Más sobre la pastoral de la salud en Barcelona


Vuelvo a la carga sobre el tema de la Pastoral de la salud en la archidiócesis de Barcelona, después de mi reciente escrito en que plasmaba mi primera impresión sobre la nueva delegada, Doña María José Martínez Lapeña, el motivo es el correo electrónico que he recibido por parte del delegado de Pastoral de la Salud de la diócesis de Terrassa, el Rvdo. Alfons Gea Romero, que a la vez es el secretario del Secretariado Interdiocesano de Pastoral de la Salud de Cataluña. En el citado mensaje el Rvdo. Gea me hace unas puntualizaciones que creo interesante poder comentarlas.

Quede claro de antemano, que respeto profundamente al Rvdo Gea, del que tengo muy buenas referencias tanto como párroco en Terrassa, como de capellán de hospital. Y si Don José Angel Saiz lo ha puesto como delegado en su diócesis, por algo será.

Me dice el Rvdo. Gea que la charla que debe dar el “episcopable”* Sebastià Taltavull estaba prevista antes de la llegada de la nueva delegada, por tanto en tiempo del anterior delegado, pues ahí queda la clarificación, aunque tengo que decir que hablar del Rvdo. Forcada o de Doña María José Martínez es como aquello de “tanto monta, monta tanto”, puesto que ya he comentado que fue el Rvdo. Forcada quien la aupó y la promocionó para el cargo. Por otra parte me dice el Rvdo. Gea que el amigo “Tià” dará otras conferencias en otras diócesis catalanas, pues esto me reafirma en que al Rvdo. Taltavull tendremos que denominarlo a partir de ahora como “Míster Conferencias” porque no para el hombre de dar charlas por toda la geografía catalana.

Me clarifica también el Rvdo. Gea que el Dr. Forcada es una buena persona, y no le quito la razón, en ningún momento he dicho que fuera mala persona, lo único que he dicho es que no ha estado a la altura de su cargo, y que ha tenido demasiado abandonada la pastoral de la salud en los grandes hospitales públicos de nuestra diócesis que en algunos cosas dan verdadera pena.

Les contaré una anécdota, fui requerido en uno de los mayores hospitales para dar la extremaunción a un moribundo, cuando se enteró el capellán de turno de aquel hospital de mi presencia vino a saludarme, estuvimos charlando un rato y en seguida empezó a explicarme sus penas. Amargamente el capellán (ya fallecido), me habló de que faltaba personal y que estaban en cuadro, que no daban abasto, que se tenían que quedar varias noches seguidas enteras de guardia, que no podían hacer vacaciones y otras cosas por el estilo, pero lo peor de todo me dijo es la sensación de abandono por parte del obispado y de la delegación, ingenuo yo en ese momento le dije que por qué no explicaba todos sus sentimientos al Dr. Forcada, y él me respondió con cierta agresividad: “Ése, está siempre en el extranjero con sus exposiciones de cuadros”. Para quien no lo sepa, el Rvdo. Forcada, como otros miembros de la Casa de Santiago, tiene muy acentuada la vena artística y hace exposiciones por todo el mundo de sus obras. Entiendo que la respuesta fue visceral, y probablemente algo injusta, pero demuestra el sentimiento de abandono de algunos capellanes de hospitales por parte de su delegado.

Me dice por último el Rvdo. Gea, que el delegado (o la delegada) no puede hacer nada si los sacerdotes no hacen bien su misión en los hospitales, y le doy toda la razón, pero es que ese no es el problema. Yo no me quejo de los sacerdotes que están haciendo ese servicio, sino del pasotismo de la diócesis y de su hasta ahora delegado que no buscan soluciones para superar los déficits de atención espiritual en los hospitales públicos que a veces están bajo mínimos. Nuestro arzobispo pasa del tema y eso que recibe una morterada económica por parte de la Generalitat por ese servicio, pero él no invierte ni un céntimo de ese dinero. Porque a los sacerdotes que hacen este servicio no les paga ni un euro más por su abnegada tarea sino que tienen que contentarse con su sueldo de clérigos. Así no me extraña que le cueste encontrar candidatos, porque nadie quiere hacer este servicio en condiciones tan pésimas. Y yo me pregunto ¿Por qué los sacerdotes que se dedican a la enseñanza reciben un suplemento económico por su tarea docente y los que se dedican a la sanidad no? Luego pasa lo que pasa, que acaban yendo a los hospitales los sacerdotes que no saben dónde poner o los que vienen de otras diócesis y que no pueden negarse.

*En el momento de la redacción del artículo


Antoninus Pius

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