Taltavull no tiene password

El próximo día 28 de enero se va a cumplir un año del alumbramiento con fórceps de Sebastià Taltavull como obispo auxiliar de Barcelona. Desde entonces, el clero y la feligresía barcelonesa se pregunta: ¿dónde está Taltavull? Lleva un año de obispo auxiliar y para muchos es un perfecto desconocido. Pero sí existe respuesta al interrogante: en el Palacio Episcopal. Allí lo encontrarán a todas horas. ¿Recibiendo visitas? Quiá! Rodeado de papeles. “En la firma”, como se suele decir en el entorno judicial. Ejerciendo de mero y simple vicario general. Un número dos - absolutamente número dos- de la diócesis. Su misión de amanuense se ha visto notablemente incrementada con la última tarea que le ha encomendado el cardenal: elaborar el temario de formación permanente para sacerdotes y diáconos, con el título “El prevere, amic de Crist”.

Este es el día a día del obispo auxiliar de Barcelona. Un auxiliar al que no se le ha habilitado ni una simple estancia en el palacio episcopal, teniendo que residir en el geriátrico sacerdotal San José Oriol. Un prelado que ni tan siquiera ha dado una entrevista a algún medio de comunicación, que no sea estrictamente diocesano (no es necesario que conceda 30 entrevistas en una semana como Munilla, pero es que no ha atendido ni a nuestro amigo Oriol Domingo). Un obispo absolutamente arrinconado, carente de poder real, con la servidumbre diaria de ocuparse de toda la burocracia que genera la diócesis. Como ya les comenté en alguna otra ocasión, un obispo que preside la celebraciones sin báculo (salvo en la parroquia de la Concepción, en la que surgió un cayado por arte de magia), aunque ahora entiendo que no se trata de una moda progresista, sino de una metáfora visual. Es un obispo sin autoridad.

Y eso que, en las pocas celebraciones a las que ha acudido, ha causado una excelente impresión. También se lo he contado. Don de gentes, recursos homiléticos, capacidad didáctica, naturalidad y coherencia doctrinal. Tal como dijo mi admirado Antoninus Pius, Taltavull pudiere parecer un nuevo Carrera. Un obispo querido por los distintos sectores de la diócesis. Pero aparte de la veteranía y la astucia del malogrado bisbe Joan, existe otra diferencia primordial: Carrera tenía un ámbito real de poder. Se encargaba de la zona episcopal del Maresme y del Besós. Cuando el Cardenal Carles contó con cinco auxiliares dividió la archidiócesis en zonas episcopales. Además de la citada zona de Carrera, Soler Perdigó se encargaba de la que hoy supone la demarcación de Terassa y Vives de la que hoy pertenece a Sant Feliu de Llobregat. Tena y Traserra se dividían la ciudad de Barcelona. El “reaccionario” Carles descentralizó la diócesis y delegó sus funciones muchísimo más que el “dialogante” Sistach. Aunque cueste de creer, el impresionante éxito de la actual diócesis egarense tiene sus raíces en la labor de Soler Perdigó en aquella zona y, especialmente, de quien era su vicario episcopal: el Doctor Martínez Porcell.

Por el contrario, Taltavull no tiene asignada ninguna zona, ni ostenta poder especial alguno, aunque sea por delegación del arzobispo, como sucedía en los tiempos del Cardenal Carles.

Todo tiene su explicación. Entre Sistach y Taltavull no ha habido feeling desde el principio. Ya sabemos que nuestro cardenal se obstinó con el nombramiento del chico del megáfono, hasta el extremo de impedir la anhelada jubilación de Carrera. Una vez falleció éste, tuvo que aceptar el mal menor de Taltavull, so pena de quedarse sin auxiliar. Además, aunque Taltavull era conocido en algunos ámbitos de la diócesis, no era “un dels nostres”, algo que en este ambiente de sacristía sin ventilar, goza de mucho predicamento.

Y no se crean que Sistach ha desistido de la opción Turull. Ya les expliqué que está intentando introducirlo para Solsona, aunque últimamente suena otra jugada. Como lo de Solsona va para largo, quizá sería mejor promocionar a Taltavull como sustituto de Traserra, después de un año y medio largo de auxiliar y volver a probar con que se cumpla su sueño: el fámulo auxiliar que pasa del megáfono a la mitra.

Todo eso está haciendo mella en el buen carácter de Taltavull. Se le ha visto particularmente nervioso estos días durante los fastos de la beatificación del Doctor Samsó. Es humanamente comprensible. Lleva un año de papeleo y escasa actividad pastoral. Incluso tiene que pedir la contraseña del ordenador. Y el password para relacionarse con el pueblo fiel. Que es exclusivo de Sistach.

Oriolt