Sistach pide la venia a la Peiró
La Eminentísima sagacidad de n.s.b.a. ordinario de Barcelona, ha publicado urbi et orbe, en los fraternales coloquios “in camera caritatis” de las sobremesas clericales y sobre todo en todos las oportunidades que ha tenido de conferenciar con los políticos de izquierdas, que, ante la beatificación del Dr. Samsó, había visitado personalmente en Mataró a la hija de Joan Peiró (en la fotografia), el jefe jerárquico de los ejecutores del Dr. Samsó.
Y parece que dicha señora dio su nihil obstat.
La útil gaceta mediática, que es el “parochus interruptus” de Badalona, ha dado, por todo el arciprestazgo de Mataró, abundantes detalles de la visita a quien ha querido escucharle. La visita se efectuó en la tarde del día 27 de julio de 2009. Era la fiesta de las Santas Patronas de Mataró, Juliana y Semproniana, vírgenes y mártires de la época romana. Al Cardenal Sistach le acompañaron el inagotable informador, el sudoroso secretario de Su Eminencia y, por expresa indicación del purpurado, ese prelado mataronés que, si no conociéramos su abundante currículum académico, pensaríamos que es un ingenuo incapaz de darse cuenta que, desde hace años, ha estado colaborando, ayudando y sirviendo a quienes les ha faltado tiempo para sacarle los ojos: Jubany, Carles, Soler Perdigó, Traserra, Carrera, Tena, Vives y Sistach.

Parece que forma parte de nuestro sentimiento colectivo enaltecer apresuradamente lo que mejor estaría en claro silencio hacia los hombres para saber ser digno interlocutor de Dios. No han faltado, en nuestra ajetreada vida social catalana, ejemplos de nerviosismo ideológico cada vez que por fragilidad humana algún identificado como valedor de la patria nacionalista ha dado el paso a la eternidad (según se mire). Tenemos en nuestra memoria ceremonias laicas o, lo que es lo mismo, homenajes de despedida de este mundo de los más variopintos personajes de la literatura, del espectáculo o de la política en las que preside la simple palabrería sin sabor a trascendencia. De un retroceso semejante quedarían estupefactos hasta los mismísimos faraones reunidos en asamblea cultual deseosos de seguir a sus sacerdotes en la ejecución de los rituales más ancestrales. Aquí no se les pega nada. Escondiéndose detrás de su nihilismo cuanto más bajo descienden a lo soez del lenguaje y al vacío de los gestos, más se les identifica como sensibles, avanzados e incomprendidos. En algunos casos son premiados y enaltecidos itinerarios vitales auténticamente suicidas cubiertos con el nada sospechoso disfraz de lo heroico. En resumen, cuanto más una vida tiene de esperpéntica y en la que puede encontrarse de todo menos fidelidad y coherencia, tanto más goza de reputación para organizar la procesión de muchos contemporáneos nuestros dispuestos a volver a su propio vómito. Es curioso que, a pesar de que en estas ceremonias y homenajes, acudan muchos admiradores muy pocos están dispuestos a imitar el modelo con pies de barro que yace ante sus ojos.
El 6 de junio de 1960 se había creado la Comisión litúrgica preparatoria y era nombrado presidente de la misma el prefecto de la Congregación de Ritos, cardenal Gaetano Cicognani (en la fotografia), el 11 de julio se nombró secretario al padre Anibal Bugnini y también se nombraron todos los miembros de la Comisión y los peritos de la misma, en un total de 65.