Y arrodillándose, lo adoraron

Cuando era pequeño esperaba nervioso la llegada de los Reyes Magos con sus regalos. Los niños siguen aguardando hoy sus regalos con la misma ilusión de siempre, gracias a Dios. Hay tradiciones que la Modernidad todavía no ha sido capaz de corromper del todo. Pero pocos conocen el verdadero regalo de la Navidad, ese regalo que nos enseñan los Reyes.

El verdadero regalo que los Reyes Magos nos enseñan es que la vida es un camino hacia Dios en medio de la oscuridad del pecado del mundo. Que si buscas la felicidad verdadera, tienes que buscar a Dios. Que los poderosos de este mundo no conocen a Dios y que solo quieren matarlo. Y que en medio de la oscuridad de tanto pecado, ha brillado una Luz que nos guía en el camino de la vida hasta llegar a poder contemplar la belleza de ese niño que se nos ha dado para el perdón de los pecados. Cristo es la Luz que brilla en las tinieblas y es Él mismo quien nos guía a su encuentro para que nos arrodillemos y lo adoremos.

Cristo nace en Belén: Bet Léhem (’casa del pan‘). Porque Él es el Pan bajado del Cielo.

Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, no tendrá más ya hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá sed.

Cristo es el Pan del Cielo. Muchos lo vieron y se encontraron con Él pero no creyeron. 

Pero Yo os digo que vosotros me habéis visto y no me creéis.

Ver al Señor y tener una experiencia de encuentro con Él no garantiza en absoluto tener fe. Los que escupían al Señor y lo crucificaron también tuvieron una experiencia de encuentro personal con Jesús. Porque además de encontrar al Señor hay que creer en Él: creer que Él es el Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Y muchos conocen a Jesús pero no creen en Él…

Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en El tenga la vida eterna y yo le resucitaré en el último día.

Muchos vieron al Señor. Muchos se encontraron con Él. Pero la mayoría no creyó en Cristo. Y sin fe no hay salvación. El mundo está muy ocupado y no hay sitio para el Señor. Por eso tuvo que nacer en un establo. Al mundo vino pero el mundo no lo recibió. 

En el mundo estaba y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no lo conoció. A los suyos vino y los suyos no le recibieron. Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.

Los pocos que creemos que no hay otro Salvador que Jesucristo, los pocos que tenemos fe en medio de la oscuridad del pecado de este mundo que nos asfixia, somos hijos de Dios. Somos hermanos, hijos de un mismo Padre: hermanos en Cristo. Y cuando llegamos a los pies de cualquier sagrario, de cualquier templo, sea grande o pequeño, sea una catedral o una pequeña capilla, buscamos la luz encendida y nos arrodillamos para adorar a nuestro Señor, como hicieron los Reyes Magos, como terminarán por hacer todos los pueblo y todos los reyes de la Tierra. 

El verdadero presente de los Reyes es el regalo de la fe que da sentido e ilumina nuestro caminar por este mundo. El final de nuestro camino, de nuestra vida, es Cristo: es la contemplación beatífica de la gloria de Dios para toda la eternidad. 

Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él. Así como me envió mi Padre vivo, y vivo yo por mi Padre, así también el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo, no como el pan que comieron los padres, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

“Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron." 

Hagamos nosotros lo mismo.

5 comentarios

  
TELÉMACO
Amén
06/01/21 4:19 PM
  
Diácono
Sí, lo de adorar postrándose, por desgracia, va cayendo en desuso. Interna y externamente.

En algunos movimientos que se creen muy fieles no lo hacen nunca en la consagración o en la exposición del Santísimo. ¡Y los sacerdotes sin decir nada! Es muy triste.

Voy a ser duro, porque ya uno se cansa. Dejando a un lado la mala formación de recibida por algunos, creo firmemente que el hecho de no arrodillarse ante Nuestro Señor Sacramentado es simple y llanamente falta de fe. Cuando uno reconoce a su Dios y Señor lo de ponerse de rodillas sale solo.
07/01/21 10:18 PM
  
Miguel García Cinto
Tengo 83 años, tensión alta, bajo de hierro y de hemoglobina, lo que es necesario para oxigenar la sangre, padezco EPOC (enfisema pulmonar obstructiva crónica), causada por haber fumado prácticamente un estanco hasta hace once años que lo abandoné. A pesar de cuanto expreso, doy infinitas gracias al Señor por tener una sólida fe.
Como bien dice mi amigo Pedro Luis Llera, cuando entro en una Iglesia, busco la lámpara roja y me arrodillo con mucha dificultad, e incluso durante la Misa en la Consagración, permanezco de rodillas hasta la Doxologia Trinitaria.
A quienes me lean, no piensen que lo que expreso es en por lisonjearme, el fin que busco es testimoniar que con la gracia de Dios, se puede superarlo todo. Mejor aún si acudimos al Señor por medio de su Bendita Madre.
Paz y Bien.
08/01/21 9:23 AM
  
Miguel García Cinto
Diácono:
Lleva usted mucha razón, apenas se arrodilla nadie, y quienes lo hacemos a pesar de estar exentos por la dificultad de sufrir varias patologías, nos esforzamos. Es más, muchos que jamás se arrodillan ocupan los primeros bancos, impidiendo que quienes nos arrodillamos, no podamos ver el altar. No solamente tienen poca fe, además carecen de una mínima formación litúrgica, si la tuvieran deberían saber que tendrían que estar detrás.
08/01/21 10:35 AM
  
Sole
Que hermoso escrito Señor Pedro, coincido que es por falta de fe y también un concepto de Dios como "un amigo más" que se acentúa bastante en las parroquias, pero más allá de eso, sigamos siendo fieles a Nuestro Dios y postremonos ante el.

Bendiciones
10/01/21 11:42 PM

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.