dios (el Estado) ya no se aparece en la montaña para entregarnos las tablas de la Ley, sino en el Congreso de los Diputados. Allí, los superhombres nietzscheanos, por encima del bien y del mal, han asesinado a Dios y legislan Etsi Deus non daretur; esto es, como si Dios no existiera. Porque, que exista Dios o deje de existir, en realidad, les da igual, les resulta indiferente. Ni siquiera les importan las evidencias que la medicina y la biología aportan al afirmar que el zigoto ya es una vida humana única y distinta de sus progenitores.

Una sociedad materialista y atea es así. El mundo moderno es así: idolátrico, antropolátrico, blasfemo, apóstata, sacrílego… Si Dios no existe, el aborto y la eutanasia – crímenes abominables – se convierten en derechos humanos; la eugenesia, en práctica habitual; el suicidio (asistido o espontáneo), en verdadera epidemia; y el infanticidio acabará llegando y normalizándose igualmente, aunque ahora nos resulte inconcebible; pero todo llegará.

No puede haber paz hasta que no se reconozca la dignidad sagrada e inviolable de todo ser humano desde el momento mismo de la concepción hasta su muerte natural. Los embriones son seres humanos. Las personas dependientes, enfermas o ancianas tienen la misma dignidad que las personas sanas y autónomas. Toda vida es digna y esa dignidad no depende de los años ni de la salud o la enfermedad. El aborto, la eutanasia o la eugenesia son crímenes abominables contra la humanidad. Y callar no es una opción. Hay que gritar por las cuatro esquinas del mundo contra el homicidio criminal que se está cometiendo contra seres humanos inocentes e indefensos. La sangre de los inocentes clama a Dios y ese clamor llega al cielo y Dios lo escucha y hará justicia.

 

13 comentarios

  
Juan Mariner
Dos leyes españolas vigentes que vienen al caso:

- Artículo 145.1 del Código Penal español: "El que produzca el aborto de una mujer, CON SU CONSENTIMIENTO, fuera de los casos permitidos por la ley será castigado con la pena de prisión de uno a tres años e inhabilitación especial para ejercer cualquier profesión sanitaria, o para prestar servicios de toda índole en clínicas, establecimientos o consultorios ginecológicos, públicos o privados, por tiempo de uno a seis años. El juez podrá imponer la pena en su mitad superior cuando los actos descritos en este apartado se realicen fuera de un centro o establecimiento público o privado acreditado." AQUÍ, EL "BIEN JURIDICO PROTEGIDO" en el tipo penal ES CLARAMENTE LA VIDA DEL NASCITURUS, SEA O NO SEA "PERSONA" a efectos legales.

- Artículo 959 del Código Civil español: "Cuando la viuda crea haber quedado encinta, deberá ponerlo en conocimiento de los que tengan a la herencia un derecho de tal naturaleza que deba desaparecer o disminuir por el nacimiento del póstumo." EL NASCITURUS TIENE DERECHOS HEREDITARIOS QUE SE HARÁN EFECTIVOS CUANDO NAZCA. Podemos hablar de "expectativa de derechos", "derecho sometido a condición" (el nacimiento según el art. 30 Cc en relación con el 29 Cc), etc, pero en caso de ser el primer hijo, en una sucesión intestada del padre en Cataluña la cosa es sangrante: la madre es la segunda llamada a la herencia del marido antes que los abuelos paternos y puede darle matarile al hijo en un abortorio en plazo para quedarse con todo el caudal relicto.
29/03/22 6:47 PM
  
hornero (Argentina)
EDUCACIÓN GLOBAL.

La Instrucción que acaba de dar a conocer la Congregación para la Educación destruye los fundamentos de los principios morales cristianos fundados en la verdad absoluta del Evangelio.

Por supuesto que la mente “globalizada” de la Congregación para la Educación no podía sino preparar una Instrucción viciada de tecnicismo que permitan acomodar la educación al NOM vigente.

