Para el obispo Novell, Sistach se rodea de “adláteres”

Este martes Infocatólica publicaba una muy interesante entrevista al obispo Xavier Novell de Solsona. Personalmente estoy de acuerdo con el contenido de la entrevista así como el artículo comentario “Mons. Novell es un obispo germinante aunque no lo sepa” de Luís Fernando Pérez Bustamante publicado en la misma publicación electrónica. Así mismo subscribo absolutamente la afirmación del obispo Novell que el cardenal Sistach se rodea de adláteres para el gobierno de su diócesis.

Nosotros, como diario electrónico, hemos sido testigos de los cambios que ha supuesto Internet. Por ejemplo, un mayor escrutinio público de lo que sucede en la Iglesia. ¿Eso es algo bueno?  

Yo pienso que sí. En estos momentos, quien quiere informarse de lo que ocurre en la Iglesia , no mira la televisión, no lee los periódicos ni escucha la radio, sino que se informa a través de las plataformas como InfoCatólica y otras que existen, que le dan el pulso de la Iglesia de forma directa y constante, casi en tiempo real. Yo creo que es un instrumento muy interesante, porque muchas veces son plataformas muy eclesiales, con lo cual la versión de lo que vive la Iglesia es una versión menos sesgada.  

Es verdad que hay alguna plataforma anónima, cuyos objetivos son críticos por sistema contra determinados obispos. En Barcelona está clarísimo, Germinans Germinabit . Yo no leo esta página, pero existe y hay muchísima gente que la lee. Muchas veces la Delegada de Medios me dice “Ha salido en Germinans” y me pasa el papel. Hay como un pacto de silencio y no se puede pronunciar este nombre. Cuando una plataforma no tiene rostro, es anónima, y tiene esa intención a mi juicio tan destructiva de atacar sistemáticamente al Arzobispo de Barcelona y a sus adláteres , entonces creo que no es una fuente de información fidedigna.  

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española adlátere significa ‘persona subordinada a otra, de la que parece inseparable’ y añade que es de uso despectivo y forma común para los dos géneros. En realidad, el sentido despectivo suele afectar tanto al adlátere como a la persona de quien depende y, por ello, su significado incluye matices semánticos a los conceptos de subordinación e inseparabilidad: actualmente se califica así a quien no solo acompaña subordinadamente a alguien que actúa mal, sino que lo adula y apoya en sus acciones con el fin último de beneficiarse. Por esta razón, en algunas ocasiones puede llegar a ser sinónimo de compinche. El mismo diccionario propone diferentes ejemplos de su uso.

“La indirecta legalización de la izquierda abertzale que suponen las papeletas de Bildu podría cerrar una etapa de excepción impuesta por el terrorismo etarra y sus adláteres .” (diariovasco.com, 22 de mayo del 2011)  

“[Milosevic] ha acumulado un sinnúmero de poderosos y violentos enemigos. Los primeros son los adláteres del pistolero Arkán.” (Clarín, 9 de octubre del 2000, Argentina)  

“’Tertulianos y adláteres’ , como les llamó Felipe González en tono despectivo, han cerrado filas y dictado sentencia” (Luis Oz, El Mundo, 26/01/1996)  

“Se trataba del saqueo generalizado de los fondos por Vera y sus adláteres en su propio beneficio…” (“Fondos reservados”, Heraldo de Soria, 22 de septiembre del 2004)  

Mons. Novell confirma así al sagaz Oriolt cuando cualifica a los colaboradores más estrechos, al entourage , del obispo barcelonés como “Sistach macoutes”.

Oriolt acuñó este neologismo basándose en los Tonton macoutes, término criollo utilizado para designar la policía secreta del dictador de Haití François Duvalier ( Papa Doc ).

El nombre “tonton macoute” debe su origen a un personaje del folklore rural haitiano que iba vestido con traje azul y rojo y un gran saco en bandolera llamado “macoute”, es decir el “croque-mitaine” para asustar a los niños que en Cataluña llamamos “l’Home del Sac”, o en Castilla “el Coco”.

Así las cosas, “macoute”, palabra de origen antillano que precisamente designa una bandolera, acabó aterrizando al español para quedarse como nuestro “macuto” que se lleva “a latere”, al lado, origen etimológico de “adlátere”.

Con fina ironía, los haitianos comenzaron utilizar el apelativo “tonton macoute”, ese gigante de la mitología infantil famoso por llevarse en su saco “macoute” a los niños que no se portan bien, para designar a la policía secreta de los Duvalier que hacían desaparecer a los “niños malos”, los disidentes políticos, que no se doblegaban a su régimen.

El subconsciente ha llevado a definir, por parte del obispo Novell, a los más estrechos colaboradores de Sistach como “adláteres”. Mientras, más cercano al teatro de los acontecimientos, Oriolt los bautizó de otra manera seguramente pensando que hubiera sucedido con los redactores y colaboradores de Germinans si no se hubiera utilizado el anonimato.

Luis Fernando Pérez Bustamante, conocedor de los “deletéreos” intentos de acallar la voz de Germinans, lo explica con claridad meridiana: “sabemos muy bien que ese anonimato es un seguro de vida eclesial, sobre todo para los sacerdotes que forman parte del proyecto. No sé si lo harán ellos, pero yo algún día daré todos los detalles de las presiones y jugarretas llevadas a cabo para acallar la voz de aquellos que, simple y llanamente, no se quisieron quedar de brazos cruzados mientras su Iglesia local se iba por el sumidero de la secularización progre-nacionalista. Quizás eso no lo puede decir un obispo como Mons. Novell. Germinans sí. Nosotros también”.

Quinto Sertorius Crescens