¡Basta del falso Neo-sacerdocio que nos inculcaron!

Mn. Josep Anton Arenas

Mn. Salvador Bacardit

Mn. Josep Maria Turull

La conclusión del presente Año Sacerdotal debe llevarnos a realizar sólidas conclusiones y a afianzar principios, huyendo de la fácil tentación de quedarnos en generalidades y reacciones puramente emocionales que fácilmente derivarían en superficialidades.

Y nada es posible sin la contextualización en nuestra realidad eclesial, en el tan manoseado “Sitz in leben” (lugar en la vida) del que tanto se llenaron la boca todos aquellos que haciéndose el modernillo se embadurnaron de altisonantes vocablos alemanes que les daban pedigrí.

En nuestra archidiócesis de Barcelona hemos vivido durante más de 50 años una autentica “entmithologisierung” (desmitologización) del sacerdocio de la que han sido protagonistas toda esa serie de personajes que desde su arribo el Cardenal Martínez ha colocado al frente de los puestos de responsabilidad y decisión de la Diócesis. Baste citar tres ejemplos paradigmáticos correspondientes a tres generaciones diferentes: Mn. José Antonio Arenas (nacido en 1932), Mn. Salvador Bacardit (nacido en el 52) y Mn. Josep Maria Turull (nacido en el 1966). Hay muchos denominadores comunes entre los tres sacerdotes más allá de los presupuestos ideológicos que los hermana y la común característica de hacer gala de una multitud de cargos diocesanos acumulados. Pero el más sobresaliente y que aquí nos interesa es haber tenido en sus manos la formación sacerdotal en nuestra diócesis conduciéndola hacia un modelo de sacerdocio secularizado al que ahora, por si no había quedado claro durante todo el pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia ha dicho que basta.

Ellos, y destacamos al siempre jocoso y “desmitificador” Arenas, ridiculizaron y abominaron de todo aquello que la Iglesia ahora nos repite y está en la base de la vocación y la vida sacerdotal.

•  Abominaron de las precoces vocaciones de monaguillos enviados a los seminarios menores aunque los tres crecieron y se educaron en el Menor de la Conrería.

•  Persiguieron la piedad eucarística y mariana tachándola o de ñoña esta última o de desenfocada la primera: la reserva eucarística en el sagrario, recalcaban es sólo para la comunión de los enfermos. Resulta más que obvio decir que persiguieron el rezo comunitario del Rosario y la encomiable costumbre de la Acción de Gracias después de la Comunión.

•  Abogaron por una imagen secularizada del sacerdocio y de la vida consagrada no sólo vistiendo como laicos con traje y corbata (Arenas) o sueter color ala de mosca (Bacardit y Turull) sino haciendo bandera de un estilo de vida burgués aseglarado o burgués izquierdoso (viene a ser lo mismo pero este último se presenta con un fashion de color de “gos com fuig” -de huida de perro- estilo Mn. Quim Cervera -en la fotografía de la derecha- y Casimir Martí : vease Polígono El Gornal)

•  Desacreditaron con sus malas prácticas y abusos el sacramento de la Penitencia, promoviendo las absoluciones colectivas, y reduciendo la auténtica Dirección Espiritual que la Iglesia propone a sus seminaristas, sacerdotes y a todo el laicado en general, a una charla de “acompañamiento” ( el cacareado “cheminement” de los sulpicianos progres que destruyeron los seminarios franceses a partir de los 60). Evidentemente ese “acompanyament” acababa por conducir a todas las vocaciones hacia el Padre Font, jesuita entonces responsable de la Fundación Vidal y Barraquer, Instituto Universitario para la Salud Mental. Sin olvidar el marchamo de calidad que uno adquiría si pertenecía a un grupo de revisión de vida, característica casi imprescindible para poder ser ordenado.

•  Denudaron, por no decir desnudaron, toda la liturgia de la Iglesia de todo aquello que fuese más allá de la estética minimalista por la que abogaban: suprimieron las casullas, el lavabo, los acólitos, las campanillas, las bandejas de comunión, las cruces y los candelabros en el altar, las finas vinajeras de cristal tallado, los cálices en los prescritos metales nobles y en su lugar instauraron altares Pinipón con manteles hasta el suelo estilo “casa Presley”con una vela en un bol y tres flores en otro colocados de manera asimétrica, cálices y bandejas de cerámica, albas de pre-mama color “crema catalana”con estolones como único ornamento litúrgico, exterminación de todo monaguillo revestido (solo “chicos y chicas para hacer la lectura”). Decían que ese minimalismo estético era necesario para que despojados de todo pudiésemos buscar los senderos interiores.

Ellos fueron los que sugiriéndonos ser “llevat en la pasta” (fermento en la pasta) hicieron todo lo posible para que el clero no fuera clero sino hombres como los demás “animadores de la fe de las comunidades” es decir grupos reducidos de concienciación y vivencia eclesial coordinados entre si por un presidente-celebrante que eras lo que tu tenías que ser: el Manel, el Pep, l´Oriol, el Pere…

Y todos estos, queridisimos lectores, son que lo aún ahora siguen teniendo en sus manos el destino del sacerdocio en nuestra diócesis y con este, las riendas y el futuro pastoral de nuestra Iglesia. Estos han sido esta semana el séquito del que a querido acompañarse en Roma nuestro más alto Pastor y Guía. ¡Con esta guirnalda de perlas ha adornado su episcopal mitra Sistach!

Mn. Antoni Matabosch

Mn. Salvador Pié

Mn. Jaume Aymar

Pero desde Germinans decimos ¡Prou! ¡Basta de una vez por todas de hipocresías y falsedades! ¡Basta de reírsenos en la cara!: los que estuvieron y están al frente de la destrucción del sacerdocio y de la diócesis no pueden estar ni un minuto más al frente de ella.

La recomposición del patrimonio espiritual y la renovación pastoral de la Archidiócesis debe ser puesta en manos de aquellos que siempre han profesado, vivido y trabajado por todo aquello que el Papa está proponiendo a toda la Iglesia y que constituye el único camino posible de recuperación del catolicismo en Cataluña.

Y de no ser así, la responsabilidad incluso del derrumbe económico al que nos vemos abocados, adquirirá única responsabilidad moral, con nombres y apellidos: Luis Martínez Sistach. Que tome nota el Sr. Cardenal aunque el reverendo contable Mn. Matabosch (el de los 14 cargos) se lo niegue.

Estos fueron los ideólogos en el candelero, estos los que tienen ahora la sartén por el mango.

Y no cejaremos en nuestro empeño hasta pasar cuentas, céntimo a céntimo, con todos aquellos que disponiendo despóticamente de personas y haciendas, han llevado al suicidio al catolicismo en nuestra tierra.

Prudentius de Bárcino