La misión de la educación no se limita a niños y jóvenes, es un fruto del espíritu que debe expandirse y comunicarse en todas direcciones a fin de que nuestros hermanos se conviertan a la Fe en Jesucristo y se capaciten como artífices del Reino.

No hay educación cristiana global, como no hay Evangelio global, ni Reino de Cristo global. El espíritu del mundo es incompatible con el espíritu del Reino, “no podéis servir a dos señores”.

Imaginar que la Iglesia pueda y deba alcanzar una conciliación con los planes trazados por el poder mundial mediante la “técnica” de una educación adecuada global es herético, contrario al Evangelio ya la razón.

Somos amanuenses de Dios que escribimos diariamente palabras, párrafos y trazos en el gran papiro que diseña los contornos del Reino. Educar para esto es una grande y ardua tarea. Sólo así estará asegurada la vida frente a los asesinos que acechan.




29/03/22 7:13 PM
  
JSP
1. El cigoto NO es una célula de la madre y NO es un problema de SALUD para la madre.
2. La madre no tiene derecho a asesinar a otro humano que es descendencia suya: infanticidio.
3. El embarazo no es un problema de salud; la promiscuidad, adicción al sexo y el adulterio si lo es.
4. En el momento de la concepción ya está definida la carne e infundida el alma por el Espíritu Santo: es lo natural y sobrenatural del ser humano.
5. La dignidad de la vida humana sólo se da cuando Cristo está en el Centro de todo: sociedad, autoridad civil, autoridad eclesiástica, familia, ...
6. Sin Dios no podemos hacer nada.
7. Sólo con Cristo podemos deshacer las obras del maligno en el mundo y una de ellas es rebajar la dignidad del ser humano en Cristo por una dignidad de animal o incluso inferior.
29/03/22 10:31 PM
  
Jorge Alberto
Los castigos vendrán:

Apocalipsis 18,4-8
[4]Luego oí otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas.
[5]Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
[6]Dadle como ella ha dado, dobladle la medida conforme a sus obras, en la copa que ella preparó preparadle el doble.
[7]En proporción a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos. Pues dice en su corazón: Estoy sentada como reina, y no soy viuda y no he de conocer el llanto...
[8]Por eso, en un solo día llegarán sus plagas: peste, llanto y hambre, y será consumida por el fuego. Porque poderoso es el Señor Dios que la ha condenado.»
29/03/22 11:07 PM
  
claudio
Respetado Pedro, el Canon, en el título delitos contra la vida, incluye al homicidio en el Canon 1397 y, seguidamente, sanciona:
Canon 1398 Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae.
Pero además hay otra norma aplicable que debe tenerse en cuenta, muy en cuenta por su alcance, se podrían llamar genéricamente cómplices o sin quienes el delito no se hubiera consumado:
1329 § 1. Los que con la misma intención delictiva concurran en la comisión de un delito, y no son mencionados expresamente en la ley o precepto por hallarse establecidas las penas ferendae sententiae contra el autor principal, quedan sometidos a las mismas penas, o a otras de la misma o menor gravedad.
§ 2. Los cómplices no citados en la ley o en el precepto incurren en la pena latae sententiae correspondiente a un delito siempre que éste no se hubiera cometido sin su ayuda y la pena sea de tal naturaleza, que también a ellos les puede afectar; en caso contrario, pueden ser castigados con penas ferendae sententiae.

