Un año esperando al Forum Alsina

El pasado 16 de Julio se cumplió un año de la designación de Francesc Pardo como Obispo de Gerona. El balance de este primer año de pontificado no puede ser más esperanzador. Su inicio ya fue sorprendente: una alocución en su consagración episcopal, con guiños elocuentes al obispo de Terrassa y a su seminario (textualmente dijo: “a ver sí se nos pega algo del seminario de Terrassa”) y una mención especial al Cardenal Marcelo González Martín y al Cardenal Carles y un silencio, también muy especial, respecto al Cardenal Martínez Sistach. Posteriormente, se ha ido haciendo con la diócesis, fruto tanto de su bonhomía, como de su incansable amor al trabajo. En un año ha visitado más parroquias y se ha entrevistado con más sacerdotes que en los seis años del mandato de Soler Perdigó. Relevante también fue su participación en la procesión de viernes santo, que hacía más de cuarenta años que no presidía el obispo y, después de un año, ha llevado a cabo sus primeros nombramientos, donde se evidencia ya un nítido cambio de estilo. El más importante, quizás, sea la jubilación de Mossèn Modest Prats Domingo, que ha venido siendo el alma mater de la diócesis en los pontificados de Camprodón y Soler Perdigó y que hasta ahora era rector de la parroquia de Santa Susanna del Mercadal. Fruto de su interés por el rejuvenecimiento de la diócesis, se halla el nombramiento como secretario particular de un sacerdote de 29 años, ordenado hace solo tres, Mossèn Jordi Callejón Ferrer. Son pequeños pasos. Que nadie piense que Monseñor Pardo va a entrar en la diócesis como un elefante en una cacharrería, pero esas oscilaciones van en una sola dirección: la renovación de una diócesis que languidecía inexplicablemente. Notable importancia tiene también el acento puesto en la evangelización en los colegios religiosos y el interés palpitante en la juventud y en los nuevos movimientos.

Pero la noticia más extraordinaria de este año de pontificado ha sido la ausencia absoluta de oposición, especialmente ejemplificada en la desaparición del Forum Joan Alsina. No se olvide que el citado foro (que decía- con notable exageración- que contaba con setenta sacerdotes diocesanos) se había convertido en un poder fáctico en la diócesis. A día de hoy, esa corriente opositora se ha disuelto como un azucarillo. Este grupúsculo, incubado durante los años del obispo Camprodon, nació en el año 1999, como una reacción a la desautorización vaticana a las absoluciones colectivas. Enseguida tuvo un notable eco mediático, por su demanda de una iglesia más democrática o por ser partidarios de la abolición del celibato obligatorio para el sacerdocio así como de la ordenación femenina. Pero nunca pasaron del mucho ruido y pocas nueces. Lo único que consiguieron fue un injustificado temor a sus tomas de posición. Pero el Forum Alsina no era más que los últimos estertores de una progresía que ya no aportaba nada. No tenían vitalidad pastoral, no gozaban de seguimiento juvenil y sus parroquias se hallaban en caída libre. Por el contrario, tanto los nuevos como los antiguos movimientos (especialmente la Comunidad de San Egidio, el movimiento de Schönsatt y el Opus Dei) se hacían cada vez más presentes en Gerona. Con mayor empuje, con más entusiasmo, con notable audacia. A día de hoy, el Forum Alsina se halla prácticamente muerto. Ellos que tanto habían predicado el signo de los tiempos, no han sabido adaptarse ni al mundo cibernético. Pueden entrar en su web y comprobar que su última actualización es de 21 de mayo de 2008. Desde que fue nombrado el obispo Pardo, ni tan siquiera han podido hacer ni un triste artículo. Están en trance de disolución.

La fáctica liquidación del Foro nos debe llevar a dos conclusiones. La primera es que muchas veces se da pábulo mediático a determinadas formas opositoras en la iglesia, que no tienen poder real, ni vínculo alguno con la feligresía. La segunda es la importancia de un obispo que posea la suficiente personalidad, capacidad e inteligencia para distinguir lo relevante de lo irrelevante. Es la diferencia entre Gerona y Barcelona. Pardo ha ignorado totalmente al Forum Alsina. No se ha sentido tributario de sus hipotéticas reclamaciones, no solo por ser las mismas contrarias a la doctrina de la Iglesia, sino porque no quiere perder el tiempo, ni hipotecar el futuro de la diócesis, atendiendo a fracciones minúsculas, cuyo ascendiente es totalmente irreal.

Monseñor Pardo es uno de los representantes de la renovada iglesia catalana. Una iglesia que se está reformando profundamente y que, probablemente, solo tenga, a día de hoy, el escollo de Barcelona. Pero, tiempo al tiempo, porque a lo mejor hasta su obispo auxiliar, el hoy maniatado Taltavull, también será, en un futuro, un adalid de esa renovación. Por ahora, haciendo gala de su calma menorquina, va dando minúsculos pasos. En su día, ya les informé que había presidido la procesión de María Auxiliadora, en la iglesia de los Salesianos de Rocafort, una de las parroquias del ranking. Este fin de semana ha podido confirmar en la Parroquia de la Miraculosa, una de las iglesias más dinámicas de nuestra diócesis. Escoge bien, Monseñor Taltavull. Allí donde le dejan escoger, porque él no va a llevar la contraria jamás a Sistach, ni tan siquiera a sus vicarios episcopales, que por no molestar, casi ni respiran, y acuden a confirmaciones en sustitución del Cardenal. Taltavull da pequeños pasos. Ahora que estamos en tiempo de conmemoración lunar –y salvando las distancias- esperemos que sean, en su día, un gran paso para la humanidad. Al menos, para la humanidad de los católicos catalanes.

Oriolt