Del término "procurar el aborto" se advierte que puede aplicar, más allá de la madre que comete el delito, a quien el delito no se hubiera cometido sin su ayuda.
No conozco el alcance y corresponderá a cada caso su determinación y la existencia o no de responsabilidad.
Lo que pido por favor es que los consejeros espirituales y los pastores en general y los confesores expliquen fundadamente la existencia de una conducta pecaminosa, no con el sentido de "inventarles un pecado" que es muy malo, sino en que exista una advertencia de la gravedad de la situación que comprende a los que participan contra el niño por nacer.
Estamos en estos momentos aterrados porque en una guerra mueren niños y cuál es la diferencia con los niños abortados, cuál es la diferencia entre un anciano bombardeado y un "eutanasiado".
Alabado sea Jesucristo.
30/03/22 8:59 PM
  
Marta de Jesús
Sin saber en qué momento se infunde el alma, totalmente de acuerdo con JSP. Nuestra dignidad viene del cielo.
Lo que me parece peor del aborto, eutanasia y otros males/pecados del mundo, es la justificación. Muchos pecadores se han ensoberdecido y justifican sus caídas. Eso aleja del Cielo más incluso que el propio pecado inicial.

Artículo más breve que de costumbre. En este mundo de prisas se agradece. Lo suscribo totalmente.
31/03/22 10:08 AM
  
hornero (Argentina)
El "Liber Sacramentorum" del Cardenal A. I. Schuster, O. S. B., “Estudio histórico-litúrgico sobre el Misal Romano”, (nueve tomos), observa el empobrecimiento que experimentó la Sagrada Liturgia con posterioridad a los siglos XV y XVI que en Italia mostraban “en las Universidades de artes y oficios una cultura catequística y escriturística que nos sorprende vivamente a los que vivimos en este siglo”. La misión pedagógica de la liturgia ha estado presente hasta tiempos recientes (1946, fecha de esta obra), sostiene Schuster.

Luego ha venido el fuerte movimiento de restauración de la liturgia, promovido por hombres virtuosos y de talento.

Hasta aquí las reflexiones del Card. Schuster.

Sin embargo, aquella prometedora obra de renacimiento de la Liturgia se detuvo ante la irrupción arrolladora del mundo moderno en el interior de la Iglesia.

Lenguaje y realidades impuestos por la ciencia y técnica modernas hicieron palidecer las saludables narraciones y valiosas imágenes que eran entonces el recurso para catequizar a los fieles. Pinturas y vitrales exhibían escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento o de la vida de los santos, y las homilías ilustraban a los fieles con palabras de sentido común.

Hoy, una vorágine de progresos y prodigios asolan las mentes de los sencillos y de los instruidos. Los hábitos de diálogos amenos, humanos y cristianos, rotan hacia el vértigo de los sucesos, propuestas y cosas abstrusas. Ya no hay nada que deslumbre, todo parece estar conseguido, las novedades van a años luz delante de las mentes de los hombres.

La Iglesia tiene por delante la tarea urgente de dar una respuesta adecuada a tal extravío. Cuenta para ello con la sabiduría, santidad y poder operante de la gracia que le permiten develar ante el mundo una realidad que sobrepasa infinitamente la de los fantasmas modernos. Pero para ello debe estar iluminada ella misma en sus pastores y sacerdotes, es decir, convertida al espíritu de Cristo.

La educación es una de las tareas eminentes que el cristiano debe cumplir. Es parte fundamental de la evangelización; sin educación no es posible evangelizar.

Educan el padre y la madre cuando enseñan a hablar a su hijo, a caminar, a jugar, a ser persona, y a ser cristiano cuando signan su frente con la Cruz.

Educa el maestro cuando enseña a leer y a escribir, a sumar y restar. Educa el filósofo cuando señala la vastedad de las cosas, los ámbitos de la realidad. Educa el sabio cuando eleva al discípulo a la verdad, a la belleza y al bien.

Educar es santificar la vida e introducir en la eternidad.

Debemos confiar que los pedagogos asuman la conciencia de su deber: reparar los daños causados por el error modernista, destronar a los embaucadores, restablecer la sabiduría en su sitial. No hay educación sin sabiduría; ella revela a los hombres la trascendencia de ellos y del universo que los rodea, al que constituyen.

La vida humana es un torrente que nace del manantial de la Sabiduría y Amor de Dios.. Desde la concepción el hombre resplandece en la sabiduría que el Verbo Creador le participa. Todo hombre es naturalmente sabio, busca la verdad; la vida alienta su dignidad de imagen y semejanza del Creador.

El mundo procura ahogar el resplandor del alma, apartando al hombre de su natural deseo de saber. Es menester que descubramos el misterio de cada ser, que nos deslumbre esa flor, esa ave o esa hormiga que lleva su carga.

El mundo moderno ha llevado a su término la obra destructora del pecado original, hasta amenazarse a sí mismo por su autodestrucción, Tal la dinámica, la lógica perversa del error y del mal.

La defensa de la dignidad de la vida comprende desde la concepción hasta la existencia de las naciones, pueblos y culturas hoy amenazados por el extravío de las perversiones, por el NOM, o por las armas nucleares.

Salvar a un mundo que se suicida es tarea ingente, requiere de la sabiduría, amor, santidad y poder que Dios nos participa por medio de nuestra Madre.



31/03/22 2:55 PM
  
hornero (Argentina)
Para salvar un mundo que se suicida contamos con la intercesión de los santos. La Virgen es su Madre y Reina que acoge sus súplicas y las eleva a Cristo.

Hay santos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, pero aquellos no gozan aún de su plena inserción en la Liturgia. Es una cuestión que estimo conveniente considere la Iglesia. Se cuenta con abundante bibliografía hagiográfica, exegética, teológica y litúrgica.

La Liturgia manifiesta de modo creciente la unidad fundamental del Reino, esto es, del Cuerpo Místico de Cristo. Por tanto debe mostrar la presencia intercesora de los Santos del Antiguo Testamento, conciudadanos de los del Nuevo Testamento.
Miembros todos del Cuerpo Místico de Cristo.

Lo cual implica que a tales santos les sean asignadas fechas de sus celebraciones durante el Año Litúrgico, que la iconografía los represente en los altares, y la arquitectura diseñe templos a ellos dedicados. Podría en este punto considerarse alguna creatividad en la fachada o frontispicio, por ejemplo, para una basílica dedicada a la Creación; otra a Noé, que desde el pináculo señalaría el Arca y la Virgen, Arca de la Nueva Alianza, Arca de Salvación.

La presencia viva de los santos del Antiguo Testamento despertaría en el clero y en los fieles la conciencia de la inmensa majestad de la Nave que atraviesa los tiempos y se encamina a la Eternidad.

La Sagrada Liturgia cumple una eminente misión pedagógica desde los inicios de los sepulcros en las catacumbas. Hoy es necesario que reavive con colores y formas nuevas lo que el paso de los siglos transforma en rutina, en alimento insípido, o en incomprensible arqueología sagrada.

Será una ayuda al renacer de la fe y piedad cristianas en un mundo que muere por carecer de la Vida de Cristo, la única que puede conducirlo a la Eternidad.

Una Iglesia “en salida” debe encaminarse con todo su patrimonio de siglos reunido desde la Creación, en particular desde nuestros primeros padres Adán y Eva. Patrimonio asumido y sobrelevado por Cristo: “He aquí que hago todo nuevo” (Apocalipsis). La Iglesia debe ser instrumento escatológico de Cristo.






03/04/22 12:19 AM
  
hornero (Argentina)
LA CAÍDA DEL PRIMER MUNDO

Cuando Rusia puso sus pies en Ucrania, el “primer mundo” se desplomó.

Fue lanzada la intimación: o aceptan, o armas nucleares.

Y E.U., Inglaterra y Europa, es decir, la OTAN, aceptaron.

Rusia quedó dueña del campo de juego.

Ucrania no es un objetivo, fue un detonante, un fulminante.

Y el NOM explotó ipso facto.

Lo que siguió son cacareos de gallinero, voceados por los medios.

Rusia seguirá su suerte, como el resto del mundo, difícil de saber, porque lo que está en juego es algo más grande que el mundo conocido: la Nueva Edad del Reino, el Mundo Nuevo que viene de parte de Dios, la nueva Jerusalén (Apoc 21, 2): “Lo que está por suceder es algo tan grande como no lo hubo nunca desde la creación del mundo” (Mensaje de la Virgen al P. E. Gobbi, ……,Movimiento Sacerdotal Mariano).

Mas, el tiempo del “hombre viejo del pecado” debe escribir aún los vaticinios de su extinción.

Lo hace en cartones o papeles de finanzas, de dólares o euros que apura en cambiar por rublos.

Que no evitarán la escasez, la hambruna, ni la parálisis industrial-agraria-comercial-importadora-exportadora.

Pero, desaparecerán el aborto, las perversiones, la farándula del consumismo, la estupidez, el terrorismo subvencionado, las barcazas hundidas en el Mediterráneo, la droga, la explotación humana de pueblos y naciones.

No sólo esto, el racionalismo-irracional muestra la inconsistencia de su ciencia y técnicas que lo han conducido al borde del abismo nuclear, del nihilismo y del suicidio; la masonería se desmenuza, y el anti-cristo es apaleado antes de asumir su maltrecho, ridículo y efímero reinado.

Entre tanto, la bobería católica no acierta, unos gimen, otros prefieren no mirar, en espera de una posible rehabilitación de sus burguesas cofradías, consuelo de su orfandad.

Es bueno cuanto ocurre, que sean desmontadas las ficciones, las veleidades de equilibristas y malabaristas, la inepcia de intelectuales incapaces de ver más allá de textos mal aprendidos y peor comprendidos, filósofos, teólogos, canonistas y demás actores de un drama que se les escapa, de un Amanecer que los toma dormidos.

Permanecen en la orilla, no se atreven al océano, ni a escalar las cumbres.

El Día viene a pesar de las brumas, el horizonte se ilumina e invita a los hombres a un canto de gratitud y alabanza a Dios que en su Misericordia ha querido revestir al universo de la Gloria del Altísimo.



04/04/22 3:55 PM
  
hornero (Argentina)
TOMISMO Y MUNDO NUEVO

El retroceso de la cristiandad ante el espíritu del mundo es un hecho comprobado.

El mundo moderno ha impuesto sus dogmas en el campo de la filosofía, ciencias y técnica, arte y cultura, política y economía, y hasta en la teología.

El moderno Moloc abre sus fauces para tragar cuanto de verdadero, bello y bueno había creado el hombre viviente, imagen y semejanza del Creador.

El Moloc exige le sean ofrecidos sacrificios de cuanto sea portador de vida, sólo subsiste lo útil para construir los robot de la moderna Babilonia.

Lo que sorprende es la reticencia de la cristiandad para arrebatar la iniciativa del enemigo. La insuficiencia de su inteligencia cristiana para replantear la realidad fuera de los cauces que el racionalismo-ateo-materialista –nihilista ha impuesto a la Iglesia y a la humanidad.

Y que veamos cómo desde Roma y desde otras muchas sedes episcopales tienden las manos temblorosas en procura de alianzas indulgentes con los poderes mundanos.

Ante tal inoperancia, Cristo envía a Su Madre con su Aurora de luz, sabiduría, santidad y poder que irradia sobre la Iglesia, los hombres y el cosmos, a fin de dar a luz un Mundo Nuevo nacido de su Corazón Inmaculado.

Mundo de vida que sobrepasa infinitamente al mundo moderno de la muerte, de las crisis, catástrofes y extinción.

Porque late con los estruendos ontológicos participados por los vórtices del Verbo Creador en sus arrebatos de sabiduría, amor y poder.

Mundo ante el cual palidecen los astros, languidecen los huracanes nucleares, y tiemblan los demonios.

Desde las profundidades inteligibles de las cosas, la realidad se agita viva al pronunciar el Discurso eminente que Dios le confía: Palabras, textos que cada cosa pronuncia, anuncia y transmite de edad en edad por los tiempos eternos.

Si la cristiandad busca, hallará. Pero que no busque en el mundo, que no dude su inteligencia ni vacile su corazón. Que se lance tomada de las Manos de María al océano de la Fe, Esperanza y Caridad.

Que aborde el misterio de lo que ES.

Santo Tomás de Aquino fue apóstol del SER. Mira benévolo que su pensamiento se apodere hoy de la realidad, de la verdad, de la belleza y del bien, negados, ultrajados, despreciados, burlados y perseguidos.

Que el cielo de los universales metafísicos que conquistó con su genio y santidad se prolongue en magnífica unidad con el cielo de los inteligibles contenidos en el abismo de todo ser material singular, concreto y visible.

Que el universo conocido se dilate tanto más que las galaxias hacia los abismos de su inteligibilidad. Allí esperan las palabras y textos de un Discurso que mana como magma incandescente del seno de la Santísima Trinidad.

Y el mugido del Buey Mudo. filósofo, teólogo y santo de Aquino, habrá hecho temblar la tierra una vez más, como lo predijera San Alberto Magno, su Maestro.




05/04/22 12:13 AM
  
hornero (Argentina)
INSERTOS EN EL SER

“Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy» (Éxodo 3, 14). El Ser absoluto.

También nosotros podemos decir en nuestra medida: “soy lo que soy”, es decir, un ente creado, contingente,participado del Ser divino por el Verbo Creador.

Estamos inmersos en el ser. El ser aletea en nosotros como el ave que entona su trino. Como el trueno lejano que anuncia la tempestad de los elementos.

Tal la vocación indefectible del hombre hacia el ser que nos constituye y nos rodea por fuera nuestro.

La vida es ser, el ser es vida. Reciprocidad ontológica absoluta. Participación de la vivísima relación entre las tres Personas de la Santísima Trinidad.

El mundo moderno niega el ser, combate contra él por todas las formas. Lo anima el anti-ser, el demonio o anti-cristo, porque éste odia al Verbo participado por las cosas creadas a su imagen.

El racionalismo-irracional se acomoda al nihilismo, al aborto, al suicidio y a la guerra nuclear capaz de procurar el suicidio o el asesinato de la humanidad.

De aquí el desprecio hacia la creación, la antipatía hacia lo real; hacia el pensamiento aristotélico-tomista-medioeval, hacia el sentido común, asiento de la tradición.

Volvamos al ser. La conciencia de lo real como verdad objetiva, es principio de sabiduría. Sin ella, ésta no es posible; no podemos escuchar las voces inefables que pronuncian nuestro interior y las cosas que nos rodean.

El ser es un camino eminente hacia su abismo ontológico desde el que fluye el orden magno del universo. En él se funda nuestro señorío participado por Cristo sobre las cosas. Por esto, Pío XII afirmaba que “se puede y se debe restablecer la armonía primitiva”. Cuestión central en la respuesta que la cristiandad debe dar hoy a las demandas de una humanidad desolada, huérfana de respuestas a sus necesidades vitales.

Si se restableciera de modo creciente la armonía de la creación, del hombre en primer lugar, podríamos disponer para llevar a cabo las tareas del Reino, de una potencia de orden inteligible que supera en medida cuasi infinita a la energía de todo el universo o cosmos material.

La Aurora de María es el don de Cristo que hará posible el ejercicio de nuestro dominio sobre la realidad. Ante todo sobre las cosas de la tierra, luego sobre las de los espacios siderales.

Es la respuesta que la cristiandad puede ofrecer a nuestros hermanos los hombres de hoy. Queda atrás el efímero mundo del “progreso” y de los “prodigios”, estéril y mortecino mundo sin fundamentos que lo sostengan.

María mediante el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo nos dispone a entrar por los parámetros sacros de lo INTELIGIBLE DEL SER.




06/04/22 3:24 AM
  
hornero (Argentina)
LA VIDA, UNA LITURGIA

Cuando consideramos el sentido sacro de la realidad, nuestros actos adquieren la condición de actos litúrgicos por los que glorificamos a Dios y servimos a los requerimientos del Reino.

El valor humano-divino del obrar del cristiano hace de él un acto espiritual que vincula el orden natural de las cosas con el orden sobrenatural de la gracia.

No hay actos profanos, sin relación con el Reino. Todo lo que hacemos, pensar, trabajar, amar, está investido, lo sepamos o no, por la gracia recibida en el Bautismo y demás sacramentos. Nuestra vida es sacra a los ojos de Dios, y cuando nos apartamos de Él, profanamos nuestra vida.

El trajín diario ha obscurecido esta dimensión trascendente de la vida. San Pablo nos enseña que por el Bautismo vivimos una vida nueva, la vida de Cristo; hemos sido enjertados en Él, hemos sido recreados al asumir Cristo en Sí todo lo creado, ángeles, hombres y cosmos.

Si las cosas litúrgicas, campanas, mobiliario, ornamentos, cáliz, y demás, son instrumentos del culto divino, cuánto más lo somos nosotros, sacerdotes, reyes y profetas.

Por ello es necesario que la Iglesia acoja de modo pleno en la Liturgia la vida y actividad de los hombres, en particular de sus hijos bautizados, a fin de que dé los frutos que el Reino requiere.

Esto lleva a esperar que la Liturgia ayude a “restablecer aquella armonía primitiva” (Pío XII) que someterá las cosas al señorío del hombre, el que Cristo le participa.

La Aurora de María irradia la luz de sabiduría, amor y poder que han de permitir a la Iglesia y a los cristianos continuar el plan de la creación. Ofrecerá, así, a la humanidad el camino que la introduzca en la nueva Edad del Reino de Dios.



06/04/22 6:45 PM
  
hornero (Argentina)

EL REINO HA VENIDO

Mateo 13,31: «El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo”.

Sea que aremos, sea que escudriñemos las estrellas, todo lo sea para edificación del Reino.

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él” (Col 1, 16).

Esto nos permite entender qué tengan que ver nuestras cosas con el Reino.

Experimentamos lo profano, lo que existe sólo para sí mismo o para nuestras utilidades materiales. No advertimos las relaciones sacras que dan unidad a la vida y al mundo.

Si en un bolillero mezclamos muchísimas letras sueltas que forman palabras y textos, y luego de hacerlo girar surgen de él nuevas palabras y nuevos textos comprensibles, y así siempre después de girarlo, no sabríamos explicarlo. Así sucede con los hechos de nuestra vida y con las cosas, variadísimos y en constantes movimientos y combinaciones, pero siempre mostrando un orden admirable. El mundo no se ha desmenuzado ante el vaivén de los siglos.

Porque una armonía fundamental lo rige sin que sepamos explicarlo. No percibimos que el arado o el telescopio sean instrumentos sacros propios del Reino. Ni que la agricultura o la astronomía realicen actos litúrgicos que edifican el Reino en un himno de gratitud, honor y gloria a Dios Creador y Señor. Y así con todo lo que obramos y acontece.

La vida de la humanidad toda debe ser bendecida por la Iglesia y asumidos sus trabajos y cosas que nos rodean en una sacra Liturgia que haga del mundo un territorio del Reino.

Que la Iglesia, Madre y Maestra, extienda sus ojos, manos y corazón hacia todos los hombres nuestros hermanos, pueblos, naciones y culturas, e invoque sobre ellos las bendiciones del Reino.

Y el grano de mostaza mostrará el esplendor de sus ramas.
07/04/22 3:21 PM

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